–¿Qué? ¿Estás demente o qué?
–Has aceptado el reto y te he pedido que me beses ¿Acaso he hablado en griego o en ruso?
–Emily –La miró realmente serio, no sabía en realidad como sentirse al respecto. El temor, confundido con la adrenalina y la presión del momento eran mala combinación– sabes que no puedo hacerlo, te seré directo ¿bien? Tu padre me cae muy bien, adoro mi trabajo y no voy a exponerme a perderlo todo solo porque tienes ganas…
–Y porque tú también las tienes –agregó, escuchando atenta su explicación–
–Lo que sea que fuese Emily… no estoy dispuesto a ganarme complicaciones p
No volvió a saber nada de Emily después de su último encuentro. Una parte de él se sentía serena y aliviada de haber prácticamente acabado con todo lo poco que tenían, la otra parte en cambio, se sentía impotente y poco conforme de haber concluido de forma tan tajante lo que parecía convertirse en una relación divertida y amena.Por lo menos tenía la seguridad de que ya no tendría que preocuparse por ese miedo de hacer cosas a espaldas de su jefe, o por la turbación de ser descubierto a cada instante.Cuando atravesó el pasillo que dirigía a su oficina, atisbó la silueta alta de Lían en medio del camino, el muchacho hablaba por teléfono muy malhumorado –como siempre–
–¿Mal agradecida? Te has equivocado, eres tu quien se mete en donde no lo llaman ¿Quién rayos crees que eres para tratarme de esta forma? –Drew no podía contener la ira, era una joven muy guapa y provocadora, sin embargo, despertaba en su ser la carencia de la paciencia, lo enfadaba como ninguna otra persona podía hacerlo, hasta el punto de querer desaparecerla––¡Eso no decías cuando movías tu trasero en mis pantalones! –Se arrepintió de inmediato tras haber dicho aquello. ¡Carajo! ¡No debí decir eso! Se regañó completamente asustado, presa de la ira había dicho lo primero que le llegó a la cabeza sin pensar en las consecuencias. Aquella muchacha lo volvía irracional, com
La casa de los Berner era espaciosa y suntuosa, ostentaba cada mínimo detalle, desde las alfombras hasta las arañas de cristal que colgaban del techo o los ventanales transparentes a la luz de la noche. La gente iba llenando poco a poco la gran sala central, uniéndose en grupos grandes o conversando entre ellos por donde quiera que se cruzaran.No era para nada divertido observar cómo la gente parloteaba o exhibía distintos encantos materiales hacia los demás, mucho menos entrar en temas laborales de compra o venta de propiedades. Su hermano Lían, en cambio, no parecía nada aburrido o intruso a aquel ambiente, se desenvolvía con facilidad entre los distintos socios que llegaban a saludar a su padre. –Sumamente tormentoso para una persona como ella–
Maldijo fuerte en cuanto se cercioró de que la morena hubiera desaparecido del mirador, se tomó la copa de un solo sorbo en seco y lamentó el no haber sido lo suficientemente avezado como para continuar.Volvió a la reunión después de varios segundos a solas, la divisó nuevamente junto a su padre y hermano, hablando sonriente con todos los que se encontraban junto a su mesa, percibió que no era el único interesado en admirarla, alguien más gozaba de su presencia vigilandola al acecho. A lo lejos, Brett, el hijo menor de los Benner, admiraba a Emily sin poder quitarle la vista de encima o siquiera disimular.La morena capturó su mirada desde que pisó la mansión, el joven sentía que debía acercarse a ella antes de que alguien más pensara hacerl
–¿No podrá volver a encender? –Preguntó Emily tras bajar del auto a ver como Drew intentaba encontrar la falla en el capó delantero––Vuelve adentro –ordenó sin siquiera mirarla– intentaré arreglar esto lo antes posible, aquí hace frío –y tenía razón, la piel descubierta de la chica estaba helada––Si quieres puedo ayudar…–Emily, he dicho que vuelvas adentro, no quiero repetirlo –los ojos de la morena se llenaron de furia, no entendía porque se seguía comportando como un maldito cascarrabias––Vale, quédate solo, imbécil –Y murmurando algunas otras palabras inaudibles ingr
Al inicio Emily que fue incapaz de responder, tras reaccionar segundos después tomó a Drew de la nuca, acomodandolo a su lado para hacerlo ingresar de cuerpo entero, cerrando la puerta al hacerlo y envolviendose en la fogosa caricia de bocas. Sentir sus labios era lo más parecido al cielo, la lengua inquieta de la chica sometía a la suya a sensaciones tan nuevas como excitantes. Le encantaba.El vestido blanco de Emily era pegado al cuerpo, cosa que le complicó pero no imposibilitó que se colocara sobre el regazo del chico, quedando cara a cara, con las piernas a cada lado. Drew acarició una de sus piernas por debajo de la prenda en lo que ella continuaba besándolo abrazada a su cuello. Sintió desfallecer cuando la morena se movió sobre su pantalón, a propósito, una y otra vez, sacando ventaja de la posición en que se encontraba. La
El día siguiente fue una completa tortura, entre planos, papeles, juntas, firmas y agendas apretadas no le era posible dejar de pensar en la menor de los Dunhee, tan atractiva con aquel vestido blanco a la luz de la noche, arrebatándole la conciencia con todo lo que hacía. Reproducía la escena del auto en su mente una y otra vez, la manera en la que besaban, tocaban y apaciguaban la furia con cada caricia.Lían tomó la palabra en la enorme mesa de juntas, expresando su posición ante el posible diseño que podría llegar a tener el complejo deportivo Benner. Él ni siquiera sabía si estaba a favor o en contra, después de todo, la imagen de Emily no era algo fácil de despejar, era insano y perturbador. Estaba actuando como un loco.–¿Qué piensas tu Drew
La discoteca estaba llena, repleta de jóvenes alocados bailando de forma muy impropia, ni siquiera en sus años de universidad había hecho algo semejante. A lo lejos, en la zona VIP, divisó con dificultad a Emily, tenía un vestido negro con brillos, muy corto, con un escote en v que dejaba sus pechos a la imaginación. A Líam le habría dado un ataque.Conversaba con un muchacho que no era Brett Benner, era un tipo completamente desconocido que se alejó un poco después de un par de palabras. Aprovechó aquel instante para hacer su entrada.–Ya llegué –Advirtió de soslayo, el hombre lo miró sorprendido– ¿Dónde te habías metido? ¿Quién es él?–Hola Drew &