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6. La Decisión

(Esa misma noche)

Por mi mente pareciera que paso un huracán y lo desordeno absolutamente todo, por mi vida ni se diga, pareciera haber sido sacudida por un terremoto que movió todo y ahora me encuentro intentando ordenar un desorden infernal. Muchas cosas en poco tiempo, decisiones, confesiones y sobre todo cambios.

La luz de mi oficina es la única que aún permanece encendida de todo este piso, y es que me quede hasta esta hora haciendo un análisis detallado de toda la situación actual de la empresa y de cómo poder salir adelante, definitivamente la herencia de mi abuelo es vital para continuar antes de que la crisis haga que la torre de naipes que llevo sosteniendo durante estos meses, se derribe haciendo que mi esfuerzo sea en vano.

La alarma de mi celular suena y al mirar la pantalla, respiro profundo.

Cena con Álvaro a las 9:00pm en Baires Grill.”

—Bueno Kaie, es mejor que vayas…— me aliento sabiendo que me espera una conversación con él.

«Todavía no puedo creer que este enamorado de mí, ¿Cómo no me di cuenta antes? Sobre todo, ¿Cómo llegue a creer que era gay?» pienso mientras recojo mis cosas.

[…]

Una vez que llego al restaurante, dejo mi auto en el área de valet parking y bajo sintiendo más nervios que nunca. «¿Estaré haciendo bien?» me pregunto mientras voy hacia la entrada.

—Welcome to Baires Grill. — me dice amablemente uno de empleados mientras me abre la puerta.

—Thank you. — respondo y al ir hacia el atril donde está la hostess del restaurante, le explico que Álvaro Luna me está esperando. Ella rápidamente le indica a otra chica que me lleve a la mesa 23 y siguiendo sus pasos, camino por el restaurante hasta que a pocos metros de mi veo a Álvaro sentado en una solitaria mesa cerca del ventanal que da a la calle.

—Bienvenida. — me dice sonriente apenas me ve.

Lo observo detenidamente y me doy cuenta que se cambió de ropa, ahora viste un pantalón negro de vestir con una camisa gris con sus primeros botones desabrochados y una americana que hace juego. —te cambiaste. — comento cuando estoy frente a él y sonríe.

—Aproveché y fui a casa a cambiarme. — explica y me saluda con dos besos. —relájate Kai, todo esta bien. — me alienta.

—Lo siento, todo esto es tan extraño…— confieso.

—¿Qué cosa cenar conmigo? — pregunta mientras aparta mi silla y niego.

—No, eso es normal… lo diferente es saber que…— intento decir mientras me siento, pero callo.

De repente, siento su aliento cerca de mi cuello y por alguna razón los nervios me consumen —¿saber que estoy enamorado de ti? — me pregunta al oído y de inmediato giro mi rostro para verlo y para mi sorpresa, él está muy cerca. —no lo pienses tanto, si no te lo dije en todo este tiempo fue para que no pasara esto precisamente, pero ahora las cosas cambiaron. — me dice y sin más, él va hacia la silla que estaba sentado antes.

—¿Por qué dices que cambiaron las cosas? — pregunto, pero el camarero nos interrumpe.

Siendo clientes habituales de este restaurante y conociendo el menú a la perfección, él y yo ordenamos nuestras bebidas y platillos favoritos y hecho esto, el camarero se retira.

—Respondiendo a tu pregunta, las cosas cambiaron porque necesitas un esposo con urgencia y basándome en tus propias palabras “me confiarías tu vida de ser necesario.” — expone robándome una sonrisa increíblemente genuina.

—Y lo mantengo. — aseguro.

—Kaie, sé que no es romántico ni mucho menos, pero yo no veo que el casarnos sea una locura…—

—No quiero lastimarte. — explico.

—No lo harás, yo escojo esto… escojo casarme contigo así tu no me ames…—

—¿Y el hijo? ¿Acaso quieres que yo sea la madre de tu hijo? Somos amigos…— interrumpo.

Él me mira fijamente —por mi serias muchas cosas en mi vida, la pregunta aquí es, ¿me ves como el padre de tu hijo? — me cuestiona.

—No estaba en mis planes… nunca pensé en esa posibilidad. — confieso.

El ríe nervioso —mírame como esa loca idea de ir a un banco de esperma para conseguir un padre para tu hijo. — bromea y no puedo más que reír.

—Estás loco…—

Álvaro me hace un gesto como diciendo que si está loco y sonríe —Kai, yo te quiero… pero no te pido que tú lo hagas también, al menos no ahora… quizás en el camino puedas hacerlo o tal vez no, pero si hay algo que se, es que quiero hacer esto por ti y que, aunque tú no me ames, nada me haría más feliz que tener un hijo contigo. —

—¿Te das cuenta de lo que me dices? — pregunto algo asustada.

—Por supuesto…—

—No quiero arruinarlo todo. — confieso.

—No lo harás, mira… tenemos un poco de tiempo para eso del hijo, ¿no? — me pregunta.

—Un año…— contesto.

—Quizás pueda enamorarte en ese tiempo. — comenta.

—¿Y si no? — indago.

—Tendremos sexo solo para concebir ese hijo y ya. — dice como si nada.

—Es una locura…—

—¿Tienes a alguien más en mente? ¿Alguien en quien confíes de esta manera? — me cuestiona y niego.

—Sabes que no…—

—¿Entonces? — me pregunta expectante.

Miro un instante por el ventanal y luego vuelvo a mirarlo a los ojos —casémonos entonces. — respondo y sonríe.

—Cacémonos. — repito y creo tener el mismo nivel de locura suyo.

El mesero regresa a nuestra mesa con la comida y las bebidas que por alguna razón llegan todas al mismo tiempo y una vez que acomoda todo, Álvaro me mira expectante.

—Cuéntame todos los detalles de lo que debemos hacer y cómo y cuando quieres que sea la boda. — me pide y esta cena, en vez de ser una de negocios, se transforma en una donde nos encontramos preparando nuestra boda.

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