Capítulo 2

Arian al escuchar la discusión dentro de su casa se levantó inmediatamente, se levantó, sacó las llaves de su bolso y abrió la puerta.

Su padre se encontraba con Haru su mejor amigo, le pareció extraño que estuvieran discutiendo, el hombre tenía agarrado por las solapas de camisa a su papá, cuando la vio entrar, Haru se le quedó mirando, soltó al padre de Ariam y salió de la casa furioso.

—¿Qué pasó aquí, papá? —Le preguntó la chica a Pablo. —¿Por qué discutías con Harú?

—Tenemos que hablar Ariam —dijo el hombre contrariado.

Su padre ya era un hombre entrado en años, su rostro surcado con arrugas y su cabello canoso, daban cuenta de lo mucho que había vivido, aunque sus ojos verdes eran vivaces como los de cualquier adolescente, mismos ojos que ella había heredado.

—Ven conmigo ahora mismo —Pablo agarró de la mano a su hija y la llevo hacia el sótano.

Muy poco, Ariam, solía ir a ese lugar, ya que su padre era muy hermético con ese sitio.

Al entrar, Pablo encendió la luz y buscó entre las muchas cajas que tenía allí.

—Papá me estás asustando, ¿Qué es lo que está sucediendo?

—¡Aquí está! —Exclamó su padre al dar con lo que estaba buscando.

Pablo se acercó a Ariam, tenía una pequeña caja dentro de sus manos.

—Siéntate —señaló una silla y él cogió otra.

Ari obedeció, estaba intrigada con el absurdo comportamiento de su padre.

—No puedo explicarte todo lo que está sucediendo, entre menos tengas conocimiento será mejor para ti cariño, solo quiero que hagas una cosa para mí.

—Papá estás muy raro, si tienes algún apuro económico, lo podemos solucionar — Ariam no le gustaba ves a su padre tan angustiado.

—Ari, escúchame —le ordenó su padre, mientras este le agarraba una de sus manos, la abría y le entregaba un estuche rojo. —Necesito que escondas esto, pero no en tu cuarto o un lugar de fácil acceso, nadie puede enterarse de su paradero.

Ariam lo miró sin comprender nada, abrió la caja y vio una memoria flash.

—¿Qué guarda esta memoria? ¿Por qué tengo que esconderla?

—Es información muy valiosa, nadie debe saber que tú la tienes, ni donde la guardas, eso es todo lo que te diré, ahora ve y has lo que te digo. —Dijo el hombre en tono serio.

Dando por terminada la conversación.

✨ ✨ ✨ ✨ ✨ ✨

Después de ese día tan extraño, todo volvía a estar en una aparente tranquilidad en su casa, su padre volvió a sus labores y no se habló de ese incidente, pero esa aparente calma estaba por cambiar.

Una tarde Ariam se encontraba con su hermanita pequeña, tenía una pequeña discusión.

—Ya te lo dije Danis tienes que tomarte las vitaminas, es por tu bien.

—No quiero —dijo la niña haciendo un puchero.

Ariam, se quedó mirando a la preciosa niña.

—Si te tomas la medicina, prometo llevarte a la tienda y comprarte el helado que desees.

A la niña se le iluminaron sus grandes ojos marrones.

—¿Lo prometes? —preguntó Danis con desconfianza.

—Lo prometo, pero solo si te bebes todo el jarabe.

La conversación se vio interrumpida por la llegada abrupta de su padre.

Las dos se quedaron horrorizadas al verlo, tenía una mano puesta en su estómago de donde salía una gran cantidad de sangre.

Ariam fue hacia él rápidamente.

—¿Papá que te pasó? —preguntó con la voz cubierta de pánico y angustia.

—Ari, ahora no hay tiempo de explicaciones, solo escucha lo que te voy a decir —la agarró por los hombros y la miró a los ojos —Tienes que salir de aquí con Dani, tienes que marcharte ahora mismo.

—¿Qué dices? No voy a irme a ningún lado.

—Escúchame —gritó su padre —No tenemos tiempo, tienes que salir del país y tienes que irte a los Estados Unidos, ya aquí ustedes no están, seguras, llegaras a Orland Park en Chicago y buscarás a Costello, es un viejo amigo que te dará la protección que necesitan.

—¿Papá, por qué tenemos que estar protegidas? ¿De qué o de quién?

—Maldita sea Ariam, has lo que te digo, no hay tiempo que perder.

La chica no entendía nada, pero por la urgencia de su padre comprendió que era algo grave, fue a su habitación, cogió un bolso, metió unas pocas pertenencias de ella y de su hermana, cogió los pasaportes y un dinero que tenía ahorrado, bajaron las escaleras, su padre estaba sentado en una silla y tenía muy mala cara, había perdido mucha sangre.

—No puedo irme y dejarte así papá —le dijo Ariam.

—Es necesario, hija, las quiero fuera del país y a salvo, yo estaré bien, luego de unos días me reuniré con ustedes.

La chica tenía los ojos abnegados de lágrimas y los sollozos se volvieron incontrolables cuando su padre las abrazó

Ariam sintió una sensación extraña en su corazón, sintió aquel abrazo como una despedida, como si jamás volvieran a verse.

Renuente a irse, pero obligada por su padre, la chica y su hermana se encaminaron a la puerta, Pablo tenía el rostro desencajado por el dolor de la herida en su abdomen, pero también por la perdida de su única familia, pero se consolaba pensando que era por su bien.

Se dieron el último abrazo, con la promesa de volverse a ver, aunque en el fondo sabían que eso jamás sucedería.

Aquel triste momento quedó eclipsado, cuando de repente se escuchó el estruendo de la puerta abrirse  de golpe por la patada recibida del Haru el amigo de Pablo.

Ariam solo escuchó el grito ensordecedor de su padre.

—Escóndete.

El miedo que vio en Pablo, le heló la sangre, Ariam sabía que aquella noche su vida iba a cambiar por completo.

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