Es jueves y es la una en punto. Debo estar en la universidad a las tres, por lo que decido prepararme. Después de la salida nocturna de ayer, me he quedado en casa, disfrutando de la libertad de estar en vacaciones. He leído un par de libros. He hecho un poco de ejercicio en la bicicleta de Sandra, he hecho los quehaceres y también he visto un par de películas en la tele.
Sandra se ha ido a trabajar antes de las nueve como cada mañana, por lo que no regresará hasta las cinco. Así que me preparo algo de comer. Decido hacer pechuga de pollo salteada con vegetales, porque es rápido y ligero. No quisiera demorarme mucho en la cocina. Una vez he comido y lavado los platos, voy al baño a toda prisa, porque estoy ansiosa por llegar a la reunión. Hablarán de dinero y sé que el pago es muy distinto a los cinco mil dolares que me pagan en Buenaventura.
Tomo una ducha y como ayer me lavé el pelo, me evito ese paso el día de hoy. En vista de que la reunión de hoy será con recursos humanos, decido flexibilizar un poco la imagen de maestra, opto por unos pantalones jeans oscuros y una blusa rosa, que le da al atuendo un aspecto casual. Me coloco unos zapatos planos, tipo bailarinas también negros. Dejo mi cabello suelto, y utilizo mis accesorios favoritos, aretes y collar poco llamativos.
Cuando ya he terminado de arreglarme, son las dos y veinte, por ende, debo apurarme si quiero llegar a tiempo. Tomo mis llaves y salgo al estacionamiento para dirigirme al recinto. En el camino, aprovecho para escuchar música en la radio y el trayecto se hace de lo más llevadero. Llego diez minutos antes de la reunión y a pesar de que he estado aquí antes, todavía me siento intimidada.
El edificio administrativo tiene diferentes oficinas, pero para llegar a la de recursos humanos debo atravesarlas casi todas. Paso por la del decano y me pregunto qué estará haciendo el señor seriedad. Oculto una sonrisa y continúo mi camino hasta llegar a la puerta que tiene el letrero del lugar que necesito. Toco con sutileza dos veces la puerta de madera oscura.
Tras llamar la puerta, una voz me indica que pase y yo abro la puerta despacio. La oficina es mucho más grande de lo que se ve por fuera. Hay cuatro escritorios separados uno de otro, donde cuatro mujeres jóvenes trabajan con muchos papeles y sus ordenadores.- Buenas tardes - digo tímida aún junto a la puerta, ya que nadie me ha invitado a pasar.
- Buenas tardes. ¿Lauren Shein? - me dice una chica joven en el escritorio del fondo.
- Sí, me han convocado para una reunión el día de hoy.
- Sí, te he llamado yo, pasa, por favor.
Me acerco hasta su mesa y me indica que me siente en una de las sillas que tiene disponibles frente a ella.
- Mi nombre es Lucy, yo te he llamado. Dame un momento y localizo tu expediente.
- De acuerdo.
La observo y a pesar de ser joven parece ser una persona muy profesional, si ha de ser juzgada por la pulcritud con la que tiene su escritorio organizado.
- Acá está - dice tomando un folder donde se encuentra mi hoja de vida y demás documentos pertinentes.
Me entrega un formulario para que lo llene, donde debo colocar mis datos personales y a quién podría llamar en caso de emergencia. Coloco los nombres de mi madre y de Sandra. Una vez todo está listo, pasamos a la parte de los beneficios.
- A ver, Lauren. Tu salario será de diez mil dólares mensuales, en un promedio de sesenta y dos dólares la hora, para una carga horaria semanal de cuarenta horas. ¿Te parece bien? - pregunta.
- Me parece perfecto - digo rápidamente porque trabajando más, me pagan diecinueve la hora.
- Muy bien, tendrás una regalía navideña cada año y recibirás tu pago durante las vacaciones, igual que si estuvieras trabajando.
- De acuerdo - digo porque no tengo mucho qué decir.
Ella me sonríe y me entrega el contrato de trabajo. Sólo tiene dos páginas así que lo leo rápidamente y accedo a firmar.
- Necesitaré tu número de cuenta bancaria para cuando llegue el momento del pago.
Yo le proporciono la información y una vez todo está debidamente registrado, me mira diciendo:
- Bienvenida a Oxford -
Yo creo que ya he concluido todo lo requerido, por eso realizo la pregunta más importante que no se ha tocado:
- Muchas gracias. Mi asignación de materias, ¿cuándo la recibiré?
- Para eso deberás ver al decano Williams. Él te entregará tu plan de clases con las asignaturas que agotarás y los contenidos que debes abarcar. Además de eso, olvidé comentarte que tendrás que ver un recorrido con él por el campus para que conozcas las aulas que vas a utilizar.
Yo me sorprendo porque aunque esperaba verle hoy, no contaba conque sería inducida por la universidad por él.
- Comprendo. ¿Debo ir a su oficina entonces? - pregunto deseando que por lo menos haya más gente en el recorrido para hacerlo menos incómodo.
- Sí, puedes irte y terminarás el proceso con él.
Salgo de su oficina y me dirijo a la del decano. De repente tengo en mi mente la voz de Sandra: "Le gustas". ¿Y si es cierto? Sacudo mi cabeza como para deshacerme de la idea y me acerco al escritorio de la secretaria, pero no la veo por ninguna parte. Espero unos minutos a ver si regresa, pero luego de quince minutos de espera, no hay señales de ella. Dudo por un instante si regresar con Lucy en la oficina de recursos humanos o si me atrevo a tocar la puerta de una vez por todas.
- No seas cobarde - pienso mientras me acerco a la puerta.
Toco y desde adentro su voz grave dice que entre. Yo lo hago de la misma forma que lo hice la vez pasada, con un poco de temor y vergüenza.
Sus ojos están fijos en la computadora, su semblante es serio, como si estuviera seriamente concentrado. Tan pronto levanta la mirada, su mirada se relaja y en sus labios se posa una sonrisa de lo más agradable. Se ve totalmente diferente cuando sonríe. Me recompongo rápidamente y le saludo.
-Buenas tardes, decano Williams. Disculpe le interrumpa, pero me han enviado con usted.
- Señorita Shein, qué placer tenerla por acá. No es ninguna molestia. Lucy me ha comentado que vendría.
- Sí, ella me ha dicho que usted debe facilitarme el plan de clases.
- Por supuesto, tome asiento por favor.
Me siento en la butaca frente a él. Hoy no lleva traje, si no camisa blanca impoluta y sin corbata. Su pelo rubio hacia atrás y sus ojos hacen que parezca estar posando para una revista. Me reprendo por estar pensando en él de esa forma, pero no lo puedo evitar.
- ¿Ya está al tanto del tema del salario? - me pregunta cordial.
- Sí, ya se han encargado de aclararme todo y me parece muy bien.
- Excelente. En ese caso, deje mostrarle las asignaturas que estará agotando este semestre y las secciones de cada una. Si tiene algún inconveniente con los horarios, me los deja saber.
Me entrega un calendario con el listado de materias y me tomo unos minutos para leerlo. Inconsciente, me estoy acariciando el collar, como siempre hago cuando estoy nerviosa, y una vez más, puedo sentir que él me mira fijamente. Trato de no ruborizarme, pero no lo logro. Siempre me delata ese tonto color en las mejillas.
Parece darse cuenta porque me pregunta en un tono coqueto:
- ¿Todo bien señorita Shein?
- Sí, todo me parece estupendo - digo yo, para obviar que me pone nerviosa.
Las asignaturas van desde estilística literaria, hasta la simple literatura inglesa. Me parece genial y estoy emocionada de que empiece el semestre. Lo miro a los ojos y le comento:
- Lucy me ha dicho que debe mostrarme las aulas.
- Por supuesto, si gusta usted acompañarme, le guiaré por todo el campus.
Se levanta de la silla y yo hago lo mismo, no había contemplado lo alto que es, pero una vez más trato de ignorar que está buenísimo para enfocarme en lo que importa: dar clases en Oxford.
Me abre la puerta de la oficina mientras dice:
- Después de usted, señorita Shein.
Le abro la puerta de mi oficina a la señorita Shein y me tomo un instante para contemplar su trasero. La primera vez que la vi, supe inmediatamente que me gustaba. Esos labios color rosa, junto a sus ojos tan llamativos y esa piel color avena, me consiguieron una erección tan pronto entró a mi oficina. A eso, hay que sumarle el hecho de que constantemente se toca el cuello, cosa que me encanta, como si fuera una invitación a besarlo.El día de hoy, en lugar de su traje aburrido de maestra recatada, se ha presentado con un atuendo mucho más jovial: trae unos vaqueros negros que dejan ver un trasero de manzana que me muero por tocar. A parte una blusa rosa que delatan un buen par de pechos, firmes y turgentes. Junto a la puerta, aguardo a que ella salga de la oficina y cuando pasa junto a mí, su aroma es como el de fresas dulces. Todo en ella es apetecible, pero no estoy seguro si deba dejarle claro mis intenciones porque será mi subalterna. Aunque no me he contenid
Conduzco en mi auto de regreso a casa con la mente vuelta un caos. Por un lado me siento súper emocionada de que las clases inicien, sobretodo después de haber visto las instalaciones que voy a utilizar. A diferencia de los salones que utilizo en el colegio Buenaventura, las aulas del campus son totalmente diferentes, a otro nivel. A parte de la emoción que siento por estar en esos salones tan modernos e inmensos enseñando a chicos muchos más grandes de los que estoy acostumbrada, me siento desconcertada con la actitud del señor Williams. Me sorprendió su partida abrupta en mitad del recorrido y mucho más, haberlo visto en el estacionamiento como el que quiere huir. Supongo que lo habrá llamado su esposa o recordó algún pendiente que tenía. Dudo mucho que un hombre como él no esté casado. Así que lo mejor que puedo hacer, es dejar de hacerme ilusiones con él y resignarme a verlo como mi superior.Llego a casa a eso de las seis porque he conduc
Me apresuro a abrir el correo, emocionada por lo que podría haberme dicho el decano y nerviosa ante la idea de que me haya ofrecido otra salida solo para quedar bien conmigo y que ahora quede yo como una ofrecida.Sin más preámbulos, abro el correo y leo lo que dice:“Señorita Shein.Qué reconfortante es saber que estará dispuesta a mis solicitudes. Espero con ansias el jueves para volver a verla y compartir con usted una vez más.Con relación al recorrido, yo estoy libre el sábado por la tarde, a eso de las cuatro y tengo en mente un lugar que creo que le encantará. Así que confírmeme usted la disponibilidad de su agenda”.Yo leo el correo una y otra vez, pensando que quizás son cosas mías, pero que parece haber más de una insinuación en sus palabras. De no ser así, no me habría invitado a salir al sábado. La idea de verme a solas con él me produce una emoción descomunal, así que no lo pienso más y le respondo de inmediato.
Quisiera decir que el sábado pasa volando y que apenas de me doy cuenta de que la hora, que no estoy pensando en la salida en lo absoluto, pero eso sería como querer tapar el sol con un dedo. Tan pronto he abierto los ojos, he estado ansiosa por ver al decano. Tras levantarme de la cama, preparo mi desayuno, lavo los platos y trato de ocuparme haciendo algunos deberes en casa, como lavar la ropa que no hice ayer y limpiar un poco, pero no tengo mucho éxito, ya que, a media mañana, me encuentro ociosa. Como no tengo tarea que corregir ni clases que planificar, mi tiempo libre es mayor. Sin embargo, decido ponerme a ver la agenda de clases del próximo semestre para tratar de despejar mi mente, aunque no tengo éxito en eso tampoco, ya que debo abrir el correo que me ha enviado el señor D. y eso provoca que me desenfoque una vez más. Finalmente, desisto de ello y pongo algo en la televisión, mientras juego con mi celular.Como Sandra ha salido con su novio el día de hoy, he quedad
Una vez el placer ha dejado mi cuerpo, ahora que las hormonas se han calmado y que estoy lúcida, me doy cuenta de la locura que acabo de cometer. Si bien es cierto que no descartaba la idea de acostarme con Derek, en verdad nunca pensé que lo haría de pie, oculta en los pasillos de una librería.Ahora estoy presa del pánico y lo empujo para vestirme a toda prisa, buscando como loca que no haya cámaras de seguridad, para pasar la vergüenza del siglo y peor aún, arruinar mi carrera.--Por favor, muévase, necesito vestirme – le digo y me sorprende que a estas alturas no sea capaz de tutearlo todavía.-- ¿Qué pasa, señorita Shein? – él parece estar muy calmado, satisfecho en realidad.-- ¿No ve lo que acabamos de hacer y el lugar? Esto ha sido una locura y espero que no nos estén grabando – me coloco el vestido enfadada conmigo misma por haber accedido a semejante locura.-- Tranquila, no hay cámaras aquí. ¿Es que no le ha gustado? – pregunta arreglándose l
Trago en seco ante su discurso y lo miro de soslayo. La verdad es que de todo lo que podría esperar de esta noche, una cosa como esta, no estaba en la lista. Abro la boca dos veces para responder, pero vuelvo a cerrarla porque no encuentro las palabras.--Señorita Shein, ¿le he dejado muda? – pregunta mirándome seriamente.-- No… Bueno, quizás sí – respondo escuetamente.-- ¿Y bien? Espero por su respuesta para saber cómo proceder – me apura como si fuera tan simple como comprar un cartón de leche.-- Lo que usted me propone es, a ver si entendí bien, que tengamos una relación sólo para lo físico, que ni siquiera cataloga dentro del renglón de amigos con derechos, donde lo único que recibiremos el uno del otro es sexo y donde por lo visto ni siquiera podemos tutearnos – para mí la idea es descabellada.-- Es exactamente eso. Sexo sin compromiso, pero sí con exclusividad. Mientras estemos juntos no podremos estar con otras personas y para usted puedo ser
Saboreo el último trozo de la deliciosa tarta que me ha dado la señorita Shein, aún sorprendido de que una mujer como ella sea capaz de cocinar. De todas las que he conocido, a parte de mi madre, ninguna ha sabido cocer ni un huevo. Mientras degusto la última porción, aguardo impaciente por su respuesta. Creo que he sido bastante claro con mi oferta y espero ansioso a que ella se haya decidido.Solo de pensar en lo delicioso que fue echarle un polvo en la biblioteca, hace que mi pene quiera repetir otra vez el episodio. Su sexo apretado y rosa es algo que definitivamente debo saborear una vez más, por lo que necesito encarecidamente que ella me diga que sí.Pasan diez minutos y no hay respuesta suya. Eso hace que me desespere, porque cuanto antes estemos de acuerdo en la naturaleza de nuestra relación, mucho más rápido podremos empezar a disfrutar el uno del otro, ya que para mí lo de la biblioteca no fue más de la punta del iceberg.Pasan otros diez minutos y me e
Sé que lo hice estuvo mal, pero no me importa. Para ser honesta, de todos modos, yo pensaba disfrutar de mi cuerpo por mi cuenta con los recuerdos de lo que pasó en la biblioteca y la imagen del decano en mi mente para despejar mi mente y para dormir más rápido, pero él fue quien se infiltró en mi momento, sin invitación de hecho, con sus correos y luego su llamada, así que el hecho de que eso terminara en sexo telefónico fue algo que simplemente se dio. Ahora, dejarlo en el punto cumbre y sin su añorada respuesta es algo que no tiene precio. No lo planeé, pero fue una especie de venganza por su propuesta tan fría, que, para alguien como yo, es hasta ofensivo.Todavía estoy riendo, mientras me deleito en el orgasmo. Como era de esperarse, a pesar de que lo poco que lo conozco, no le gustó para nada mi desaire y eso lo ha dejado claro con las dos llamadas que me ha hecho a mi celular. Decido ignorarlo un poco más e irme a dormir, porque, aunque él no lo crea, la verdad es que n