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2.Confio Solo en Ti

Solo tuve que pedirle que venga y aquí está mi mejor amigo desde la secundaria. Abro la puerta, lo dejo pasar y verlo con su camisa azul y corbata me hace sonreír —¿Qué haces con camisa y corbata a esta hora? Hace rato salimos de la oficina. — le regaño y sin rodeos llevo mis manos al nudo de su corbata para quitársela —relájate, así nunca conseguirás novio. — bromeo y sus ojos se abren de par en par.

—¿Qué dices Kai? — me pregunta y sabe que es el único al que lo dejo llamarme así.

—Nada… nada. — digo nerviosa cuando termino de quitarle la corbata y me doy la vuelta para ir hacia la bodega —¿vino blanco o tinto? — cuestiono intentando que olvidé lo que dije.

«Kaie, si no te lo quiso decir debe ser por algo.» me regaño.

Escucho sus pasos siguiéndome por la casa y al entrar a la bodega, enciendo la luz y me quedo mirando las cientos de botellas que tengo aquí, la mayoría regalos exclusivos de los viñedos que son proveedores de los hoteles.

—¿No vas a repetir lo que dijiste? — indaga y me doy la vuelta para mirarlo.

Sus ojos azules se fijan en los míos verdes y sonrió nerviosa —nada… dije que si no te relajas nunca conseguirás novia. — me invento y ríe.

—Aha… mira quien habla. — rebate y ahora soy yo quien ríe.

—Sabes que lo mío es por elección propia, que no me interesan las relaciones serias y mucho menos ese plan de vida que incluye hijos esposo y un perro. — me defiendo y volteo a ver los vinos —¿Cuál quieres? — pregunto y ahora él se para a mi lado.

—Este parece bueno. — indica señalando un Malbec argentino.

—Perfecto. — digo y agarro la botella —bueno vamos por las copas y te cuento lo que está pasando. — propongo.

[…]

La botella de vino ya está casi terminándose al igual que mi desahogo en cuanto a las decisiones que debo tomar, si hay alguien que me entiende, ese es Álvaro. Además de ser mi mejor amigo, también es mi mano derecha en la empresa y su conocimiento en gestión hotelera siempre me ayuda a tomar buenas decisiones, es más, el plan para apuntalar la productividad de la empresa lo arme con él y es consiente del capital que necesito inyectar para llevarlo a cabo y evitar los despidos.

—Entonces, ¿Qué hago? — vuelvo a preguntar.

—Yo no lo pensaría mucho, al fin y al cabo, es tu abuelo y decidió dejártelo todo a ti. Se perfectamente que desde la muerte de tus padres él y tú no se hablaban, pero quizás se dio cuenta de su error y decidió dejártelo todo para remendar su error. — justifica.

—¿No voy a parecer una interesada? — cuestiono.

—¿Tienes otra manera de evitar los despidos y cierres de algunos hoteles sin ese capital? — me pregunta y en lo último que pienso es en cerrar hoteles.

Niego con la cabeza —sabes que no, sin capital no lo podre evitar durante mucho tiempo. — respondo.

—Ahí tienes tu respuesta, además el tiempo está en contra. —

—Lo se…— digo un poco frustrada por la situación y me recuesto en el sofá apoyando mi cabeza sobre sus piernas — no vas a abandonar el yate, ¿no? — le pregunto mirándolo y niega.

—Sabes que no, soy tu mejor amigo, ¿a qué no? — responde y acaricia mi largo cabello acomodándolo. 

—¿Te quieres quedar? No es bueno que conduzcas después de tres copas de vino. — propongo.

—¿Me vas a regresar alguna de las camisas que me robaste para que la use mañana? — bromea.

Él y sus bromas… siempre es capaz de hacerme reír —si la que tu gustes y también te prestare mi secador de pelo para que tus rizos no se vean desordenados. — digo entre risas y él de inmediato pasa sus dedos por su cabello.

—¿Qué tienes en contra de mis rizos? Todos dicen que son sexy. — bromea.

—Me imagino… entonces, ¿es un sí? — insisto.

—Sabes que no puedo decirte que no… vamos a dormir que tú tienes que ir a la lectura de un testamento. — me dice y siempre entre los dos, él es quien mantiene el orden de las cosas, así es todo el tiempo. 

—Vamos… ya me duele la cabeza con solo imaginarme las “amables” palabras de mi abuelo. — digo sarcásticamente mientras nos levantamos del sofá entre risas.

—Piensa que es la solución a todos los problemas y que podrás llevar todos tus planes a cabo, no te dejes guiar por tu relación con él. — me alienta.

—Eso hare… ¿necesitas que te lleve a tu cuarto o ya sabes dónde es? — pregunto divertida y se sonríe.

—Se dónde es, supongo que mi cepillo de dientes sigue en el mismo lugar, ¿o ya lo uso alguien más? — pregunta y niego.

—No dejo que nadie pase la noche aquí, sabes que no confió en los hombres. — respondo de inmediato y me mira extrañado.

—Pero en mi si…—

—Tu eres otra categoría, a ti te confiaría mi vida de ser necesario. — respondo sin dudar.

—Lo sé, el sentimiento es mutuo Kai. — responde cuando ya llegamos al pasillo donde están las habitaciones y nos despedimos —descansa. — me dice.

—Y tú, que tengas bonita noche. — le digo y sin más me voy a mi habitación sabiendo que mañana será un día complicado.

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