—¿Nos confundimos de lugar?— Leisay miro la casa con confusión, ya no tenía un aspecto viejo sino, nuevo, todo estaba bien.
Isobel se acercó más hasta llegar a la entrada, tocó el timbre y no pasaron ni dos segundos cuando la puerta fue abierta por una mujer, la joven sintió como su corazón latía con fuerza. ¿Qué hacía ella ahí? —¿Mamá?— sus ojos se cristalizaron al sentir el abrazo de aquella mujer, la cual, era su madre, Leisay y Leinád arrugaron su ceño al mirar aquella escena. El peliblanco se acercó un poco más y tomó el hombro de la chica, la alejó de esta aún sin entender, ella debía estar muerta, no tenía porque estar ahí, ella lo miró y mostró una sonrisa cálida para él. —Isobel, tenemos que irnos, esto no está bien. —¿Irse a dónde?, todos los estábamos esperando— la mujer de cabello castaño se hizo aún lado para que pudiesen entrar, Leisay rasco su brazo acercándose también. —De acuerdo— Isobel tomó la mano de Leinád para jalarlo hacia adentro, Leisay entro rápidamente y se abrazó así misma, tenía frío, no entendía porque. El ambiente estaba distinto, así como la decoración, Isobel soltó la mano del hombro y se acercó a la sala de estar, su padre y hermano reían al unísono, pero no veía a Harry ni a Scott. Desvió su vista hacia su madre aún sin creer lo que estaba mirando, ¿Estaba soñando? —Tu novio está en la cocina, es muy agradable— la mujer señaló a un Hunter salir con una bandeja de comida en sus manos. Leisay no pudo evitar soltar una risa por lo que había dicho aquella extraña mujer, sabía que él jamás sería algo de Isobel, pero por la mirada de ella se obligó a callarse. La chica enarco su ceja y negó rotundamente, Leinád pasó sus manos por su boca sin comprender nada, esto era algo fuera de lugar. —No se ofenda señora, pero está confundiendo todo— La pelirroja miró a Hunter llegar a ellas con una mirada poco amigable. —Llegaron rápido ¿Qué tal les fue?— el padre de la joven se acercó junto con su hermano Beni, ambos sonreían de manera muy alegre. —¿Dónde está Harry y Scott?— Isobel les dió una mirada a los presentes, estaba tratando de concentrarse, se sentía en un sueño, si así era, deseaba despertar. —Harry se fue hace días y Scott— el hombre miró a la mujer, llevo su mano hacia su nuca— Murió. La chica soltó una risa alta ante aquel comentario, aquello era imposible, ¿Scott muerto?, lo estaba seguramente, pero no del todo, si, se estaba hartando de aquella ridícula escena, alborotó su cabellera y Leinád apretó su hombro para calmarla, Westh quería salir, pero no la dejó. —Nosotros debemos irnos, tenemos que hacer algo importante— el peli blanco miró a las chicas de reojo y ellas asintieron, Leisay pasó al lado de Hunter el cual, hizo un ademán para cerrar la puerta. —Cariño, ¿Acaso quieres irte y dejar a tu familia?— la mujer se acercó a Isobel sujetando sus mejillas, sus manos eran cálidas y su tacto era suave, la miró a los ojos entendiendo que aquello no era un sueño, estaba sintiendo su toque. —No, no quiero— susurró sin apartar la mirada de sus ojos, se sentía atrapada en su mirada, mostró una sonrisa ladina acercándose más hasta abrazarla.—Te extrañe mucho —Leisay, ¿Quieres jugar cartas?— Beni mostró las cartas agitando estas en su rostro sonriendo de oreja a oreja, eso la hizo estremecer. —No, largo— apartó las manos ajenas con fastidio, hizo una mueca muy notoria acercándose más a Leinád, en el fondo estaba preocupada por todo. —Niña, no seas grosera, ¿No te enseñaron modales en tu hogar?, hija ¿De dónde sacaste a esta?.— la mirada ajena se deslizó desde su cabeza hacia sus pies. —Oiga, usted no puede hablarme así— la señaló indignada por sus palabras, sacudió el hombro de Isobel.— Dile algo. —Comportate— miró a la pelirroja con semblante serio, está casi pudo notar un leve destello oscuro, se estremeció ante eso, asintió con amargura. La mujer llevó a la chica con su padre y hermano hacia la cocina, Hunter había dejado aquella bandeja en una mesa en la sala de estar, Leinád alboroto su cabellera mientras veía todo, necesitaba saber que era lo que sucedía, lo que estuviese pasando, está influyendo muy rápido en la contraria, y aquello no era muy bueno del todo. Leisay se acercó a la comida mientras de reojo miraba al hombre sentarse en un sofá individual, él la observaba con determinación, el peli blanco notó aquello pero solo se acercó despacio. —No deberían de estar aquí— fue lo primero que dijo mientras apoyaba su espalda del sofá— No son bienvenidos. —¿Y tú si?— la pelirroja soltó una pequeña carcajada ante sus palabras, negó despacio— no te ofendas pero, nadie te quiere. —De acuerdo, cierren la boca— el peli blanco se estaba hartando de aquello, miró todo una vez más y luego se alejó de ellos, les dió una mirada por encima de su hombro— Leisay, calmada. Hizo un pequeño ademán con su cabeza indicándole a la chica que iría a la cocina, no quería dejar a la chica tanto tiempo sola, esta asintiendo comprendiendo y movió su mano, se alejó de allí dejando a esos dos solos. Hunter desvió su vista hacia la bandeja notando que faltaba una manzana, su mirada se detuvo en las manos de la chica, su semblante era serio. Leisay mordió la manzana que había agarrado bajo la atenta mirada del contrario, no le interesaba que él estuviese ahí, era amante a las manzanas y ver una era una perdición para ella, degustó la misma cerrando un momento sus ojos, hizo un pequeño sonido de satisfacción, lo miró sonriendo, si, estaba molestándolo un poco, él no le agradaba del todo. —Bien, ¿Dónde está Scott?— preguntó segundos después de pasar el bocado, cruzó sus piernas mientras lo miraba. Él revoloteo sus ojos mientras acariciaba su mentón, simulando que estaba pensando, no se le veía interés en contestar, pero ella insistió con su pregunta. —Muerto— no dijo más, solo se levantó para ir a la cocina también, ella lo imitó rápidamente tomando otra manzana roja. —Eso no es cierto, y tampoco es cierto que tú eres el novio de ella— le dijo mientras caminaban, estaban por entrar a la cocina— su corazón le pertenece a Scott. Hunter al escuchar lo último se giro bruscamente para alejarla con mucha fuerza, Leisay se golpeó con una pared cercana haciendo caer un recuadro al piso por el impacto, se quejó un poco pero ignoro la molestia y lo miró enojada, el color de sus ojos era de un morado intenso, y los del contrario eran amarillos, ambos estaban a nada de iniciar una pelea. —Si quieres vivir, cierra la estúpida boca— ella se levantó y con la misma lanzó la manzana hacia él, pero la esquivo, está impacto contra la pared. —Eres hombre muerto— se abalanzó contra él tirandolo al piso, el primer golpe lo dió en su rostro con tanta fuerza que había logrado romper su nariz El contrario devolvió el golpe también en su rostro apartando la de su encima, este seguramente se subiría encima suyo, pero Leinád sujetó sus hombros con firmeza, Isobel levantó rápidamente a Leisay del suelo mirando su nariz sangrar. —¿¡Qué les sucede a los dos!?— Isobel tenía un semblante de enojo, miró a ambos mientras negaba. —Él empezó— Leisay limpio su nariz aún con sus ojos de color morado, Isobel se acercó al contrario mirando de reojo a su madre, padre y hermano mirar todo en silencio. —Escucha Iso...— ella golpeó con fuerza y enojo su rostro, su pecho subía y bajaba, quería arrancarle la cabeza, que tocaran a Leisay la enfurecía. Leinád lo soltó alejándose de él, se acercó rápidamente hacia la pelirroja revisando su rostro, solo tenía una mancha rojiza, su nariz había sanado muy rápido para su suerte. —No te permito ni a ti, ni a nadie que toquen a mi amiga ¿Entiendes?— volvió acercarse a él quedando muy cerca de su rostro, su labio sangraba un poco, él asintió despacio— No sé que sucede aquí, Pero me largo de una vez. Su mano estaba teniendo pequeños temblores, se sentía extraña, agitada y muy enojada, su respiración estaba más que acelerada y solo necesitaba salir de ahí, estaba olvidando que era lo que debía hacer. La mujer se acercó a ella sujetando sus hombros, está se apartó mientras le daba una mirada rápidamente, negó levemente acercándose a Leinád. —Hija, piensal- —Tu no eres mi madre, ella murió hace años— Westh tomo el control en ese momento, la mano de la joven fue a parar en el cuello ajeno, apretó con firmeza y la pego a la pared.— No sé quién eres, pero vuelve a llamarme hija, y te arrancaré la lengua. —Isobel, debemos salir de aquí— Leinád y Leisay miraron el alrededor cambiar, la casa tomo un aspecto distinto al anterior. Los recuadros lindos ya no estaban, eran reemplazados por unos rotos y llenos de polvo, las escaleras habían cambiado, estaban viejas y varios escalones estaban partidos a la mitad, claramente ese no era su hogar. La joven miró todo con confusión, al dirigir su vista hacia el resto de personas soltó a la mujer, viendo como estos tenían un aspecto totalmente distinto, habían sidos reemplazados por demonios, todo había sido una trampa, el gruñido de ellos aturdió a la joven, Leinád sujetó su mano y la sacó de aquella casa abandonada. —Sabía que algo andaba mal— La pelirroja corrió hacia afuera y cuando los tres estuvieron alejados miraron como la casa se desplomaba, los demonios salieron después de aquello. Isobel se sentía mareada, aún estaba aturdida por los gruñidos de aquellos asquerosos seres, su cabeza estaba comenzando a doler, Westh no bajó la guardia a pesar de la debilidad que tenía, no entendía el porque, solo miró a su tío y a su amiga. —No los dejen con vida— estos asintieron y segundos después los tres comenzaron una fuerte pelea. Había sido engañada, no sabía por quién, solo sabía que quería encontrar a su padre y hermano, el que Westh tomara el control la había hecho volver a la realidad, ¿Qué hubiese sucedido si accedía a todo lo que aquellos demonios querían?, habían tenido mucha influencia sobre ella, no lo agradó por ende, debía encontrar al responsable. Por primera vez se preguntó, ¿Estaba perdiendo poder?, no lo sabía, no aún..—¡Si me ayudas, no moriré!— Leisay intentaba quitarse a uno de ellos de encima, había perdido fuerza, miró a Leinád y este con rapidez llegó a ella quitándose lo de encima. —¿Estas cosas no mueren o qué?— Leinád sujetó una roca y con firmeza la lanzó hacia la cabeza de uno, pero con rapidez volvió a la normalidad. Isobel se hallaba luchando contra dos a la vez, estaba cansada y un poco herida, aun así no decayó, estos se acercaron a la chica para ayudarla, la pelinegra con su espada corto la cabeza de dos al mismo tiempo, los cuerpos cayeron pero tres más surgieron. No sabía qué tipo de demonios eran, no podía percibirlo, aquello era una magia que no conocía, le estaba molestando eso. —Estoy algo débil, debemos salir de aquí— Isobel miró a los dos acompañantes mientras calmaba su respiración, hizo una mueca ante el dolor en su hombro. —Esten alerta, pueden haber muchos más— Leinád hizo que lo siguieran. Los tres salieron del bosque como pudieron, Isobel aunque estaba un poco
No lograban asesinar a ninguno, y poco a poco aquel lugar sería ferozmente invadido por aquellas horrendas criaturas; su poder y fuerza estaban disminuyendo cada vez más. Leinád gruñó alto arrancando dos cabezas al mismo tiempo, era impresionante, pero de ellos surgieron más demonios.—Tenemos que salir de aquí— su voz era agitada, buscó alguna salida.La ventana estaba cerca, pero estaban en un piso alto. Si saltaban, igual llamarían mucho la atención, pero salir por la puerta era la peor opción posible. Ellos bloqueaban la puerta, Isobel se quejó en cuanto uno golpeó su cabeza con fuerza, haciéndola tambalear. Leisay al percatarse de aquello, lo golpeó para alejarlo de ella. Sujetó su cintura mirando su mal estado, sabía que estaba débil.—Tendremos que saltar ¿Estás de acuerdo?— Asintió con su vista perdida, aquel golpe casi la desmayaba, pero aún le quedaba algo de fuerza.—No hay que, perder el tiempo— hizo una mueca hablando de forma un poco pausada, ni siquiera Westh podía mante
—Leisay, te toca a ti vigilar— la pelirroja se había dormido junto con Isobel, la noche había caído muy rápido y no sabía si preocuparse o no.La chica se removió soltando un pequeño gruñido, no se despertó, suspiró con pesadez, cansado de caminar de un lado a otro, necesitaba reponer fuerzas, pero también necesitaba estar alerta a cualquier cosa, agradecía no ser un humano o no podría ver en la oscuridad. Frotó su rostro mirando las grandes ventanas, la luna se reflejaba de una forma muy linda, su brillo era muy encantador.—Ve a dormir, yo estaré pendiente— Isobel se había levantado con torpeza, miró al contrario y este negó al observarla.— Es mi turno de cuidarlos a ambos, no seas necio.—Igual estaré muy alerta, sigues débil y seguramente ya lo saben— ella se acercó hacia él despacio, todo le dolía, pero no hizo muecas, solo mostró una sonrisa cálida dejando un beso en su mejilla.—Ve, mereces dormir también— él asintió alejándose de ella, no sin antes desordenar su cabellera.Él
—Bien ¿Qué querías hablar?— Hunter miró impaciente a la chica, la contraria miró su alrededor y luego fijó su vista en él. —Necesitamos salir de aquí, no sé cómo pero debe ser rápido— Isobel suspiró con pesadez mientras que este asintió levemente pensando. —Me di cuenta rápido de esto, pero sigo descifrando como romper está magia— pasó su mano derecha por su boca mirando el cielo oscuro.— La persona detrás de todo es muy poderosa, mantener está realidad tanto tiempo desgasta a cualquier ser mágico. —¿Tienes a alguien en mente?— negó despacio, pensó en su tío pero él no poseía magia, ¿Eva tal vez?, no lo sabía. La chica se giró para caminar por los alrededores aprovechando la compañía para vigilar el perímetro, ¿Cómo estaban los demás?, temía por ellos, no quería volver y saber que algo malo les había sucedido a ellos. Isobel miró por sobre su hombro al contrario, aún debía mirar su dentadura, no estaba tan segura de que fuese el verdadero. —Besalo— se detuvo en cuanto escuchó la v
Leisay miró sus brazos al sentir el gran escalofrío recorrer su cuerpo, piel estaba erizada, algo estaba mal, ella pedía ayuda, salió sin decir nada siendo seguida por Leinád y Hunter, la pelirroja se sentía inquieta, podía sentir el miedo de Isobel. —¿Qué sucede, Leisay?— Leinád con preocupación sujetó su hombro mientras la miraba. Ella no respondió, olisqueo el lugar percibiendo más de un olor, sus ojos estaban de un color morado intenso, por lo que corrió hacia la dirección de la chica, estaba en peligro y ella lo sabía. Cuando llegó no había nadie en el sitio, maldijo bajando su vista notando pequeñas gotas de sangre, frunció su ceño agachándose y tocar la misma. —Se la llevaron— luego de varios minutos habló, la sangre no era de ella sino de un humano común, eso la confundió. —¿Quién?— Leinád miro sus dedos manchados de sangre, por el olor sabía que no era la sangre de Isobel. —No lo sé. Hunter miró el piso notando el rastro de magia negra en el camino, supo de inmedi
Isobel se removía sobre una superficie suave a su parecer, abrió lentamente sus ojos y tardó unos segundos en ver su alrededor, todo de ella dolía, pero eso no la detuvo a sentarse, estaba en un calabozo, bajó su vista notando un colchón algo sucio. Tan solo tenía una cadena atada a su cuello, su anillo no estaba y Westh parecía dormir profundamente, o eso quería pensar.¿Dónde se encontraba exactamente? No podía hacerse una idea, existían muchos calabozos en el mundo. Giró un poco su cabeza hacia las rejas, mirando como estas se abrían, e hizo una mueca por el fastidioso sonido que estas emitían al correrse. Su semblante cambió a uno de lleno de confusión al ver a Rebeca entrar junto con Ana, la chica con la cual se había encontrado en el bosque.—Buenos días, dormilona— el tono de la rubia era de burla, y en las caras de ambas se notaba que disfrutaban verla ahí.— ¿Dormiste bien? Esperamos que sí.—Me sorprende que aún sigas con vida— fue lo que dijo mientras miraba a Ana acercarse
Ella se sentía como la primera vez, todo de su cuerpo le dolía, cada pequeño movimiento le fastidiaba y quemaba, parpadeo despacio para mirar su alrededor como podía. Isobel a duras penas podía moverse por el intenso dolor, como pudo se sentó sobre el colchón donde se encontraba, apoyo su espalda suavemente en la fría pared, suspirando con pesadez.Estaba sola en aquel lugar, bajó su vista hacia sus manos mirando las mismas manchadas de sangre, se asustó, llevó ambas a su pecho donde su tío Fariád había clavado aquella daga, aunque no sentía alguna herida, estaba llena de sangre, ¿Entonces no era un mal sueño?, se preocupó por Westh ¿Qué había hecho?, se sentía muy diferente, como si le faltará algo.—¿Westh? — llamó con voz débil, teniendo la esperanza de que esta le contestara, cosa que no fue así, la joven no obtuvo respuesta alguna. — Por favor, contesta.Sus lindos ojos se llenaron de lágrimas, sorbió su nariz, comenzando a llorar, aunque soltó un grito con la poca fuerza que le
Residencia Wesley.—Beni, te quedarás con Lasabi, es mi última palabra— Robert estaba un poco enojado debido al comportamiento de su hijo.Este negó por tercera vez, él también quería ir con ellos a buscarla, no quería quedarse sin hacer nada como hace años, si bien sabía que no era como ellos, eso no lo iba a detener.—Lo lamento, pero me sentiría inútil sino ayudo en algo ¿Entiendes?— Suspiró pesado mientras se movía de lugar, miró por la ventana observando como los demás hablaban afuera de la casa.— Así que no te haré caso, es mi hermana, papá.—Te desmayas si miras sangre, ¿Crees que soportarías asesinar a algunos de ellos?— preguntó su padre mientras se recargaba de la pared mientras lo miraba, Beni lo miró tensando su mandíbula, apretó luego su nariz un poco.—Por Isobel, haría y soportaría cualquier cosa— se alejó de la ventana y se acercó a su padre toman