Elizabeth estaba en silencio viendo como la persona que ella, una vez quiso, se había convertido en alguien tan repugnante. No podía entender o tal vez, no quería entender que ese sujeto, guardara tanta maldad.Ella no lloraba por más que así lo deseaba. Su orgullo, sus deseos de ver como ese hombre se hundía, no la dejaba respirar. Tenía tanto miedo de hacer algo y que Alexis tomara represalias contra Damian, que solo respiraba y tragaba.—Tengo hambre, Eliza —le susurraba Damian en el oído.No sabía cuánto tiempo había pasado desde que estaban encerrados en el salón, pero ella también tenía hambre. —Alexis, en uno de esos bolsos, hay unas galletas. Damian tiene hambre y...—¿Quieres que los busque? —se burló—. ¿Me estás pidiendo un favor ahora?—No. Solo que dejes que él vaya por sus galletas. Es pequeño todavía y no sabe aguantar lo suficiente —le explicó.Alexis tenía un bolso también, lleno de muchas cosas. Aurora le dijo que lo usara, pero se le había olvidado. Miró al niño y a
La cuenta regresiva para todos ya estaba dada. Noah había escuchado la conversación, para cuando recibió la llamada de Aurora. Después de todo, era su hijo al que estaba lastimando. ¿Por qué ella no sentía remordimientos o dolor al verlo llorar? ¿Tan mal hombre y esposo había sido con ella? Noah tenía tantas preguntas, que le parecía inhumano, que justo una madre, atentara contra su hijo. Él entendía que podía haber hecho todo mal, pero era su sangre. Noah no podía soportar ver a su hijo con gripe, porque ese malestar apagaba a su amado hijo. Pero era increíble que Aurora no pudiera sentir nada. Tres años tenía Damian cuando ella fingió su muerte... —Noah, nosotros estaremos cerca. No creas que dejaremos que Elizabeth salga herida —le informaba Liam. —Era francotirador en el ejército, así que un movimiento pequeño lo notaré y daré de baja a quien me ordenes —intervino Ethan. Noah estaba agradecido de las personas que lo acompañaban, pero él solo quería sacar a su mujer y a sus h
La situación en el colegio fue completamente controlada por la gente de Noah. Ellos sabían que debían hacer con Aurora y Alexis. En el hospital estaba Noah recibiendo atención médica, después de negarse completamente, porque no quería separarse de Elizabeth, pero ambos, tenían que recibir ayuda. Él tuvo que recibir sutura, pero la suerte había estado de su lado. La bala entró y salió, sin hacer ningún tipo de daño. En el caso de Aurora, ella sí tenía daños en su cuerpo. No se culparía a Noah porque se tomó como defensa personal. Damian se encontraba con Gabriella, esperando a que su padre se sentara, Todo era una locura, pero el niño se estaba tranquilo. A diferencia de Noah, que no podía caminar de un lado al otro. —Noah... —el detective lo llamó—. Siento mucho venir en este momento, pero quería darte información sobre lo sucedido. —Claro, te escucho —las manos del castaño, no lograban estar tranquilas. Estaban llenas de la sangre de Elizabeth y su hijo. Su corazón dolía de so
Les habían robado la calma por un momento, pero antes de eso, nadie pudo negar que se odiaron, pelearon y sí, también se amaron. No fue un amor a primera vista y mucho menos uno de novela. Tuvieron algunas trabas, pero lograron al final, estar juntos.No esperaban tener una relación y mucho menos, formar una familia. Noah y Elizabeth eran tan diferentes, que al final del día, se complementaban. Además de Damian, ahora también estaba ella, que era quien lo hacía más humano. Dos meses después del encierro de Aurora, todos en la mansión, lograron respirar y darse cuenta de que ella, no iba a volver a salir de la cárcel. Elizabeth tenía cinco meses de embarazo y su bebé, no tenía ánimos de mostrarse ante los ecos. No había manera de lograr descubrir su sexo. Piernas cerradas, cada vez que su ginecóloga trataba de verlo. Damian y Noah, estaban seguros de que sería una niña, pero Elizabeth, presentía que sería otro niño. Su barriga no era muy grande y estaba arriba. Lo único de lo que es
Obra registrada bajo el núemero: 2303113776069Con fecha: 11/03/2023Prohibida su reproducción total o parcial de ella.***************Tres meses después...Londres-Inglaterra.Era la decimoquinta vez que a Elizabeth la rechazaban en una entrevista de trabajo. Ya habían pasado tres meses de constantes llamadas y respuestas negativas a lo que ella buscaba. Pareciera que en su frente llevaba marcado con tinta roja «a todo el mundo menos a ella.»Era difícil cada día tratar de conseguir algún nuevo empleo. Todo era muy cuesta arriba en estos tiempos. Se encontraba viviendo con su mejor amiga, pero las deudas tampoco se saldaban solas. Ella solo necesitaba una carta de recomendación, para volver a tener la vida que tanto añoraba.Si tan solo el idiota de su exnovio no la hubiese expuesto de la manera en que lo hizo, su vida no sería un completo desastre, o eso es lo que ella imaginaba.—¿Cómo pudiste hacernos esto, Elizabeth? Nosotros confiamos en ti y de esta manera nos pagas —su novio
Elizabeth encontró a la enfermera y le indicó el número de habitación de su amiga. El accidente de auto había sido un poco grave y Jess, no caminaría sin ayuda de unas muletas, por un año o tal vez más. Era una situación complicada, ya que en estos momentos, el único sustento en la casa, era Jessica. Se iban a complicar las cosas, pues en su última entrevista, ni siquiera pudo tomar asiento, cuando fue rechazada.—¡Oh, por Dios, Jess! Estaba tan preocupada por ti. ¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor? —le preguntó una y otra vez, con lágrimas en los ojos cuando entró a la habitación y fue a abrazarla, pero se detuvo con los brazos extendidos, al darse cuenta de lo lastimada que se encontraba la pobre de su amiga.—Abrázame, tonta, solo hazlo lento —le respondió con cariño. Elizabeth y ella habían sido amigas por muchos años y se ayudaban mutuamente en todo. Cuando la dulce rubia vino de otra ciudad, Jessica fue la primera persona que conoció y le prestó ayuda.—¿Cuéntame qué es lo que ha su
Noah y Elizabeth se miraban como si fueran enemigos, se podría decir que, si era necesario, irían a la guerra para destrozarse mutuamente. Ella sentía rabia por lo que le había sucedido a su amiga y él estaba cabreado por la retahíla de cosas que le dijo, siendo inocente. Ambos se malentendieron y lamentablemente, para ellos ya no existía el momento de hacer las pases. Podría decirse que ambos eran muy tercos y solo llevaban de conocerse un minuto.—¿Cuál es la propuesta? Jessica ya me ha dicho que no fuiste el causante del accidente —le comentaba la joven, sentada en la cama.Soberbia, esas fueron las palabras que encontró a la perfección, Noah, para definir a Elizabeth.—¿Y no me vas a pedir disculpas por el malentendido que hiciste? —le preguntó el castaño, y por más que ella quisiera hacerlo no podía, y se arrepentía de haber actuado de esa manera porque lo acusó igual que su exnovio lo hizo con ella.—¿Cambiaría algo si yo lo hiciera? Además, tampoco te disculpaste por haberte t
Una de las noches más largas había tenido Elizabeth, no solo por la cirugía de su mejor amiga, también por la decisión de tomar el empleo que el jefe de Jessica, le había ofrecido. El miedo pasaba a segundo plano, cuando la necesidad le estaba respirando en la nuca. La dirección de la compañía en la que trabajaba Noah, estaba ubicada en una de las mejores zonas de Londres. Justo ahí, ella se dio cuenta de lo imponente que sería ese nuevo trabajo.Jessica le había dado algunas indicaciones de como llegar al lugar, ya que, era una zona que ni ella, ni su exnovio que era rico, o eso es lo que él creía, hubiesen podido pisar. Después de tomar una gran bocanada de aire y armarse de valor, decidida, lee una vez más el nombre de la empresa y entra en busca de Noah.Cars Technology, era una de las compañías más importantes de Europa. Eran los principales creadores de los autos que se manejan solos. Muchas veces, su antiguo jefe quiso intentar ponerse en contacto con el presidente de la empres