Capítulo 11.

Isobel se removía sobre una superficie suave a su parecer, abrió lentamente sus ojos y tardó unos segundos en ver su alrededor, todo de ella dolía, pero eso no la detuvo a sentarse, estaba en un calabozo, bajó su vista notando un colchón algo sucio. Tan solo tenía una cadena atada a su cuello, su anillo no estaba y Westh parecía dormir profundamente, o eso quería pensar.

¿Dónde se encontraba exactamente? No podía hacerse una idea, existían muchos calabozos en el mundo. Giró un poco su cabeza hacia las rejas, mirando como estas se abrían, e hizo una mueca por el fastidioso sonido que estas emitían al correrse. Su semblante cambió a uno de lleno de confusión al ver a Rebeca entrar junto con Ana, la chica con la cual se había encontrado en el bosque.

—Buenos días, dormilona— el tono de la rubia era de burla, y en las caras de ambas se notaba que disfrutaban verla ahí.— ¿Dormiste bien? Esperamos que sí.

—Me sorprende que aún sigas con vida— fue lo que dijo mientras miraba a Ana acercarse
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