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Capitulo 5: Aguafiestas

–¿A dónde rayos vas Emily? ¿No eres nueva en este lugar? ¿A dónde rayos puede ir de noche una persona que no conoce a nadie aquí? 

–Me voy a un concierto –lo admitió de forma espontánea y natural, como si hacerlo fuera de mayor alivio para él– 

–No vas a ir a ningún lado, vas a volver a casa y a meterte en la cama de nuevo para no despertar a tu padre.

–¿A meterme a la cama de nuevo? –Negó– eso es muy aburrido, la noche todavía es joven… 

–Me vale un rábano que la noche sea joven, vas a regresar a la cama Emily –Ella se mordió los labios para contener una cándida sonrisa, la mano masculina aún seguía sujetando su delgado brazo y ella por supuesto no iba a hacerle ni el más mínimo caso– 

–¿Quieres que me vaya a la cama? ¿Contigo? –aquello lo dejó perplejo, logrando el mutismo que ella tanto esperaba, se carcajeó en silencio aprovechando la oscuridad del lugar– Si eso va a suceder entonces me regresó, si no, ni te molestes en seguir dándome sermones. 

–Eres bastante astuta para haber estado en un internado de chicas –por no llamarle de otra forma–

–Tú, al igual que los demás creen mucho en lo que no es –Drew suspiró, recordó de repente las palabras de su hermano Sebastián aquella tarde en el bar: “Cuídate de las aguas mansas” – ahora si me disculpas y no planeas meterte a la cama conmigo, tengo un concierto al cual asistir, estás quitándome un poco del tiempo que pretendo pasar bailando. 

–Tu padre estaba preocupado por ti… creía que no ibas a poder adecuarte con facilidad a este lugar.

–Dah… ¡Patrañas! 

–¿Acaso no te importa ni siquiera un poco?   

–¿Y qué? ¿Vas a ir corriendo a contarle? ¡Anda entonces! ¡Ve! Por favor ¡Te ruego que lo hagas! Para que veas lo mucho que me vale…

 Drew había lidiado durante toda su vida con gente de todo tipo, sobre todo con personas necias, haciendo uso de la paciencia por la que siempre era conocido, sin embargo, el comportamiento de Emily provocaba en él unas ganas enormes de dejarla tirada en medio de la nada. Se dio la vuelta, dispuesto a abandonarla, de no ser por la imagen preocupada de su jefe que  le cruzó la mente de forma involuntaria. Maldijo a la consciencia y lo pensó dos veces antes de regresar. 

–¿En dónde queda ese dichoso concierto? –las facciones de la morena obtuvieron un aire socarrón– 

–¿Qué está diciendo señor Drew? ¿Acaso piensa acompañarme al concierto? 

–Te voy a acompañar, pero no creas que es por qué me simpatizas, simplemente lo hago por tu padre, él no merece esto, mucho menos el susto que se va llevar si te pasa algo –ella bufó hastiada– ¿Dónde es ese dichoso concierto? Mi auto está aparcado por allá… 

Examinó el pequeño ticket cuando estuvieron dentro del vehículo, la dirección estaba a casi cuarenta minutos desde su punto.

Emily jugaba con las estaciones de radio de forma exasperante, tantas voces y canciones diferentes atropellandose una tras otra con tantos cambios de emisora estaban a punto de volverlo loco. 

–¡Para ya Emily! ¡Decídete por una! –Elevó la voz mal humorado, ella quitó la mano del radio, no por miedo a su reacción, sino por finalmente haber encontrado una canción muy horrible– 

–¡Hey! ¡Esa canción es genial! –Subió los pies al asiento y bajó la ventanilla de su lado– ¿Debo considerar esto como una cita? 

–No es ninguna cita, te he dejado en claro que solo hago esto por Liam. 

–Claro, si querías salir conmigo simplemente debías pedirlo, no tenías por estar espiándome –el sujetó el volante fuerte ¿Acaso no escuchaba lo que decía? –

–Mejor cállate, ya bastante tengo con oír esa estúpida canción que has puesto. 

–¿Qué? ¿No son estás las canciones que se escuchan en una primera cita? –Él negó con la cabeza, de haber sido otra ocasión y otro tiempo le hubiera sonado divertido, no era tan serio o rígido como pretendía ser– 

–Detesto con toda mi vida el reggaetón –aclaró como primer punto– y te he dicho ya que esto no es una cita. 

–¿No te gusta el reggaetón? ¡Caray! ¡Pero si está de moda en todos lados! 

–Para mí no, es música sucia. No me parece nada bonito narrar con pista la forma salvaje en la que se tiene sexo –eso creía él y la opinión nadie se la podía quitar– 

Entonces, como si hubiera dicho todo lo contrario a lo explicado, ella elevó la música a un volumen muy alto, alzó las manos al techo del auto moviendo las cinturas sobre el asiento y canturreó muy fuerte. 

–¡Eh! ¡Quédate quieta y baja el volumen!  

Pero Emily empezó a cantar de forma estruendosa, siguiendo la letra de forma muy correcta, aturdiéndolo con aquella voz chillona y enfermiza, era como si en vez de decirle que odiaba el reggaetón le hubiera dicho: ¡Amo! ¡Me fascina el Reggaetón! 

–Qué romántica eres para una primera cita –murmuró por lo bajo, haciendo alusión a su propia perspectiva de aquella salida– 

–Entonces admites qué es una cita… 

–Emily, cállate… –advirtió por última vez– 

Solo hasta ese momento se dio cuenta de cómo estaba vestida.  La ropa que lucía distaba mucho de los vestidos inocentes que usaba comúnmente con su padre, tenía una falda de jean rasgada en ciertas partes junto una camiseta pequeña que dejaba al descubierto su pequeña cintura. Detuvo en seco el auto, provocando que ambos cuerpos se balancearan hacia adelante bruscamente, retenidos por los cinturones de seguridad. 

–O te calmas o nos quedamos aquí el resto de la noche… –advirtió– Esto es en serio Emily –su voz tenía una tranquilidad inquietante– o te comportas o no vamos a ningún lado. 

–Vale. Qué aguafiestas. 

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