No maratón, pero si 3 capítulos hoy...
Capítulo 129 —No buscaba placer, buscaba certeza, refugio, verdadNarrador:Aylin no supo cuánto tiempo estuvieron sentados en el pasillo. Solo recordaba el peso de Roman contra su cuerpo, sus respiraciones entrecortadas, sus lágrimas húmedas mojándole la camisa. En algún momento, él dejó de hablar para solo respirar, para solo temblar.Cuando sintió que el llanto comenzaba a menguar, con la delicadeza de quien mueve a un herido, Aylin lo tomó del rostro, lo miró a los ojos y le acarició las mejillas empapadas. Roman no se resistió. No tenía fuerzas. Asintió en silencio cuando ella le pidió que se pusiera de pie. Se dejó llevar como un niño perdido. Caminaron juntos hasta el dormitorio. No hubo palabras.Aylin lo hizo sentarse al borde de la cama. Le quitó la chaqueta, luego los zapatos, después la camisa. Lo desvistió sin apuro, sin otra intención que despojarlo del peso que lo envolvía. Él no protestó. Solo la miraba con los ojos vacíos, derrotados. Como si no supiera qué hacer con
Capítulo 130 —La cicatrizNarrador:Roman no avisó; no a Aylin, ni a Dominic y mucho menos a Sasha.Salió temprano, cuando la casa aún dormía. Se vistió sin hacer ruido, cerró la puerta con cuidado y se perdió en el gris de una mañana nublada, con los puños apretados en los bolsillos y la rabia latiéndole en la garganta. No pensaba explicaciones, no pensaba en las consecuencias. Solo pensaba en ella, en Miranda. Sabía exactamente dónde encontrarla.Llegó sin tocar el claxon, sin avisar su presencia. Bajó del auto y cruzó el umbral del edificio como si lo hubiera hecho mil veces. Ni el recepcionista se atrevió a detenerlo. El ascensor subió lento. Cada piso que pasaba le recordaba los años que ella le había robado. Cada segundo de silencio se llenaba con la imagen de Sasha llorando detrás de una puerta cerrada. Y suya, colapsando del otro lado.No golpeó, no esperó, solo giró la perilla.La encontró de espaldas, sentada junto a una ventana, bebiendo café como si no llevara sobre los ho
Capítulo 1 —La esculturaNarrador:El estruendo cortó el aire. Un golpe seco. Un choque brutal. Un sonido de quiebre que atravesó la opulencia de la galería como un disparo en la oscuridad. Por un segundo, el tiempo se detuvo. El murmullo de conversaciones se apagó.La música dejó de existir. Todo quedó suspendido en el vacío.Aylin parpadeó, con la respiración atrapada en su garganta.Los ojos le ardieron. El corazón bombeaba con tanta fuerza que lo sintió en los oídos. Sus pupilas bajaron. Y ahí estaba. El desastre.Los fragmentos de cristal relucían cruelmente en el mármol blanco, esparcidos como los restos de un crimen imperdonable.Había roto algo. Algo importante. Algo que, seguramente, no podría pagar.El eco del impacto aún vibraba en sus huesos. Los cuchicheos no tardaron en comenzar. Un murmullo bajo, sibilante, creciendo como una ola de veneno.—Dios… ¿qué fue eso? —¿Se volvió loca?—¿Sabe siquiera cuánto costaba eso?Aylin sintió la sangre huirle del rostro.Sus dedos se
Capítulo 2 —Yo soy quien mandaNarrador:—Permanece aquí. Vendrá alguien a tomar tus datos. —le ordenóAylin parpadeó, aún aturdida.—No. Volveré mañana.Roman inclinó la cabeza apenas, con la paciencia de alguien que ya conoce la respuesta.—No. Te quedarás.Aylin sintió su cuerpo tensarse.—No tengo por qué…No terminó la frase. Antes de que pudiera reaccionar, sus manos firmes se cerraron sobre sus hombros. El contacto la sacudió como un golpe eléctrico. El calor de su piel traspasó la tela de su ropa. Sus ojos la atraparon. Impenetrables. Demasiado cerca. Su respiración se volvió errática. El aire caliente chocó contra su mejilla. Se inclinó apenas. Solo un poco. Lo suficiente para que sintiera la amenaza en su proximidad.—Vas a obedecer. —Aylin abrió la boca, pero el nudo en su garganta le impidió hablar. El perfume de él la envolvió, amaderado y oscuro, como un veneno que se infiltraba en su sistema. Y luego, sin previo aviso, la empujó, con la firmeza exacta para que cayera se
Capítulo 3 —No tiene opciónNarrador:Aylin salió de la galería con pasos vacilantes, abrazando el bolso contra su pecho como si eso pudiera protegerla de la vergüenza que aún le ardía bajo la piel.Frunció el ceño al ver el coche ne*gro esperándola frente a la entrada. Grande, reluciente, impecable. La puerta del copiloto estaba abierta.Y él estaba allí. Roman Adler, sentado dentro del vehículo, con las manos sobre el volante, aguardando con la misma calma que usaba para firmar sentencias.Cuando Aylin se acercó, dudando frente a la puerta abierta, asomó la cabeza apenas para mirar al interior. Roman inclinó el rostro hacia ella, sus ojos oscuros buscándola bajo la tenue luz de la calle.—Vamos, sube —ordenó con voz baja, pero cortante.Aylin dudó. Solo un segundo.—No hace falta que me lleve. Puedo volver sola…Roman ladeó la cabeza, como si su respuesta le hubiera resultado graciosa.—No te pregunté.Ella tragó saliva.—De verdad, puedo…—Sube, Aylin.La forma en que dijo su nombr
Capítulo 4 —SashaNarrador:La mansión Adler imponía desde la entrada.Aylin bajó del coche con el estómago encogido, repasando mentalmente cada segundo de la noche anterior como si aún pudiera despertarse de aquella locura. Pero no. Estaba allí. De pie frente a un portón inmenso, con jardines que parecían sacados de una revista y una estructura tan elegante como intimidante.La puerta principal se abrió antes de que pudiera tocar el timbre.Una mujer mayor, vestida con impecable discreción y gesto serio, la observó con profesionalidad.—Debe ser Aylin. Buenos días. Soy Amelia, el ama de llaves. Pase, por favor.Aylin asintió en silencio y cruzó el umbral, sintiéndose diminuta en el recibidor que era más grande que todo su departamento.—Aguarde en la sala. Avisaré al señor Adler que ya ha llegado.Aylin dejó el bolso sobre sus piernas mientras se sentaba al borde de uno de los sofás, con las manos entrelazadas, incapaz de decidir si respiraba demasiado fuerte o si debía disimular lo
Capítulo 5 —No traes un manual Narrador:Cuando Sasha finalmente salió de casa, arrastrando la mochila con desgano y rodando los ojos como si el simple hecho de existir ya fuera una carga, Aylin dejó escapar un suspiro discreto.No sabía si alegrarse por el silencio o preocuparse por lo que venía después.Decidió no quedarse quieta. Vagó por la mansión unos minutos, intentando memorizar pasillos que parecían todos iguales, hasta que encontró a Amelia en la cocina, organizando las compras del día con una eficiencia que intimidaba.—Disculpe... —Aylin habló en voz baja, aún sintiéndose una intrusa en cada palabra—. Quisiera saber qué se supone que debo hacer ahora.Amelia levantó la vista solo un segundo, le dedicó un gesto breve y volvió a lo suyo.—El señor quiere verla.Aylin parpadeó.—¿El señor?Amelia asintió con la misma naturalidad con la que habría dicho que afuera llovía.—Dijo que la esperaba en su despacho cuando Sasha se fuera.Aylin sintió un escalofrío, pero se forzó a a
Capítulo 6 —Casas de revistaNarrador:El viaje transcurrió en un silencio denso, cargado de todo lo que ninguno de los dos decía.Roman conducía con la misma seguridad con la que dirigía cualquier cosa en su vida, sin prisa pero sin pausa, como si cada semáforo, cada cruce y cada calle formaran parte de un recorrido que conocía de memoria.Y, en efecto, lo conocía.Recordaba perfectamente el camino hasta aquella zona olvidada, donde las casas parecían a punto de derrumbarse y el asfalto tenía más grietas que promesas rotas.Detrás de ellos, una camioneta ne*gra escoltaba el coche, silenciosa, discreta, pero imposible de ignorar.Cuando Roman detuvo el auto frente al edificio, Aylin se apresuró a bajar, apretando el bolso contra el cuerpo, como si eso pudiera darle algo de protección.Pero Roman también salió.Ella giró sobre sus talones, frenándolo con una mano temblorosa levantada a medias.—Señor Adler, no es necesario que me acompañe… —Roman la observó en silencio, con esa mirada