Al día siguiente:
No sé ni qué hora es cuando escucho un golpe en la puerta y antes de que pueda responder, Álvaro entra con una bandeja en sus manos. —buenos días, Kai. — dice mientras que yo intento acomodarme en la cama.
—¿Qué hora es? ¿me quede dormida? — pregunto desorientada mientras él se sube a la cama y yo busco mi celular en la mesita de noche —¿seis y treinta? ¿a qué hora te levantaste? —le pregunto un poco confundida.
Él acerca la bandeja del desayuno a nosotros y cruza sus piernas cuando está sentado frente a mí. Su cabello esta desordenado como siempre que despierta y yo con tal de molestarlo, paso mis dedos desordenándolo aún más —me desperté a las cinco y fue a tu gimnasio, espero que no te moleste. — comenta.
—Sabes que no, mi casa es tu casa…— explico y tomo la taza de café entre mis manos.
Álvaro toma su taza también y luego agarra uno de los almohadones que hay sobre mi cama y lo lleva sobre se regazo apoyando el plato con los doughnuts sobre el mismo. —¿A qué hora iras a la oficina del abogado de tu abuelo? — indaga mientras le da un mordisco al doughnut de chocolate.
—A las nueve, apenas abra. — explico —quiero solucionar eso lo más pronto posible, sabes que tengo menos de un mes antes que todo comience a entrar en crisis. —
—¿Y si no sirve? —
—Tiene que servir, tú eres igual de consiente del impacto que tendría el fallar. — respondo y la preocupación nuevamente me invade.
—Lo sé, cerrar casi 50 hoteles a nivel mundial tendría un impacto muy grande…—
—Demasiado… así que, dependo cien por ciento de la voluntad de mi abuelo. — expreso un poco angustiada.
Como siempre, mi mejor amigo juega con mi cabello y acomoda los mechones castaño oscuro detrás de mi oído —¿quieres que vaya contigo? — me pregunta y niego.
—Te necesito en la oficina, ¿puedes encargarte de la reunión con los administradores de la cadena de suministro? — le pido.
—Sí, por supuesto, ¿les digo de lo que estuvimos hablando? — cuestiona.
—Sí, diles que analicen los beneficios fiscales si es que utilizamos empresas locales y pequeñas, creo que podríamos obtener una gran reducción en la carga impositiva y ayudar a los pequeños negocios. Diles que tengan las proyecciones financieras y comparativas de costo para dentro de una semana. — explico y por algún motivo mi mejor amigo se ríe de mí.
—Si jefa, lo hare… no dejas de pensar ni siendo apenas casi las siete de la mañana. — bromea.
—Sabes que no puedo, si lo hago sería un desastre. — me justifico.
—Lo sé. — me dice y me sonríe —pero debes tomarte un tiempo para ti también, después de lo de Diego, nunca volviste a intentarlo. — continua y como cada vez que intenta hablar de ese tema, yo le tapó la boca con mi mano.
—No sigas… no me interesa tener nada con nadie y mucho menos ahora, necesito solucionar todo esto. — sentencio y con tal de no escucharlo intentar rondar ese tema una vez más, me destapo y me levanto de la cama.
—¿No desayunas más? — me pregunta sin mirarme esta vez.
—No, me iré a duchar y a preparar para ir al bufete de abogados, si quieres solo deja todo sobre la mesa y Sara se encarga de todo. — le explico mientras voy hacia el baño.
—Está bien, iré a ducharme también y después a la empresa. — responde.
—Tus camisas están en mi closet, búscalas creo que las deje en el estante de la izquierda. — digo y sin más entro al baño.
Sé que Álvaro solo quiere ayudarme, pero intentando convencerme de que me dé una oportunidad para el amor, no lo conseguirá. Él sabe perfectamente que después de encontrar a Diego en la cama con mi supuesta mejor amiga en d aquella habitación de hotel donde él y yo nos íbamos a casar en cuestión de horas, hizo que no pudiera confiar más en los hombres. Muchos dicen que debería dejarlo atrás, que ya pasaron tres años y no sé qué más, pero honestamente, yo no estoy dispuesta a permitir que me vuelvan a romper el corazón, simplemente no quiero.
«¿Cómo confiar cuando la persona que más amaba en la vida me lastimo así?» aquel día después de salir huyendo como una tonta de aquel hotel, me prometí que no dejaría que nadie jugara conmigo nunca más, es más, hasta hoy soy yo quien decide cuándo y con quien divertirme y sinceramente me va muy bien así.
El sonido de mis tacones sobre el piso de madera hace eco en esta amplia oficina donde el licenciado Armendia me hizo pasar. Él toma asiento en la silla ubicada detrás de su escritorio y yo hago lo mismo en una de las cómodas sillas ubicadas del lado opuesto. Acomodo la falda de mi vestido negro y lo miro expectante —lo escucho licenciado. — sentencio y por algún motivo que desconozco sonríe. —Su abuelo me había hablado mucho de usted, me conto que era una mujer impaciente y de carácter fuerte. — comenta.—Qué bueno que me conociera, ahora, si me di
[Un par de horas después]Estoy en la encrucijada más grande de mi vida, buscar un hombre con quien casarme, aceptar la herencia de mi abuelo y salvar a todos los empleados que podrían quedar en la calle, o simplemente dejar las cosas como están y empezar con el plan para cerrar los hoteles y echar a toda esa gente. —Buenos días, señorita Cabassi. — me saluda Cristina amablemente cuando entro al edificio.—Buenos días, Cristina, que
(Esa misma noche)Por mi mente pareciera que paso un huracán y lo desordeno absolutamente todo, por mi vida ni se diga, pareciera haber sido sacudida por un terremoto que movió todo y ahora me encuentro intentando ordenar un desorden infernal. Muchas cosas en poco tiempo, decisiones, confesiones y sobre todo cambios.La luz de mi oficina es la única que aún permanece encendida de todo este piso, y es que me quede hasta esta hora haciendo un análisis de
3 semanas después:Mi vida dio un giro tan abrupto, que dejo todo tambaleando y a mí con más dudas que certezas. La única cosa que tengo en claro, es que necesito esa herencia para no caer en la crisis que está llevando a muchas empresas a la quiebra, después, el resto, sigue siendo una gran incógnita. Hoy es mi boda con Álvaro, una muy sencilla, pero cumpliendo con las pautas que dejo escritas mi abuelo en su testamento. Al parecer, era un hombre muy romántico o simplemente buscaba volverme loca, ya que dejo estipulado hasta el lugar
Horas más tarde De pasar de no querer saber nada con casarme después de lo sucedido con Diego en mi fallida boda, a tener la boda que Álvaro y yo tuvimos y la fiesta que su madre nos preparó, es algo para lo que no estaba preparada. Bailar nuestra primera canción como novios, el brindis que él hizo, cortar el pastel y bailar junto a los invitados fingiendo que todo esto era el sueño de mi vida, definit
Al día siguiente (Domingo):«¿Por qué no habré cerrado la cortina?» me reclamo mientras llevo una de mis almohadas a mi rostro para intentar cubrirme del sol, pero es inútil seguir durmiendo… ya me desperté y volver a conciliar el sueño es todo un reto para mí. Abro las sabanas entre mis quejas lanzo la almohada a un costado y me levanto de la cama para como cada mañana ir a la cocina por mi té. Muevo mi cabeza de un lado a otro intentando descontractu
—¡Kai, ábreme la puerta, hablemos! — me grita Álvaro del otro lado de la puerta y yo me siento como cuando me daban esos ataques de pánico después de la muerte de mis padres. Me abrazo a mis piernas sentada en el suelo de espalda a la puerta y me vuelvo a preguntar ¿qué es lo que me sucede? ¿Por qué de repente sentí esas ganas de huir? No me reconozco… yo suelo enfrentar la situación, no huir de ella. Después de haberme duchado y arreglado, salgo de la habitación una vez más y esta vez es diferente, voy siendo consciente de mi encuentro con él, voy queriendo perderme en su mirada una vez más. Termino de atravesar el pasillo, voy hacia el salón y ahí lo encuentro sentado en el sofá revisando su celular. Su cabello aun es víctimas de la humedad del agua y su perfume aun intoxica el ambiente mientras se asienta en su piel, me quedo inmóvil parada detrás del sofá que esta frente al que está sentado y levanta su mirada. —¿traje de baño? — pregunta al verme con mi vestido veraniego que deja entrever que llevo mi traje de baño puesto. Último capítulo11. Sentimientos Libres