La discoteca estaba llena, repleta de jóvenes alocados bailando de forma muy impropia, ni siquiera en sus años de universidad había hecho algo semejante. A lo lejos, en la zona VIP, divisó con dificultad a Emily, tenía un vestido negro con brillos, muy corto, con un escote en v que dejaba sus pechos a la imaginación. A Líam le habría dado un ataque.
Conversaba con un muchacho que no era Brett Benner, era un tipo completamente desconocido que se alejó un poco después de un par de palabras. Aprovechó aquel instante para hacer su entrada.
–Ya llegué –Advirtió de soslayo, el hombre lo miró sorprendido– ¿Dónde te habías metido? ¿Quién es él?
–Hola Drew &
–Esa zorra se lo merecía, hay códigos de chicas ¿sabes? Si estás en una discoteca con alguien no pueden solo venir y quitártelo, no es ético…–¡Qué sabes tú de ética...!–Vale… tranquilo –Se atrevió a darle un casto beso en los labios, fugaz y sin reservas– voy a comprar un par de hamburguesas ahí y volveré… espérame aquí gruñón.Drew vio a lo lejos como la morena se acercaba al carrito y pedía varias cosas para llevar. Era increíble, se suponía que en los cuentos, libros o series de tv eran los hombres quienes marcaban territorio y se ponían a golpear a cualquier tipo que se acercara a sus chicas, en cambio, Emily era todo lo contrario. Había golpeado a aquella b
Drew abrió la puerta de su departamento cerca de las dos de la mañana, aún empapado por el encuentro en la playa, goteando agua desde el primer nivel del edifico; guiaba a Emily sujetándola de la mano, ambos temblaban notoriamente por la fuerte ventisca de la noche y lo húmedo de su ropa.–¡Qué bonito departamento! –Exclamó siguiéndolo––Voy a traer un par de toallas y algo para que puedas ponerte –La invitó a acomodarse en uno de los sofás color gris; ella observó el lugar completo, no era tan espacioso como los departamentos de la actualidad, aunque atractivo y ordenado, lo suficientemente bueno como para ser la vivienda de un hombre solitario– No tengo mudas de chica aquí, así que creo que podemos buscar entre mi ropa alg
{Aposté los sentimientos y jugué a fuego lento con amor}–¿Sabes bailar?–No mucho… ¿Y tú?–Entonces… ¿Quieres?. He practicado ballet contemporáneo desde que tengo uso de razón, además, hay otra cosa que también me encanta bailar…–¿Qué cosa? –Emily jugaba con los botones el aparato, ajena a la mirada de su acompañante––Te parecerá algo loco, pero, adoro la bachata, es un baile tan… sensual y provocador como el sexo… ¿Es muy sensual no crees?&ndash
Él había dado el primer paso nuevamente. Acariciando con sus labios la boca cerrada de Emily que pronto se abrió para dejar pasar el torbellino de sacudidas que la lengua de su acompañante traía consigo.Sintió las manos fuertes de Drew por su espalda, bajando poco a poco hasta su trasero, en donde descansó sin poner presión. Se separaron minutos después, agitados por el enloquecedor momento.–¿Qué mosquito te ha picado? –Preguntó Emily, simulando un poco la euforia y lo prendida que la había dejado tras separarse, tenía los labios suavemente hinchados y rojizos– ¿Por fin te has animado a dive
Los recuerdos de la noche pasada golpearon su mente en cuanto abrió los ojos a la mañana siguiente. La imagen de la menor de los Dunhee desnuda bajo su cuerpo no era algo que fuese capaz de quitar con facilidad. Se estiró con pereza y se giró en su posición descubriendo el vacío en el otro lado de la cama.No se sorprendió, era lógico que volviera a casa antes de que la descubrieran, después de todo se había escapado a media noche y en la mansión de su padre nadie sabía de su ausencia. A un lado vio perfectamente doblada la camisa que le prestó la noche anterior, jamás volvería a verla de la misma forma. Se deshizo de las sabanas y camino hasta la cocina, en donde no halló más que un vaso de agua que él mismo había dejado la noche anterior.
La tarde del día siguiente aplacó un poco de toda su ansiedad. El día completo se tornó exasperante y lento, algunas juntas con los ingenieros de obra le tomaron casi toda la jornada. Cuando llegó a la casa de los Dunhee la propiedad le pareció tan quieta como siempre, se suponía que estaban charlando amistosamente con los Hammil, una familia Irlandesa bastante popular por las construcciones que llevaron a cabo en ese mismo país. Ahora buscaban expandirse, aliándose con Líam para conquistar el mercado internacional.No sabía a donde dirigirse exactamente, tampoco en donde buscar a Emily, afortunadamente ella lo esperaba en la gran sala común, jugando con el celular y los audífonos puestos en cada oreja.–Has venido muy puntual –Sonri&oa
–Lamento la interrupción –Comentó el misterioso hombre, mirando a ambos con un cigarrillo encendido en la mano y un gesto de poca gracia––No, de hecho lo sentimos nosotros. –Respondió Drew tratando de serenarse. Su tacto abandonó el cuerpo de Emily, quien procedió a acomodarse la ropa– Ya nos íbamos.No había mucho que decir o argumentar en un momento tan embarazoso como ese, mucho menos ante el mohín del desconocido. Cuando Emily por fin elevó el rostro y se fijó en el ostentoso hombre, mantuvieron el contacto durante segundos.–¿No están un poco cerca de una reunión de negocios como para hacer estas cosas? –Cuestionó el tipo sin dejar de mirar a la morena&nd
No tenía la menor idea de cuán duraderas podían ser las promesas de Emily, sin embargo, algo dentro de él trataba de convencerse de que no era tan grave como creía.El padre de Emily se encontraba rodeado de muchos hombres en traje hablando amenamente y riendo de temas laborales. Saludaron a algunos cuantos en lo que Liam se centraba en hablar con algunos mientras hacía el protocolo correspondiente de presentaciones; de pronto, algo cambió cuando llegaron hasta uno de los extraños más conocidos de la reunión. Inconscientemente se encontraban frente al hombre que los había descubierto tras los arbustos. Aquel mismo sujeto que fumaba lejos de la reunión.–Emily, Drew, él es Henry Hammil… Henry –Continuó Liam, ajeno a la sorpresa de ambo