Capitulo 2

Me encuentro con mis amigos en la cafetería cada uno habla de lo que planean hacer el fin de semana y yo sólo pienso en una cosa, en la supuesta visita que tenemos hoy en casa.

¿Quién podría ser? Hasta la piel se me eriza al no saber de qué se trata esa visita.

Ya que jamás nos hemos juntado con nadie. Sólo con mis abuelos o tías, pero ellos no están acá.

Se encuentran en Nueva Orleans.

—¡Cari!—grita mi amiga Keyla.— ¿En qué mundo andas nena?— Parpadeo.

—Perdón ¿qué decías?

—Estás muy distraída, mira quién está ahí. —me señala hacia Maximiliano, quién está recostado contra su Audi. Viste de manera sexy, Jeans negros y polera gris. Cuelgo mi mochila sobre mi hombro y sonrío feliz.

—Bueno me voy antes—sonrió.—Quiero pasar un tiempo con mi novio. —Keyla se ríe.

—¡Cuídate!—Me despido de mis amigos con un beso en cada mejilla. Al llegar junto a Max me besa en mis labios.

—Hola mi amor.

—Hola—respondí entrando al auto—¿Dónde iremos?

—A mi departamento a ver una película —respondi cerrando la puerta.

Durante el viaje a su departamento Max me recuerda que pasará unos días con sus padres y eso me pone triste, ya que no lo veré por unos días.

Cuando llegamos nos ponemos cómodos en el sofá, y pone la película. Pero ni siquiera estamos viendo porque Max sólo quiere besarme y tocarme.

—Te voy a extrañar mucho en estos días—comenta mientras me besa.

—Ya somos dos entonces— respondo sonrojada cuando sus manos bajan a mi pierna.

El beso se intensifica las manos de Max llegan hasta mi camisa de botones y luego de un rápido movimiento me coloca en su regazo.

—Max, espera...

Pero él no me escucha y esta vez besa mis hombros, y mi cuello. Me siento nerviosa cuando siento su pene contra mi vientre. No se que esta pasando pero no estoy lista para tener relaciones. Su lengua se enreda con la mía, es realmente delicioso sentir esto, pero debo pararlo ahora mismo.

—No Max, no estoy lista para tener relaciones —Le digo segura y algo enojada por su actitud.

—Nunca estás lista—Se queja, alejándose.

Molesta empiezo a recoger mis cosas decidida a irme. Pensé que me amaba lo suficiente para esperar. ¿Acaso sólo quiere tener sexo conmigo? Cuelgo mi mochila sobre mi hombro y cuando estoy a punto de irme me abraza con fuerza.

—Disculpa mi amor te amo y sabes que te esperaría —afirma. Me relajo un poco, y decido ya no hacer comentarios para no empezar una pelea.

—Bien, debo irme. Hoy tenemos visita en casa y debo llegar lo antes posible.

Max asiente y me besa nuevamente.

—Te amo, ¿ lo sabes?

—Lo sé.

***

Max me deja en la misma esquina de siempre, cuando llego a casa veo un auto negro y lujoso estacionado. Entrando en la sala escucho voces y a mis padres hablando con un desconocido.

—Hija debes saludar— dice mamá algo nerviosa. Asiento y cada parte de mí se estremece cuando me encuentro con los ojos verdes amarillentos del mismo hombre que ayer estaba observándome. Tiene puesto un traje caro su sonrisa de suficiencia que adorna su rostro. Se ve guapo y estoy segura que es mayor que yo.  ¿Quien demonios será este hombre?

—Hola—tartamudeo. Mi padre también está sonriendo de una manera que no puedo entender. ¿Qué pasa? 

—Hija —la voz de mi padre cortó el aire, tan afilada como una navaja—, quiero que conozcas a Arthur Miller.

Alzó una mano hacia el hombre que había estado observándome.

Mi corazón se detuvo. Era él.

Arthur dio un paso al frente, su mirada fija en la mía.

—Cariza, he esperado mucho tiempo para conocerte —dijo con una voz grave, cargada de una autoridad incuestionable—.

Eres mía.

Esto es una m*****a broma.

Mi padre continuó, ignorando mi rostro pálido:

—Él será tu esposo.

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