Capitulo 6

Ella desnuda encima de él teniendo sexo o apuntó de tenerlo, no lo sé. Es un asqueroso. Trato de cerrar la puerta sin hacer ruido, pero mis pies se enredan con no sé qué m****a y caigo al piso, rápidamente me levanto pero muy tarde. La mirada de Arthur me perfora, molesto empuja a la chica y le dice que se salga de la habitación, ella se viste y sale por la otra puerta sin mostrar su rostro.

Se volvió bruscamente, sus afilados ojos verdes atravesándome como espadas,

¿Quién te ha dado permiso para entrar sin permiso en mi habitación?

Su voz era grave pero llena de intimidación, como si cada palabra me oprimiera el pecho, dejándome sin aliento.

Se levantó lentamente, la impaciencia mezclada con la ira oculta en su rostro, pero sus movimientos seguían siendo elegantes y comedidos, desconcertantes.

—¡Quien m****a te dio órdenes para que entres a mi habitación de esa manera?!—grita furioso.

—lo siento, pensé que era la puerta del baño—miento.

Él se levanta de la cama, bufa y maldice.

Se levantó lentamente y se alisó la camisa ligeramente desarreglada, con un atisbo de impaciencia y advertencia en los ojos.

Su voz era fría como una cuchilla,

La próxima vez acuérdate de llamar o no te gustarán las consecuencias

Se acercó un paso, sus ojos verdes me miraron fijamente a la cara como si estuviera diseccionando mi alma, haciéndome dar un paso atrás involuntario.

Me fijo y aún esta con los calzoncillos puestos, tal parece que apenas iba a tener su noche de sexo.

—Esta es la primera y la última vez que entras a mi habitación sin tocar te quedó claro?— nuevamente grita a unos metros de mi rostro.

Asiento dando la vuelta para salir de su habitación, pero su mano me detiene, pego un grito al sentir como me levanta en sus brazos llevándome a su cama, me tensé al pensar que quería desquitarse conmigo por haber interrumpido su noche. Pero no fue así ya que se da la vuelta, apaga la lamparita de noche y dice con voz autoritaria.

Hizo una mueca y se acercó, susurrándome al oído en voz baja,

Te haré entender el precio mañana por la noche, la noche de la boda.

 Su mirada era fría e inflexible, y me puse tan rígida que lo único que oía eran los latidos de mi propio corazón.

Se dio la vuelta para marcharse, mientras yo no podía acallar el miedo y la duda en mi pecho: ¿quién demonios era este hombre? ¿Por qué lo sabía todo sobre mí?

Un nudo se forma en mi garganta y lloro en silencio. Hasta quedar dormida.

***

Me levanto desorientada observando todo con detalle, miro la gran ventana y niego.

—Pensé que sólo era una pesadilla, pero no es así—digo para mí misma. Suspiro hondo, me levanto de la cama y busco al hombre que me compró pero tal parece que ya se ha despertado. Debe ser que está en su salón.

Entro a la habitación a darme una ducha, paso media hora dentro de la tina. No dejo de llorar y pensar en Max, hasta soñé que él me era infiel con una de sus amigas, pero ese sueño era todo lo contrario, el no sería capaz de engañarme. En cambio yo hoy me caso, sin amor y a la fuerzas, no tengo escapatoria.

Llego al comedor y lo veo sentado con su celular en la mano, luce serio y con la ropa que viste se nota más joven.

¿Cuántos años tendrá?

—Dormiste bien?— pregunta sin quitar su vista de su celular. 

—Mejor que usted no lo creo— respondo con sarcasmo.

—Entonces desde hoy empieza a dormir bien porque no quiero una Esposa fea, demacrada y flaquetosa.— lo miro mal, quisiera taparle la boca con sellador. ¡Maldito engreído!—Se lo que estás pensando Cariza, que soy un maldito, pero en fin ni modo.

Dentro de unas horas vendrá una estilista para prepararte, debes lucir radiante la boda se realizará aquí mismo. Tus padres vendrán dentro de poco.

Me encojo de hombros, restandole importancia. La chica de anoche aparece con una bandeja, supongo que es el desayuno del idiota, ella le sirve sin levantar la cabeza, se nota apenada, por esa razón no levanta la mirada, no sé qué clase de tipa es... Seguro una facilona que le abre las piernas a su jefe.

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