No pudo quitar los ojos de Emily durante toda la noche.
No buscaba ser discreto, tampoco incomodarla con tal grado de insistencia visual, sin embargo, ella parecía no darse cuenta jamás y lejos de estar cohibida con ello actuaba de forma natural con cada invitado que su padre le presentaba.
Más tarde, concluida la fiesta, siguió a Liam hasta su enorme mansión, en donde le daría mayores detalles de los acuerdos a los que llegó con la familia Berner. Vio a Emily por última vez subir las escaleras de la sala, mucho antes de seguir a Liam a su despacho.
Terminaron de hablar cerca de las dos de la mañana, cuando su jefe expresó su notorio cansancio y le indicó que se iría a dormir de inmediato. Comprendió que debía hacer lo mismo, así que enrumbó hasta el estacionamiento en busca de su auto, buscó las llaves entre los bolsillos de los pantalones pero le fue imposible encontrarlas debido al desconcierto que se apoderó de él al ver una silueta extraña trepar las paredes escondida entre los arboles del jardín que las rodeaban.
Después de enfocar bien la vista y reconocer a aquel extraño camuflado en la oscuridad, notó como se estiraba la ropa para librar con suma paciencia las ajaduras de la tela, era nada más y nada menos que Emily.
Emily celebró tras poner un pie fuera de la mansión y se dispuso a caminar hasta llegar a la carretera en donde seguramente podría pedir un taxi. Elevó la mano a la altura de sus hombros, pero, una mano ajena a la suya hizo que la bajara, sujetándola sin mucha delicadeza.
–¿Qué crees que estás haciendo Emily? –La voz masculina tan fría la sobresaltó, luego se dio cuenta de que no había nada que temer al registrar el rostro de su acompañante–
–¡Carajo Drew! ¡Me has asustado como el demonio! –Él gesto que esa respuesta le produjo no fue nada alentador, estaba sorprendido de escucharla usar un lenguaje tan informal como ese–
–¿Qué es lo que pretendes? ¿Por qué sales a escondidas de la casa? –¿Y a él que rayos le importaba?–
–Ese no es asunto tuyo –deshizo el agarre de ambos con un tosco movimiento, aparentemente no estaba nada inhibida por su repentina aparición– ¿No deberías haberte ido a tu casa ya?
–Tu padre se acaba de ir a la cama después de un día agitado, es muy desconsiderado de tu parte hacer esto incluso cuando sabes del ataque a la presión que sufrió hoy –Ella rodó los ojos poco afectada–
–Qué bien que esté descansando, me alegra… –volvió a elevar la mano para adquirir otro servicio de taxi, Drew lo impidió–
–Debes regresar a casa, estar aquí es peligroso y si te llega a pasar algo tu padre podría volverse loco…
–Tú qué sabes. Solo eres un empleado que le ha caído bien –El intentó respirar para no matarla ahí mismo–
–¿A dónde rayos vas Emily? ¿No eres nueva en este lugar? ¿A dónde rayos puede ir de noche una persona que no conoce a nadie aquí?–Me voy a un concierto –lo admitió de forma espontánea y natural, como si hacerlo fuera de mayor alivio para él––No vas a ir a ningún lado, vas a volver a casa y a meterte en la cama de nuevo para no despertar a tu padre.–¿A meterme a la cama de nuevo? –Negó– eso es muy aburrido, la noche todavía es joven…–Me vale un rábano que la noche sea joven, vas a regresar a la cama Emily –Ella se mordió los labios para contener una cándida sonrisa, la mano masculin
Permanecieron poco tiempo. El show no duró mucho debido a que llegaron casi al final de la presentación de dicho cantante desconocido para él.A Drew le pareció una pérdida de tiempo y sueño ir hasta un lugar tan lejano para regresar unos cuantos minutos más tarde sin haber hecho suficiente alboroto como le habían prometido a la chica, sin embargo, no hizo mención alguna, bastaba con tan solo ver el rostro aburrido de la morena para captar su desilusión.–Por lo menos nos hemos divertido en el trayecto de ida y vuelta –comentó después de que ingresaran a la zona residencial ––Omitiré todo lo que tengo por decir, no quiero recordar la pérdida de tiempo
–¿Estás jugando? –Preguntó Sebastián incrédulo– No te creo, mentiroso.–Es verdad ¿Crees que sería capaz de inventar algo tan bizarro como esto? Yo tampoco puedo terminar de procesarlo…–Eres un maldito Suertudo Drew… Solo a ti pueden presentarse situaciones como esa y no aprovecharla –Después empezó con las cuestiones, típico después de una narración como tal– ¿Cómo se veía anoche? ¿Qué te pareció?–Se veía bien, aunque eso era lo de menos, estaba muy enfadado por su comportamiento tan altanero… –Confesó sincero– cuando trepó por el árbol le vi la ropa interior…–¿Y…. de q
Drew no desempolvaba su vieja raqueta desde hace dos años atrás, solía jugar con Sebastián cada vez que tenían tiempo libre, pero todo ello fue quedando de lado tras hacerse novio de Marceline, otro asunto que tenía pendiente y no podía dejar a medias.Nunca había sido un experto jugando, de hecho, le habían ganado varias veces otros contrincantes; aún así consideraba que podía defenderse lo bastante bien de un partido para no lucir como un perdedor. Para cuando apartó una cancha Emily todavía no se aparecía, diez minutos más tarde de lo pactado con su padre ella se presentó, luciendo un traje blanco que la hacía ver más fresca y libre, los flequillos de la falda bailaban al compás de los trotes que daba al bajar los escalones, mostrándole un poco de su tersa piel cada vez que ponía un pie en el suelo.
El perfume de la morena llegó hasta su nariz, haciéndolo caer en un tipo de trance en el que jamás había estado antes. Como si estuviera fuera de sí, se acercó un poco más para disfrutar del olor y empleó una voz más ronca de la que pretendía.–Por lo menos ahora ya sé que aroma tiene tu cuerpo –aspirando descaradamente el perfume que emanaba su cuello, probablemente Chanel, el olor era exquisito––Empiezo a creer que esto ha sido una estrategia de tu parte para tenernos así –Mentira, en realidad había fingido ser lo bastante tonta como para no entender un absurdo paso de tenis–
–¡Emily! ¡Emily! ¿Dónde has estado ingrata? ¡Prometiste llamarme en cuanto llegaras a casa de tu padre! ¡Han pasado seis días! –La voz de Helena se oyó muy fuerte en auricular, Emily tuvo que cerrar la puerta de la habitación con llave por si a su hermano se le ocurría ingresar sin tocar––Lo siento, no tengo teléfono todavía, he tenido que pedirle prestado a papá el suyo, además, he estado ocupada en estos días ¡He ido a una fiesta de beneficencia, a un concierto y hasta he jugado tenis! ¿Cómo te ha quedado el ojo? –Mofándose de su propia suerte––¿En serio? Parece que estás mejor con tu papá ¿Cómo son las cosas por allá? ¿Cómo está tu hermano? ¿Igual de bueno que siempre? Marceline disparaba una cantidad increíble de palabras por minuto, bebía un poco de vino para tomar un poco más de fuerza e iniciar nuevamente, como en toda la velada. Drew, por el contrario, se había perdido en el universo paralelo de recuerdos, devolviéndose al momento más emocionante de esa mañana: Emily pegada a sus pantalones.No era fácil quitar aquella escena de su mente, ni siquiera con Marceline en frente, hablándole sobre lo mucho que Katherine, su hija, había progresado en la escuela. Estaba claro que a él no le interesaba saber el día de una infante en el jardín.–Le he preguntado a la prCapítulo 11: Adicto al trabajo
Emily vio como Drew esperaba por ella, apoyado sobre la puerta cerrada de su modesto auto negro. No volvieron a hablar más por teléfono hasta ese momento y todavía dudaba en preguntarle por qué había cortado la conversación de esa manera la noche anterior.Lo hizo esperar casi diez minutos antes de salir a su encuentro. Lucía más casual que las otras veces, con unos jeans negros y una camisa azul oscuro, los tonos opacos le iban de maravilla. Ella en cambio, se había puesto un vestido lo suficientemente alto y unas zapatillas cómodas para caminar, esa tarde iba a provocarlo hasta con la respiración.–¿Siempre eres así de tardona? –Preguntó al verla llegar con ese aire de superioridad que caracterizaba a los de su familia–<