Su pene entra en mi interior, siento un poco de dolor y ardor pero no me quejo solo dejo que siga con lo que empezó, sus embestidas son suaves una y otra ves hasta que sale nuevamente, levanta mis caderas y esta vez me penetra con más rapidez y a la vez juega con mi clítoris luego con mis senos, los aprieta descendiendo con besos hasta llegar a mi vientre, con la mano libre acaricia mi pierna.Dejo que él haga lo que quiera conmigo, total se ha llevado mi virginidad. Escucho como emite sonidos de su boca, jadea excitado, su sudor se mezcla con el mío, cierro los ojos al sentir un líquido mojar mi entrepierna, muerdo mi labio inconsciente y un jadeo involuntario sale de mi boca.No sé qué m****a es esto pero se siente una sensación deliciosa.—Eres tan apretada y te ha encantado.Mi cuerpo me está traicionando, ya que muevo mis caderas al sentir varios espasmos en mi interior.—¡Ah!—grito al presenciar como mi vagina derrama un líquido placentero y satisfactorio.Me odio a mí misma al
Cariza.De un jalón rompo su bikini, bajo mi bóxer y ya rígido froto mi erección contra su entrada.—Aún sigue doliéndome— Susurra contra mis labios.—Cuando el placer llegue, olvidarás el dolor, Mía moglie—Susurré excitado.Le quito su sostén para llevar mi boca a sus pechos. Estos se endurecen al instante que los lamo. No son los más grandes que he visto, pero son perfectos y redondos.—Arthur...Sostengo sus nalgas para luego introducir mi pene en su interior.—Te gusta chiquilla—gruñoElla emite un sonido desde su garganta, no sé si es de dolor o placer mientras sus ojos se cierran. Empiezo a moverme, penetrándola lentamente, el agua empieza a salpicar nuestros cuerpos.—Mírame.Abre sus ojos azules, me observa acalorada, atrapa su labio entre sus dientes.—¿Dime te gusta esto?— Pregunto, bajando mi boca a sus pechos al mismo tiempo que me muevo en su interior.—No lo se— murmura excitada, decido tomarlo como un sí. Mientras chupo sus deliciosos pechos rosados, ella muerde mi homb
Cariza. —Ten por seguro que jamás volverás a querer decirme eso. La próxima no me resistiré.Las lágrimas salen de mis ojos como lluvia, pongo mi cabeza en el respaldar del asiento, lloro en silencio pidiendo al cielo fuerzas para aguantar este infierno torturante en que mis propios padres me han sometido.El conductor estaciona el auto enfrente de una inmensa casa, la cual se me hace conocida, pero obvio que no la conozco ya que jamás pise esta residencia.Creo que este barrio se llama las Colinas son una de las mejores en la ciudad y solo viven personas adineradas. Al bajar del auto, admiro el gran patio, Arthur me toma de la mano y los guardias bajan la cabeza en reverencia y nos dice Bienvenidos Señores (se creerá Rey, este loco), el levanta la mano en modo de saludo, nos adentramos al interior de la casa y luego aparecen varios empleados, todos nos dan la bienvenida como que si estuvieran en un coro. Una rara sensación hace que mi piel se eriza al entrar al interior de semejant
—¡¿Que?! ¿Pero cuando? Y ¿¡porque!?—Grita cerca de mí a chino los ojos y tapo mis oídos por sus gritos.—Ellos me vendieron y llevo mas de la semana casada con él— El rostro de Keyla es de total sorpresa, al narrarle todo lo que me sucedió.—No lo puedo creer y porque no los demandas y ya— Niego con lágrimas en los ojos.—Afectaría a mi madre y eso sería injusto—digo aturdida.—Si entiendo—Se queda pensativa un buen rato, tuerce las manos y luego me mira con preocupación.—Pregunta lo que sea—Le animo a que me hable.—¿Te has acostado con él?—Pregunta nerviosa.—¡Sí!—grite bajando la cabeza un tanto apenada.—¡Por Dios! ¿Abuso de ti?, ¿Él fue el primero? ¿Qué pasara con Max? —Rodee los ojos por tantas preguntas a la misma vez.—Bueno la noche de bodas trate de emboracharme, según para no sentir nada—Keyla abre su boca y me mira perpleja— Sin embargo senti todo y me gusto lo que me hizo— Musite y mi amiga abrió la boca y sus ojos aún más.—¡Te... te gusto!, pero como puedes decir eso
—Qué haces a estas horas, deberías estar dormida— Replico nervioso.—Ahí dentro hay mucho ruido y pues me escape por el balcón, además quería verte por suerte aun no te han encerrado en ese horrible lugar.Niego bufando, Dios mío esta niña es un tanto rara ojalá y no se den cuenta sus locos padres que esta aquí afuera, hace lo que quiere, me pregunto cómo habrá bajado del balcón sin lastimarse, posee tanta energía. —Cuando sea grande quiero dibujar muchas estrellas—Habla como una lora, sin embargó me encanta oírla—¿ Alguna vez has tenido novia?—Pregunta dejándome perplejo. Rio despacio por sus locas preguntas.—Nunca, pero porque serás tan preguntona y habladora— Se encoge de hombros mientras camina hasta mí, se sube en mi regazo dejándome sorprendido, no le digo nada, ella se acurruca en mi pecho, acaricio su cabellera rubia, la abrazo inconscientemente.Auto reclamo que esto esta mal.Después de minutos asi no percatamos cuando nos quedamos dormidos, hasta que varios gritos me hace
—Artic, Artic juguemos, papá se fue de viaje, ya no te va a lastimar ni a ti ni a mí.Niego alejándome de ella.—No seas malo, yo quiero que me hables—pide suplicante.—No quiero jugar contigo niña! Entiende!—le grite enojado, ella me observa y se hecha a llorar, la ignoro mientras sigo limpiando el estiércol en las caballeriza.—Por favor, te quiero mucho y quiero jugar— murmura a mis espaldas. Dios, esta niña es un caso, cuando me dejara en paz.—Cristal vete— replico sin verla.Pase todo el día limpiando la pequeña caballeriza, luego me cruce al jardín a levantar las hojas, llevo días hablando solo, parezco un loco diciéndome a mí mismo que soy fuerte. Soy un debilucho de 14 años que no sirve para nada.El día transcurrió aburrido, al terminar de bañarme me senté cerca del gran árbol observando el cielo estrellado. De lejos veo a Cristal venir, me escondo detrás del árbol. Pasan los segundos y ella no aparece. Un grito muy fuerte me hace salir de mi escondite. Corro hasta donde el
Cariza.—Llegaremos en máximo cuatro horas— me informa sin dejar de ver la autopista.—Ah sí que bien—respondí recostándome en el respaldar del asiento. El silencio de ambos reinaba agradable, observaba de vez en cuando a mi esposo el cual lucia tranquilo, cerré mis ojos para relajarme.Llegamos al hermoso Hotel Real. Arthur me ayuda a bajar, entrega la llave al encargado de los autos, toma mi mano apretándola como si no me doliera. ¿Qué demonios le sucede? Entramos al lujoso lugar esta se encuentra repleta de personas a dineradas, todo es lujo en este gran hotel.Cuando llegamos a una gran mesa por cierto muy bien decorada, mi esposo empieza a saludar y a presentarme como su novia. Después tomamos lugar en las delicadas sillas de maderas bronceadas y acolchonadas. Unos que otros comentarios me hacían sentir incomoda, decidí observar el lugar y no prestar atención a los comentarios. Tres hombres al ver a mi marido lo saludan y se sientan, junto a ellos están tres mujeres muy elegantes
Arthur.La cabeza me va a explotar en miles de pedazos, mi cuerpo está pegado junto a una pequeña suave y deliciosa piel, beso su sien sin despertarla, huelo su cabello embriagándome con su aroma. Me levantó de la cama aturdido y con la punzada más fuerte en la cabeza.Entre al cuarto de baño, hice mis necesidades fisiológicas y luego me adentro al chorro de agua tibia. Los recuerdos de anoche invaden mi mente, sonrió como un idiota, no sé cómo paso, le hice el amor a mi esposa. Debe ser que la borrachera me hizo caer ante ella. A pesar de no querer implicarme, pero caí bajo por ella.Al salir del baño, seco mi cuerpo mientras me visto llamo a la tienda de hotel para pedir un traje, calzoncillo y para Cariza, vestido y ropa interior.Me senté al borde de la cama inspeccionando su rostro dormido. Duerme plácidamente, como si estuviera en el mundo de las maravillas. Le quito la sabanas y azotó su trasero, para que despierte, es una perezosa.—¡Oye!—grita adormilada.—Te crees la reina I