7. El Primer Beso

[MATÍAS]

Sé que la mayoría de los mortales esperamos ansiosos por el día viernes por diversos motivos, pero el principal es que es el comienzo del fin de semana. Sin embargo, en mi caso es completamente diferente, mi cuerpo sabe que es viernes y no porque me vaya a ir de fiesta; sino porque volveré a verla y está vez no me cohibiré de besarla, por lo contrario, buscare la oportunidad de hacerlo. Desde que la deje partir de mi casa el sábado pasado que me reclamos a cada instante el no haber probado el sabor de su boca e intentar deducir que es todo esto que me está sucediendo.

Al parecer a ella también le está sucediendo algo conmigo y al pensar en eso mi corazón salta de alegría, al menos no soy al único al que ese encuentro en lo que debería haber sido una visita normal a la veterinaria lo ha cambiado. La muestra es en media hora y la dirección del conservatorio donde va Daniel la sé de memoria. Termino de alistarme frente al espejo, vaqueros claros, camiseta blanca con cuello en v y zapatillas negras combinando con el cinturón que llevo puesto; algo muy casual para una muestra de piano. 

Una vez que estoy listo, salgo de mi casa y conduzco con mi mente pensando en ella, en esos ojos verdes que me han cautivado y en esa personalidad que a cada detalle que conozco me gusta más. No sé cuánto tiempo he pensado en ella, pero ni me he percatado del camino hacia este lugar. Estaciono el auto y camino hacia la entrada. Hay muchísima gente aquí y claramente son todos la familiares de los niños; veo a las madres, padres, hermanos, tíos, primos, y demás, y no puedo dejar de pensar que este niño no tiene a nadie más que a su tía.

Afortunadamente han sido pocas las personas que se han acercado a mí en busca de una foto o autógrafo, y eso me permite buscarla en el auditorio hasta que la veo sentada en la segunda fila. Me acerco a ella y al ponerse de pie me quedo sin saber que decir. Luce absolutamente deslumbrante con un vestido color blanco sumamente corto y pegado a su cuerpo, su cabellera esta suelta y con ondas que llegan un poco más abajo de sus pechos y esos ojos están deslumbrantes con un maquillaje leve, pero que la hace ver preciosa.

—Hola... — Es lo único que logro decir.

—Hola Matías. — Me dice con una tímida sonrisa.

—Wow... luces... es que no se ni siquiera que decir. — Me acerco a ella y la saludo con dos besos en la mejilla. —No puedo besarte aquí, sino lo haría. — Le susurró al oído. 

—Te he guardado un asiento. — Me explica sentándose y claramente cambiando de tema por completo.

—Gracias— Le respondo, tomo asiento a su lado y me intento concentrar en lo que comienza a decir la señora que está dando la presentación, pero no puedo, tengo a una mujer que me roba toda la atención sentada a mi lado y para hacer la circunstancia un poco más complicada, sus piernas están cruzadas haciendo que el vestido deje ver un poco más de su piel. 《Es realmente difícil no acariciarla...》

Afortunadamente la muestra comienza y de a poco van saliendo los niños, la verdad es que me sorprende mucho el talento de cada uno de ellos. Por fin llega el turno de Daniel y es allí cuando la cara de Aitana cambia por completo; una enorme sonrisa se dibuja en su rostro e inclina su cuerpo hacia delante para prestar más atención. El pequeño comienza a tocar su pieza y de alguna manera verlo así me recuerda mucho a mí; es como si el piano fuese su mejor amigo y parte muy importante de su vida.

—¡Felicidades, tu hijo es muy talentoso! — Le digo mirándola y luego sujeto su mano en la mía una vez que el niño termina su pieza.

—¡Gracias! La verdad es que estoy muy orgullosa de él. No tengo ni idea de donde ha sacado ese talento, pero claramente no ha sido de parte de nuestra familia. — Me dice entre risas. 

—Bueno quizás su padre... ¿Quién sabe? ¿no? Eso de no saber quién es hace que no sepas ciertas cosas…— Comento con dudas.

—Así es, si al menos Carla me hubiese dicho su nombre. — Dice algo frustrada. —Pero bueno, ya está; ahora vamos a celebrar. Te invito a casa a cenar. — Me dice sonriente.

—¿De verdad? — Pregunto sorprendido.

—Sí, Daniel ha invitado a unos amiguitos a casa. — Me explica.

—Por mi encantado. — Respondo y luego de que termina la muestra, nos ponemos de pie y vamos en busca del niño.

Al encontrarnos con él, Aitana lo abraza fuertemente y lo felicita por el excelente trabajo que ha hecho; cosa que me enternece demasiado. Si ella es así con un niño que ella no ha dado a luz, ¿Cómo será el día que tenga su propio hijo?

—¡Felicidades campeón! ¡Lo has hecho excelente! — Le digo y choco su mano. 

—Gracias Matías. — Dice tímidamente. 

Al salir del conservatorio sigo a Aitana con mi coche hasta su casa; ya que ella ha traído el suyo, y después de unos cuantos minutos estaciono enfrente de una casa muy bonita. Esta cerca de la playa y ubicada en una buena zona; es admirable que esta mujer haya salido adelante sola de esta manera. Bajo del coche y sin poder apartar mi vista de ella la sigo hasta la entrada de la casa. —¡Daniel espera! — Le dice al ver que apenas ha abierto la puerta él entra corriendo.

—Disculpa, realmente está ansioso. — Me dice entre risas.

—No tengo nada que disculpar, al contrario... ahora te tengo aquí sola para mí. — Le respondo acorralando su cuerpo el cual ahora está apoyado sobre la pared. — Sabes, durante toda la muestra no te he podido quitar los ojos de encima... eres tan hermosa. — Le susurro y con una de mis manos acaricio su rostro.

—Matías... — Dice casi en un susurro. 

—Shhh... solo déjame descubrir que se esconde en estos labios. — Le pido y poco a poco me voy acercando a su boca hasta que no hay distancia alguna.

Mis labios finalmente sienten la textura de los suyos y siento como estoy sufriendo una revolución interna. Mi lengua busca probar esos rincones de su boca y ella poco a poco me va permitiendo explorar un sitio donde voy encontrando magia; donde me estoy perdiendo y no creo que quiera salir. Mis manos sienten la necesidad de tomar su rostro y creo que ella esta sintiendo lo mismo porque sus manos se colocan sobre mi nuca y puedo sentir como sus dedos se enredan en mi cabello. No sé qué es esto, pero jamás he sentido tanto con un beso, es como si cada nervio, musculo y célula de mi ser respondieran a ella... todo mi cuerpo grita que es ella... que es la mujer por la que he estado esperando, esa que me haría sentir diferente y vaya que lo hace. Sus manos dejan marcas de fuego en mí y podría estar besándola toda la noche si pudiera, pero nos falta el aire... 

—No me equivoque— Murmuro con mi frente apoyada sobre la suya.

—¿De que hablas? — Cuestiona agitada.

—De que eres especial... de que me pasan muchas cosas cuando estoy contigo, que quiero seguir sintiéndolas... necesito seguir con esto. — Confieso.

—Matías, yo también estoy sintiendo muchas cosas— Me revela y siento que el universo ha desaparecido, pero la voz de un niño nos interrumpe; seguramente es uno de los amiguitos de Daniel. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo