Capítulo 40Derek, llamó a Pavel. La tensión entre ellos no había disminuido ni un ápice, y esa llamada solo prometía intensificarla. Pavelal ver quien lo estaba llamando se preparó para la confrontación porque sabía que no lo estaba llamando para nada bueno.—¿Qué quieres, Derek? ¿Cuál es el motivo de esta llamada?Derek, sin rodeos le dijo cual era el motivo de la llamada sin ningún tipo de contemplaciones.—Escucha bien, lo que te voy a decir, tu despreciable amante, a esa que es tu favorita, es una zorra que te engaña con uno de tus propios hombres. Si no quieres convertirte en el hazme reír de la organización, te aconsejo que pongas fin a esta situación de inmediato.Las palabras de Derek golpearon a Pavel como una bofetada. La ira se apoderó de Pavel, desatando un torrente de emociones explosivas.—¡Maldita sea, Derek! ¿Cómo te atreves a decirme esto? Mientas, Jimena sería capaz de engañarme.—Por favor, Jimena es una puta, que con tal de conseguir lo que desea se acuesta con e
Jimena estaba completamente ajena a lo que se estaba gestando a su alrededor. Inocente e ignorante, desconocía las sombras que se cernían sobre ella, dispuestas a consumirla por completo. Después de pasar el día entregada al vicio de las compras, regresó a la mansión de Pavel. Una sonrisa maquiavélica adornaba su rostro, pues sabía que había logrado eliminar a Ariam de su camino, y solo era cuestión de tiempo antes de que Derek volviera a postrarse a sus pies.Al ingresar a su lujosa habitación, fue seguida de cerca por dos sumisas empleadas que acomodaron todos los paquetes a un costado. Jimena pensó en Rigoberto, su amante de turno, cuya mera presencia exacerbara sus deseos más oscuros. Cuando la euforia invadía su ser, el hambre sexual se incrementaba desmesuradamente, y aquel hombre sabía cómo satisfacerla de la manera más exquisita. La mera idea de su lengua experta devorando su coño la hizo estremecer de anticipación.Decidió darse un baño relajante en la lujosa tina de mármol.
Pavel se regocijó en su papel de verdugo, dedicando horas interminables a torturar a Jimena de las formas más sádicas y retorcidas que su mente perversa podía concebir. Aunque Jimena poseía una fortaleza espiritual envidiable, incluso para él, aquel asalto implacable resultaba casi insostenible. Sin embargo, no se rendía fácilmente.¿Dónde está tu valentía ahora, Jimena? — Preguntó Pavel con una risa malvada, —Pensaste que podrías resistirme, pero es imposible, no debiste jugar conmigo. Dime los nombres de tus malditos juguetes que utilizaste para satisfacer tu ego insaciable. ¡Confiesa todos sus nombres, uno por uno!—¡Nunca lo sabrás! No te daré el placer de verme humillada y rendida ante ti. Puedes torturarme, pero nunca obtendrás esa satisfacción. —Respondió gimiendo de dolor.—Quise ser bueno contigo, pero me obligas a seguir doblegándote —Riendo él con histeria.Pavel continuó torturando a Jimena hasta que la mujer finalmente cedió a la presión. A medida que la tortura se intens
Derek se apresuró al hospital tan pronto como resolvió las cosas con Jimena. Nunca esperó encontrar a su esposa en coma. La caída había sido brutal, dejando a Ariam con graves heridas y su cerebro inflamado peligrosamente. Fue colocada en un coma inducido para reducir la inflamación. Al llegar al hospital, Nilvia ya estaba allí, sosteniendo a la pequeña Danis en sus brazos. La niña lucía pálida y tenía los ojos hinchados y llorosos. A pesar de su sufrimiento, aún miraba a Derek con hostilidad. Sin embargo, en ese momento, la única atención de Derek estaba en Ariam. No estaba preparado para perder al amor de su vida. La habitación del hospital estaba sumida en un silencio sepulcral, solo interrumpido por el suave zumbido de los equipos médicos que rodeaban la cama de Ariam. Cables intrincados se entrelazaban a su alrededor, conectados a monitores que parpadeaban y emitían pitidos rítmicos, registrando cada latido de su corazón y cada bocanada de aire que tomaba. Los tubos intravenosos
Ariam había tenido una noche muy difícil, un par de hombres le habían hecho la vida imposible, tratando de propasarse todo el tiempo, si no hubiera sido por los chicos de la seguridad, otra vez habría quedado sin empleo, por de una cosa estaba segura, ella no iba a permitir que nadie volviera a ponerle una mano encima sin su consentimiento.Iba meditando mientras caminaba, estaba tan ofuscada que no se dio cuenta de que la calle se encontraba sola, que las bombillas que siempre estaban encendidas esa noche, estaban apagadas, tampoco se dio cuenta de que no era nada bueno que una chica que iba media desnuda, porque la minifalda que la obligaban a utilizar en la discoteca donde trabajaba de mesera, no cubría absolutamente nada.Unos gritos de un hombre fue la alarma que la sacó de sus cavilaciones, y en ese momento es que fue consciente del peligro que estaba corriendo. En lugar de continuar su comino y salir de esa zona peligrosa, no pudo resistirse a prestar ayuda a esa persona que g
Arian al escuchar la discusión dentro de su casa se levantó inmediatamente, se levantó, sacó las llaves de su bolso y abrió la puerta.Su padre se encontraba con Haru su mejor amigo, le pareció extraño que estuvieran discutiendo, el hombre tenía agarrado por las solapas de camisa a su papá, cuando la vio entrar, Haru se le quedó mirando, soltó al padre de Ariam y salió de la casa furioso.—¿Qué pasó aquí, papá? —Le preguntó la chica a Pablo. —¿Por qué discutías con Harú?—Tenemos que hablar Ariam —dijo el hombre contrariado.Su padre ya era un hombre entrado en años, su rostro surcado con arrugas y su cabello canoso, daban cuenta de lo mucho que había vivido, aunque sus ojos verdes eran vivaces como los de cualquier adolescente, mismos ojos que ella había heredado.—Ven conmigo ahora mismo —Pablo agarró de la mano a su hija y la llevo hacia el sótano.Muy poco, Ariam, solía ir a ese lugar, ya que su padre era muy hermético con ese sitio.Al entrar, Pablo encendió la luz y buscó entre
Desesperada, Ariam cogió a Danis por la mano y corrieron a esconderse, en un compartimiento secreto que había en la habitación de Pablo. Él siempre las había instruido en lo que debía hacer si ocurría algo repentino. Ari se preguntaba siempre, que era lo que su padre escondía, él decía que había trabajado de camionero por muchos años, pero ella sabía que escondía demasiados, secretos, un camionero no escondía armas por toda la casa, ni tampoco hacía compartimientos secretos para resguardar a su familia.Ariam metió a su hermana en el escondite y le pidió que se quedara quietecita y no gritara, que ella iría a ver que sucedía y regresaría en unos minutos.La niña no estaba convencida de quedarse sola, pero obedeció a su hermana, Ariam sigilosamente se acercó a la sala y vio a su padre sentado en una silla, Harú lo había amarrado y los golpeaba una y otra vez, mientras le gritaba.—¿Dónde tienes la lista? —Le preguntó el hombre. —Dámela y te dejaré vivir.Pablo negó con la cabeza y le
Una vez que Ariam estuvo en suelo americano, respiró con tranquilidad, caminó con su hermana tomada de la mano, caminaron hasta el lugar donde le había indicado Pancho que estaría su amigo esperando pero cuando llegó al sitio, se dio cuenta que el amigo de su padre las había traicionado, Haru y sus hombres era quien las esperaba.La chica miró a su alrededor, vio que había mucha gente alrededor, aquello no era como en su país, allí Haru no tenía tanto poder, así que lo único que se le pasó por la mente fue armar un alboroto así que agarró fuertemente a su hermana, entraron corriendo a una tienda de comida y comenzó a voltear las mesas a gritar como loca, armó tal escándalo que sabía que la policía llegaría al lugar, la gente comenzó a formarse alrededor por lo que Haru no pudo agarrarlas, era tanta la cantidad de curiosos que le permitió escaparse por la parte de atrás del local con la niña. Corrieron hasta quedar sin fuerza, se pararon frente a una iglesia.Ariam sabía que no podía c