Me apresuro a abrir el correo, emocionada por lo que podría haberme dicho el decano y nerviosa ante la idea de que me haya ofrecido otra salida solo para quedar bien conmigo y que ahora quede yo como una ofrecida.
Sin más preámbulos, abro el correo y leo lo que dice:
“Señorita Shein.
Qué reconfortante es saber que estará dispuesta a mis solicitudes. Espero con ansias el jueves para volver a verla y compartir con usted una vez más.
Con relación al recorrido, yo estoy libre el sábado por la tarde, a eso de las cuatro y tengo en mente un lugar que creo que le encantará. Así que confírmeme usted la disponibilidad de su agenda”.
Yo leo el correo una y otra vez, pensando que quizás son cosas mías, pero que parece haber más de una insinuación en sus palabras. De no ser así, no me habría invitado a salir al sábado. La idea de verme a solas con él me produce una emoción descomunal, así que no lo pienso más y le respondo de inmediato.
Quisiera decir que el sábado pasa volando y que apenas de me doy cuenta de que la hora, que no estoy pensando en la salida en lo absoluto, pero eso sería como querer tapar el sol con un dedo. Tan pronto he abierto los ojos, he estado ansiosa por ver al decano. Tras levantarme de la cama, preparo mi desayuno, lavo los platos y trato de ocuparme haciendo algunos deberes en casa, como lavar la ropa que no hice ayer y limpiar un poco, pero no tengo mucho éxito, ya que, a media mañana, me encuentro ociosa. Como no tengo tarea que corregir ni clases que planificar, mi tiempo libre es mayor. Sin embargo, decido ponerme a ver la agenda de clases del próximo semestre para tratar de despejar mi mente, aunque no tengo éxito en eso tampoco, ya que debo abrir el correo que me ha enviado el señor D. y eso provoca que me desenfoque una vez más. Finalmente, desisto de ello y pongo algo en la televisión, mientras juego con mi celular.Como Sandra ha salido con su novio el día de hoy, he quedad
Una vez el placer ha dejado mi cuerpo, ahora que las hormonas se han calmado y que estoy lúcida, me doy cuenta de la locura que acabo de cometer. Si bien es cierto que no descartaba la idea de acostarme con Derek, en verdad nunca pensé que lo haría de pie, oculta en los pasillos de una librería.Ahora estoy presa del pánico y lo empujo para vestirme a toda prisa, buscando como loca que no haya cámaras de seguridad, para pasar la vergüenza del siglo y peor aún, arruinar mi carrera.--Por favor, muévase, necesito vestirme – le digo y me sorprende que a estas alturas no sea capaz de tutearlo todavía.-- ¿Qué pasa, señorita Shein? – él parece estar muy calmado, satisfecho en realidad.-- ¿No ve lo que acabamos de hacer y el lugar? Esto ha sido una locura y espero que no nos estén grabando – me coloco el vestido enfadada conmigo misma por haber accedido a semejante locura.-- Tranquila, no hay cámaras aquí. ¿Es que no le ha gustado? – pregunta arreglándose l
Trago en seco ante su discurso y lo miro de soslayo. La verdad es que de todo lo que podría esperar de esta noche, una cosa como esta, no estaba en la lista. Abro la boca dos veces para responder, pero vuelvo a cerrarla porque no encuentro las palabras.--Señorita Shein, ¿le he dejado muda? – pregunta mirándome seriamente.-- No… Bueno, quizás sí – respondo escuetamente.-- ¿Y bien? Espero por su respuesta para saber cómo proceder – me apura como si fuera tan simple como comprar un cartón de leche.-- Lo que usted me propone es, a ver si entendí bien, que tengamos una relación sólo para lo físico, que ni siquiera cataloga dentro del renglón de amigos con derechos, donde lo único que recibiremos el uno del otro es sexo y donde por lo visto ni siquiera podemos tutearnos – para mí la idea es descabellada.-- Es exactamente eso. Sexo sin compromiso, pero sí con exclusividad. Mientras estemos juntos no podremos estar con otras personas y para usted puedo ser
Saboreo el último trozo de la deliciosa tarta que me ha dado la señorita Shein, aún sorprendido de que una mujer como ella sea capaz de cocinar. De todas las que he conocido, a parte de mi madre, ninguna ha sabido cocer ni un huevo. Mientras degusto la última porción, aguardo impaciente por su respuesta. Creo que he sido bastante claro con mi oferta y espero ansioso a que ella se haya decidido.Solo de pensar en lo delicioso que fue echarle un polvo en la biblioteca, hace que mi pene quiera repetir otra vez el episodio. Su sexo apretado y rosa es algo que definitivamente debo saborear una vez más, por lo que necesito encarecidamente que ella me diga que sí.Pasan diez minutos y no hay respuesta suya. Eso hace que me desespere, porque cuanto antes estemos de acuerdo en la naturaleza de nuestra relación, mucho más rápido podremos empezar a disfrutar el uno del otro, ya que para mí lo de la biblioteca no fue más de la punta del iceberg.Pasan otros diez minutos y me e
Sé que lo hice estuvo mal, pero no me importa. Para ser honesta, de todos modos, yo pensaba disfrutar de mi cuerpo por mi cuenta con los recuerdos de lo que pasó en la biblioteca y la imagen del decano en mi mente para despejar mi mente y para dormir más rápido, pero él fue quien se infiltró en mi momento, sin invitación de hecho, con sus correos y luego su llamada, así que el hecho de que eso terminara en sexo telefónico fue algo que simplemente se dio. Ahora, dejarlo en el punto cumbre y sin su añorada respuesta es algo que no tiene precio. No lo planeé, pero fue una especie de venganza por su propuesta tan fría, que, para alguien como yo, es hasta ofensivo.Todavía estoy riendo, mientras me deleito en el orgasmo. Como era de esperarse, a pesar de que lo poco que lo conozco, no le gustó para nada mi desaire y eso lo ha dejado claro con las dos llamadas que me ha hecho a mi celular. Decido ignorarlo un poco más e irme a dormir, porque, aunque él no lo crea, la verdad es que n
El decano Derek Williams, después de su desaire telefónico, me ha escrito varios correos, a los que no me he dignado en responder. También me ha llamado, pero he preferido no contestar para no tomar una decisión apresurada, o dejarme convencer con su seductora voz. Quizás sea una actitud cobarde de mi parte, pero la verdad es que aún sigo sin decidirme abiertamente si le voy a decir que sí. Hoy es miércoles y mañana tendré que ir a la facultad, porque no puedo faltar a la reunión de docentes, así que tendré que encararlo quiera o no.Mientras preparo la cena para Sandra y para mí, ella se entretiene con una serie en la televisión. Generalmente nos dividimos las tareas, pero como yo tengo más tiempo libre que ella, ahora en vacaciones, me dedico a cocinar para ambas. Tras sacar las papas del agua hirviendo para hacerlas puré, escucho que mi celular suena encima de la mesa, es un mensaje en mi bandeja de correo.“Señorita S.No he recibido respuesta suya
Me rasco el cuero cabelludo sin saber qué responder. Sandra se ha ido con su novio a pasar la noche con él y tengo el apartamento para mí sola, sin embargo, dudo si dejarlo entrar a la intimidad de mi casa, pero las dudas no quitan me quitan las ganas de verle y en verdad no tengo otra excusa para decirle que se vaya, porque, aunque lo niegue mil veces, me excita muchísimo que llegara hasta aquí sin avisar. Finalmente contesto, tras unos segundos de silencio.--Puedes entrar, en el estacionamiento hay un lugar disponible, es el cuatro b – le digo como respuesta a su pregunta.-- Perfecto, estaré allí en unos minutos – contesta con voz varonil y me cuelga.Yo corro al baño, me lavo los dientes y la cara, me coloco un poco de perfume y me cambio la vieja pijama que tenía puesta, por un vestido color lila, súper corto y un tanto ceñido sobre todo en el escote. Me suelto el pelo que a duras penas estaba sujetado en una coleta floja y por último m
La señorita Shein ha aceptado finalmente involucrarse conmigo y estoy seguro de que este es uno de los días más felices de mi vida. Desde que me envió la foto de ella con esa tanguita negra, no lo dudé ni un instante, acababa de salir de la ducha, así que me vestí con rapidez tomando lo primero que encontré el armario, me puse un poco de loción y sin cuestionarme nada más, fui hasta su casa. Cualquiera diría que soy un acosador o algo así, pero ella es la culpable de que me comporte así, que me ha tenido en ascuas todos estos días y encima jugando conmigo con una foto como esa.Así que aquí estoy yo, en su casa, aceptando sus términos, aunque no de todo conforme, ya que tengo mis reglas cuando me relaciono con una mujer, pero por ella, con las ganas que le tengo ahora mismo, soy capaz de cambiarme hasta el nombre si ella me lo pidiera. Cuando llegué a su casa, me la encontré con un vestido morado claro que le queda exquisito, ajustado en las partes que debe ajustarse. Mi prime