El señor Williams carraspea un par de veces como para recuperarse de su distracción y yo me ruborizo porque la mera idea de considerar que él me estuviera viendo interesado me causa desconcierto e interés a la vez.
- Enfócate, Ámbar. Estás aquí por el empleo – me reprendo a mí misma mentalmente.
- Bien, señorita Shein. Le tengo algunas preguntas que debo hacerle por protocolos de la universidad. ¿Le parece bien? – tiene la mirada en un formulario.
-Adelante, por favor – le respondo.
- ¿Con cuáles tres características se definiría a sí misma?
- Pues soy responsable, sincera y servicial.
- ¿Cuáles considera usted que son sus debilidades?
- Hmmm – pienso antes de responder – creo que sería la misma sinceridad y la rectitud, a veces puedo excederme un poco con las exigencias.
- ¿Ah sí? ¿Cómo es eso? – dice y parece estar muy interesado de repente.
- Le exijo a mis estudiantes todo lo que sé que pueden dar y quizás espero demasiado lo que me lleva al desánimo – aclaro para que no piense mal.
- Muy bien, eso me parece muy bien – toma unos apuntes en el formulario y quisiera ver qué es lo que dice, pero no puedo.
Continúa con la siguiente pregunta:
-¿Implica un problema para usted trabajar el mes que viene?
- En lo absoluto.
- ¿Tiene inconvenientes con preparar el programa de clases? Asumo que no, dada su experiencia.
- No, para mí la planificación escolar no es un problema.
- ¿Está trabajando en un centro ahora mismo? – dice mirándome a los ojos.
- Sí, estoy trabajando en el colegio Buenaventura como le dije, pero de ser aceptada para este puesto, en caso de no poder coordinar horarios, lo dejaría para quedarme acá.
-De acuerdo. ¿Cuál es su estado civil? – me mira de reojo la mano izquierda como si buscara un anillo. Me sorprende la pregunta, pero ellos sabrán porqué la hacen.
- Soltera – le digo sin más.
- ¿Tiene usted hijos?
- Ninguno – “¿Por qué?” Quisiera añadir, pero una vez más me abstengo de hacerlo porque no soy yo quien hace las preguntas.
- Como maestra de letras, ¿Podría decirme cuál es su autor favorito? – dice mirándome a mí y no al formulario y dudo si en verdad todas esas preguntas están ahí o si ha sido inventada por él como decano.
- No podría escoger solo uno. De todos tengo algo que admirar y un estilo que imitar – le respondo.
Él se queda serio y asiente con la cabeza.- Bien, eso es cierto. Eso será todo, no tengo más preguntas de mi parte.
Toma un respiro y examina los papeles que tiene delate suyo. Yo estoy en ascuas pensando que mis respuestas estuvieron decentes, pero no sé si sea lo que ellos buscan.
- Debo decirle que, a pesar de los muchos candidatos entrevistados, creo que la posición será suya, debido a que su expediente sobrepasa con creces los de los demás. En adición a eso, creo que tiene lo que estamos buscando para ser parte de esta universidad, basta experiencia en la enseñanza.
Su respuesta es casi como que me digan que me he ganado la lotería. En mi rostro se planta una sonrisa de mil watts.
- ¡Gracias, señor Williams! No sabe cuánto significa para mí esta oportunidad. Tenga seguro que no le defraudaré – le extiendo la mano energéticamente y quisiera abrazarlo de la emoción, pero me contengo porque literalmente este hombre que está como un bombón, va a ser mi jefe y recién acabo de conocerlo.
Por lo visto mi reacción logra arrancarle una sonrisa, pero la borra de pronto, diciéndome:
- Ya los términos de salario y demás bonificaciones podrá discutirlos con el departamento de recursos humanos. Ellos le contactarán más adelante, pero desde ya le doy la bienvenida a la familia de Oxford.
Me extiende la mano y yo le tiendo la mía, sin embargo, a diferencia del leve apretón de manos que esperaría de él, dada su rectitud y seriedad, me acaricia la palma imperceptiblemente y se queda con mi mano entre la suya unos segundos más de lo requerido por el protocolo, a la vez que me mira a los ojos con una mirada retadora.
Yo me sobresalto porque no esperaría una acción como esa de alguien como él. No sé si son alucinaciones mías o si en verdad me ha acariciado a consciencia, solo me limito a retirar la mano y agradecerle por haberme recibido.
- Tenga buen día, señorita Shein. Espero con ansias volver a verla.
Salgo de la oficina con una mezcla de emociones: confundida por esta última reacción del decano Williams y a la vez pletórica porque me han dado el empleo. Saludo a la secretaria y me dirijo a mi auto, no sin antes verme la mano con disimulo, cuestionándome sin en verdad pasó lo que creo que pasó. Sin darle más vueltas, salgo del campus en mi cacharrito que he comprado con mi salario de maestra y decido detenerme en algún lugar para desayunar, puesto que como ya se me han ido los nervios, una hambre voraz se ha apoderado de mí y no creo que aguante llegar a casa.
En el camino hay un McDonalds y como aún no son las doce, puedo escoger el menú de desayuno.
Cuando ya he ordenado y estoy sentada en la mesa tomándome un capuchino con unos waffles con tocino y huevos revueltos, tomo mi celular para responderle a Sandra, quien me ha escrito para saber qué tal ha ido todo.
- ¡De maravilla, me han dado el puesto! - le escribo con carita feliz.
Ella me responde con muchos globos y añade:
- ¡Esta noche vamos a celebrar!
Yo me río mientras como mi desayuno y sé que cuando se refiere a celebrar, la cosa es a otro nivel. No me importa desvelarme porque como estamos de vacaciones, no tengo que trabajar, así que me preparo mentalmente para lo que esta noche nos espera y a la vez vuelto a pensar en la caricia del decano.
Estamos a mediados de agosto así que todavía el calor del verano es palpable aquí en Boston. La temperatura está en treinta grados y hace un día soleado. Luego de la entrevista siento que el sol brilla aún más y que el cielo es más azul que de costumbre. Eso es la alegría de haber sido contratada. Tras haber desayunado en McDonald, regreso a mi apartamento para cambiarme el traje y los tacones y seguir con mis cosas, aunque no tengo muchos pendientes dado a que estamos en vacaciones y no tengo que ir al colegio.Al llegar a casa, Sandra no está en el edificio, está trabajando en el centro odontológico que ella emprendió, hace dos años. Yo voy a mi habitación, me cambio la ropa por algo mucho más cómodo y decido ponerme a limpiar mi habitación un poco con la aspiradora. Luego de aspirar, lavo algunos platos sucios en el fregadero y saco la basura. Eso es lo bueno de vivir con Sandra, que ella siempre mantiene la limpieza lo que hace que la convivencia sea mucho más lleva
Me despierto desorientada porque he tomado un siesta y no estoy segura de qué hora es. Mi habitación está a oscuras, pero alcanzo mi celular y veo que son casi las ocho de la noche. Salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina para buscar algo de comer. Sandra ha caído dormida en el sofá y la despierto porque debemos prepararnos si vamos a salir.Caliento la pasta que me ha dado mi madre para las dos y comemos mientras vemos algo en la tele. Para nosotras, las diez de la noche es la hora perfecta para salir, sobretodo para mí, que estoy libre todos estos días, hasta que se reinicie el año escolar. Terminamos de comer y nos vamos a nuestras respectivas habitaciones a prepararnos. Tomo una ducha rápida y decido ponerme algo cómodo, porque la noche es húmeda y hace bastante calor. Opto por un vestido corto color turquesa de algodón, junto a unas zapatillas color crema de plataforma. Mi pelo se ha secado al natural luego de haberlo mojado en la piscina y me limito a
Es jueves y es la una en punto. Debo estar en la universidad a las tres, por lo que decido prepararme. Después de la salida nocturna de ayer, me he quedado en casa, disfrutando de la libertad de estar en vacaciones. He leído un par de libros. He hecho un poco de ejercicio en la bicicleta de Sandra, he hecho los quehaceres y también he visto un par de películas en la tele.Sandra se ha ido a trabajar antes de las nueve como cada mañana, por lo que no regresará hasta las cinco. Así que me preparo algo de comer. Decido hacer pechuga de pollo salteada con vegetales, porque es rápido y ligero. No quisiera demorarme mucho en la cocina. Una vez he comido y lavado los platos, voy al baño a toda prisa, porque estoy ansiosa por llegar a la reunión. Hablarán de dinero y sé que el pago es muy distinto a los cinco mil dolares que me pagan en Buenaventura.Tomo una ducha y como ayer me lavé el pelo, me evito ese paso el día de hoy. En vista de que la reunión de hoy será c
Le abro la puerta de mi oficina a la señorita Shein y me tomo un instante para contemplar su trasero. La primera vez que la vi, supe inmediatamente que me gustaba. Esos labios color rosa, junto a sus ojos tan llamativos y esa piel color avena, me consiguieron una erección tan pronto entró a mi oficina. A eso, hay que sumarle el hecho de que constantemente se toca el cuello, cosa que me encanta, como si fuera una invitación a besarlo.El día de hoy, en lugar de su traje aburrido de maestra recatada, se ha presentado con un atuendo mucho más jovial: trae unos vaqueros negros que dejan ver un trasero de manzana que me muero por tocar. A parte una blusa rosa que delatan un buen par de pechos, firmes y turgentes. Junto a la puerta, aguardo a que ella salga de la oficina y cuando pasa junto a mí, su aroma es como el de fresas dulces. Todo en ella es apetecible, pero no estoy seguro si deba dejarle claro mis intenciones porque será mi subalterna. Aunque no me he contenid
Conduzco en mi auto de regreso a casa con la mente vuelta un caos. Por un lado me siento súper emocionada de que las clases inicien, sobretodo después de haber visto las instalaciones que voy a utilizar. A diferencia de los salones que utilizo en el colegio Buenaventura, las aulas del campus son totalmente diferentes, a otro nivel. A parte de la emoción que siento por estar en esos salones tan modernos e inmensos enseñando a chicos muchos más grandes de los que estoy acostumbrada, me siento desconcertada con la actitud del señor Williams. Me sorprendió su partida abrupta en mitad del recorrido y mucho más, haberlo visto en el estacionamiento como el que quiere huir. Supongo que lo habrá llamado su esposa o recordó algún pendiente que tenía. Dudo mucho que un hombre como él no esté casado. Así que lo mejor que puedo hacer, es dejar de hacerme ilusiones con él y resignarme a verlo como mi superior.Llego a casa a eso de las seis porque he conduc
Me apresuro a abrir el correo, emocionada por lo que podría haberme dicho el decano y nerviosa ante la idea de que me haya ofrecido otra salida solo para quedar bien conmigo y que ahora quede yo como una ofrecida.Sin más preámbulos, abro el correo y leo lo que dice:“Señorita Shein.Qué reconfortante es saber que estará dispuesta a mis solicitudes. Espero con ansias el jueves para volver a verla y compartir con usted una vez más.Con relación al recorrido, yo estoy libre el sábado por la tarde, a eso de las cuatro y tengo en mente un lugar que creo que le encantará. Así que confírmeme usted la disponibilidad de su agenda”.Yo leo el correo una y otra vez, pensando que quizás son cosas mías, pero que parece haber más de una insinuación en sus palabras. De no ser así, no me habría invitado a salir al sábado. La idea de verme a solas con él me produce una emoción descomunal, así que no lo pienso más y le respondo de inmediato.
Quisiera decir que el sábado pasa volando y que apenas de me doy cuenta de que la hora, que no estoy pensando en la salida en lo absoluto, pero eso sería como querer tapar el sol con un dedo. Tan pronto he abierto los ojos, he estado ansiosa por ver al decano. Tras levantarme de la cama, preparo mi desayuno, lavo los platos y trato de ocuparme haciendo algunos deberes en casa, como lavar la ropa que no hice ayer y limpiar un poco, pero no tengo mucho éxito, ya que, a media mañana, me encuentro ociosa. Como no tengo tarea que corregir ni clases que planificar, mi tiempo libre es mayor. Sin embargo, decido ponerme a ver la agenda de clases del próximo semestre para tratar de despejar mi mente, aunque no tengo éxito en eso tampoco, ya que debo abrir el correo que me ha enviado el señor D. y eso provoca que me desenfoque una vez más. Finalmente, desisto de ello y pongo algo en la televisión, mientras juego con mi celular.Como Sandra ha salido con su novio el día de hoy, he quedad
Una vez el placer ha dejado mi cuerpo, ahora que las hormonas se han calmado y que estoy lúcida, me doy cuenta de la locura que acabo de cometer. Si bien es cierto que no descartaba la idea de acostarme con Derek, en verdad nunca pensé que lo haría de pie, oculta en los pasillos de una librería.Ahora estoy presa del pánico y lo empujo para vestirme a toda prisa, buscando como loca que no haya cámaras de seguridad, para pasar la vergüenza del siglo y peor aún, arruinar mi carrera.--Por favor, muévase, necesito vestirme – le digo y me sorprende que a estas alturas no sea capaz de tutearlo todavía.-- ¿Qué pasa, señorita Shein? – él parece estar muy calmado, satisfecho en realidad.-- ¿No ve lo que acabamos de hacer y el lugar? Esto ha sido una locura y espero que no nos estén grabando – me coloco el vestido enfadada conmigo misma por haber accedido a semejante locura.-- Tranquila, no hay cámaras aquí. ¿Es que no le ha gustado? – pregunta arreglándose l