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Capítulo 1: ¿Es bonita?

{ La diabla } 

–Y…. ¿Qué tal es? ¿Es guapa? ¿Fea? ¿Horrorosa? Es decir, el solo hecho de ser millonaria no quita que pueda ser poco agraciada, ya sabes… puede haberse operado, hoy en día son comunes las inversiones en el cuerpo y cara –Drew sonrió de lado para evitar una pequeña carcajada– 

–No voy a negar que es tremendamente guapa. –confesó sincero– Pero, solo la he visto una vez, puede que haya estado bien por el vestido que usaba para la ocasión. 

–Si ha sido guapa en una fiesta de gala quiere decir que tiene arreglo –Sebastián era muy ocurrente, tenía siempre lo preciso para decir, como todo buen abogado– no hay nada que el maquillaje no pueda arreglar ¿No has visto las transformaciones que se hacen las mujeres en instagram? Hemos vivido engañados todo este tiempo. 

–Puede que sí –concordó jugando con el vaso de wiski– aún no la conozco bien. El día de la fiesta se veía muy seductora, aunque de cerca parecía solo una jovencita. 

–Te ha dejado pensando, eso quiere decir que es peligrosa hermano, me dijiste que viene de un… ¿convento?

–De un internado para mujeres Sebastián… Ha estudiado cinco años ahí. 

–Eso lo hace más excitante, no ha tenido contacto con chicos –tomó otro sorbo de su bebida– debe ser una inocentona… 

–Puede que sí, Líam me ha dicho que tiene miedo de la manera en la que se adapte a este nuevo entorno, no será lo mismo que cuando estaba en España. 

–Aunque, ya sabes lo que dicen… –ambos se miraron, las reuniones con su hermano mayor siempre eran divertidas y relajantes– Cuídate de las aguas mansas. 

–¿Qué estás tratando de decir? 

–Nada que deba preocuparle a alguien que tiene novia ¿Verdad Drew? –De repente el trago se volvió amargo–  una novia histérica con una hija que no es suya. 

–No metas a Marceline en esto, sé que no te cae bien pero déjala en paz, también deja en paz a su hija… –advirtió– 

–No me cae mal, solo pienso que aún estás a tiempo de buscar algo mejor, alguien que sea más compatible con el tipo de persona que eres. Las únicas veces en las que pude verte con ella regresé a casa con un dolor insoportable de cabeza a causa de sus estúpidas quejas. 

–Vale, ya entendí. No te agrada para nada. 

–La verdad que no, pero, yo no soy el dueño de tu vida hermano, al final no seré yo con quien comparta la cama si llegas a pasar el resto de tu vida con ella. 

Sintió un brusco temblor en su interior al escuchar ello. Terminar su relación había sido una cuestión que había rondado su cabeza durante días, sabía que era momento de terminar con ella, simplemente no sabía cómo. Tampoco quería ser testigo de su lloriqueo o las preguntas típicas que vienen tras un rompimiento.

–Van a ser las seis –comentó mirando su reloj de mano– debo irme o llegaré tarde a la cena benéfica, tengo que estar presente, Lían me matará si no llego a tiempo… 

–Bien, hoy pagas tú –Le dedicó una sonrisa malévola– que tengas una buena noche hermanito… Saludos a tu novia la cardiaca –Marceline– 

Sebastián huyó de ahí como alma que llevaba el viento, abandonando el bar para dejarlo a cargo de la cuenta, como siempre. Pese a ser el mayor siempre había sido muy inmaduro. 

Suspiró y pagó la cuenta, debía conducir por un largo rato hacia el salón de recepciones del hotel perteneciente a la familia Dunhee. 

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