Me despierto desorientada porque he tomado un siesta y no estoy segura de qué hora es. Mi habitación está a oscuras, pero alcanzo mi celular y veo que son casi las ocho de la noche. Salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina para buscar algo de comer. Sandra ha caído dormida en el sofá y la despierto porque debemos prepararnos si vamos a salir.
Caliento la pasta que me ha dado mi madre para las dos y comemos mientras vemos algo en la tele. Para nosotras, las diez de la noche es la hora perfecta para salir, sobretodo para mí, que estoy libre todos estos días, hasta que se reinicie el año escolar. Terminamos de comer y nos vamos a nuestras respectivas habitaciones a prepararnos. Tomo una ducha rápida y decido ponerme algo cómodo, porque la noche es húmeda y hace bastante calor. Opto por un vestido corto color turquesa de algodón, junto a unas zapatillas color crema de plataforma. Mi pelo se ha secado al natural luego de haberlo mojado en la piscina y me limito a recogerlo en una coleta dejando que caiga ondulado por mi espalda. Me encanta mi cabello, porque es un rubio oscuro con algunos mechones claros. Me veo en el espejo y apruebo la imagen. Me coloco un poco de loción, unas pulseras y pendientes sencillos, un poco de labial y eso es todo. Salgo a la sala a esperar a Sandra.
Ella sale de su cuarto con un vestido negro con un escote en la espalda, mucho más atrevido que el mío, similar a su personalidad, además lleva tacones a juego y su pelo oscuro también suelto.
Salimos de casa y ya son las nueve y cuarto. Pedimos un Uber para no tener que conducir ebrias, y nos dirigimos a un bar en el centro, que es bastante acogedor. Nos sentamos en el fondo mientras pedimos una ronda de margaritas. Tomamos y disfrutamos de la música, cuando de repente, James, el novio de Sandra se le acerca por detrás, y le tapa los ojos.
- Más te vale que me sueltes, idiota. Estoy armada - dice ella sintiéndose expuesta.
- Uy, qué miedo - dice él riendo mientras la suelta y la besa en los labios.
Yo también me río por la escena. Ella al darse cuenta de que es él, le golpea el hombro riendo y lo abraza con cariño. Él me saluda con un beso en la mejilla.
- Señoritas, qué hermosas se ven- dice, pero sus ojos están fijos en los de Sandra.
- Ya sabes, vinimos a celebrar - le dice ella con coquetería.
- Lo sé, tan pronto me dijiste que vendrían, no me lo quise perder. Por cierto, Ámbar, felicitaciones por tu nuevo empleo.
- Gracias, gracias - digo con modestia.
- Solo estamos calentando los motores. ¡Que m empiece la fiesta! - grita Sandra alzando su copa y yo la imito cuando la música suena a todo volumen.
Bebemos y bailamos como locas hasta que nuestros pies ya no dan más. Yo vuelvo a nuestra mesa para tomar un poco de agua, mientras que ella y James se han quedado en la pista, bailando una canción lenta que ha puesto el DJ. La imagen de ellos dos es muy bonita y yo solo pienso en el día en que pueda encontrar a alguien que me quiera así.
Un tipo se me acerca y me dice que si quiero bailar, educadamente le rechazo porque no lo conozco y estoy ebria. Veo el reloj y es la una de la mañana. La canción termina y Sandra regresa a la mesa, justo cuando se me escapa un bostezo.- ¿Lista para ir a casa? - me pregunta tomando de mi botella de agua.
- Sí, estoy frita - confieso sin energía.
- Yo también. James nos llevará, él está sobrio aún.
Nos levantamos de la mesa y vamos al estacionamiento. En el camino empezamos a reír como locas por un chiste tonto que hizo Sandra, pero el alcohol lo ha convertido en la broma más graciosa del mundo. Llegamos a casa todavía lagrimeando de la risa, James, nos ayuda a salir del auto, nos abre la puerta del apartamento y se asegura que estemos a salvo. Yo voy al baño a orinar y caigo en mi cama rendida, aún con todo y ropa.
Al día siguiente, un zumbido molesto me despierta, es mi teléfono sonando por algún lado de la habitación. Mi cabeza parece que va a estallar producto de todo el alcohol que tomé anoche. Abro un ojo y cuando localizo mi celular, lo contesto sin reconocer el número que me llama.
- Hola - digo tras carraspear.
- Buenas tardes, quisiera hablar con la señorita Shein. - ¿Tardes? ¿Cuánto habré dormido?
- Sí, ella le habla.
- Señorita Shein, le llamamos del departamento de recursos humanos de la universidad de Oxford. Quisiéramos saber si podría pasar el día de mañana a una cita para firmar el contrato de trabajo para el puesto de maestra - la voz de una mujer me informa.
Me emociono instantáneamente, porque esta es la garantía de que ya el puesto es mío.
- Por supuesto que sí. ¿A qué hora será?
- Le esperamos mañana a las tres en el departamento administrativo.
- Perfecto, allá estaré. Gracias.
- Feliz tarde.
Tras colgar la llamada, veo que son las doce de la tarde. ¡Vaya que he dormido! Me levanto de la cama y comienzo a quitarme los accesorios porque me dormí con todo y ellos. Sandra por lo visto ha logrado despertar más temprano que yo porque ya se ha marchado a su trabajo.
En la cocina tomo una botella de agua y dos calmantes. Me preparo un sándwich con jugo de naranja y al rato me siento mejor. Voy al baño y tomo una ducha larga. Emocionada porque mañana oficialmente seré maestra contratada de Oxford y mi sueño se hará realidad. Además, debo admitir que también me emociona volver a ver al decano Williams.
Es jueves y es la una en punto. Debo estar en la universidad a las tres, por lo que decido prepararme. Después de la salida nocturna de ayer, me he quedado en casa, disfrutando de la libertad de estar en vacaciones. He leído un par de libros. He hecho un poco de ejercicio en la bicicleta de Sandra, he hecho los quehaceres y también he visto un par de películas en la tele.Sandra se ha ido a trabajar antes de las nueve como cada mañana, por lo que no regresará hasta las cinco. Así que me preparo algo de comer. Decido hacer pechuga de pollo salteada con vegetales, porque es rápido y ligero. No quisiera demorarme mucho en la cocina. Una vez he comido y lavado los platos, voy al baño a toda prisa, porque estoy ansiosa por llegar a la reunión. Hablarán de dinero y sé que el pago es muy distinto a los cinco mil dolares que me pagan en Buenaventura.Tomo una ducha y como ayer me lavé el pelo, me evito ese paso el día de hoy. En vista de que la reunión de hoy será c
Le abro la puerta de mi oficina a la señorita Shein y me tomo un instante para contemplar su trasero. La primera vez que la vi, supe inmediatamente que me gustaba. Esos labios color rosa, junto a sus ojos tan llamativos y esa piel color avena, me consiguieron una erección tan pronto entró a mi oficina. A eso, hay que sumarle el hecho de que constantemente se toca el cuello, cosa que me encanta, como si fuera una invitación a besarlo.El día de hoy, en lugar de su traje aburrido de maestra recatada, se ha presentado con un atuendo mucho más jovial: trae unos vaqueros negros que dejan ver un trasero de manzana que me muero por tocar. A parte una blusa rosa que delatan un buen par de pechos, firmes y turgentes. Junto a la puerta, aguardo a que ella salga de la oficina y cuando pasa junto a mí, su aroma es como el de fresas dulces. Todo en ella es apetecible, pero no estoy seguro si deba dejarle claro mis intenciones porque será mi subalterna. Aunque no me he contenid
Conduzco en mi auto de regreso a casa con la mente vuelta un caos. Por un lado me siento súper emocionada de que las clases inicien, sobretodo después de haber visto las instalaciones que voy a utilizar. A diferencia de los salones que utilizo en el colegio Buenaventura, las aulas del campus son totalmente diferentes, a otro nivel. A parte de la emoción que siento por estar en esos salones tan modernos e inmensos enseñando a chicos muchos más grandes de los que estoy acostumbrada, me siento desconcertada con la actitud del señor Williams. Me sorprendió su partida abrupta en mitad del recorrido y mucho más, haberlo visto en el estacionamiento como el que quiere huir. Supongo que lo habrá llamado su esposa o recordó algún pendiente que tenía. Dudo mucho que un hombre como él no esté casado. Así que lo mejor que puedo hacer, es dejar de hacerme ilusiones con él y resignarme a verlo como mi superior.Llego a casa a eso de las seis porque he conduc
Me apresuro a abrir el correo, emocionada por lo que podría haberme dicho el decano y nerviosa ante la idea de que me haya ofrecido otra salida solo para quedar bien conmigo y que ahora quede yo como una ofrecida.Sin más preámbulos, abro el correo y leo lo que dice:“Señorita Shein.Qué reconfortante es saber que estará dispuesta a mis solicitudes. Espero con ansias el jueves para volver a verla y compartir con usted una vez más.Con relación al recorrido, yo estoy libre el sábado por la tarde, a eso de las cuatro y tengo en mente un lugar que creo que le encantará. Así que confírmeme usted la disponibilidad de su agenda”.Yo leo el correo una y otra vez, pensando que quizás son cosas mías, pero que parece haber más de una insinuación en sus palabras. De no ser así, no me habría invitado a salir al sábado. La idea de verme a solas con él me produce una emoción descomunal, así que no lo pienso más y le respondo de inmediato.
Quisiera decir que el sábado pasa volando y que apenas de me doy cuenta de que la hora, que no estoy pensando en la salida en lo absoluto, pero eso sería como querer tapar el sol con un dedo. Tan pronto he abierto los ojos, he estado ansiosa por ver al decano. Tras levantarme de la cama, preparo mi desayuno, lavo los platos y trato de ocuparme haciendo algunos deberes en casa, como lavar la ropa que no hice ayer y limpiar un poco, pero no tengo mucho éxito, ya que, a media mañana, me encuentro ociosa. Como no tengo tarea que corregir ni clases que planificar, mi tiempo libre es mayor. Sin embargo, decido ponerme a ver la agenda de clases del próximo semestre para tratar de despejar mi mente, aunque no tengo éxito en eso tampoco, ya que debo abrir el correo que me ha enviado el señor D. y eso provoca que me desenfoque una vez más. Finalmente, desisto de ello y pongo algo en la televisión, mientras juego con mi celular.Como Sandra ha salido con su novio el día de hoy, he quedad
Una vez el placer ha dejado mi cuerpo, ahora que las hormonas se han calmado y que estoy lúcida, me doy cuenta de la locura que acabo de cometer. Si bien es cierto que no descartaba la idea de acostarme con Derek, en verdad nunca pensé que lo haría de pie, oculta en los pasillos de una librería.Ahora estoy presa del pánico y lo empujo para vestirme a toda prisa, buscando como loca que no haya cámaras de seguridad, para pasar la vergüenza del siglo y peor aún, arruinar mi carrera.--Por favor, muévase, necesito vestirme – le digo y me sorprende que a estas alturas no sea capaz de tutearlo todavía.-- ¿Qué pasa, señorita Shein? – él parece estar muy calmado, satisfecho en realidad.-- ¿No ve lo que acabamos de hacer y el lugar? Esto ha sido una locura y espero que no nos estén grabando – me coloco el vestido enfadada conmigo misma por haber accedido a semejante locura.-- Tranquila, no hay cámaras aquí. ¿Es que no le ha gustado? – pregunta arreglándose l
Trago en seco ante su discurso y lo miro de soslayo. La verdad es que de todo lo que podría esperar de esta noche, una cosa como esta, no estaba en la lista. Abro la boca dos veces para responder, pero vuelvo a cerrarla porque no encuentro las palabras.--Señorita Shein, ¿le he dejado muda? – pregunta mirándome seriamente.-- No… Bueno, quizás sí – respondo escuetamente.-- ¿Y bien? Espero por su respuesta para saber cómo proceder – me apura como si fuera tan simple como comprar un cartón de leche.-- Lo que usted me propone es, a ver si entendí bien, que tengamos una relación sólo para lo físico, que ni siquiera cataloga dentro del renglón de amigos con derechos, donde lo único que recibiremos el uno del otro es sexo y donde por lo visto ni siquiera podemos tutearnos – para mí la idea es descabellada.-- Es exactamente eso. Sexo sin compromiso, pero sí con exclusividad. Mientras estemos juntos no podremos estar con otras personas y para usted puedo ser
Saboreo el último trozo de la deliciosa tarta que me ha dado la señorita Shein, aún sorprendido de que una mujer como ella sea capaz de cocinar. De todas las que he conocido, a parte de mi madre, ninguna ha sabido cocer ni un huevo. Mientras degusto la última porción, aguardo impaciente por su respuesta. Creo que he sido bastante claro con mi oferta y espero ansioso a que ella se haya decidido.Solo de pensar en lo delicioso que fue echarle un polvo en la biblioteca, hace que mi pene quiera repetir otra vez el episodio. Su sexo apretado y rosa es algo que definitivamente debo saborear una vez más, por lo que necesito encarecidamente que ella me diga que sí.Pasan diez minutos y no hay respuesta suya. Eso hace que me desespere, porque cuanto antes estemos de acuerdo en la naturaleza de nuestra relación, mucho más rápido podremos empezar a disfrutar el uno del otro, ya que para mí lo de la biblioteca no fue más de la punta del iceberg.Pasan otros diez minutos y me e