—Mientras Isobel, Leinád y Leisay van al cementerio los demás aseguraremos el lugar, hay muchas criaturas que son atraídas por ella— Hunter cerró su libro y miró a los presentes, estos asintieron mientras pensaban. — Cuando los restos de Bonnie estén aquí, nos iremos de inmediato a Mérida.
—Bien, es hora de iniciar— Isobel tomo sus cosas y sin decir nada más, salió de la casa rumbo hacia el auto de su padre, usaría ese mientras tanto. La tensión se sentía en el aire, sus ojos estaban un poco rojizos debido al llanto de ayer, aunque se esforzó en ocultar todo ellos ya sabían lo que había sucedido, más no se atrevieron a soltar preguntas, no les incumbía sus cosas personales, así que solo siguieron con su trabajo, ya que era lo mejor. Leisay fue en la parte trasera mientras que Leinád era quien iba a conducir, la chica era copiloto claramente, ella se mantenía en silencio. En toda la mañana Scott y ella no cruzaron miradas ni palabras, ninguno tomaría esa iniciativa siempre y cuando fuese necesario, odiaba que sus emociones fuesen más intensas que antes. Leinád carraspeo para poder romper con el incómodo silencio. —¿Crees que sus padres ya sepan que estas aquí? — la miró de reojo mientras conducía directo al cementerio, ella solo se encogió de hombros. —No tengo idea, pero es mejor que no lo sepan, no quiero contestar preguntas— con sus dedos froto su nariz mientras miraba el camino, tenia dolor de cabeza, pero ignoraba ello. — Realmente lo que me preocupa son los padres de Lisa, nunca les di respuesta de nada. —Y es mejor así, te odiarían de hecho. —Es algo que no me importa, lo que tenga que ver con ella dejó de importarme hace tres años. —sentenció quedándose nuevamente en total silencio, su respuesta había sido un poco tosca así que prefirieron no volver a decir algo sobre el tema. —¡Leinád, cuidado! — El peliblanco hizo girar el volante en cuanto se dio cuenta de que casi atropellaba a una persona, freno el auto aun lado de la carretera. Isobel sin decir nada, pero con respiración agitada se bajo del auto para salir y verificar que la persona estuviese bien, se coloco a su altura mirando su estado, solo se había desmayado, era un chico de unos 20 años aproximadamente, no le calculaba tanto, reviso un poco pero no había lesiones. Leinád y Leisay ya estaban al lado de ellos. —Él esta bien, solo se desmayó— Se levanto con el chico en brazos, pero el contrario lo sujeto para aligerar su peso, Isobel ladeo su cabeza mirando su rostro, le parecía conocido de algún lado. —Las dejare en el cementerio y luego lo llevare al hospital— se acerco al auto y la pelirroja le abrió la puerta trasera para ayudar a subirlo. —¿Qué hacia solo por este lugar?, creo que iba a estudiar— la chica reviso su bolso una vez que ya estaban dentro el auto, Isobel de reojo miro nuevamente al chico, pero aún no podía saber de dónde lo conocía. Se removió en su sitio, hizo un mohín con sus labios mientras pasaba su mano por sus ojos, parpadeo un par de veces y cuando miro su alrededor se sobresalto en su asiento, estaba confundido y con dolor de cabeza. —Bienvenido al mundo de los vivos— Isobel se giró un poco sonriéndole forzado, se acomodo nuevamente mirando la ventana. —¿Dónde estoy?, ¿A dónde me llevan? — se apego a la puerta con intenciones de abrirla, pero noto que estaban conduciendo y tenía seguro. —Tranquilo, te desmayaste y ahora te llevaremos al hospital. Cerró sus ojos frotando su sien, él estaba bien pero tan solo una punzada en su cabeza le molestaba, seguramente seguía aturdido por lo sucedido, recordó que casi lo atropellaban y todo había encajado, pero con desconfianza miraba a los presentes. Leinád de vez en cuando le daba miradas rápidas por el espejo retrovisor, el chico asintió y se mantuvo en silencio. —¿Cómo te llamas? — la peli negra lo volvió a mirar por unos cuantos segundos. —Lucas— miró a la pelirroja sostener y husmear en sus cosas, estiro sus manos para quitarle su bolso mientras hacia una mueca, ella se disculpo por eso y le regreso lo que era suyo. La joven frunció su entrecejo al escuchar aquel nombre, Lucas, aquello se repitió varias veces en su cabeza, aunque ellos seguían hablando ella comenzó a divagar para poder saber de donde provenía ese nombre. En seguida pellizco su nariz al recordarlo, era su compañero de estudio, estaban juntos en el equipo de pelota, en el fondo se alegro de volver a verlo, no había cambiado tanto, este no parecía recordarla, cosa que le confundió un poco ¿Tal vez es por el cambio que tuvo?, su cabello negro la hacia lucir un poco más adulta. Durante el camino debatió consigo misma si debía enfrentarlo y decirle quien era, o si tenia un recuerdo donde ella era la protagonista así fuesen unos segundos, su cabeza dolió por lo que cerro sus ojos y apretó el puente de su nariz, tenso su mandíbula para no quejarse y se sintió mareada, nuevamente su mente fue invadida por imágenes fugases de su pasado. Ella estaba sentada en la grama mientras veía el resto de compañeros hablar, no entendía lo que decían, pero cuando miro a Rebeca muy cerca de Scott, supo que recuerdo había llegado a su mente, ese día casi la asesinaba. —¿Estas bien? — Leinád la saco de su pequeño trance, parpadeo un par de veces mientras asentía, noto que ya habían llegado. — Nos veremos en el hospital, tengan cuidado. —¿Te volveré a ver? — Lucas miro a la pelirroja mientras esta bajaba del auto junto con Isobel, ella lo miro y le mostró una sonrisa amable asintiendo. —Claro— el peliblanco evito reír y solo puso el auto en marcha. Isobel no menciono nada por los momentos, tan solo miraba la escena que había sucedido, era primera vez que la chica estaba siendo coqueta con un chico, lo cierto era que ella era una hermosura, hermoso color de piel y cabello, sus ojos grises y atrapantes, bonita figura y buena estatura, siempre se mantenía en forma, las dos realmente. Caminaron hacia la entrada del cementerio y ambas miraron su alrededor, no les gustaba el ambiente, pero debían seguir el camino, se adentraron al lugar saludando al guardia, ella sabia donde estaba su cuerpo, por ende, no debía preguntar, aunque todo se viese distinto. —¿Podemos ser rápidas?, odio los cementerios— la miro de reojo, recordó que su padre fue asesino por ella y asintió entendiéndola, la sección B no estaba muy lejos, así que caminaron rápidamente hasta allí. —Clasificarlos por el orden del abecedario ¿No les dará dolor de cabeza? —Esto es algo nuevo, antes no estaba ordenado así— miró cada lapida mientras caminaban, el lugar era distinto, claramente todo cambiaba, pero ¿Tomarse el tiempo de mover tumbas antiguas para ponerlas en orden?, debían de tener mucho tiempo y paciencia para hacer eso. —No veo a Bonnie por ningún lado, ¿Segura que es aquí? — se giro para mirarla, el semblante de confusión de Isobel era notorio, ella asintió deteniendo su caminar. —Muy segura. —¿Puedo ayudarlas? — Leisay maldijo alto en cuanto una señora apareció de la nada, ¿Tan sumergidas en su burbuja estaban?, Isobel se giro para mirar a la señora y asentir, pero cuando iba hablar no pudo. Era la madre de su mejor amiga fallecida, ¿Acaso hoy era su aniversario?, no claro que no, seguramente estaba de paso, miro su vestimenta y luego a la pelirroja que seguía exaltada, tomo aire y volvió a mirarla. —Señora Laura, soy Isobel, es un gusto volver a verla— estiro su mano con amabilidad, está la acepto, pero tenía un semblante de confusión, de acuerdo ¿Tan irreconocible estaba? —¿Nos conocemos? — tenia un poco de pena en sus palabras, Isobel arrugo su entrecejo y miro a su amiga, ella solo se encogió de hombros sin saber que decirle. —Si, soy mejor amiga de Bonnie. —Ella nunca hablo de ti, lo siento mucho— la chica asintió, no quiso insistir más, por ende, se despidió de la mujer y se alejo del lugar, Leisay la siguió de inmediato mirándola sin entender la situación. —Vamos al hospital, algo no anda bien, lo de Bonnie puede esperar un poco más— asintió mientras la seguía fuera del cementerio, pidieron un taxi que las llevo a su destino. Las calles se veían muy limpias y ordenadas, las personas se veían distintas, la vestimenta los igualaba a todos, era una vestimenta un poco formal y sin ninguna mancha en la tela, todos se saludaban cada cinco segundos, era extraño para ella volver y que la madre de su mejor amiga dijera que no la conocía. Ambas bajaron del taxi luego de haberle pagado, miraron su alrededor esquivando personas, caminaron hacia el lugar entrando rápidamente, recordaba todo, sin embargo, todo era distinto, claro que sí. —Leisay— Lucas camino hacia ellas con una sonrisa de oreja a oreja, estaba alegre por volver a verla, ella le devolvió la sonrisa mirando que efectivamente estaba bien. —Isobel ¿Podemos hablar? — Leinád miro a la chica y esta asintió, se alejaron un poco hacia un rincón para poder hablar los dos, pero sin quitar la mirada de aquellos dos. —¿Qué sucede? — Preguntó mientras miraba a las personas caminar de un lado a otro, desvió su vista hacia el mayor. —¿La trajiste? —No, paso algo extraño, su madre no me reconoció y no pude ver su lapida—conto en voz prudente para que solo él escuchara, frunció su ceño y rasco luego su cabeza sin comprender. —Debemos regresar, nada está pintando bien. —No se si tenga que ver, pero, escuche a dos enfermeras hablar sobre un nuevo alcalde—comentó colocando su espalda de la pared, metió sus manos dentro de sus bolsillos, ella lo miro— dicen que desde que llego, la vida de todos cambio ¿Crees que tenga eso que ver con algo? —Supongo que no, pero investiga más luego de llegar a la casa— asintió mientras volvían con los chicos, estos reían entre ellos, Isobel pensó que su amigo no la recordaba tampoco, eso explicaría algunas cosas. —Bien, debemos irnos, ¿Tus padres vendrán por ti? — asintió y luego miro a la pelirroja, se veía realmente interesado en esta. — Que bien, ahora con permiso. Sujeto el brazo de la chica y la llevo fuera del lugar, ella se quejaba por ello, no le había dado tiempo de darle su número, y Lucas solo suspiro mirándolas salir del lugar, Leinád camino con ellas hacia el parqueadero. —Debí dejarle mi número— se quejó nuevamente mientras acomodaba su roja y larga cabellera rojiza, su contraria la miro por unos segundos. —Estamos aquí por algo importante ¿Y tu solo piensas en coquetear?, ¿Si te das cuenta de que algo sucede aquí? — la regaño, pero esta solo se disculpó revoloteando sus ojos. —Oye lamento tu ruptura con Scott, pero no tienes derecho en no dejar que me divierta, era la primera vez que alguien se interesaba en mí, no porque sea parte de ti debo quedarme sola como tú— se quejo bajo en cuanto su mano se estampo contra su mejilla. Sus palabras la habían hecho enojar, Westh ya había tomado el control y la miraba con mucho enojo, Leinád intervino en cuanto miro a Isobel a los ojos, sabia que debía calmarla, ella era una bomba de tiempo, una muy peligrosa. —Mi relación no debe porque interesarte, a mi no me importa si es tu primera vez o no, ¿Entiendes?, no vengo aquí para concentrarme en cosas del amor, estoy aquí para hacer mi trabajo y si eso te molesta. —Leinád sujeto sus hombros deteniéndola un poco, ella alzó su cabeza para mirarla por encima de su hombro— puedes tomar tus cosas y largarte de aquí. —No hay que pelear por tonterías, subamos al auto para irnos, calmadas las dos— el peliblanco miro a Isobel nuevamente a los ojos, ella seguía presente pero no dijo nada más, solo se subió al auto cerrando la puerta con un poco de fuerza. Leisay no dijo más palabras, solo se subió de igual manera en silencio, sobaba su mejilla enrojecida por la abofeteada que su mayor le había dado, era la primera vez que lo hacía, ¿Tenía razones?, Westh era impulsiva y se enojaba con cualquier cosa, pero no solo aparecía por el enojo que sentía sino, por el dolor que su portadora había tenido en su corazón en cuanto recordó el momento donde las cosas con Scott se habían terminado, era reciente y seguía doliéndole, sabia que era su culpa, pero ella no debía haber tocado ese tema. El camino de regreso era tedioso, la tensión podía cortarse con un cuchillo de juguete, ninguno decía absolutamente nada, así que el silencio incómodo reino hasta que llegaron nuevamente a la casa, Isobel y los demás colocaron una mueca de confusión al mirar el lugar, ¿Qué estaba sucediendo?—¿Nos confundimos de lugar?— Leisay miro la casa con confusión, ya no tenía un aspecto viejo sino, nuevo, todo estaba bien.Isobel se acercó más hasta llegar a la entrada, tocó el timbre y no pasaron ni dos segundos cuando la puerta fue abierta por una mujer, la joven sintió como su corazón latía con fuerza. ¿Qué hacía ella ahí?—¿Mamá?— sus ojos se cristalizaron al sentir el abrazo de aquella mujer, la cual, era su madre, Leisay y Leinád arrugaron su ceño al mirar aquella escena.El peliblanco se acercó un poco más y tomó el hombro de la chica, la alejó de esta aún sin entender, ella debía estar muerta, no tenía porque estar ahí, ella lo miró y mostró una sonrisa cálida para él. —Isobel, tenemos que irnos, esto no está bien.—¿Irse a dónde?, todos los estábamos esperando— la mujer de cabello castaño se hizo aún lado para que pudiesen entrar, Leisay rasco su brazo acercándose también.—De acuerdo— Isobel tomó la mano de Leinád para jalarlo hacia adentro, Leisay entro rápidamente y se
—¡Si me ayudas, no moriré!— Leisay intentaba quitarse a uno de ellos de encima, había perdido fuerza, miró a Leinád y este con rapidez llegó a ella quitándose lo de encima. —¿Estas cosas no mueren o qué?— Leinád sujetó una roca y con firmeza la lanzó hacia la cabeza de uno, pero con rapidez volvió a la normalidad. Isobel se hallaba luchando contra dos a la vez, estaba cansada y un poco herida, aun así no decayó, estos se acercaron a la chica para ayudarla, la pelinegra con su espada corto la cabeza de dos al mismo tiempo, los cuerpos cayeron pero tres más surgieron. No sabía qué tipo de demonios eran, no podía percibirlo, aquello era una magia que no conocía, le estaba molestando eso. —Estoy algo débil, debemos salir de aquí— Isobel miró a los dos acompañantes mientras calmaba su respiración, hizo una mueca ante el dolor en su hombro. —Esten alerta, pueden haber muchos más— Leinád hizo que lo siguieran. Los tres salieron del bosque como pudieron, Isobel aunque estaba un poco
No lograban asesinar a ninguno, y poco a poco aquel lugar sería ferozmente invadido por aquellas horrendas criaturas; su poder y fuerza estaban disminuyendo cada vez más. Leinád gruñó alto arrancando dos cabezas al mismo tiempo, era impresionante, pero de ellos surgieron más demonios.—Tenemos que salir de aquí— su voz era agitada, buscó alguna salida.La ventana estaba cerca, pero estaban en un piso alto. Si saltaban, igual llamarían mucho la atención, pero salir por la puerta era la peor opción posible. Ellos bloqueaban la puerta, Isobel se quejó en cuanto uno golpeó su cabeza con fuerza, haciéndola tambalear. Leisay al percatarse de aquello, lo golpeó para alejarlo de ella. Sujetó su cintura mirando su mal estado, sabía que estaba débil.—Tendremos que saltar ¿Estás de acuerdo?— Asintió con su vista perdida, aquel golpe casi la desmayaba, pero aún le quedaba algo de fuerza.—No hay que, perder el tiempo— hizo una mueca hablando de forma un poco pausada, ni siquiera Westh podía mante
—Leisay, te toca a ti vigilar— la pelirroja se había dormido junto con Isobel, la noche había caído muy rápido y no sabía si preocuparse o no.La chica se removió soltando un pequeño gruñido, no se despertó, suspiró con pesadez, cansado de caminar de un lado a otro, necesitaba reponer fuerzas, pero también necesitaba estar alerta a cualquier cosa, agradecía no ser un humano o no podría ver en la oscuridad. Frotó su rostro mirando las grandes ventanas, la luna se reflejaba de una forma muy linda, su brillo era muy encantador.—Ve a dormir, yo estaré pendiente— Isobel se había levantado con torpeza, miró al contrario y este negó al observarla.— Es mi turno de cuidarlos a ambos, no seas necio.—Igual estaré muy alerta, sigues débil y seguramente ya lo saben— ella se acercó hacia él despacio, todo le dolía, pero no hizo muecas, solo mostró una sonrisa cálida dejando un beso en su mejilla.—Ve, mereces dormir también— él asintió alejándose de ella, no sin antes desordenar su cabellera.Él
—Bien ¿Qué querías hablar?— Hunter miró impaciente a la chica, la contraria miró su alrededor y luego fijó su vista en él. —Necesitamos salir de aquí, no sé cómo pero debe ser rápido— Isobel suspiró con pesadez mientras que este asintió levemente pensando. —Me di cuenta rápido de esto, pero sigo descifrando como romper está magia— pasó su mano derecha por su boca mirando el cielo oscuro.— La persona detrás de todo es muy poderosa, mantener está realidad tanto tiempo desgasta a cualquier ser mágico. —¿Tienes a alguien en mente?— negó despacio, pensó en su tío pero él no poseía magia, ¿Eva tal vez?, no lo sabía. La chica se giró para caminar por los alrededores aprovechando la compañía para vigilar el perímetro, ¿Cómo estaban los demás?, temía por ellos, no quería volver y saber que algo malo les había sucedido a ellos. Isobel miró por sobre su hombro al contrario, aún debía mirar su dentadura, no estaba tan segura de que fuese el verdadero. —Besalo— se detuvo en cuanto escuchó la v
Leisay miró sus brazos al sentir el gran escalofrío recorrer su cuerpo, piel estaba erizada, algo estaba mal, ella pedía ayuda, salió sin decir nada siendo seguida por Leinád y Hunter, la pelirroja se sentía inquieta, podía sentir el miedo de Isobel. —¿Qué sucede, Leisay?— Leinád con preocupación sujetó su hombro mientras la miraba. Ella no respondió, olisqueo el lugar percibiendo más de un olor, sus ojos estaban de un color morado intenso, por lo que corrió hacia la dirección de la chica, estaba en peligro y ella lo sabía. Cuando llegó no había nadie en el sitio, maldijo bajando su vista notando pequeñas gotas de sangre, frunció su ceño agachándose y tocar la misma. —Se la llevaron— luego de varios minutos habló, la sangre no era de ella sino de un humano común, eso la confundió. —¿Quién?— Leinád miro sus dedos manchados de sangre, por el olor sabía que no era la sangre de Isobel. —No lo sé. Hunter miró el piso notando el rastro de magia negra en el camino, supo de inmedi
Isobel se removía sobre una superficie suave a su parecer, abrió lentamente sus ojos y tardó unos segundos en ver su alrededor, todo de ella dolía, pero eso no la detuvo a sentarse, estaba en un calabozo, bajó su vista notando un colchón algo sucio. Tan solo tenía una cadena atada a su cuello, su anillo no estaba y Westh parecía dormir profundamente, o eso quería pensar.¿Dónde se encontraba exactamente? No podía hacerse una idea, existían muchos calabozos en el mundo. Giró un poco su cabeza hacia las rejas, mirando como estas se abrían, e hizo una mueca por el fastidioso sonido que estas emitían al correrse. Su semblante cambió a uno de lleno de confusión al ver a Rebeca entrar junto con Ana, la chica con la cual se había encontrado en el bosque.—Buenos días, dormilona— el tono de la rubia era de burla, y en las caras de ambas se notaba que disfrutaban verla ahí.— ¿Dormiste bien? Esperamos que sí.—Me sorprende que aún sigas con vida— fue lo que dijo mientras miraba a Ana acercarse
Ella se sentía como la primera vez, todo de su cuerpo le dolía, cada pequeño movimiento le fastidiaba y quemaba, parpadeo despacio para mirar su alrededor como podía. Isobel a duras penas podía moverse por el intenso dolor, como pudo se sentó sobre el colchón donde se encontraba, apoyo su espalda suavemente en la fría pared, suspirando con pesadez.Estaba sola en aquel lugar, bajó su vista hacia sus manos mirando las mismas manchadas de sangre, se asustó, llevó ambas a su pecho donde su tío Fariád había clavado aquella daga, aunque no sentía alguna herida, estaba llena de sangre, ¿Entonces no era un mal sueño?, se preocupó por Westh ¿Qué había hecho?, se sentía muy diferente, como si le faltará algo.—¿Westh? — llamó con voz débil, teniendo la esperanza de que esta le contestara, cosa que no fue así, la joven no obtuvo respuesta alguna. — Por favor, contesta.Sus lindos ojos se llenaron de lágrimas, sorbió su nariz, comenzando a llorar, aunque soltó un grito con la poca fuerza que le