—Habla de una maldita vez —gritó Ariam que seguía apuntando a la mujer.La mujer entró en pánico al ver lo decidida que estaba la chica de atentar en contra de ella, lo veía en su cara, podía percibir que estaba dispuesta a lo que sea.Derek no le quitaba los ojos de encima a Ariam, a pesar de que parecía un cervatillo asustado, tenía lo suyo, era de un espíritu fuerte y eso lo tenía gratamente complacido.—Se la llevaron unos hombres —dijo la directora abruptamente.—¿Quiénes? —Preguntó Ariam.La mujer se paró de su asiento, nerviosa.—Aquí yo no gano mucho dinero, tengo una familia que mantener…—Dígame quienes fueron los que se llevaron a mi hermana, no me interesa su maldita vida —gritó Ariam enojada.—Se los llevaron unos traficantes.—¡Oh Dios mío! ¿Quiénes son esos traficantes? ¿Por qué se la llevaron a ella?—Son de Suramérica, no sé nada más… No solamente se la llevaron a ella, sino a otros chiquillos.—¿Para qué se llevan a los niños? — Preguntó Ariam conmocionada.—Son maf
Keniche jefe de la Yakuza vio a los niños, cuando pasaban en fila enfrente de él.—Muy buena la mercancía de este mes, a nuestro negocio le irá muy bien con estos chiquillos, entrénenlos, los quiero en la calle en una semana distribuyendo el polvo.—Es muy pronto jefe —le dijo su subordinado — además me ha llamado la directora del orfanato advirtiéndome que alguien fue a reclamar a unos de estos mocosos, dijo que era gente peligrosa.Keniche se quedó pensativo.—Entonces hay que usar la táctica de la persuasión, ya sabes lo que tienes que hacer y traslada a estos chicos a otra de nuestras ciudades y ponlo en las calles pronto.—Muy bien, se hará como usted diga.Keniche sonrió complacido.✨ ✨ ✨ ✨ ✨ ✨Ariam estaba frustrada, nerviosa, crispada, el tal Mario les había dicho que a los niños se los habían llevado a Suramérica, pero que no sabía a qué país y por más que Derek lo amenazó y golpeó, el hombre no dijo nada más.No quería ni pensar en lo que estaba pasando su hermana en ese ins
Derek accedió entrenar a Ariam. Él era duro, severo y exigente en su entrenamiento. Ari nunca había conocido a alguien tan implacable como él. A veces, había días en que pensaba que Derek estaba sacando lo peor de ella, pero luego se daba cuenta de que en realidad estaba sacando lo mejor de ella. Cada día, Derek la empujaba más allá de sus límites, y aunque se sentía tan agotada que muchas veces se sintió tentada en abandonar todo, pero luego recordaba a su pequeña, Dani. Recordaba cómo Haru había destruido su vida y la de su familia, y terminaba por darle el empuje que necesitaba y aguantar al troglodita de Derek. Así que continuó entrenando, con la única determinación firme que tenía en la vida, acabar con Haru.Una noche, mientras Ariam estaba profundamente dormida, de repente fue despertada por unos ruidos extraños en la casa. Se incorporó rápidamente y, sin hacer ruido, se deslizó fuera de la cama y se acercó a la puerta de la habitación. Cuando la abrió, se encontró cara a cara
La casa del senador estaba decorada con un gusto exquisito, los tonos dorados y los detalles en cristal hacían que todo brillara con una luz propia. La música de fondo era suave, pero animaba a los invitados a moverse al ritmo de la noche. Los camareros pasaban entre la multitud ofreciendo bebidas y aperitivos de primera calidad.Cuando Derek y Ariam entraron, el ambiente cambió. El aire se cargó con una tensión palpable y todos los ojos se posaron en ellos. Derek lucía impecable con su traje negro a medida, con sus ojos grises que parecían desafiar a cualquiera que lo mirara. Ariam, por su parte, llevaba un vestido negro ajustado que resaltaba su figura y su cabello rubio caía en suaves ondas sobre sus hombros. Pero lo que más llamaba la atención era la determinación en su mirada, como si nada ni nadie pudiera detenerla.A medida que avanzaban por el salón, los invitados se hacían a un lado para dejarles paso, murmurando entre ellos. Algunos de ellos reconocieron a Derek como el hijo
La asistente del senador se acercó a Derek y le dijo en voz baja:—Señor, el senador quiere hablar con usted en privado—Derek asintió y le susurró a Ariam:—Me ausentaré unos minutos, pero quiero que uses lo que aprendiste para obtener información de un juez que está aquí esta noche. Quiero toda la información que puedas conseguir sobre el proyecto de ley que están organizando contra las mafias.—Entendido, jefe— respondió Ariam en tono gracioso. Derek le sonrió y se alejó con la asistente.Ari sentía la adrenalina correr por sus venas mientras veía alejarse a Derek. Sabía que esta era su oportunidad de demostrar su valía y poner en práctica todo lo que había aprendido. Miró alrededor de la habitación, buscó en su móvil la imagen que Derek acababa de enviarle, repasó el lugar con la mirada buscando al juez. Lo encontró al otro lado de la sala, rodeado de un grupo de personas. Ella tomó una bocanada de aire profunda y se dirigió hacia él, lista para cumplir su misión. La música segu
Derek salió de la oficina del senador después de haber tenido una reunión privada, sus ojos buscaban a Ariam entre la multitud. Finalmente, la encontró parada en una esquina, con una copa de champaña en la mano y hablando con un hombre mayor.Derek frunció el ceño, preguntándose qué estaba haciendo Ariam hablando con un extraño en lugar de seguir adelante con la misión que le había encomendado. ¿Había fallado ella en conseguir la información del juez? Se preguntó.Mientras caminaba hacia ella, se dio cuenta de que Ariam había dejado de hablar con el hombre y lo estaba esperando. Derek se acercó, y ella le dio una sonrisa mientras levantaba su copa para brindar.—¿Lo has conseguido?— Preguntó Derek, con un tono de incertidumbre en su voz.Ariam le enseñó disimuladamente una minúscula grabadora y le dijo a Derek:—Aquí está todo lo que necesitas. Me aseguré de que el juez contara todo lo que necesitábamos saber sobre el proyecto de ley.Derek suspiró aliviado, se había preocupado de que
Derek y Ariam regresaron a la mansión en silencio. El único sonido que resonaba por los pasillos era el suave golpeteo de sus zapatos contra el suelo de mármol. El aire estaba cargado de tensión, y el corazón de Ariam latía con fuerza en su pecho. Podía sentir los ojos de Derek clavados en ella, ardiendo con una intensidad que la hacía sentir viva y a la vez asustada.Una vez que entraron en la sala de estar, Derek se volvió hacia Ariam, sus ojos oscuros e intensos. —Lo hiciste excelente esta noche—, dijo, entregándole la daga. —Esto es para ti—Ariam tomó la daga, sus dedos rozando los de Derek. Podía sentir la electricidad entre ellos, la fuerza cruda de su conexión. No quería nada más que entregarse a ella, dejar atrás su pasado y vivir el momento con Derek.Pero antes de que pudiera decir algo, Derek se inclinó y capturó sus labios en un beso ardiente. Sus manos encontraron su camino hacia su cintura, acercándola más a él. La mente de Ariam se quedó en blanco mientras se entregaba
Derek estaba decidido a enseñarle a Ariam todo lo que necesitaba saber para enfrentarse a sus enemigos y salir victoriosa. Se encargó de instruirla en todos los aspectos posibles, desde técnicas de combate hasta planificación estratégica. Pero había un aspecto de su mundo que no podía compartir con ella: el oscuro y peligroso mundo de las drogas, las mafias y la muerte.A pesar de su propia participación en este siniestro mundo, Derek no soportaba la idea de corromper la inocencia de Ariam. Vio en ella una pureza y una luz que no había conocido en muchos años, y estaba decidido a protegerla de la oscuridad que ya lo engullía a él.Una tarde de primavera, Derek y Ariam estaban en el jardín trasero de la casa, donde habían improvisado un pequeño dojo para sus entrenamientos de artes marciales.Derek se encontraba de pie frente a Ariam, observándola con ojos críticos mientras ella hacía movimientos lentos y precisos de karate.—Debes mantener los pies firmes en el suelo—, le dijo con vo