Pavel se regocijó en su papel de verdugo, dedicando horas interminables a torturar a Jimena de las formas más sádicas y retorcidas que su mente perversa podía concebir. Aunque Jimena poseía una fortaleza espiritual envidiable, incluso para él, aquel asalto implacable resultaba casi insostenible. Sin embargo, no se rendía fácilmente.¿Dónde está tu valentía ahora, Jimena? — Preguntó Pavel con una risa malvada, —Pensaste que podrías resistirme, pero es imposible, no debiste jugar conmigo. Dime los nombres de tus malditos juguetes que utilizaste para satisfacer tu ego insaciable. ¡Confiesa todos sus nombres, uno por uno!—¡Nunca lo sabrás! No te daré el placer de verme humillada y rendida ante ti. Puedes torturarme, pero nunca obtendrás esa satisfacción. —Respondió gimiendo de dolor.—Quise ser bueno contigo, pero me obligas a seguir doblegándote —Riendo él con histeria.Pavel continuó torturando a Jimena hasta que la mujer finalmente cedió a la presión. A medida que la tortura se intens
Derek se apresuró al hospital tan pronto como resolvió las cosas con Jimena. Nunca esperó encontrar a su esposa en coma. La caída había sido brutal, dejando a Ariam con graves heridas y su cerebro inflamado peligrosamente. Fue colocada en un coma inducido para reducir la inflamación. Al llegar al hospital, Nilvia ya estaba allí, sosteniendo a la pequeña Danis en sus brazos. La niña lucía pálida y tenía los ojos hinchados y llorosos. A pesar de su sufrimiento, aún miraba a Derek con hostilidad. Sin embargo, en ese momento, la única atención de Derek estaba en Ariam. No estaba preparado para perder al amor de su vida. La habitación del hospital estaba sumida en un silencio sepulcral, solo interrumpido por el suave zumbido de los equipos médicos que rodeaban la cama de Ariam. Cables intrincados se entrelazaban a su alrededor, conectados a monitores que parpadeaban y emitían pitidos rítmicos, registrando cada latido de su corazón y cada bocanada de aire que tomaba. Los tubos intravenosos
Ariam había tenido una noche muy difícil, un par de hombres le habían hecho la vida imposible, tratando de propasarse todo el tiempo, si no hubiera sido por los chicos de la seguridad, otra vez habría quedado sin empleo, por de una cosa estaba segura, ella no iba a permitir que nadie volviera a ponerle una mano encima sin su consentimiento.Iba meditando mientras caminaba, estaba tan ofuscada que no se dio cuenta de que la calle se encontraba sola, que las bombillas que siempre estaban encendidas esa noche, estaban apagadas, tampoco se dio cuenta de que no era nada bueno que una chica que iba media desnuda, porque la minifalda que la obligaban a utilizar en la discoteca donde trabajaba de mesera, no cubría absolutamente nada.Unos gritos de un hombre fue la alarma que la sacó de sus cavilaciones, y en ese momento es que fue consciente del peligro que estaba corriendo. En lugar de continuar su comino y salir de esa zona peligrosa, no pudo resistirse a prestar ayuda a esa persona que g
Arian al escuchar la discusión dentro de su casa se levantó inmediatamente, se levantó, sacó las llaves de su bolso y abrió la puerta.Su padre se encontraba con Haru su mejor amigo, le pareció extraño que estuvieran discutiendo, el hombre tenía agarrado por las solapas de camisa a su papá, cuando la vio entrar, Haru se le quedó mirando, soltó al padre de Ariam y salió de la casa furioso.—¿Qué pasó aquí, papá? —Le preguntó la chica a Pablo. —¿Por qué discutías con Harú?—Tenemos que hablar Ariam —dijo el hombre contrariado.Su padre ya era un hombre entrado en años, su rostro surcado con arrugas y su cabello canoso, daban cuenta de lo mucho que había vivido, aunque sus ojos verdes eran vivaces como los de cualquier adolescente, mismos ojos que ella había heredado.—Ven conmigo ahora mismo —Pablo agarró de la mano a su hija y la llevo hacia el sótano.Muy poco, Ariam, solía ir a ese lugar, ya que su padre era muy hermético con ese sitio.Al entrar, Pablo encendió la luz y buscó entre
Desesperada, Ariam cogió a Danis por la mano y corrieron a esconderse, en un compartimiento secreto que había en la habitación de Pablo. Él siempre las había instruido en lo que debía hacer si ocurría algo repentino. Ari se preguntaba siempre, que era lo que su padre escondía, él decía que había trabajado de camionero por muchos años, pero ella sabía que escondía demasiados, secretos, un camionero no escondía armas por toda la casa, ni tampoco hacía compartimientos secretos para resguardar a su familia.Ariam metió a su hermana en el escondite y le pidió que se quedara quietecita y no gritara, que ella iría a ver que sucedía y regresaría en unos minutos.La niña no estaba convencida de quedarse sola, pero obedeció a su hermana, Ariam sigilosamente se acercó a la sala y vio a su padre sentado en una silla, Harú lo había amarrado y los golpeaba una y otra vez, mientras le gritaba.—¿Dónde tienes la lista? —Le preguntó el hombre. —Dámela y te dejaré vivir.Pablo negó con la cabeza y le
Una vez que Ariam estuvo en suelo americano, respiró con tranquilidad, caminó con su hermana tomada de la mano, caminaron hasta el lugar donde le había indicado Pancho que estaría su amigo esperando pero cuando llegó al sitio, se dio cuenta que el amigo de su padre las había traicionado, Haru y sus hombres era quien las esperaba.La chica miró a su alrededor, vio que había mucha gente alrededor, aquello no era como en su país, allí Haru no tenía tanto poder, así que lo único que se le pasó por la mente fue armar un alboroto así que agarró fuertemente a su hermana, entraron corriendo a una tienda de comida y comenzó a voltear las mesas a gritar como loca, armó tal escándalo que sabía que la policía llegaría al lugar, la gente comenzó a formarse alrededor por lo que Haru no pudo agarrarlas, era tanta la cantidad de curiosos que le permitió escaparse por la parte de atrás del local con la niña. Corrieron hasta quedar sin fuerza, se pararon frente a una iglesia.Ariam sabía que no podía c
Ariam era una chica fuerte, pero el asesinato de su padre y ahora la desaparición de su hermana estaba haciendo mella en ella, no había dejado de llorar en ningún momento pensando en como estaría su niña, si tendría frío o hambre.El dolor era insoportable, después de agarrar un autobús que la llevó a la ciudad de Los Ángeles, revisó la dirección en su móvil, estaba cerca, caminó una cuantas cuadras que era lo que le faltaba por llegar, iba pasando por un callejón, cuando vio a un hombre peleando con una mujer, la tenía arrinconada en la pared, la había golpeado porque la chica tenía sangre en la cara.Ariam se debatió entre seguir su camino o intervenir en aquello, pero el grito de la chica la hizo decidirse, ya que el hombre tenía la clara intención de abusar de la mujer.Ari fue corriendo hacia la pareja, vio un palo de madera tirado en el piso, lo agarró y sin pensarlo mucho le dio un palazo al hombre con todas sus fuerzas en la cabeza. El sujeto cayó al instante en el piso, Ariam
La mirada de Costello era un punto interrogativo despiadado.—¿Y tú que haces aquí? —Le preguntó de malas maneras, evidentemente la recordaba.La voz severa de él, la hizo reaccionar.—Soy la hija de Pablo Cairuz.Él se quedó mirándola, haciendo que Ariam se sintiera nerviosa de repente, se quitó de la puerta y dejó que ella entrara.—¿Qué le pasó a Pablo? —Preguntó Costello.Ariam que no era parca de palabras, de repente se sentía cohibida antes aquel hombre, aquella noche en el callejón, le parecía feroz y aterrador, lucía exactamente igual, a pesar de llevar una barba de al menos tres días en las mejillas, era un hombre dominante, su sola presencia inundaba la estancia por completo con su cuerpo monumental, Ari no tenía miedo más bien se encontraba deslumbrada con el amigo de su padre.—¿Qué le pasó a Pablo? Le volvió a preguntar él con impaciencia.—¿Cómo sabes que le sucedió algo? —Preguntó Ari sorprendida.—Si estás aquí buscándome, usando el apellido de mi madre, solo puede s