Sacramento, California.
Su piel pálida por la falta de sol se humedeció inmediatamente al recibir contacto con el agua, sus ojos se cerraron para disfrutar de su ducha, se sentía tensa y muy cansada puesto que durante semanas no podía dormir como deseaba, siempre despertaba a medianoche exaltada por las constantes pesadillas que tenía. No entendía lo que le estaba sucediendo, pero sí reconocía el lugar donde se llevaba a cabo sus pesadillas, es como si debiera descifrar alguna cosa, ¿Pero, que sería? Dos toques pudo escuchar, abrió sus ojos y sujetando la cortina del baño asomó su cabeza, sus labios se curvaron un poco en forma de sonrisa pequeña al mirar a su novio, Scott cerró la puerta detrás de su espalda y la miró también con una sonrisa, sin decir palabra alguna ella volvió a posicionarse bajo el agua y él comenzó a desvestirse y hacerle compañía, aquello la tranquilizó mucho. Sus manos rodearon la cintura de la joven y la pegó a su cuerpo, está ladeó su cabeza un poco manteniendo su miraba en la pared, por otro lado Scott dejaba pequeños besos en su cuello y caricias en su abdomen sin percatarse de la mirada perdida de su amada, ella no se movió ni emitió algún sonido, tan solo sintió como su piel se erizaba por las caricias que le daba el chico manteniéndola en aquel estado de ‘Tranquilidad’ o eso pensaba Isobel. —¿Qué sucede, mh? — en un susurro audible le preguntó al oído, ella negó con suavidad y se giró para mirarlo, enrollo sus brazos en el cuello ajeno y plantó un dulce beso en sus labios. —Solo estaba pensando en qué todo ha estado muy tranquilo desde hace casi tres años ¿No crees? — él asintió y dejó un beso en su frente, ella ante aquella acción cerró sus ojos suspirando, le gustaba su cercanía. —Si, y hay que seguir disfrutando de esta tranquilidad— tan solo asintió y aceptó el beso que su chico le había dado. Ambos se sumergieron en un apasionado beso, se dejaron envolver por el deseo que se tenían, uno que a pesar del tiempo siguió presente. Aunque su mente estaba hecha un desastre no quiso romper el lindo y ardiente momento en el que se encontraba, bloqueó todo tipo de pensamientos y se dejó llevar por el momento, tal cual como venía haciendo desde que sus pesadillas iniciaron. No pasó tanto, pues en poco tiempo ambos bajaron hacia la sala de estar, donde se encontraban su padre, su hermano, su tío y amiga, si, a ella no le interesaba si con Leinád no compartía sangre, aún así lo consideraba parte de su familia. Isobel abrazó el cuello de su padre y plantó un beso en su mejilla mirando de reojo a Beni jugar con su amiga Leisay, era un viejo juego de mesa de su mamá, uno que jamás supo dominar. —¡Boom!, estás muerta— su hermano celebró feliz su victoria, en cambio la chica lo miró mal y le tiró varias cartas hacia su dirección haciendo que todos los presentes soltaran pequeñas risas. —Bien Leisay, deberías aprender a perder— Leinád negó despacio y le dio un trago a su cerveza, si, recién se percataba de que ellos bebían. Ella escuchó como la pelirroja lo maldecía en su idioma, lo entendía porque la chica le estaba enseñando español, le era complicado pero algunas palabras ya las dominaba, sin prestar tanta atención se alejó de ellos y fue rumbo a la cocina, nuevamente se sentía perdida, es como si todo a su alrededor estuviese en mute, no lograba escuchar nada, solo caminaba con pasos pesados hacia el lugar antes mencionado. No fue hasta ese momento que sus pasos se detuvieron pero su cuerpo tambaleó, estiró su mano hacia la pared para sostenerse pero por accidente hizo caer un jarrón viejo, este se hizo pedazos en el piso y la joven sintió como su vista se nublaba. El resto al percatarse de aquello no dudo en acercarse, Scott fue el primero en colocar sus manos en sus hombros, decía su nombre y le preguntaba cosas pero está seguía sin poder escuchar algo. Su cuerpo se hizo ligero y sus piernas le fallaron, no escuchaba y ya casi no podía mirar a los presentes, por más que intentara luchar por mantenerse despierta, no lo logró por ende, se dejó vencer perdiendo el conocimiento en los brazos de Scott. El resto se encontraban inquietos por mirarla en aquel estado, estaba más pálida de lo normal y se veía muy ojerosa, el chico la acostó en el sofá con delicadeza, la preocupación se notaba en sus ojos. —Algo anda mal aquí..— Leisay se acercó a ella y tomó su mano, cerró sus ojos e intentó concentrarse.— Rayos, no logro sentir nada. —¿ A qué te refieres con eso? — Robert sujetaba un viejo libro mientras preguntaba, no quitó la mirada de aquellas viejas hojas que pasaba sin parar. No sabían en qué momento había ido por el libro, pero tampoco les interesó, Leinád se sentó en el sofá y colocó las piernas de su sobrina sobre las suyas, la revisó de igual manera pero no tuvo algún éxito. Isobel no respondía, su respiración era lenta y severamente pausada, eso causaba mayor preocupación en los demás. De su nariz brotó un pequeño hilo de sangre, rápidamente Scott limpio aquello mientras mordía su labio, moría de la preocupación, necesitaba que su padre estuviese cerca. —Está en trance— la pelirroja volvió hablar, miró a la joven y luego su vista se desvió hacia el padre de la misma.— Por ende, tenemos que esperar a que despierte. —Leisay, trata de crear un vínculo y encuentra la forma de entrar a su mente— la chica asintió levantándose, se alejó para ir al sótano rápidamente. Beni se vió obligado acompañar a la pelirroja por órdenes de su padre, este no quería pero lo mejor era obedecer, no estaba en posición para protestar, no cuando sabía que su hermana no estaba del todo bien. —¿ Qué tienes en mente? — preguntó Leinád con cierto tono de curiosidad. —Haré que despierte, sus trances pueden causarle mucho daño— dejó el libro aun lado y se acercó hacia un pequeño estante que se hallaba en el rincón del lugar— necesitaré que vayas por Harry, llámame cuando estés con él. —De acuerdo— con cuidado se levantó dejando sus piernas nuevamente sobre el sofá, él tampoco podía percibir nada. El peli blanco salió de la casa cerrando la puerta detrás suyo dejando a Robert y Scott con ella, su padre se acercó hacia la mesa de cristal y colocó varios frascos sobre el mismo, sujeto un polvo azul y lo mezcló con uno de color rojo, luego vertió un poco de la sangre de su hija y nuevamente mezcló para que aquello se incorporara. Leisay se encontraba de igual forma mezclando polvos y líquidos para hacer lo que el hombre le había pedido, Beni solo la ayudaba con la mezcla teniendo sus nervios de punta, la chica estaba inquieta por no sentir nada aún, es como si ella estuviese bloqueando la conexión que tenían, pero ¿Cómo era eso posible si estaba en trance?, sacudió su cabeza y miró al chico. —Debemos subir, tengo todo ya— asintió y la siguió a fuera, estando cerca dejó todo también sobre aquella mesa de cristal. — Bien, estoy lista. —Espera, espera ¿Qué van hacer? — Beni veía todo con miedo y nerviosismo, sus manos sudaban debido a aquello. —Ella va a crear un vínculo, yo la voy a despertar hijo, Isobel estará bien no te preocupes— intentó calmarlo pero sabía que su hijo era un miedoso de primera, sin embargo, asintió y respiró hondo. Scott solo se mantenía cerca, intentando hablar con ella desde pensamientos, pero no obtenía respuesta alguna, era frustrante y preocupante pero escuchaba lo que el resto decía y se lograba tranquilizar, sabía que no debía hacer algo hasta que el padre de Isobel lo ordenara, así trabajaban ellos, así lograban que las cosas salieran bien. Isobel caminaba descalza en un bosque a medianoche, todo el lugar estaba rodeado de neblina y su camino era iluminado por la escasa luz de la luna, los árboles tapaban la misma, impidiendo que su andanza fuese mejor, ella reconocía todo y por eso se sentía inquieta, el sonido de pisadas cerca suyo la hizo sobresaltar, miró hacia todos lados pero no veía nada, ¿Qué era lo que seguía en ese momento? Su mente de la nada no recordaba lo siguiente, y se maldijo por ello y hecho a correr, no tenía rumbo fijo tan solo corrió lo más rápido que podía. Calló encima de un montón de hojas cosa que hizo que no se lastimara, se giro en cuanto sintió una mano fría sujetaba su hombro con firmeza. — ¿Bonnie? — su tono de voz era de asombro y confusión, su amiga la ayudó a levantarse con un semblante de preocupación. —Debes encontrarme, Isobel— giró su cabeza hacia atrás y su semblante cambió a uno de terror, la volvió a mirar.— Ya no queda tiempo, debes ir con Lisa y encontrarme. Sujetó con firmeza su mano y tiró de su brazo para que corriera con ella a quien sabe dónde, seguía confusa, si, definitivamente aquello debía ser producto de aquella pésima pesadilla. La chica se soltó con brusquedad y detuvo su correr, no sabía si era lo mejor pero necesitaba respuestas, su amiga la miró negando. — ¿Encontrarte?, Bonnie estás muerta y Lisa está en Mérida, no voy a volver a ese sitio— se giró con intención de marcharse, no sabía si todo era una trampa o algo similar, sus propias palabras le habían dolido al recordar lo que había sucedido tres años atrás. Se asustó en cuanto miró a su amiga justo enfrente suyo frenando su paso, miró hacia atrás y luego hacia ella, la preocupación se notaba en los ojos ajenos, Isobel se sentía nerviosa y triste por mirar a su amiga de aquella forma después de tanto tiempo. —Escuchame— sujeto sus mejillas y su vista se clavó en sus ojos cafés que la miraban con inquietud— Tienes que volver y buscar a Lisa, encuentrame o me obligarán hacer algo que no quiero, Isobel. —¿ A qué te refieres con eso? — Bonnie no tuvo tiempo de responder debido a que una flecha había atravesado su corazón. —No, no. Cayó de rodillas sosteniendo el cuerpo de su amiga intentando hacer que despertara pero su cuerpo se pulverizó en sus brazos, sus ojos se cristalizaron y un pequeño sollozo salió de sus labios, cerrando sus ojos apoyó ambas manos sobre las hojas comenzando a llorar, se preguntaba porque aquello estaba sucediendo, no entendía nada y solo sentía la necesidad de llorar. Leisay hizo presencia entre la espesa niebla que rodeaba a la joven, se posicionó a su altura y subió su cabeza al sujetar sus mejillas, Isobel la miró y se levantó de inmediato y ella la imitó. —Venimos a sacarte de aquí— seguramente preguntaría cómo lo haría y quién más estaba con ella, sino fuese por un gran destello blanco que la distrajo. A lo lejos escucho la voz de su padre recitar versos en latín, mirarlo ahí hizo que se sintiera un poco mejor, la pelirroja tomo su mano y jalo de ella hacia aquel portal, se dejó guiar puesto que tenía sus ojos cerrados, la luz había hecho que se cegara un poco. Se removió en su lugar y llevó ambas manos hacia sus ojos para frotar despacio los mismos, parpadeo un par de veces y se sentó con cuidado con ayuda de su amado, al mirarlos formó una pequeña sonrisa débil, sus ojos en segundos se cristalizaron y su sonrisa se borró. Su padre se acercó a ella y dejó un dulce beso sobre su frente con el fin de tranquilizarla pero, aquello no sirvió. —Es Bonnie, papá— apenas pudo mencionar su nombre y muchos recuerdos de ambas invadió su mente, lágrimas empezaron a brotar de sus ojos— ella.. —Tranquila, no es real— le susurró mientras acariciaba su hermoso cabello negro, se lo había teñido hace meses. Murmuró que le trajesen un poco de agua para así ayudar a que se tranquilizara, su cuerpo temblaba, se aferró a los brazos de su padre y negó despacio recordando lo que ella le había dicho, ¿Había caído en una trampa, tal vez?, no lo sabía, tan solo se sentía muy nerviosa. —Ella quiere que la encuentre y busque a Lisa— se alejó poco a poco del abrazo y limpio su nariz con el pañuelo que Scott le había acercado. —¿Encontrarla?, ella está muerta— Scott la miró mientras hablaba, negaba despacio. —Tal vez se refiere a encontrar su tumba o sus restos— su hermano se encogió de hombros llegando con un vaso de agua para ella, todos lo miraron y él volvió a encogerse de hombros. Le entregó el vaso a su hermana y se sentó en el brazo del sofá, Isobel tomo un poco de agua refrescando su garganta y su cuerpo al mismo tiempo, suspiro pesado y sorbió su nariz, aquello era una locura, su tranquilidad tan solo le había durado 3 años, ¿Debía hacerle caso a su amiga muerta? —Esperaremos a qué Leinád y Harry vuelvan aquí— se levantó de su lugar y comenzó a recoger las cosas, el libro lo colocó debajo de su brazo. —Por mientras, no se hará nada, no voy a correr riesgos. —Tal vez sea una trampa, lo sé papá, pero ¿Y si esto está relacionado con Fariád?— lo miró caminar hacia el rincón, donde dejó aquellos frascos que con anterioridad había sacado.— Ella.. —No— su voz resonó en todo el lugar, cada uno lo miró guardando silencio, se dio media vuelta y clavó su vista en su hija— No volverás a involucrarte en nada que tenga que ver con él, te quedarás aquí y dejaras que nosotros hagamos esto. —¿Entonces debo quedarme aquí, sin hacer nada?, ¿Encerrada como una princesa en una torre?— se levantó dejándole el vaso a su hermano de vuelta. —Tu padre sabe lo que hace, Isobel— Scott volvió hablar sujetando su brazo para detener su caminar, pero ella sujetó su muñeca con firmeza y lo alejó. El color de su iris ya había cambiado a un morado intenso, ella estaba presente tomando el control, pero las prácticas desde hace tiempo le había servido para controlar aquello, sin embargo, la hizo tan solo aun lado para que ambas pudieran seguir presente, su padre se mantuvo en su posición sin apartar su vista de ella, Leisay bajo su cabeza ante aquello, hacía eso cada vez que Westh estaba presente. Su hermano sujetó la muñeca de la pelirroja y la llevó a un sofá cercano para sentarse con ella, quedarse callados mientras ellos hablaban era lo mejor. Robert tenso su mandíbula al igual que Scott, ambas eran muy tercas y no cambiarían de opinión tan fácilmente. —Mi palabra no va a cambiar, se van a quedar aquí hasta que se revuelva todo. —No me hagas perder el respeto que te tengo, Robert— se acercó un poco más hacia el recién nombrado alzando su cabeza— La última vez me sentí inútil, por no poder ayudarlos en nada, está vez será distinta. —¿Qué está sucediendo aquí? — La voz de Harry se hizo presente en el lugar, él y Leinád habían regresado muy rápido. —Quiero que alisten sus maletas, iremos a Mérida— su vista se desvió hacia los dos hombres que seguían parados mirándola— Leisay, te quiero lista en 15 minutos, iremos por Bonnie. —Isobel— la recién nombrada no hizo caso al llamado de su padre, tan solo se alejó de los presentes subiendo las escaleras rumbo a su habitación. Estaba claro que debía arriesgarse, necesitaba respuestas, no podía quedarse en casa con su inquietud encerrada, mientras ellos hacían quién sabe qué, ¿Qué pasa si volvía a entrar en trance y ellos no estaban?, claramente su padre no pensaba en ello, no sabía si estaba loca por hacerle caso a su amiga que ya no estaba entre los vivos, pero aún podía sentir el tacto frío de sus dedos sobre su piel, todo se sentía tan real que no podía tan solo hacerse aún lado y ya. Isobel se preparó con la esperanza de que todos le hicieran caso sino, ella y Leisay irían solas aquel lugar, para ese punto Westh ya no estaba presente pero se removía en su mente queriendo tomar el total control sobre ella, cosa que la joven no le permitió, la conocía más que nadie y sabía que si la dejaba, crearía un conflicto más grande. Leisay tocó su puerta y ella la abrió, tenía su maleta ya hecha y un bolso en su hombro, ambas estaban listas para iniciar con aquella loca aventura. ¿Su vida corría peligro?, si, ¿Le importaba?, no, claro que no..—Iremos contigo— Isabel miró a cada uno con sus maletas listas, cosa que la alegró un poco pero no lo demostró, solo miró a su hermano. —Hablaré con Lasabi, te quedarás con ella apenas lleguemos— él seguramente protestaría, Pero su hermana solo se subió al auto esperando que el resto hiciera lo mismo. En el fondo, se sentía nerviosa, volver a pisar el cementerio para visitar a su amiga no le sentaba muy bien, no sabía que quería pero tenía la necesidad y obligación de averiguarlo, y por otro lado, saber que iría a Mérida la inquietaba. Tres años de tranquilidad, sus pensamientos eran un desastre total. Se cuestionó su muerte, ¿Acaso había muerto realmente?, No claro que no, porque si fuese así, ella seguiría tranquila y no tendría aquella pesadilla tan inquietante, contando el hecho de la aparición de su mejor amiga muerta, ¿Tenía riesgo de estar cayendo en una trampa? Definitivamente es un sí, todo era posible en su vida, así que necesitaba salir de dudas. Ellos ya no vivían
No sabía cuánto había corrido, pero se detuvo en cuanto visualizo su antiguo hogar, el olor había desaparecido y su corazón se sacudió un poco, Westh gruñó en su mente tras perder el control de su cuerpo, de reojo miro como el resto aparecía cerca, la pelirroja la miró agotada y respirando con algo de dificultad. —Por favor, danos un respiro— cerró sus ojos unos segundos y controlo su respiración. Harry se acercó a ella visualizando la casa anterior de la joven, no dijo nada por esos segundos, pero se vio obligado a romper aquel tedioso silencio, la lluvia se había ido. —Harry, no puedo responder sus preguntas, tampoco sé lo que sucede ¿Bien? — ella se adelantó mientras los miraba a los tres. — El olor de ese tipo me trajo hasta aquí. —Habían muchos olores Isobel, fuiste la única que percibió el suyo— ella paso sus manos por su cabello húmedo y miro a su chico, él observaba la zona. —Sea lo que sea, ya no está aquí, debemos ir con Robert— Scott la miro y ella se abrazó así misma m
—Mientras Isobel, Leinád y Leisay van al cementerio los demás aseguraremos el lugar, hay muchas criaturas que son atraídas por ella— Hunter cerró su libro y miró a los presentes, estos asintieron mientras pensaban. — Cuando los restos de Bonnie estén aquí, nos iremos de inmediato a Mérida. —Bien, es hora de iniciar— Isobel tomo sus cosas y sin decir nada más, salió de la casa rumbo hacia el auto de su padre, usaría ese mientras tanto. La tensión se sentía en el aire, sus ojos estaban un poco rojizos debido al llanto de ayer, aunque se esforzó en ocultar todo ellos ya sabían lo que había sucedido, más no se atrevieron a soltar preguntas, no les incumbía sus cosas personales, así que solo siguieron con su trabajo, ya que era lo mejor. Leisay fue en la parte trasera mientras que Leinád era quien iba a conducir, la chica era copiloto claramente, ella se mantenía en silencio. En toda la mañana Scott y ella no cruzaron miradas ni palabras, ninguno tomaría esa iniciativa siempre y cuando f
—¿Nos confundimos de lugar?— Leisay miro la casa con confusión, ya no tenía un aspecto viejo sino, nuevo, todo estaba bien.Isobel se acercó más hasta llegar a la entrada, tocó el timbre y no pasaron ni dos segundos cuando la puerta fue abierta por una mujer, la joven sintió como su corazón latía con fuerza. ¿Qué hacía ella ahí?—¿Mamá?— sus ojos se cristalizaron al sentir el abrazo de aquella mujer, la cual, era su madre, Leisay y Leinád arrugaron su ceño al mirar aquella escena.El peliblanco se acercó un poco más y tomó el hombro de la chica, la alejó de esta aún sin entender, ella debía estar muerta, no tenía porque estar ahí, ella lo miró y mostró una sonrisa cálida para él. —Isobel, tenemos que irnos, esto no está bien.—¿Irse a dónde?, todos los estábamos esperando— la mujer de cabello castaño se hizo aún lado para que pudiesen entrar, Leisay rasco su brazo acercándose también.—De acuerdo— Isobel tomó la mano de Leinád para jalarlo hacia adentro, Leisay entro rápidamente y se
—¡Si me ayudas, no moriré!— Leisay intentaba quitarse a uno de ellos de encima, había perdido fuerza, miró a Leinád y este con rapidez llegó a ella quitándose lo de encima. —¿Estas cosas no mueren o qué?— Leinád sujetó una roca y con firmeza la lanzó hacia la cabeza de uno, pero con rapidez volvió a la normalidad. Isobel se hallaba luchando contra dos a la vez, estaba cansada y un poco herida, aun así no decayó, estos se acercaron a la chica para ayudarla, la pelinegra con su espada corto la cabeza de dos al mismo tiempo, los cuerpos cayeron pero tres más surgieron. No sabía qué tipo de demonios eran, no podía percibirlo, aquello era una magia que no conocía, le estaba molestando eso. —Estoy algo débil, debemos salir de aquí— Isobel miró a los dos acompañantes mientras calmaba su respiración, hizo una mueca ante el dolor en su hombro. —Esten alerta, pueden haber muchos más— Leinád hizo que lo siguieran. Los tres salieron del bosque como pudieron, Isobel aunque estaba un poco
No lograban asesinar a ninguno, y poco a poco aquel lugar sería ferozmente invadido por aquellas horrendas criaturas; su poder y fuerza estaban disminuyendo cada vez más. Leinád gruñó alto arrancando dos cabezas al mismo tiempo, era impresionante, pero de ellos surgieron más demonios.—Tenemos que salir de aquí— su voz era agitada, buscó alguna salida.La ventana estaba cerca, pero estaban en un piso alto. Si saltaban, igual llamarían mucho la atención, pero salir por la puerta era la peor opción posible. Ellos bloqueaban la puerta, Isobel se quejó en cuanto uno golpeó su cabeza con fuerza, haciéndola tambalear. Leisay al percatarse de aquello, lo golpeó para alejarlo de ella. Sujetó su cintura mirando su mal estado, sabía que estaba débil.—Tendremos que saltar ¿Estás de acuerdo?— Asintió con su vista perdida, aquel golpe casi la desmayaba, pero aún le quedaba algo de fuerza.—No hay que, perder el tiempo— hizo una mueca hablando de forma un poco pausada, ni siquiera Westh podía mante
—Leisay, te toca a ti vigilar— la pelirroja se había dormido junto con Isobel, la noche había caído muy rápido y no sabía si preocuparse o no.La chica se removió soltando un pequeño gruñido, no se despertó, suspiró con pesadez, cansado de caminar de un lado a otro, necesitaba reponer fuerzas, pero también necesitaba estar alerta a cualquier cosa, agradecía no ser un humano o no podría ver en la oscuridad. Frotó su rostro mirando las grandes ventanas, la luna se reflejaba de una forma muy linda, su brillo era muy encantador.—Ve a dormir, yo estaré pendiente— Isobel se había levantado con torpeza, miró al contrario y este negó al observarla.— Es mi turno de cuidarlos a ambos, no seas necio.—Igual estaré muy alerta, sigues débil y seguramente ya lo saben— ella se acercó hacia él despacio, todo le dolía, pero no hizo muecas, solo mostró una sonrisa cálida dejando un beso en su mejilla.—Ve, mereces dormir también— él asintió alejándose de ella, no sin antes desordenar su cabellera.Él
—Bien ¿Qué querías hablar?— Hunter miró impaciente a la chica, la contraria miró su alrededor y luego fijó su vista en él. —Necesitamos salir de aquí, no sé cómo pero debe ser rápido— Isobel suspiró con pesadez mientras que este asintió levemente pensando. —Me di cuenta rápido de esto, pero sigo descifrando como romper está magia— pasó su mano derecha por su boca mirando el cielo oscuro.— La persona detrás de todo es muy poderosa, mantener está realidad tanto tiempo desgasta a cualquier ser mágico. —¿Tienes a alguien en mente?— negó despacio, pensó en su tío pero él no poseía magia, ¿Eva tal vez?, no lo sabía. La chica se giró para caminar por los alrededores aprovechando la compañía para vigilar el perímetro, ¿Cómo estaban los demás?, temía por ellos, no quería volver y saber que algo malo les había sucedido a ellos. Isobel miró por sobre su hombro al contrario, aún debía mirar su dentadura, no estaba tan segura de que fuese el verdadero. —Besalo— se detuvo en cuanto escuchó la v