La Amante secreta del Rey Jeque
La Amante secreta del Rey Jeque
Por: LizethZM
Prólogo

Los ojos de Sara observaban al hombre que tenía frente a ella. Su amante, su amor, aquel con quien había pasado los mejores momentos de su vida, pero quien en este momento estaba rompiendo su corazón con esa confección, ¿Cómo pudo hacerle eso?, ella aún no comprendía en que momento su vida había cambiado tanto y Alan que le dio los mejores momentos y las noches más apasionadas, ahora mismo le estaba rompiendo el corazón.

—¿Desde cuándo? —preguntó ella con las lágrimas descendiendo por sus mejillas sin parar. Alan observaba a la mujer que amaba y a la cual debía dejar para no perder todo por lo que había luchado.

—Desde que llegué aquí, siempre supe que esto iba a pasar —dice con un nudo en la garganta y la rabia fluyendo por su cuerpo al sentirse como un cobarde y no luchar por la mujer que ama.

—Me engañaste, jugaste conmigo todo este tiempo —exclama ella sintiendo una rabia que consume su cuerpo cada segundo más y más —. Como pudiste hacerme esto, te dije que te amaba y tú solo permitiste que yo creyera que tú también, ¡¡¿Qué tipo de personas eres?!!

—¡¡Una que ama el poder y el dinero más que nada!!, tú no lo entiendes, no puedo solo dejar mi vida y todo lo que conozco por un par de acostones —ella abre la boca sorprendida por lo que él acaba de decir: ¿Acostones?

—Entonces todo este tiempo eso fue lo único que fui para ti —dice con la voz entrecortada.

—No, claro que no, no quise decir eso. Estoy entre la espada y la pared, entiéndeme, puedo perderlo todo —dice con el corazón roto por romper el de su mujer, porque para él eso es ella, su amada mujer.

—Pues acabas de perder algo mejor. No pienso perdonarte esto, no lo haré. Jugaste conmigo todo este tiempo, permitiste que me enamorara de ti como una estúpida.

—Esa boca —ella gruñe con fuerza, porque siempre odio que él la corrigiera cuando ella decía una mala palabra, el imbécil y correcto Alan

—¡¡Me importa muy poco!!, no vas a volver a corregirme, y mucho menos a tocarme, quiero que te vayas de mi casa y mi vida, ve, cásate y olvídate que alguna vez tú y yo nos conocimos —él niega acercándose a ella y tomando su rostro con desespero, no puede perderla, es lo que más ama en la vida, lo único bueno que le ha pasado desde que tiene uso de razón.

—No, eres mía, no pienso dejarte, no voy a permitir que me dejes, me niego a perder —ella sonríe y se aleja de él con fuerza.

—No me importa lo que ahora quieras, no soy tuya y jamás lo seré, lárgate de mi vida y déjame en paz — Él asiente y da dos pasos atrás, metiendo las manos en sus bolsillos y endureciendo su rostro.

—Bien, si es lo que quieres, lo haré, me iré, pero no me voy a alejar de tu vida, resolveré esto y volveré por ti, porque te amo y no pienso perderte.

—Ya lo hiciste, me perdiste —él sonríe negando.

—Eso lo veremos. Soy el jeque, nada se me niega y mucho menos lo hará mi mujer, eres mía, nunca lo olvides.

Alan sale de la habitación, dejando a esa hermosa mujer que le robó el corazón, destrozada y con un gran secreto que la atormenta, porque sabe que el habla en serio, no la dejará en paz y ella no piensa ser la otra de nadie.

Con ese pensamiento en ella, se levanta para ir a su armario y arreglar una pequeña maleta. Necesita huir, alejarse de él y su poder, sabe que no la dejará en paz y si se queda no solo su corazón sufrirá, sino también aquel ser que nace dentro de ella.

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