Arthur.Observo mi reflejo en el espejo del baño y lo primero que se me viene a la mente son los recuerdos del pasado.—Jamás olvidaras el pasado.—Eso parece, pero tengo lo que quiero.—No de la forma adecuada.—Cállate debilucho— le grite a mi mente débil.Después de la ducha me vestí con mi traje de siempre. Miro a mi esposa bostezar a cada segundo, ella es una total perezosa. Necesito saber que ha estado haciendo esta semana en la escuela.—Buenos días— digo depositando un beso en su sien.—Buenos días—responde cohibida. –Umh me daré una ducha—musita levantándose de la cama y corriendo al cuarto de baño.Salgo de la habitación y entro en el cuarto donde tengo todas las cámaras. Introduzco la contraseña y veo todo lo referente a la semana que fue a la escuela. Sin que se diera cuenta introduje una mini cámara en su mochila y en una de sus prendas sin contar al magnifico de Gamaliel, él la vigila 24hrs.Busco la fecha del primer día en que llego a la escuela. Lo prendo y empiezo a v
Cariza.¡Muerta! Así debería de estar. Ya no quiero sentir nada por ese mal hombre, me enamore del sin saber el porqué, quizás si lo sé pero me rehusó a reconocerlo, ya no vale la pena sentir lo que estoy sintiendo en mi corazón, tengo que sacarlo como sea y desecharlo. Por otro lado no comprendo cómo se llegó a enterrar que estuve llamando a Maximiliano toda la semana. ¿Qué tipo de fenómeno es mi esposo? Sabe todo referente a mí.Llevo días con el corazón en la boca. Bueno exagero un poco. El día de ayer pensé que moriría al caerme en la alberca, por suerte la Bestia me rescato y logre salir con vida pero luego de eso empecé a tener una extraña pesadilla de una niña y un niño. En fin ni idea.Suspiro aburrida, cansada y desganada, los domingos solía salir con Keyla y Joel ibamo al parque de villa feliz o a ver una buena película en estreno. Pero ahora estoy cautiva, ni siquiera puedo salir a caminar.Observo la habitación y me pregunto si deseo estar encerrado todo el bendito día. Ar
Cariza.—Llegaremos en máximo cuatro horas— me informa sin dejar de ver la autopista.—Ah sí que bien—respondí recostándome en el respaldar del asiento. El silencio de ambos reinaba agradable, observaba de vez en cuando a mi esposo el cual lucia tranquilo, cerré mis ojos para relajarme.Llegamos al hermoso Hotel Real. Arthur me ayuda a bajar, entrega la llave al encargado de los autos, toma mi mano apretándola como si no me doliera. ¿Qué demonios le sucede? Entramos al lujoso lugar esta se encuentra repleta de personas a dineradas, todo es lujo en este gran hotel.Cuando llegamos a una gran mesa por cierto muy bien decorada, mi esposo empieza a saludar y a presentarme como su novia. Después tomamos lugar en las delicadas sillas de maderas bronceadas y acolchonadas. Unos que otros comentarios me hacían sentir incomoda, decidí observar el lugar y no prestar atención a los comentarios. Tres hombres al ver a mi marido lo saludan y se sientan, junto a ellos están tres mujeres muy elegantes
Arthur.La cabeza me va a explotar en miles de pedazos, mi cuerpo está pegado junto a una pequeña suave y deliciosa piel, beso su sien sin despertarla, huelo su cabello embriagándome con su aroma. Me levantó de la cama aturdido y con la punzada más fuerte en la cabeza.Entre al cuarto de baño, hice mis necesidades fisiológicas y luego me adentro al chorro de agua tibia. Los recuerdos de anoche invaden mi mente, sonrió como un idiota, no sé cómo paso, le hice el amor a mi esposa. Debe ser que la borrachera me hizo caer ante ella. A pesar de no querer implicarme, pero caí bajo por ella.Al salir del baño, seco mi cuerpo mientras me visto llamo a la tienda de hotel para pedir un traje, calzoncillo y para Cariza, vestido y ropa interior.Me senté al borde de la cama inspeccionando su rostro dormido. Duerme plácidamente, como si estuviera en el mundo de las maravillas. Le quito la sabanas y azotó su trasero, para que despierte, es una perezosa.—¡Oye!—grita adormilada.—Te crees la reina I
Cristal (Cariza).Noviembre 20, 2008—Juguemos, no seas malito, Artic.—No entiendes la palabra, No.Le muestro un puchero para convencerlo pero no funciona.—Me voy y no te vuelvo a visitar más, eres malo—digo jalando mis labios. Camino hasta la puerta de hierro, antes de salir mi amiguito enojón me llama.—Cristal ven acércate—me pide palpando con la mano un lugar a su lado. Camino de puntillas hasta él, me senté luego pongo mi cabeza en su pierna.—Acepto jugar un ratito contigo ya que tus padres no están, pero debes entender que ellos piensan mal de mí y tú sabes muy bien que yo jamás te haría daño y te pido que al estar ellos no te acerques a mí— sus manos grades acarician mi cabello.—Cuando sea grande te sacaré de aquí y luego me casaré contigo— le digo con sincera.Él ríe a carcajadas, baja su cabeza pegándola con la mía. Sé que aún soy pequeña pero una vez mi nana me leyó un libro muy bonito donde decía que,En el amor la edad es lo de menos. Será posible eso.—Te quiero mucho
Arthur.—Destiny, no fui yo, no te mate, no. ¡No!, Ellos fueron yo los vi.¿Qué? ¿De que habla?Es posible que Cariza o mejor dicho Cristal sabe todo lo que sucedió aquel horrible dia. Pensé que había perdido la memoria, pero tal parece que ella siempre supo quiénes fueron los asesinos de mi madre. Que mierda es todo esto, me acerco a zarandearla de un lado a otro para que despierte de su pesadilla que de seguro es su maldita consciencia, su cuerpo está sudoroso y frío.—¡Yo no!— grita alterada.—Despierta ¡Mentirosa— me hierve la sangre al amarla tanto, es una falsa. Maldita sea, ella sabe quiénes asesinaron a mi madre. Cristal todo este tiempo lo ha sabido.— No suéltame, ¡no me hagas daño! ¡POR FAVOR! No ¡Auxilio, Artic! Sácame de la alberca— súplica en su pesadilla.Me separo de ella y lloro como un maldito loco, tengo ganas de matarla y sacarla de mi débil corazón, si tan solo ese día al sacarla de la alberca y al reaccionar me hubiera reconocido o me hubiera dicho que mi madre s
Cariza.—Eres un deseo incontrolable— susurra besando mi cuello, su miembro roza mi entrada, mi cuerpo lo reclama con ansias, realmente estoy quedando loca, no sé si estaba con otra y yo.—No dejes que tu cabeza piense cosas que no son, eres la única— Oh Dios como si leyera mi mente, me está aclarando mis dudas, sólo soy yo.Su lengua lame mis labios, mi cuerpo tiembla bajo el suyo, su olor es embriagante, cada beso proporcionado por el me excita, lo amo como si lo amara desde siempre, sé que mi primer amor fue Max pero me he dado cuenta que el amor que le tengo a Arthur es más fuerte que cualquier cosa.—Estas deliciosa Esposa, tu eres perfecta no te comparo con nadie.Sonríe feliz por sus palabras, me encanta todo lo que me dice me enciende como una chimenea en fuego alto.Sus manos bajan hasta mi nalga y las azota, su forma de tener sexo es un tanto brusca pero eso ya no me importa, me estoy acostumbrando a lo rudo, ahora lo que quiero es que me penetre de una jodida vez.—¡Arthur!
Arthur.—Señor acá tiene el dispositivo y la camara—Gamaliel me extiende la pequeña cámara digital junto al USB, con esto puedo ver cada uno de los pasos de mi esposa.Conecto todo con sumo cuidado hacia la computadora, espero que todos los videos se vayan cargando, cuando ya todo esta listo, busco la fecha y hora, al darle play, lo primero que veo y escucho es al maldito de Maximiliano, apreté mis nudillos con fuerza al oírla hablar con él —¡Maldición! Ella aun lo ama y le está diciendo que se verán mañana.—apreté los nudillos con fuerza—Me las vas a pagar Cariza, si no acabas con esta mierda me las pagaras.—Vocifere para mi mismo.Llego al hotel las Brisas en Rivas, me siento enfurecido, no sé cómo sacar esta maldita cólera, me deje llevar por sus malditas mentiras, es una bruja falsa.Pensé que lo de anoche era real, me deje llevar por su inocencia y la manera en que deseaba que la hiciera mía.—Señor, si desea estar solo me retiro— me informa Gamaliel. Le hice un además con la ma