Cariza.La cabeza me punza horriblemente, mis ojos están apunto de cerrarse. Me siento mareada, mi pobre bebe esta incómodo con la ropa que lleva puesta. Arthur mi amor, ven pronto por nosotros.Ya no doy más, mi cuerpo está débil y el dolor se hace más fuerte, jadeo apretando mis piernas, miro a mi hijo que duerme plácidamente, tengo miedo que se enferme, toda la noche la pase sin pegar el ojo por el temor que me lo quiten o que le suceda algo malo.—¡Ah! Duele mucho. Arthur, Martha. Dios te lo suplico libérame de estos locos.La puerta de la habitación se abre, Demetrio entra su rostro luce diferente al que yo conocía, incluso apesta a alcohol. Entre sus manos trae un pequeño bolso y un moisés. Oh Dios para qué es eso. Tomo a mí bebe en mis brazos y lo acurruco en mi pecho. Él camina hasta llegar a mí, me mira fijamente y sonríe con malicia, baja el moisés y burlón replica.—Bueno hijita, despídete de tu hijo porque este mismo día se ira con su nueva familia.Niego aterrada, retroce
Arthur.Al ver a mi esposa toda desangrada y a mi hijo en manos de ese loco, pensé que sería el fin, pero luego quite esa idea de mi cabeza y decidí negociar con el desgraciado para que me entregara a mi hijo. Todo sucedió tan rápidamente que hasta era creíble.No le deseo la muerte a nadie pero supongo que se lo merecía por desgraciado, manipulador y asesino. Después de todo lo que sucedió nos trasladamos rápidamente al hospital más cercano de vieja león.Cariza se encontraba débil, su herida se abrió provocando una fuerte infección y mucha pérdida de sangre por suerte la pequeña Jadara tenía el mismo tipo de sangre y le dono a su hermana mayor.Ahora me encuentro en el cuarto de recuperación sentado cerca de la camilla en donde está mi amada. Martha tiene a nuestro bebe en sus brazos caminando de lado a lado, tarareando una música de cuna, sonrió al ver felicidad en su rostro.Mi esposa sigue durmiendo por dos días enteros, tuve mucho miedo al verla mal. El médico le suturo la herid
Cariza.La mala noticia de que nunca llegaré a ser madre nuevamente me cayo como un balde de agua fría, pero me hice la fuerte por Arthur y mis padres, no les miento que llore y sigo llorando en silenció cada noche sin embargo trate de disimularlo para no preocupar más a mi esposo, ya era suficiente todo el mal rato que nos hizo pasar él imbécil de Demetrio.Me levante de la cama sin hacer ruido, Arthur dormía tranquilamente, se lo merece, él pobre paso numerables días en vela, cuidando del bebé o mesiéndolo en la mecedora que compro hace meses atrás, cada que yo quería hacerlo él se negaba me decía que tenía que descansar ya que aún me encontraba débil por la sutura de la cesárea. Es un exagerado pero lo adoro.Me acerco al cunero y miro a mi pequeño dormir plácidamente al igual que su padre, su boquita entre abierta me hace esbozar una sonrisa de felicidad, a pesar que no podre tener más hijos no me arrepiento de haber saltado de aquel balcón, todo era con tal de salvar a mi pequeño
Arthur.Estoy indignado por su actitud. Para que ir a ver a esa mujer que tanto daño nos ha hecho.—Le pediré a uno de los choferes que me lleve —. Dice mirándome fijamente.Suspiro y resoplo antes de hablar.—Yo te llevare— Le digo con tono molesto, dirigì la mirada a Martha, ella se acerca le entregó el niño y le pido que me lo cuide.—Vamos entonces—. Ella asiente deposita un beso en la sien de Axel y nos encaminamos en uno de los tantos coches.Martha la llama pero mi esposa no se inmuta en detenerse, cuando a Cariza se le mete algo en la cabeza es difícil detenerla. Mientras conduzco en dirección al reclusorio de mujeres pienso en que mierda desea esa mujer, el silencio dentro del coche se sentía horrible seré sincero no podría estar enojado con mi esposa eso jamás, antes me cuelgo. Cuando voy a hablar su mano acaricia la mía.—Solo deseo saber qué es lo que quiere, no puedo odiarla ella me amo a pesar de todo—. Su voz suena débil, tome su mano depositando un beso, le sonrió para
Cinco años después.Cariza.Cinco hermosos años he pasado al lado de mis seres queridos. La vida me ha enseñado muchas cosas, buenas y malas.Las buenas es tener a mi esposo y a mi hijo junto a mí, mis padres, hermana y amigos, ellos son lo que día a día me hacen sonreír feliz y sentirme protegida, lo malo fue pasar todo aquello incluyendo no tener más hijos, a pesar de los años, siempre pienso en todo eso. Me siento algo melancólica pero debo dejar de pensar en ello. Es un día muy especial y no quiero arruinarlo, en fin les contare que he finalizado la universidad ya hoy es mi graduación. Cuando era más joven y me encontraba en la secundaria quise estudiar Arquitectura o Diseño gráfico, pero luego con el tiempo me decidí por Psicología, no me pregunten por qué ya que no tengo ni la menor idea del porqué me afane por esa carrera sin embargo mi pasión por el dibujo siempre esta intacto.Mientras me seco el cuerpo, mi amado esposo se encuentra en la ducha junto Axel, ambos están dentro
Cariza.Nos encontramos colocados en la hermosa habitación con gran ventanal de cristal y con la mejor vista al mar, me recosté en la gran cama, Arthur se acercó a mi depósito un beso y antes de hablar tocan el timbre de la habitación, mientras él va a recibir lo que pidió, me pierdo en el hermoso panorama.—¿Te gusta la sorpresa mi amor?—. Me cuestiona mientras sirve el vino, no me había fijado en el carrito.Varias porciones de frutas, dos copas y una botella de vino, a otro extremo una cajita de color rojo. De que se trata.—Wau, lo tenías todo planeado mi amor—. Añadí levantando ambas cejas.—Cuando se trata de ti eso pasa Esposa Mia—. Declara extendiéndome la copa con vino tinto.Le sonreí sincera, chocamos nuestras copas le di un sorbo, sus ojos no dejan de verme, algo más se trae.—Mi amor eres muy bonita, sabes que me encanta cuando sonríes ruborizada, me alegra ponerte de esa manera.—Gracias por el cumplido— Suspiro mirándole, es un hombre tremendo en todos los aspectos.Gir
Axel.Creo que me voy a volver loco con estas dos mujercitas, hacen lo que quieren, las traje para que compren el regalo de mama y ellas se ponen a fisgonear con sus amigas, son tan exasperantes y pensar que tengo que cuidar de ellas o ciertos niños se les pueden acercar y eso no lo permitiré, están muy pequeñas.—Oye cielito, tus hermanas son un dolor de cabeza— comenta Lorena, mi novia, ella levanta sus cejas y mira en dirección a la tienda.—Preciosa, si mantuvieras esa boquita cerradita te vieras más bonita, mientras hablas provocas que tenga más dolor de cabeza—espete molesto, me fulmina con la mirada. La amo pero jamás permitiré que nadie le hable de esa manera a mis pequeñas hermanas.Soy el hermano mayor, tengo dieciocho años y ellas apenas once, las quiero un montón, mi madre y ellas son mi debilidad y claro amo a mi novia pero ella es tan exasperante y ni idea porque.Lorena es cuatro año mayor que yo, la conocí hace dos años. Es hija de uno de los amigos de mi padre, bueno
Axel.Camino por el jardín, el ambiente es refrescante, las luciérnagas avivan la oscuridad, me senté en uno de los balancines, dirijo la mirada en dirección a mi hermosa familia, mi padre adora a mi madre, ella es una mujer digna de ese amor. Algún día no muy lejano deseo tener una hermosa y buena esposa como lo es mama, sé que un día uniré mi vida junto a Lorena, nos amamos o bien si no es ella se que habrá otra.—Cielo, que haces solito— aparece mi novia detrás de mí.—Solo recibiendo el aire que desprende los árboles.—Te amo Axel— expresa en murmullo, la abrazo con vehemencia, ella sonríe sobre mis labios.Yo también te amo— respondi sobre su boca.Mientras nos besamos con amor, el viento acaricia nuestros rostros, me siento feliz de mi familia y feliz de tener a mi novia.—¡Axel ven, es hora de la foto familiar!— la voz angelical de Casseling nos hace separarnos de nuestro beso, Lorena deja escapar un suspiro molesto, sostengo su mano y entramos a la casa. Mi madre se acerca a m