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2. Clases de Obediencia para Danko

Estoy aquí dentro de este consultorio acariciando a Danko, quien está completamente dormido y ahora entiendo porque ha tenido que anestesiarlo, la astilla se ha clavado en medio de la almohadilla central y la de sus "dedos" por llamarlo de alguna manera. —Se ha alojado en un lugar complicado, ¿no? — Le pregunto mientras la observo detenidamente. Es en verdad muy guapa y el perfume que usa es prácticamente magnético a los sentidos.

—Sí, es muy poco común que se clave una astilla en este lugar, por eso tuve que anestesiarlo. — Me explica y con una pinza muy pequeña logra sacar la astilla. — ¡Aquí esta! — Dice muy feliz.

—Que bueno. — Respondo sonriente.

—Ahora solo queda limpiar el área y te lo podrás llevar a casa. Despertara pronto, le he dado una muy baja dosis de sedante. — Me deja saber como la experta que es.

—Vale… He visto en la sala de espera que ofreces clases de obediencia a domicilio. — Le menciono al recordar el anuncio que vi mientras esperaba.

—Sí, pero solo los sábados. — Me aclara.

—Me gustaría que entrenaras a Danko, quizás así deje de dañar mis pantuflas. — Comento riéndome y haciendo que ella también se ría dejandome ver lo aun más bella que luce cuando lo hace.

—Bueno, lo de las pantuflas podemos intentarlo, pero es un cachorro. — Me explica.

—Inténtalo por favor, me ha dañado todas las pantuflas que tenía. — Bromeo.

—De acuerdo, por mi no hay problema. ¿Cuándo gustas que comience a entrenarlo? — Me cuestiona.

—Lo más pronto posible... —

—Tengo este próximo sábado a la mañana disponible si gustas. — Ofrece.

—Me parece perfecto ¿Y cuántas clases crees que hagan falta? — Averiguo ya que todo esto es bastante nuevo para mi.

—Eso depende de que tan entrenado quieres que este... —  Expone y tiene mucho sentido.

—Muy entrenado. —Respondo sonriente.

—Bueno comencemos con cinco clases y si hacen falta más seguimos, ¿te parece? — Propone.

—Perfecto. — Contesto feliz.

Ella toma su iPad para anotar la cita y al mirar la agenda me mira con algo de pena —Sabes, me acabo de acordar que no he puesto ninguna cita para ese día a la mañana porque la niñera no puede cuidarme a Daniel. — Explica.

—¿Cuál es el problema? Tráelo, él puede jugar con mis sobrinas mientras tú entrenas a Danko. — Le propongo.

Ella me mira un poco sorprendida haciéndome sonreír —¿De verdad no te molesta? — Pregunta avergonzada.

—¡Para nada! Tu niño es un encanto. — Confieso con toda la sinceridad del mundo.

—Lo es. — Admite y noto el orgullo que tiene en su rostro.

—¿Cuántos años tiene? —  Pregunto de la nada.

—Está por cumplir cinco. —

—Que bien, tiene casi la misma edad que una de mis sobrinas. Se llevarán bien. — Hablo con entusiasmo.

—Seguramente, a él le encanta estar rodeado de gente. — Expone divertida.

—¿Entonces el sábado a qué hora? — Averiguo.

—¿A las 10:00AM? —

—Perfecto, ¿Cómo me puedo comunicar contigo si debo llamarte por Danko? — Le pregunto, aunque en realidad lo que quiero es obtener su número de móvil, y ojala me lo de.

—Te daré mi móvil, si ves que sigue quejándose o notas algo extraño en el área donde se lastimo me llamas no importa la hora, ¿de acuerdo? — Explica y me da su tarjeta de presentación con su móvil.

—Lo hare, muchas gracias Dr. Di Luna. Digo extendiendo mi mano. La veo el sábado. —

—Llámame Aitana. — Dice sonriente. —Sí, nos vemos el sábado, deja la dirección con la recepcionista y cuida a este pequeño. — Me pide mientras acaricia a Danko y creo que siento envidia por mi mejor amigo de cuatro patas.

—Lo hare, despídeme de Daniel. — Comento sonriente.

—Claro…. Gracias. — Es lo ultimo que escucho antes de salir del consultorio.

Antes de irme de la clínica, paso por la recepción a pagar la cuenta, le dejo mi dirección tal y como me lo ha pedido, y salgo de esta veterinaria donde creo que vendré bastante seguido poniendo cualquier excusa.

[Tres días después]

Parezco un adolecente, estos últimos tres días solo pude pensar que hoy vendrá Aitana a entrenar a Danko, y me siento un tonto porque apenas la he visto una sola vez. Luego de haber desayunado, me termino de vestir y mientras lo hago escucho que suena el timbre; miro el reloj y por la hora que es, lo más probable es que sea ella. Bajo la escalera rápidamente y al abrir la puerta, allí esta ella con Daniel.

—Hola Aitana. — La saludo y la observo detenidamente… Tenía razón, debajo de ese guardapolvo blanco se escondía una figura preciosa. Sus pantalones cortos y su camiseta con el logo de su veterinaria le quedan muy bien.

—Buenas Matías. — Me responde y luego mira a su hijo. —Daniel, allí lo tienes. — Le dice al pequeño que se me queda mirando de una manera extraña.

De pronto entiendo todo cuando él saca mi último libro de su mochila y se acerca a mí. —Matías, ¿Lo firmas por favor? — Me pide con esa vocecita que me enternece.

—No sabía que eras mi fan. — Respondo sorprendido. — Claro que lo firmo, solo déjame ir por un rotulador, ¿sí? — Comento y él asiente.

—Vale. — Rápidamente busco uno en la cocina y regreso a la sala para firmar su libro.

—¿Cómo es que te has hecho fan mío? — Le pregunto mientras firmo, y él solo me mira sorprendido.

—Mi hermana le leía tus libros cuando estaba embarazada. Luego hace como un año y medio yo le leí una parte de tus libros para que se durmiera y a partir de ahí se han convertido en sus historias favoritas. Es más, él toma clases de música porque quiere ser como el niño que va a clases de música en uno de tus libros. — Dice Aitana muy orgullosa.

—Sorprendente…y dime ¿Qué instrumento te gusta? — Le pregunto después de entregarle el libro.

—El piano. — Me dice tímidamente.

—¿De verdad? ¿Cómo el personaje de mi libro? — Pregunto.

—Sí, toma clases de piano, creo que tus historias lo han inspirado— Me responde Aitana.

De repente veo a mi madre llegando a la casa y me sonríe ya que escucho parte de la conversación—Matías también comenzó a esa edad, ese personaje esta inspirado en cuando él era niño—. Añade mi madre.

—Los presento, madre, ellos son Aitana y Daniel, Aitana, ella es mi madre Paula. —

Aitana se sonríe —Si, la he conocido recién, sin querer toque el timbre de la casa de al lado…— Explica haciéndome reír.

—Pasa seguido, es extraño, pero las dos casas quedan en el mismo terreno y tienen la misma entrada principal por lo tanto compartimos el jardín, algo que mi padre diseño— Explico sonriente.

—Entiendo… es interesante, bastante único. Bueno, no te molesto más Matías, ¿Dónde está la pequeña bestia? — Pregunta sonriente y realmente me gusta el apodo que le ha puesto.

—Está en el jardín. —

—Vale. —

—Madre, ¿llevarías a Daniel con Kiara y Sara? Le pregunto a mi madre y miro a Aitana —¿No te molesta si va a la casa de al lado? ¿No? — Pregunta y niega mientras que mi madre feliz de la vida acepta y tomando al pequeño de la mano lo lleva hacia su casa.

—¡Pórtate bien! — Le pide Aitana.

—¡Si mami! — Le responde haciendo que me ría.

—Es precioso. — Comento mientras que lo observo.

—Lo es… Es la luz de mis ojos. — Me dice y puedo darme cuenta de que realmente es así porque todo su rostro se ilumina al hablar de él.

Minutos después, salimos al jardín y al hacerlo, la pequeña bestia como le ha llamado ella corre hacia nosotros.—¡Hola Danko! — Le dice agachándose y jugando con él. —Veo que estas muy bien de tu patita. — Señala y lo acaricia.  

—Sí, ha estado de maravilla. — Afirmo

—Que bueno. — Dice sonriente y me pierdo mirándola.

《Creo que estoy en serios problemas, cada vez que la miro me gusta más.》

—Me imagino que te han dicho muchas veces que eres muy guapa, ¿no? — Le pregunto intentando no asustarla.

—Eh... gracias... — Murmura nerviosa y luego se pone de pie. —Matías, comenzare primero yo sola con Danko y luego puedes unirte para que también se acostumbre a que las órdenes vendrán de ti ¿vale? — Me explica cambiando completamente de tema, y supongo que lo hace porque se siente incomoda.

—De acuerdo. ¿Puedo esperar aquí? — Digo señalando la tumbona que hay a mi lado.

—Si claro. — Responde de inmediato y sin decir una sola palabra ella camina hacia el fondo del jardín y de una manera mágica a causa de las galletas que tiene en su mano Danko la sigue moviendo su pequeña colita. La observo detenidamente mientras entrena a mi amigo perruno y solo puedo preguntarme qué es exactamente lo que me sucede con ella y sobre todo si es que ella tiene novio o algún tipo de relación amorosa. Al mismo tiempo pienso que una mujer que se ha hecho cargo de un hijo que no es suyo, no estará simplemente con alguien para pasarla bien... debo entenderme primero a mi para saber si es solo una atracción física lo que siento por ella. Quizás me estoy enredando mucho; apenas la conozco... Creo que primero debería conocerla mejor y entender que puede llegar a ser todo esto que me sucede cuando la miro.

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