Las lágrimas brotaron de mis ojos como un torrente que se rompe, y el dolor de mi corazón casi me ahoga.
Había pensado ingenuamente que el día que me pusiera el vestido de novia sería el comienzo de una vida con Max, y no como era hoy, obligada a ponerme delante de un desconocido y ponerme un anillo.
El destino me había empujado cruelmente al abismo, y yo ni siquiera tenía fuerzas para luchar.
He sido comprada por un desconocido.
Ahora comprendo lo que mis padres conversaban en la mañana.
—Sí y eso que ahora el desea cobrar... la compró y nuestro deber es entregarla —decía mi padre.
Desde cuando él me compró mejor dicho ¿por qué me compró como si fuera un objeto? Cuál es su propósito conmigo? Lloro frustrada, preguntándome una y mil veces.
No podía dejar de llorar, el dolor de mi corazón llegaba en oleadas como las olas del océano.
¿Por qué yo? ¿Por qué me hicieron esto mis padres?
Habían sido las personas en las que más confiaba, pero me habían enviado al abismo con sus propias manos.
¿Quién demonios era ese hombre? ¿Qué demonios pretendía comprándome?
¿El futuro sería una oscuridad sin fin, o un dolor más profundo?
Los pensamientos se agitaban y mi respiración se aceleraba, como si incluso el aire estuviera consumido por la desesperación.
Entra una señora de servicio a la habitación, ella me avisa que la cena ya está servida y que él señor desea verme en la mesa.
Me paré frente al gran espejo de la esquina de la habitación, en el que me veía hecha un desastre.
Tenía los ojos enrojecidos e hinchados por el llanto y en la cara se me notaban las huellas de las lágrimas no secas.
La ornamentada decoración de la habitación contrastaba fuertemente con mi imagen, haciéndome sentir como si me hubiera entrometido en un mundo que no era el mío.
Contuve mis manos temblorosas y me maquillé a regañadientes, con la esperanza de ocultar mi crisis interior.
Peino mi cabello, arreglo mi rostro con un poco de maquillaje que encontré en la mesita de noche. Al terminar salgo de la habitación, bajo las gradas con lentitud ya que me duele la cabeza. Me siento en la silla de madera fina, los ojos verdes de Arthur me miran sin pestañear, llama a una de las sirvientas le dice que me sirva la cena. Esta obedece sonriendo, trae la cena y la deposita enfrente de mi, es una muchacha morena, cabello negro, tendrá sus 22 años. Por cierto es lindísima y hermosa.
—Espero que comas todo lo que mandé a preparar para ti—replica serio.
Asiento mientras picoteo el pollo asado, lo observo y por primera vez no deseo comerla.
—¿Qué ocurre, no te gusta?— suelto un suspiro, trato de no prestarle atención.
Luego de haber cenado en un horrible ambiente, subí a ducharme, me despojé de la ropa prendí la regadera y deje que el agua hiciera contacto con mi piel, mientras froto mi cuerpo varios sollozos escapan de mi boca, lloro derrumbándome y a la vez preguntándome que me tocaría vivir desde mañana, al ser una mujer casada o mejor dicho una chica atada a un hombre desconocido, el cual no ama, no conoce, quizás sea mayor que yo, tampoco es un vejete se ve como de sus veintitantos.
Visualizo mis maletas las abro y elijo unos pants para dormir y una blusa de tirantes. Seco mi cuerpo y me visto rápidamente antes que entre ese hombre. (De todos modos te va a ver ) me replica una voz en mi interior. Me recuesto en la cama y pido al cielo que este sea sólo un mal sueño, aunque obvio no lo es. Cierro los ojos dejándome llevar por el cansancio.
Unos ruidos prominentes de una de las tantas habitaciones me hace abrir los ojos, miro para todos lados en busca de ese hombre, pero tal parece que no durmió aquí.
Que alivio.
Observo por la ventana y aún es de noche.
Nuevamente se oye el ruido pero esta vez en forma de gemidos, estos llaman mi atención y camino de puntillas. No me había fijado en la puerta que está dentro de esta habitación. Vaya, será el baño o alguna puerta secreta como la de Cristian Grey, pero error ya que al abrirla me quedo helada al ver la escena, Arthur está con la chica del servicio la morena hermosa.
Ella desnuda encima de él teniendo sexo o apuntó de tenerlo, no lo sé. Es un asqueroso. Trato de cerrar la puerta sin hacer ruido, pero mis pies se enredan con no sé qué m****a y caigo al piso, rápidamente me levanto pero muy tarde. La mirada de Arthur me perfora, molesto empuja a la chica y le dice que se salga de la habitación, ella se viste y sale por la otra puerta sin mostrar su rostro.Se volvió bruscamente, sus afilados ojos verdes atravesándome como espadas,—¿Quién te ha dado permiso para entrar sin permiso en mi habitación?—Su voz era grave pero llena de intimidación, como si cada palabra me oprimiera el pecho, dejándome sin aliento. Se levantó lentamente, la impaciencia mezclada con la ira oculta en su rostro, pero sus movimientos seguían siendo elegantes y comedidos, desconcertantes.—¡Quien m****a te dio órdenes para que entres a mi habitación de esa manera?!—grita furioso.—lo siento, pensé que era la puerta del baño—miento.Él se levanta de la cama, bufa y maldice.Se
Cariza El día pasó rápidamente para mi desgracia. En estos momentos la estilista hace su trabajo de hacerme ver radiante (si como no). Mi madre vino junto a su marido, el hombre que un tiempo consideré mi padre, ambos quedaron en el living, por el momento no deseo verlos a ninguno.—Señorita ya está lista, se ve hermosa y radiante—comenta la estilista.—Gracias—agradezco en un susurro.Me levanto y miro mi reflejo en el espejo, el vestido de novia es de tubo muy lindo. Tiene un hermoso velo en forma de corona, si estuviera enamorada me sentiría la chica más afortunada por el hermoso vestido.Respiro sacando todo el aire que se acumuló en mi interior, reprimo las lágrimas que amenazan con salir.—Hija luces hermosa—comenta mi madre mientras me ayuda para acomodar el velo de novia. Ni siquiera tengo deseos de responderle.El jardín se encontraba repleto de invitados desconocidos, está decorado con varias flores, rosas blancas a su alrededor, las mesas con mantel blanco y muy fino, lo
Su pene entra en mi interior, siento un poco de dolor y ardor pero no me quejo solo dejo que siga con lo que empezó, sus embestidas son suaves una y otra ves hasta que sale nuevamente, levanta mis caderas y esta vez me penetra con más rapidez y a la vez juega con mi clítoris luego con mis senos, los aprieta descendiendo con besos hasta llegar a mi vientre, con la mano libre acaricia mi pierna.Dejo que él haga lo que quiera conmigo, total se ha llevado mi virginidad. Escucho como emite sonidos de su boca, jadea excitado, su sudor se mezcla con el mío, cierro los ojos al sentir un líquido mojar mi entrepierna, muerdo mi labio inconsciente y un jadeo involuntario sale de mi boca.No sé qué m****a es esto pero se siente una sensación deliciosa.—Eres tan apretada y te ha encantado.Mi cuerpo me está traicionando, ya que muevo mis caderas al sentir varios espasmos en mi interior.—¡Ah!—grito al presenciar como mi vagina derrama un líquido placentero y satisfactorio.Me odio a mí misma al
Cariza.De un jalón rompo su bikini, bajo mi bóxer y ya rígido froto mi erección contra su entrada.—Aún sigue doliéndome— Susurra contra mis labios.—Cuando el placer llegue, olvidarás el dolor, Mía moglie—Susurré excitado.Le quito su sostén para llevar mi boca a sus pechos. Estos se endurecen al instante que los lamo. No son los más grandes que he visto, pero son perfectos y redondos.—Arthur...Sostengo sus nalgas para luego introducir mi pene en su interior.—Te gusta chiquilla—gruñoElla emite un sonido desde su garganta, no sé si es de dolor o placer mientras sus ojos se cierran. Empiezo a moverme, penetrándola lentamente, el agua empieza a salpicar nuestros cuerpos.—Mírame.Abre sus ojos azules, me observa acalorada, atrapa su labio entre sus dientes.—¿Dime te gusta esto?— Pregunto, bajando mi boca a sus pechos al mismo tiempo que me muevo en su interior.—No lo se— murmura excitada, decido tomarlo como un sí. Mientras chupo sus deliciosos pechos rosados, ella muerde mi homb
Cariza. —Ten por seguro que jamás volverás a querer decirme eso. La próxima no me resistiré.Las lágrimas salen de mis ojos como lluvia, pongo mi cabeza en el respaldar del asiento, lloro en silencio pidiendo al cielo fuerzas para aguantar este infierno torturante en que mis propios padres me han sometido.El conductor estaciona el auto enfrente de una inmensa casa, la cual se me hace conocida, pero obvio que no la conozco ya que jamás pise esta residencia.Creo que este barrio se llama las Colinas son una de las mejores en la ciudad y solo viven personas adineradas. Al bajar del auto, admiro el gran patio, Arthur me toma de la mano y los guardias bajan la cabeza en reverencia y nos dice Bienvenidos Señores (se creerá Rey, este loco), el levanta la mano en modo de saludo, nos adentramos al interior de la casa y luego aparecen varios empleados, todos nos dan la bienvenida como que si estuvieran en un coro. Una rara sensación hace que mi piel se eriza al entrar al interior de semejant
—¡¿Que?! ¿Pero cuando? Y ¿¡porque!?—Grita cerca de mí a chino los ojos y tapo mis oídos por sus gritos.—Ellos me vendieron y llevo mas de la semana casada con él— El rostro de Keyla es de total sorpresa, al narrarle todo lo que me sucedió.—No lo puedo creer y porque no los demandas y ya— Niego con lágrimas en los ojos.—Afectaría a mi madre y eso sería injusto—digo aturdida.—Si entiendo—Se queda pensativa un buen rato, tuerce las manos y luego me mira con preocupación.—Pregunta lo que sea—Le animo a que me hable.—¿Te has acostado con él?—Pregunta nerviosa.—¡Sí!—grite bajando la cabeza un tanto apenada.—¡Por Dios! ¿Abuso de ti?, ¿Él fue el primero? ¿Qué pasara con Max? —Rodee los ojos por tantas preguntas a la misma vez.—Bueno la noche de bodas trate de emboracharme, según para no sentir nada—Keyla abre su boca y me mira perpleja— Sin embargo senti todo y me gusto lo que me hizo— Musite y mi amiga abrió la boca y sus ojos aún más.—¡Te... te gusto!, pero como puedes decir eso
—Qué haces a estas horas, deberías estar dormida— Replico nervioso.—Ahí dentro hay mucho ruido y pues me escape por el balcón, además quería verte por suerte aun no te han encerrado en ese horrible lugar.Niego bufando, Dios mío esta niña es un tanto rara ojalá y no se den cuenta sus locos padres que esta aquí afuera, hace lo que quiere, me pregunto cómo habrá bajado del balcón sin lastimarse, posee tanta energía. —Cuando sea grande quiero dibujar muchas estrellas—Habla como una lora, sin embargó me encanta oírla—¿ Alguna vez has tenido novia?—Pregunta dejándome perplejo. Rio despacio por sus locas preguntas.—Nunca, pero porque serás tan preguntona y habladora— Se encoge de hombros mientras camina hasta mí, se sube en mi regazo dejándome sorprendido, no le digo nada, ella se acurruca en mi pecho, acaricio su cabellera rubia, la abrazo inconscientemente.Auto reclamo que esto esta mal.Después de minutos asi no percatamos cuando nos quedamos dormidos, hasta que varios gritos me hace
—Artic, Artic juguemos, papá se fue de viaje, ya no te va a lastimar ni a ti ni a mí.Niego alejándome de ella.—No seas malo, yo quiero que me hables—pide suplicante.—No quiero jugar contigo niña! Entiende!—le grite enojado, ella me observa y se hecha a llorar, la ignoro mientras sigo limpiando el estiércol en las caballeriza.—Por favor, te quiero mucho y quiero jugar— murmura a mis espaldas. Dios, esta niña es un caso, cuando me dejara en paz.—Cristal vete— replico sin verla.Pase todo el día limpiando la pequeña caballeriza, luego me cruce al jardín a levantar las hojas, llevo días hablando solo, parezco un loco diciéndome a mí mismo que soy fuerte. Soy un debilucho de 14 años que no sirve para nada.El día transcurrió aburrido, al terminar de bañarme me senté cerca del gran árbol observando el cielo estrellado. De lejos veo a Cristal venir, me escondo detrás del árbol. Pasan los segundos y ella no aparece. Un grito muy fuerte me hace salir de mi escondite. Corro hasta donde el