54

No podía respirar. El aire dentro del coche parecía espeso, pesado, como si el horror que presenciaba afuera se hubiera filtrado por las ventanas y me estuviera ahogando. Giorgio estaba a mi lado, tenso, con las manos firmes en el volante, listo para arrancar en cualquier momento. Pero yo no podía apartar la mirada de ellas, y del sufrimiento que se reflejaba en sus rostros.

La subasta de ceros.

Era peor de lo que había imaginado. Peor de lo que cualquier mente humana podría concebir. Las luces brillantes del lugar iluminaban a las chicas, todas jóvenes, todas frágiles, todas con miradas vacías, como si ya no hubiera vida en ellas. No pasaban de los dieciocho años. Algunas incluso parecían más jóvenes. Y allí estaban, de pie, en fila, como mercancía. Como si fueran objetos, no personas.

Mi corazón latía con fuerza. Sentía las lágrimas rodar por mis mejillas, pero no podía llorar en voz alta. No podía hacer nada. Giorgio me había advertido: "No importa lo que veas, no importa lo que si
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP