Quiero darles las gracias por todo el apoyo recibido en la historia. Me ha encantado leer sus comentarios y aunque la novela de Noah y Elizabeth termina aquí, ellos también aparecerán algunas veces, en el libro de Charlotte. Nos leemos pronto.
Obra registrada bajo el núemero: 2303113776069Con fecha: 11/03/2023Prohibida su reproducción total o parcial de ella.***************Tres meses después...Londres-Inglaterra.Era la decimoquinta vez que a Elizabeth la rechazaban en una entrevista de trabajo. Ya habían pasado tres meses de constantes llamadas y respuestas negativas a lo que ella buscaba. Pareciera que en su frente llevaba marcado con tinta roja «a todo el mundo menos a ella.»Era difícil cada día tratar de conseguir algún nuevo empleo. Todo era muy cuesta arriba en estos tiempos. Se encontraba viviendo con su mejor amiga, pero las deudas tampoco se saldaban solas. Ella solo necesitaba una carta de recomendación, para volver a tener la vida que tanto añoraba.Si tan solo el idiota de su exnovio no la hubiese expuesto de la manera en que lo hizo, su vida no sería un completo desastre, o eso es lo que ella imaginaba.—¿Cómo pudiste hacernos esto, Elizabeth? Nosotros confiamos en ti y de esta manera nos pagas —su novio
Elizabeth encontró a la enfermera y le indicó el número de habitación de su amiga. El accidente de auto había sido un poco grave y Jess, no caminaría sin ayuda de unas muletas, por un año o tal vez más. Era una situación complicada, ya que en estos momentos, el único sustento en la casa, era Jessica. Se iban a complicar las cosas, pues en su última entrevista, ni siquiera pudo tomar asiento, cuando fue rechazada.—¡Oh, por Dios, Jess! Estaba tan preocupada por ti. ¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor? —le preguntó una y otra vez, con lágrimas en los ojos cuando entró a la habitación y fue a abrazarla, pero se detuvo con los brazos extendidos, al darse cuenta de lo lastimada que se encontraba la pobre de su amiga.—Abrázame, tonta, solo hazlo lento —le respondió con cariño. Elizabeth y ella habían sido amigas por muchos años y se ayudaban mutuamente en todo. Cuando la dulce rubia vino de otra ciudad, Jessica fue la primera persona que conoció y le prestó ayuda.—¿Cuéntame qué es lo que ha su
Noah y Elizabeth se miraban como si fueran enemigos, se podría decir que, si era necesario, irían a la guerra para destrozarse mutuamente. Ella sentía rabia por lo que le había sucedido a su amiga y él estaba cabreado por la retahíla de cosas que le dijo, siendo inocente. Ambos se malentendieron y lamentablemente, para ellos ya no existía el momento de hacer las pases. Podría decirse que ambos eran muy tercos y solo llevaban de conocerse un minuto.—¿Cuál es la propuesta? Jessica ya me ha dicho que no fuiste el causante del accidente —le comentaba la joven, sentada en la cama.Soberbia, esas fueron las palabras que encontró a la perfección, Noah, para definir a Elizabeth.—¿Y no me vas a pedir disculpas por el malentendido que hiciste? —le preguntó el castaño, y por más que ella quisiera hacerlo no podía, y se arrepentía de haber actuado de esa manera porque lo acusó igual que su exnovio lo hizo con ella.—¿Cambiaría algo si yo lo hiciera? Además, tampoco te disculpaste por haberte t
Una de las noches más largas había tenido Elizabeth, no solo por la cirugía de su mejor amiga, también por la decisión de tomar el empleo que el jefe de Jessica, le había ofrecido. El miedo pasaba a segundo plano, cuando la necesidad le estaba respirando en la nuca. La dirección de la compañía en la que trabajaba Noah, estaba ubicada en una de las mejores zonas de Londres. Justo ahí, ella se dio cuenta de lo imponente que sería ese nuevo trabajo.Jessica le había dado algunas indicaciones de como llegar al lugar, ya que, era una zona que ni ella, ni su exnovio que era rico, o eso es lo que él creía, hubiesen podido pisar. Después de tomar una gran bocanada de aire y armarse de valor, decidida, lee una vez más el nombre de la empresa y entra en busca de Noah.Cars Technology, era una de las compañías más importantes de Europa. Eran los principales creadores de los autos que se manejan solos. Muchas veces, su antiguo jefe quiso intentar ponerse en contacto con el presidente de la empres
Comer con Damian, era la actividad favorita de Noah, debido al incremento de trabajo de los últimos meses, no podía estar con su hijo cómo le gustaría. Las personas que trabajaban en la mansión eran de su completa confianza. Habían pasado una exhaustiva investigación, antes de poder acercarse a su hijo y por esa razón, podía estar tranquilo.—Papá volverá pronto, campeón. Juega un poco con Gabriella mientras no estoy y conoce a la nueva niñera —aunque esas fueron las últimas palabras dichas por Noah, antes de salir de casa, su hijo solo lo ignoro.Ser padre soltero tampoco era una tarea sencilla, las noches sin dormir, el trabajo, los llantos sin explicación o simplemente no tener idea de lo que le pasaba a su hijo, eran cosas del día a día para él. Noah quería que su hijo volviera a ser un niño feliz.—Señor O'Brien, su guardaespaldas se encuentra esperándolo en su oficina —le informa la secretaría, entregándole un vaso de jugo. Noah, desde que tenía un hijo, había cambiado sus gust
Elizabeth, después del día tan complicado que tuvo, no pudo dormirse con facilidad. Repasó todo lo que había sucedido y trataría de no volver a repetirlo. Tenía miedo de perder su empleo porque ahora era el único sustento que tenía para ella y su familia. Se imaginaba que su mejor amiga había salido bien en la cirugía porque no tenía noticias de ella. Iría el fin de semana a verla y desahogarse de todo lo ocurrido estos días.No era una persona malagradecida y mucho menos en estos tiempos de necesidad, tampoco era de quejarse o ventilar sus problemas, pero a veces, solo quería descansar.«Mírate esas ojeras, Elizabeth. No parecen cosas tuyas», se dijo al verse al espejo de su polvo. Una mala noche le iba a pasar factura por el resto de la mañana.—¿Regresará a casa conmigo, señorita? Debo ir por unas cosas al mercado. Puede esperarme aquí o, vamos juntos y hacemos las compras —la voz del chófer, la saca de sus pensamientos.Ella sonríe porque no quería hacerlo perder el tiempo.—Por f
Noah no sabía qué hacer ante las lágrimas de Elizabeth, no esperaba que ella actuara así. Se sentía impotente por no poder ayudarla a que se detuviera. Ella se veía tan frágil y delicada, parecía como si en serio le doliera todo. Noah pensó que tal vez fueron sus palabras, pero la manera en la que se encontraba ahora mismo, frente a sus ojos, podría suponer que era solo una pequeña niña asustada.Los empleados miraron a Noah con rostros de decepción y molestia. Estaban enojados por la manera en la que había tratado a la pobre niñera. La señora Gabriella siempre había defendido a su muchacho, pero esta vez, él se había pasado de la línea. No había dejado que Elizabeth pudiera hablar. Nadie sabía nada, pero él fue el único en decir una barbaridad tras otra. —Elizabeth, lo siento. No debí hablarte de esa manera, pero es que estaba preocupado. No conoces estas zonas y nadie tiene cómo dar contigo. No tenemos tu número de celular y mucho menos sabemos en dónde buscarte —él estaba parado l
Noah se acercó con rapidez al verla lastimada. Damian seguía hablando con su niñera hasta que vio que su padre se paró frente a ellos. El niño se bajó de las piernas de Elizabeth y fue a abrazar a Noah. Para nadie era un secreto que tal vez él ya estaba enojado y por esa razón, Gabriella y el chófer que los había traído, abandonaron el pasillo, pero la verdad, es que en ese momento, él no sentía algo más que solo alivio.La mansión de Noah era un lugar muy grande. Pasillos amplios, espacios que no usaba y siete habitaciones, además del sitio de los empleados. Todo era minimalista, aunque eso a él no le importaba. El diseñador de interiores le recomendó lo más chic para su casa. No entendía a qué se refería en ese entonces, pero ahora estaba agradecido de que su pasillo tuviera esa silla en donde estaba Elizabeth sentada.—¿Qué te ha pasado? ¿Estás herida en otra parte? —preguntó, recibiendo a Damian en sus brazos para cargarlo.—Bueno, esto es un poco vergonzoso, pero me ha ocurrido a