Entramos al café y caminamos hacia una de las mesas que están al fondo del lugar. Daniel claramente se adelanta y ansiosamente corre hacia la mesa que hemos elegido. —Vaya que tiene energía ¿eh? — Comento mientras lo veo correr.
—No te das idea cuanta, nunca se cansa. — Dice sonriente y mirándolo con orgullo.
Realmente creo que la que más está sufriendo con todo esto es ella. No quiero que crea que si ese resultado da positivo yo intentare quitarle al niño. —Aitana, antes que nos sentemos y Daniel pueda escucharnos. — Hablo sujetándola por su brazo y haciendo que me mire. — Quiero decirte desde el fondo de mi corazón que, si yo soy el padre de Daniel, no tengo ninguna intención de alejarte de él. — Le explico.
Sus tan profundos y hermosos ojos se clavan en los míos haciendo que me pierda en ellos. —Matías, seamos
Siento como su mirada sigue clavada en mi mientras que yo tomo el bolígrafo y hago dibujos con Daniel. Hago algunos garabatos intentando no reírme ante su expresión hasta que ella deja su taza de café sobre la mesa —Daniel, debemos irnos. — Le dice haciendo que levante mi mirada.—¿Tan pronto? — Le pregunto con melancolía.—Si, debo dejarlo en casa de la niñera y luego ir a trabajar. — Explica mirando su reloj.—Entiendo... ¿Será que tú y yo podemos hablar a solas más tarde? — Inquiero casi en un susurro intentando que Daniel no me escuche.—Matías... creo que será mejor que no nos veamos hasta tener los resultados. — Me explica y se pone de pie.《¿Qué? ¿No verla por todos estos días? No... yo no puedo.》—Por favor, Aitana, necesito verte antes de eso. &
La espero apoyado sobre mi auto a la salida de su clínica, estoy ansioso por verla a pesar de que han pasado tan solo unas cuantas horas desde que desayune con ella y Daniel. Ya no tengo ni idea de cómo hacer para tener calma con estos sentimientos que prácticamente han llegado a mi vida como un tornado que cae de la nada y arrasa con todo lo que encuentra a su paso. No es normal que me sienta así; he conocido muchas mujeres, pero la manera que ella me hace sentir es inexplicable. Con tan solo mirarla me pierdo, he probado sus labios y se ha quedado para siempre en mi memoria y si soy totalmente honesto no estoy buscando borrar ese recuerdo; no tengo intención alguna de que eso suceda. Esta rosa blanca en mi mano y sugerida por quien puede ser mi hijo representa más que eso; representa una forma de demostrarle que realmente me importa y que quisiera que me dé una oportunidad en algún momento.Finalmente la veo salir de l
Sus labios me saben aun más dulce que la miel, si es que eso es posible...Daría cualquier cosa porque me dejara entrar en su vida de una manera definitiva, pero sé bien el miedo que tiene porque yo de alguna manera siento lo mismo. La vida nos está dando un golpe bastante duro a ambos, a mi revelándome la posibilidad de que sea padre y a ella la sensación de que si eso fuese así perdería a su hijo. Me pierdo en esta sensación que representa sentir sus dedos enredándose en mi cabello y nuestras lenguas jugando este juego de seducción que tanto peligro representa a causa de toda la revolución que invade mi cuerpo. Necesito detenerla sin que se ofenda, de otra manera ya no podre hacerlo, y aunque en estos momentos no hay nadie aquí, estamos en un lugar público y tampoco quiero que ella malinterprete lo que me sucede.—Aitana... — Le digo casi sin poder respirar. &m
Llego a mi casa extasiado por el sabor de sus labios, por el aroma de su perfume y por toda ella en sí. Tomo asiento en el sofá, hecho mi cabeza hacia atrás en el respaldar y miro al techo buscando sus ojos en este 《¿tan idiotizado estoy por ella?》—Hijo, ¿Qué te sucede? — Me pregunta mi madre sorprendiéndome al entrar por la puerta del jardín que había dejado abierta.—Hola madre. — La saludo volviendo a sentarme correctamente en el sofá.—¿Y esa cara? — Pregunta con una enorme sonrisa.—¿Qué tengo? — Respondo haciéndome el que no entiende.—Hijo... te conozco bien, tienes cara de enamorado. — Me dice entre risas.《¿Habrá alguna vez que pueda ocultarle algo a ella?》—Eh madre... — Murmuro y es que no sé bien que decirle.—Con eso me
La extraño demasiado, pero he respetado su decisión de no vernos por unos días, al menos no hasta obtener los resultados. He intentado hacer mi vida de la manera más normal, tal como lo hacía antes de ese encuentro con ella, pero se me hace muy difícil. Cada una de sus respuestas a los mensajes que le he enviado me hacen soñar... delirar con ella, con el sabor de sus labios, en pocas palabras, la necesito esa es la conclusión.Tengo la sensación de que ella también me necesita, lo puedo sentir en con cada palabra que me escribe y en cada negativa por vernos, si le fuera indiferente me dejaría verla. Lo que me resulta también difícil de respetar su decisión es no verlo a él. Tengo la sensación de que cada día que pasa es uno que me pierdo de estar a su lado.Sigo caminando con Danko por el parque intentando dejar de pensar en todo esto
Entro a la clínica junto a ella y a pesar de que me puedan reconocer no me importa, coloco mi brazo por su cintura y de esta manera caminamos hacia el mostrador donde del otro lado está sentada la recepcionista. Preguntamos por Martin y a los pocos minutos de esperarlo él aparece.—Hola, pasen. — Nos dice para que lo sigamos, pero no sin antes mirarla de una manera que me hace saber que desearía ser él quien la abrazara.—Estoy muy nerviosa. — Me confiesa.—Yo también... — Le dejo saber y solo puedo respirar profundamente intentando calmarme.
Al parecer el sitio donde ella y yo encontramos la calma es en esta playa solitaria. Aquí estamos una vez más sentados de frente al inmenso mar que con el ruido de sus olas rompiendo en la orilla, y esto parece hacer que todo parezca mucho más fácil. Intento comprender como es que todo ha cambiado de manera tan rápida, pero no hay otra explicación más que el pasado ha llegado con todas sus fuerzas convirtiéndose en mi presente y futuro.—Tengo la sensación de que no estás muy feliz con la noticia. — Comenta haciéndome regresar a la realidad.—No es eso. — Respondo de inmediato.—¿Y qué es? — Pregunta insistente.《¿Cómo le explico todo este torbellino que hay en mi interior?》—Es difícil de poner en palabras, pero en el fondo es miedo. — Confieso.—¿Miedo a...? — Ave
Después de una extensa conversación con Aitana acerca de cómo llevaremos la situación con Daniel, llego a mi casa y después de cambiarme de ropa, decido ir a casa de mis padres. Al abrir la puerta y ver a mi hermana con sus dos hijas viendo televisión en la sala un golpe de realidad se hace conmigo diciéndome que debo hablar con mi familia y explicarles que hay un nuevo integrante en la familia Mendoza a quien por cierto debería darle mi apellido《No había pensado en eso... 》otro asunto por resolver y uno que seguramente traerá un gran escándalo cuando esa información salga a la luz. No quiero ni siquiera pensar en todos los posibles titulares que saldrán cuando la prensa se entere de que el escritor Matías Mendoza reconoció a un hijo de seis años; yo sé muy bien lo que sucedió, pero el resto del mundo me tratara como un hombre irresponsable que deja hijos aba