La casa de los Berner era espaciosa y suntuosa, ostentaba cada mínimo detalle, desde las alfombras hasta las arañas de cristal que colgaban del techo o los ventanales transparentes a la luz de la noche. La gente iba llenando poco a poco la gran sala central, uniéndose en grupos grandes o conversando entre ellos por donde quiera que se cruzaran.
No era para nada divertido observar cómo la gente parloteaba o exhibía distintos encantos materiales hacia los demás, mucho menos entrar en temas laborales de compra o venta de propiedades. Su hermano Lían, en cambio, no parecía nada aburrido o intruso a aquel ambiente, se desenvolvía con facilidad entre los distintos socios que llegaban a saludar a su padre. –Sumamente tormentoso para una persona como ella–
Maldijo fuerte en cuanto se cercioró de que la morena hubiera desaparecido del mirador, se tomó la copa de un solo sorbo en seco y lamentó el no haber sido lo suficientemente avezado como para continuar.Volvió a la reunión después de varios segundos a solas, la divisó nuevamente junto a su padre y hermano, hablando sonriente con todos los que se encontraban junto a su mesa, percibió que no era el único interesado en admirarla, alguien más gozaba de su presencia vigilandola al acecho. A lo lejos, Brett, el hijo menor de los Benner, admiraba a Emily sin poder quitarle la vista de encima o siquiera disimular.La morena capturó su mirada desde que pisó la mansión, el joven sentía que debía acercarse a ella antes de que alguien más pensara hacerl
–¿No podrá volver a encender? –Preguntó Emily tras bajar del auto a ver como Drew intentaba encontrar la falla en el capó delantero––Vuelve adentro –ordenó sin siquiera mirarla– intentaré arreglar esto lo antes posible, aquí hace frío –y tenía razón, la piel descubierta de la chica estaba helada––Si quieres puedo ayudar…–Emily, he dicho que vuelvas adentro, no quiero repetirlo –los ojos de la morena se llenaron de furia, no entendía porque se seguía comportando como un maldito cascarrabias––Vale, quédate solo, imbécil –Y murmurando algunas otras palabras inaudibles ingr
Al inicio Emily que fue incapaz de responder, tras reaccionar segundos después tomó a Drew de la nuca, acomodandolo a su lado para hacerlo ingresar de cuerpo entero, cerrando la puerta al hacerlo y envolviendose en la fogosa caricia de bocas. Sentir sus labios era lo más parecido al cielo, la lengua inquieta de la chica sometía a la suya a sensaciones tan nuevas como excitantes. Le encantaba.El vestido blanco de Emily era pegado al cuerpo, cosa que le complicó pero no imposibilitó que se colocara sobre el regazo del chico, quedando cara a cara, con las piernas a cada lado. Drew acarició una de sus piernas por debajo de la prenda en lo que ella continuaba besándolo abrazada a su cuello. Sintió desfallecer cuando la morena se movió sobre su pantalón, a propósito, una y otra vez, sacando ventaja de la posición en que se encontraba. La
El día siguiente fue una completa tortura, entre planos, papeles, juntas, firmas y agendas apretadas no le era posible dejar de pensar en la menor de los Dunhee, tan atractiva con aquel vestido blanco a la luz de la noche, arrebatándole la conciencia con todo lo que hacía. Reproducía la escena del auto en su mente una y otra vez, la manera en la que besaban, tocaban y apaciguaban la furia con cada caricia.Lían tomó la palabra en la enorme mesa de juntas, expresando su posición ante el posible diseño que podría llegar a tener el complejo deportivo Benner. Él ni siquiera sabía si estaba a favor o en contra, después de todo, la imagen de Emily no era algo fácil de despejar, era insano y perturbador. Estaba actuando como un loco.–¿Qué piensas tu Drew
La discoteca estaba llena, repleta de jóvenes alocados bailando de forma muy impropia, ni siquiera en sus años de universidad había hecho algo semejante. A lo lejos, en la zona VIP, divisó con dificultad a Emily, tenía un vestido negro con brillos, muy corto, con un escote en v que dejaba sus pechos a la imaginación. A Líam le habría dado un ataque.Conversaba con un muchacho que no era Brett Benner, era un tipo completamente desconocido que se alejó un poco después de un par de palabras. Aprovechó aquel instante para hacer su entrada.–Ya llegué –Advirtió de soslayo, el hombre lo miró sorprendido– ¿Dónde te habías metido? ¿Quién es él?–Hola Drew &
–Esa zorra se lo merecía, hay códigos de chicas ¿sabes? Si estás en una discoteca con alguien no pueden solo venir y quitártelo, no es ético…–¡Qué sabes tú de ética...!–Vale… tranquilo –Se atrevió a darle un casto beso en los labios, fugaz y sin reservas– voy a comprar un par de hamburguesas ahí y volveré… espérame aquí gruñón.Drew vio a lo lejos como la morena se acercaba al carrito y pedía varias cosas para llevar. Era increíble, se suponía que en los cuentos, libros o series de tv eran los hombres quienes marcaban territorio y se ponían a golpear a cualquier tipo que se acercara a sus chicas, en cambio, Emily era todo lo contrario. Había golpeado a aquella b
Drew abrió la puerta de su departamento cerca de las dos de la mañana, aún empapado por el encuentro en la playa, goteando agua desde el primer nivel del edifico; guiaba a Emily sujetándola de la mano, ambos temblaban notoriamente por la fuerte ventisca de la noche y lo húmedo de su ropa.–¡Qué bonito departamento! –Exclamó siguiéndolo––Voy a traer un par de toallas y algo para que puedas ponerte –La invitó a acomodarse en uno de los sofás color gris; ella observó el lugar completo, no era tan espacioso como los departamentos de la actualidad, aunque atractivo y ordenado, lo suficientemente bueno como para ser la vivienda de un hombre solitario– No tengo mudas de chica aquí, así que creo que podemos buscar entre mi ropa alg
{Aposté los sentimientos y jugué a fuego lento con amor}–¿Sabes bailar?–No mucho… ¿Y tú?–Entonces… ¿Quieres?. He practicado ballet contemporáneo desde que tengo uso de razón, además, hay otra cosa que también me encanta bailar…–¿Qué cosa? –Emily jugaba con los botones el aparato, ajena a la mirada de su acompañante––Te parecerá algo loco, pero, adoro la bachata, es un baile tan… sensual y provocador como el sexo… ¿Es muy sensual no crees?&ndash