Capitulo 4

Cariza.

 —Estamos en Estelí, en carretera Panamericana lejos de la ciudad, esta es mi finca y acá se realizará nuestra boda—Explica como si leyera mi mete de querer saber en dónde demonios estoy.

Toma de mi brazo y me lleva con rapidez, una vez adentro de la finca se aprecia una casa grande y hermosa de corredor con un porche, sala y una área de comedor de la cual tiene palmeras a su alrededor, con flores de todo tipo pasto verde y está repleto de plantas amarillentas.

La brisa fresca acaricia mi piel, pero no puedo sentir alivio alguno.

Mis ojos recorren el paisaje: una casa imponente rodeada de flores y árboles frondosos, pero para mí no es más que una jaula dorada.

Cada paso que doy hacia la casa es un recordatorio de que mi vida ya no me pertenece.

Aquí no había ningún atisbo de ambiente acogedor, sólo indiferencia y desapego, como una jaula invisible que me atrapaba en ella.

Varios hombres al ver a este mal nacido hijo de su mamá lo saludan y luego siguen en lo suyo.

—¡Carmen!—grita el pendejo de m****a, ¿quién es Carmen? Aparece una señora bajita y regordeta justo en la entrada de la gran casa.

—Hola señor Arthur, ha vuelto.

—Carmen, ella es Cariza, mi futura esposa. —Arthur lo dice con una voz tan segura que me da escalofríos.

Sus ojos verdes no se apartan de los míos, como si quisieran desentrañar cada secreto que guardo.

Siento un nudo en el estómago.

¿Cómo puede hablar con tanta seguridad, como si realmente creyera que esto es lo correcto?

¿Quién demonios es este hombre y qué pretende?

— Cariño mío,  ella es Carmen, la persona que se encargará de ti y desde ahora que se te quede grabado en tu cabecita, nada es color de rosa—trago saliva y reprimo el llanto que amenaza con salir de mis ojos. El tal Arthur da la orden a un tal Josep para que meta mis cosas, no entiendo en que momento me empacaron todo y a qué hora los habrá metido en la cajuela del coche de este tipejo.

—Carmen avisa a los demás empleados que preparen todo para la ceremonia que se llevara a cabo mañana.

Dios mío, todo esto es real. Absorbo por la nariz, el aire se me hace espeso mientras que el corazón y el alma me duelen.

—Prepara la cena es para mi amada ella ama el un zumo de uva, pollo asado y tortillas de maíz, pronto bajaremos para la cena— replica con tono autoritario.

Yo quedo en shock, ¿Cómo él sabe mis gustos? Seguramente mi padre es él que se lo ha dicho. Maldito. El tipo no suelta mi brazo trato de zafarme, pero no puedo mientras que sube las escaleras. Cuando llegamos a una habitación grande en donde hay una cama doblemente más grande que la mía y una ventana doble se puede apreciar la naturaleza pero por ahora solo se ve la oscura noche con el resplandor de la Luna.

—Desde hoy, esta será tu habitación. Y una advertencia, Cariza: si intentas huir o contactar a alguien, las consecuencias no serán agradables.

Su voz no necesita elevarse para ser aterradora. Me congelo por un instante, pero luego lo miro con desafío.

 Ah ni se te ocurra escapar o llamar a ese chico con el que te besuqueabas ayer. ¿Entendido?

Lo miro incrédula y enfurecida. A este tipejo le diré unas cuantas verdades.

—Ese chico es el amor de mi vida—mi voz tiembla—. Al hombre que amo le guste o no, a usted. No sé quién demonios es y por qué el maldito de mi progenitor me ha vendido a un maldito loco, acosador y pervertido que no puede conseguir a una mujer con sus propios méritos. Jamás lograré quererlo, aunque me haya comprado ¡Entiende ahora usted señor!—Grito ya molesta.

Él me mira sin parpadear, sus labios se forman en una línea recta. Me toma del hombro y me lanza en la cama como si de una muñeca se tratara. Luego sube encima de mí y con ira me advierte.

—Di lo que deseas, esa boquita que tienes es muy traviesa y espero que así como hablas puedas usarla para hacerme otras cosas—sin pensarlo, lo escupo.

Me mira con los ojos muy abiertos y en un movimiento rápido, me asusta queriendo golpearme, haciéndome que se me escape un grito y que el aire me comience a faltar, toma mis manos y las pone a cada lado de mi cabeza.

—No te golpeo el rostro porque te verás fea para mañana, espero que esta sea la primera y la última vez que me desafías y escupes mi rostro, porque la próxima vez será peor.

Sus ojos verdes me penetran, se me dificulta respirar por el susto, mientras que con una mano sigue sujetando mis dos muñecas arriba de mi cabeza y con la otra me toma la barbilla y junta sus labios con los míos. Aprieto con dureza mi boca para no sentir su asquerosa lengua en mi interior, pero él es más fuerte por lo que hace que termine abriendo mi boca y pueda sentir como adentra su lengua hasta así atraparla con la mía.

Su aliento es una mezcla de menta, su beso provoca una sensación extraña en mí, cierro los ojos diciendome a mi misma que este hombre es un mal hombre, una Bestia. Sin poder hacer nada dejo que invada mi boca, las fuerzas se me han ido ya no sé qué mas me va a pasar junto a este demonio.

Maximiliano mi amor ¿Por qué nunca te hice caso al pedirme que me fuera a estar contigo? Si hubiera aceptado, nada de esto me estaría pasando. 

Por favor que todo sea una simple pesadilla y no la jodida realidad.

Arthur se gira hacia mí, con una sonrisa que no alcanzo a descifrar.

—Duerme bien, Cariza. Mañana será el primer día del resto de tu vida.

Sus palabras, aunque tranquilas, resuenan como una sentencia.

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