La espero apoyado sobre mi auto a la salida de su clínica, estoy ansioso por verla a pesar de que han pasado tan solo unas cuantas horas desde que desayune con ella y Daniel. Ya no tengo ni idea de cómo hacer para tener calma con estos sentimientos que prácticamente han llegado a mi vida como un tornado que cae de la nada y arrasa con todo lo que encuentra a su paso. No es normal que me sienta así; he conocido muchas mujeres, pero la manera que ella me hace sentir es inexplicable. Con tan solo mirarla me pierdo, he probado sus labios y se ha quedado para siempre en mi memoria y si soy totalmente honesto no estoy buscando borrar ese recuerdo; no tengo intención alguna de que eso suceda. Esta rosa blanca en mi mano y sugerida por quien puede ser mi hijo representa más que eso; representa una forma de demostrarle que realmente me importa y que quisiera que me dé una oportunidad en algún momento.
Finalmente la veo salir de l
Sus labios me saben aun más dulce que la miel, si es que eso es posible...Daría cualquier cosa porque me dejara entrar en su vida de una manera definitiva, pero sé bien el miedo que tiene porque yo de alguna manera siento lo mismo. La vida nos está dando un golpe bastante duro a ambos, a mi revelándome la posibilidad de que sea padre y a ella la sensación de que si eso fuese así perdería a su hijo. Me pierdo en esta sensación que representa sentir sus dedos enredándose en mi cabello y nuestras lenguas jugando este juego de seducción que tanto peligro representa a causa de toda la revolución que invade mi cuerpo. Necesito detenerla sin que se ofenda, de otra manera ya no podre hacerlo, y aunque en estos momentos no hay nadie aquí, estamos en un lugar público y tampoco quiero que ella malinterprete lo que me sucede.—Aitana... — Le digo casi sin poder respirar. &m
Llego a mi casa extasiado por el sabor de sus labios, por el aroma de su perfume y por toda ella en sí. Tomo asiento en el sofá, hecho mi cabeza hacia atrás en el respaldar y miro al techo buscando sus ojos en este 《¿tan idiotizado estoy por ella?》—Hijo, ¿Qué te sucede? — Me pregunta mi madre sorprendiéndome al entrar por la puerta del jardín que había dejado abierta.—Hola madre. — La saludo volviendo a sentarme correctamente en el sofá.—¿Y esa cara? — Pregunta con una enorme sonrisa.—¿Qué tengo? — Respondo haciéndome el que no entiende.—Hijo... te conozco bien, tienes cara de enamorado. — Me dice entre risas.《¿Habrá alguna vez que pueda ocultarle algo a ella?》—Eh madre... — Murmuro y es que no sé bien que decirle.—Con eso me
La extraño demasiado, pero he respetado su decisión de no vernos por unos días, al menos no hasta obtener los resultados. He intentado hacer mi vida de la manera más normal, tal como lo hacía antes de ese encuentro con ella, pero se me hace muy difícil. Cada una de sus respuestas a los mensajes que le he enviado me hacen soñar... delirar con ella, con el sabor de sus labios, en pocas palabras, la necesito esa es la conclusión.Tengo la sensación de que ella también me necesita, lo puedo sentir en con cada palabra que me escribe y en cada negativa por vernos, si le fuera indiferente me dejaría verla. Lo que me resulta también difícil de respetar su decisión es no verlo a él. Tengo la sensación de que cada día que pasa es uno que me pierdo de estar a su lado.Sigo caminando con Danko por el parque intentando dejar de pensar en todo esto
Entro a la clínica junto a ella y a pesar de que me puedan reconocer no me importa, coloco mi brazo por su cintura y de esta manera caminamos hacia el mostrador donde del otro lado está sentada la recepcionista. Preguntamos por Martin y a los pocos minutos de esperarlo él aparece.—Hola, pasen. — Nos dice para que lo sigamos, pero no sin antes mirarla de una manera que me hace saber que desearía ser él quien la abrazara.—Estoy muy nerviosa. — Me confiesa.—Yo también... — Le dejo saber y solo puedo respirar profundamente intentando calmarme.
Al parecer el sitio donde ella y yo encontramos la calma es en esta playa solitaria. Aquí estamos una vez más sentados de frente al inmenso mar que con el ruido de sus olas rompiendo en la orilla, y esto parece hacer que todo parezca mucho más fácil. Intento comprender como es que todo ha cambiado de manera tan rápida, pero no hay otra explicación más que el pasado ha llegado con todas sus fuerzas convirtiéndose en mi presente y futuro.—Tengo la sensación de que no estás muy feliz con la noticia. — Comenta haciéndome regresar a la realidad.—No es eso. — Respondo de inmediato.—¿Y qué es? — Pregunta insistente.《¿Cómo le explico todo este torbellino que hay en mi interior?》—Es difícil de poner en palabras, pero en el fondo es miedo. — Confieso.—¿Miedo a...? — Ave
Después de una extensa conversación con Aitana acerca de cómo llevaremos la situación con Daniel, llego a mi casa y después de cambiarme de ropa, decido ir a casa de mis padres. Al abrir la puerta y ver a mi hermana con sus dos hijas viendo televisión en la sala un golpe de realidad se hace conmigo diciéndome que debo hablar con mi familia y explicarles que hay un nuevo integrante en la familia Mendoza a quien por cierto debería darle mi apellido《No había pensado en eso... 》otro asunto por resolver y uno que seguramente traerá un gran escándalo cuando esa información salga a la luz. No quiero ni siquiera pensar en todos los posibles titulares que saldrán cuando la prensa se entere de que el escritor Matías Mendoza reconoció a un hijo de seis años; yo sé muy bien lo que sucedió, pero el resto del mundo me tratara como un hombre irresponsable que deja hijos aba
La mirada de toda mi familia está centrada en mi a excepción de mis sobrinos a los cuales sus padres le han dicho que fueran a jugar; no es momento que ellos se enteren que tienen un primo, no sin que él lo sepa primero. Pensé que sería más fácil darles la noticia, per a decir verdad no sé ni cómo comenzar, la única que está al tanto de todo es mi hermana, pero así todo ni siquiera sé como decirle que el resultado a dado positivo.—Hijo, nos estás preocupando, ¿Nos dirás que sucede? — Pregunta mi madre sentada desde el sofá que está justo enfrente del que yo estoy sentado.—No es fácil lo que debo decirles... — Admito.—Comienza por favor. — Intercede mi padre ya impaciente.—Vale, pero por favor no me interrumpan porque si no será muy complicado que lo entiendan. — Les
Han pasado dos días desde que me entere que soy padre, pero por cuestiones de trabajo tanto mías como de parte de Aitana, no nos hemos podido ver y mucho menos he podido ver a mi hijo. Necesito verlo de manera urgente, me hace falta abrazarlo, aunque él no sepa que soy su padre.//Aitana, ¿Estás en tu casa? De verdad necesito verlo y verte...// Le escribo por whatsapp.Espero pacientemente su respuesta, aunque la palabra paciencia no es algo que este muy claro en mi diccionario. Poco tiempo después, finalmente, ese sonido que indica que me ha llegado un mensaje suena y rápidamente abro la notificación.//Si, estamos en casa. Si quieres ven y te esperamos para cenar.// Me propone y no dudo ni un segundo en responderle.//Ya salgo para allá.//Rápidamente tomo mi cartera y las llaves del auto, para luego salir de mi casa y pasarme por la casa de mis padres —Familia, no cenare