Harú huyo del país y se refugió al otro lado de la frontera, una vez que estuvo medio recuperado, se mantuvo en las sombras, porque no quería a alertar a los hijos del escorpión que seguía vivo, porque ellos no descansarían hasta matarlo.Una vez que estuvo bien resguardado, se comunicó con el jefe de la Yakusa.—Keniche, tengo información importante.Keniche no solo era el jefe de los Yakuza, sino también el esposo de su hermana, por eso Haru tenía tanta importancia dentro de la mafia y le importaba la lista que Ariam tenía en su poder.—¿Qué información? —Le preguntó Keniche.—Sé donde está la lista de Osaka.—¿Dónde está?—La tiene la hija de Pablo.—¿Por qué la tiene ella y no tú? Ya debería estar en tu poder.—Lo intenté, pero ha buscado la protección de uno de los hijos del Escorpión, me hicieron un atentado.— Haru, has hecho bien en informarme, yo me encargaré de obtener la lista y de eliminar a todos los testigos, aunque para eso tenga que aniquilar a los hijos del Escorpión
En ese instante llegó Derek, acompañado con tres de sus sombras, así la gente llamaba a sus hombres.—¿Qué sucede aquí? —preguntó al ver a Cecil un poco perturbada y a Ariam sonriendo.—¿Me puedes explicar lo que está diciendo esta mujer? —Preguntó Cecil con arrogante elegancia. —Dice que es tu prometida.Derek se quedó mirando a Ariam, ella tenía una picardía en su rostro, de como quien ha sido descubierto haciendo una travesura, evidentemente estaba disfrutando con lo que sea que había pasado entre ellas.—Es cierto —respondió él con impaciencia.—¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo? —Preguntó Cecil con incredulidad.—Lo se, es complicado, pero las cosas no son lo que parece. —Explicó.Derek sentía una fuerte atracción hacia Cecil, pero él era un hombre que conocía perfectamente el mundo donde se encontraba, y del que formaba parte, por eso jamás tendría una relación más allá del sexo, las debilidades eran muy malas para el negocio.—¿Quién es esta mujer que aparece de la
Ariam y Derek salieron del departamento, afuera ya estaba el vehículo que en el que se iría, era un viejo Cámaro del 67, al verlo Ariam quedó fascinada porque le encantaban los carros, de inmediato recordó las horas que su padre y ella pasaban en el garaje arreglando su Mustang del 65, era su posesión más valiosa, los coches y la pasión por ellos, era el vínculo perfecto, entre Pablo y ella, sintió una opresión al recordarlo.Ariam pasó la mano por la carrocería del vehículo.—¿Te gusta? —Le pregunta de Derek que la observaba atentamente, la sacó de sus tristes pensamientos.—Sí, me encanta. —Respondió ella con sinceridad.—Entonces, conduce —Derek le lanzó las llaves que ella agarró al vuelo.—¿Me vas a confiar esta preciosura? —Preguntó Ariam con incredulidad.—Eres hija de Pablo, me imagino que heredaste sus habilidades.Ariam no dijo nada, sino que, emocionada, abrió la puerta del coche, una vez adentro colocó las manos en el volante y disfrutó la sensación de tocar esa joya del
—Habla de una maldita vez —gritó Ariam que seguía apuntando a la mujer.La mujer entró en pánico al ver lo decidida que estaba la chica de atentar en contra de ella, lo veía en su cara, podía percibir que estaba dispuesta a lo que sea.Derek no le quitaba los ojos de encima a Ariam, a pesar de que parecía un cervatillo asustado, tenía lo suyo, era de un espíritu fuerte y eso lo tenía gratamente complacido.—Se la llevaron unos hombres —dijo la directora abruptamente.—¿Quiénes? —Preguntó Ariam.La mujer se paró de su asiento, nerviosa.—Aquí yo no gano mucho dinero, tengo una familia que mantener…—Dígame quienes fueron los que se llevaron a mi hermana, no me interesa su maldita vida —gritó Ariam enojada.—Se los llevaron unos traficantes.—¡Oh Dios mío! ¿Quiénes son esos traficantes? ¿Por qué se la llevaron a ella?—Son de Suramérica, no sé nada más… No solamente se la llevaron a ella, sino a otros chiquillos.—¿Para qué se llevan a los niños? — Preguntó Ariam conmocionada.—Son maf
Keniche jefe de la Yakuza vio a los niños, cuando pasaban en fila enfrente de él.—Muy buena la mercancía de este mes, a nuestro negocio le irá muy bien con estos chiquillos, entrénenlos, los quiero en la calle en una semana distribuyendo el polvo.—Es muy pronto jefe —le dijo su subordinado — además me ha llamado la directora del orfanato advirtiéndome que alguien fue a reclamar a unos de estos mocosos, dijo que era gente peligrosa.Keniche se quedó pensativo.—Entonces hay que usar la táctica de la persuasión, ya sabes lo que tienes que hacer y traslada a estos chicos a otra de nuestras ciudades y ponlo en las calles pronto.—Muy bien, se hará como usted diga.Keniche sonrió complacido.✨ ✨ ✨ ✨ ✨ ✨Ariam estaba frustrada, nerviosa, crispada, el tal Mario les había dicho que a los niños se los habían llevado a Suramérica, pero que no sabía a qué país y por más que Derek lo amenazó y golpeó, el hombre no dijo nada más.No quería ni pensar en lo que estaba pasando su hermana en ese ins
Derek accedió entrenar a Ariam. Él era duro, severo y exigente en su entrenamiento. Ari nunca había conocido a alguien tan implacable como él. A veces, había días en que pensaba que Derek estaba sacando lo peor de ella, pero luego se daba cuenta de que en realidad estaba sacando lo mejor de ella. Cada día, Derek la empujaba más allá de sus límites, y aunque se sentía tan agotada que muchas veces se sintió tentada en abandonar todo, pero luego recordaba a su pequeña, Dani. Recordaba cómo Haru había destruido su vida y la de su familia, y terminaba por darle el empuje que necesitaba y aguantar al troglodita de Derek. Así que continuó entrenando, con la única determinación firme que tenía en la vida, acabar con Haru.Una noche, mientras Ariam estaba profundamente dormida, de repente fue despertada por unos ruidos extraños en la casa. Se incorporó rápidamente y, sin hacer ruido, se deslizó fuera de la cama y se acercó a la puerta de la habitación. Cuando la abrió, se encontró cara a cara
La casa del senador estaba decorada con un gusto exquisito, los tonos dorados y los detalles en cristal hacían que todo brillara con una luz propia. La música de fondo era suave, pero animaba a los invitados a moverse al ritmo de la noche. Los camareros pasaban entre la multitud ofreciendo bebidas y aperitivos de primera calidad.Cuando Derek y Ariam entraron, el ambiente cambió. El aire se cargó con una tensión palpable y todos los ojos se posaron en ellos. Derek lucía impecable con su traje negro a medida, con sus ojos grises que parecían desafiar a cualquiera que lo mirara. Ariam, por su parte, llevaba un vestido negro ajustado que resaltaba su figura y su cabello rubio caía en suaves ondas sobre sus hombros. Pero lo que más llamaba la atención era la determinación en su mirada, como si nada ni nadie pudiera detenerla.A medida que avanzaban por el salón, los invitados se hacían a un lado para dejarles paso, murmurando entre ellos. Algunos de ellos reconocieron a Derek como el hijo
La asistente del senador se acercó a Derek y le dijo en voz baja:—Señor, el senador quiere hablar con usted en privado—Derek asintió y le susurró a Ariam:—Me ausentaré unos minutos, pero quiero que uses lo que aprendiste para obtener información de un juez que está aquí esta noche. Quiero toda la información que puedas conseguir sobre el proyecto de ley que están organizando contra las mafias.—Entendido, jefe— respondió Ariam en tono gracioso. Derek le sonrió y se alejó con la asistente.Ari sentía la adrenalina correr por sus venas mientras veía alejarse a Derek. Sabía que esta era su oportunidad de demostrar su valía y poner en práctica todo lo que había aprendido. Miró alrededor de la habitación, buscó en su móvil la imagen que Derek acababa de enviarle, repasó el lugar con la mirada buscando al juez. Lo encontró al otro lado de la sala, rodeado de un grupo de personas. Ella tomó una bocanada de aire profunda y se dirigió hacia él, lista para cumplir su misión. La música segu