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3.Simplemente No Quiero

Al día siguiente:

No sé ni qué hora es cuando escucho un golpe en la puerta y antes de que pueda responder, Álvaro entra con una bandeja en sus manos. —buenos días, Kai. — dice mientras que yo intento acomodarme en la cama.

—¿Qué hora es? ¿me quede dormida? — pregunto desorientada mientras él se sube a la cama y yo busco mi celular en la mesita de noche —¿seis y treinta? ¿a qué hora te levantaste? —

le pregunto un poco confundida.

Él acerca la bandeja del desayuno a nosotros y cruza sus piernas cuando está sentado frente a mí. Su cabello esta desordenado como siempre que despierta y yo con tal de molestarlo, paso mis dedos desordenándolo aún más —me desperté a las cinco y fue a tu gimnasio, espero que no te moleste. — comenta.

—Sabes que no, mi casa es tu casa…— explico y tomo la taza de café entre mis manos.

Álvaro toma su taza también y luego agarra uno de los almohadones que hay sobre mi cama y lo lleva sobre se regazo apoyando el plato con los doughnuts sobre el mismo. —¿A qué hora iras a la oficina del abogado de tu abuelo? — indaga mientras le da un mordisco al doughnut de chocolate.

—A las nueve, apenas abra. — explico —quiero solucionar eso lo más pronto posible, sabes que tengo menos de un mes antes que todo comience a entrar en crisis. —

—¿Y si no sirve? —

—Tiene que servir, tú eres igual de consiente del impacto que tendría el fallar. —  respondo y la preocupación nuevamente me invade.

—Lo sé, cerrar casi 50 hoteles a nivel mundial tendría un impacto muy grande…—

—Demasiado… así que, dependo cien por ciento de la voluntad de mi abuelo. — expreso un poco angustiada.

Como siempre, mi mejor amigo juega con mi cabello y acomoda los mechones castaño oscuro detrás de mi oído —¿quieres que vaya contigo? — me pregunta y niego.

—Te necesito en la oficina, ¿puedes encargarte de la reunión con los administradores de la cadena de suministro? — le pido.

—Sí, por supuesto, ¿les digo de lo que estuvimos hablando? — cuestiona.

—Sí, diles que analicen los beneficios fiscales si es que utilizamos empresas locales y pequeñas, creo que podríamos obtener una gran reducción en la carga impositiva y ayudar a los pequeños negocios. Diles que tengan las proyecciones financieras y comparativas de costo para dentro de una semana. — explico y por algún motivo mi mejor amigo se ríe de mí.

—Si jefa, lo hare… no dejas de pensar ni siendo apenas casi las siete de la mañana. — bromea.

—Sabes que no puedo, si lo hago sería un desastre. — me justifico.

—Lo sé. — me dice y me sonríe —pero debes tomarte un tiempo para ti también, después de lo de Diego, nunca volviste a intentarlo. — continua y como cada vez que intenta hablar de ese tema, yo le tapó la boca con mi mano.

—No sigas… no me interesa tener nada con nadie y mucho menos ahora, necesito solucionar todo esto. — sentencio y con tal de no escucharlo intentar rondar ese tema una vez más, me destapo y me levanto de la cama.

—¿No desayunas más? — me pregunta sin mirarme esta vez.

—No, me iré a duchar y a preparar para ir al bufete de abogados, si quieres solo deja todo sobre la mesa y Sara se encarga de todo. — le explico mientras voy hacia el baño.

—Está bien, iré a ducharme también y después a la empresa. — responde.

—Tus camisas están en mi closet, búscalas creo que las deje en el estante de la izquierda. — digo y sin más entro al baño.

Sé que Álvaro solo quiere ayudarme, pero intentando convencerme de que me dé una oportunidad para el amor, no lo conseguirá. Él sabe perfectamente que después de encontrar a Diego en la cama con mi supuesta mejor amiga en d aquella habitación de hotel donde él y yo nos íbamos a casar en cuestión de horas, hizo que no pudiera confiar más en los hombres. Muchos dicen que debería dejarlo atrás, que ya pasaron tres años y no sé qué más, pero honestamente, yo no estoy dispuesta a permitir que me vuelvan a romper el corazón, simplemente no quiero. 

«¿Cómo confiar cuando la persona que más amaba en la vida me lastimo así?» aquel día después de salir huyendo como una tonta de aquel hotel, me prometí que no dejaría que nadie jugara conmigo nunca más, es más, hasta hoy soy yo quien decide cuándo y con quien divertirme y sinceramente me va muy bien así.

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