—Me gustas, sí, más que eso me encantas, pero … — No espere que ella se soltara el cinturón y se lanzara hasta donde yo estaba, no había ajustado el asiento porque todavía no había puesto la marcha, ni siquiera había regresado la llave al encendido, ella se amoldó tan bien a mis piernas que solo atine a tomarla de las caderas, me sentía como un maldito traidor con mi mejor amigo, pero era la mujer que deseaba con desesperación desde hacía años atrás, la mujer que había tratado de olvidar con otras tantas, estaba ahí sobre mí, mirándome como nunca pensé que lo haría alguna vez en mi vida, como si este fuera uno de los tantos sueños que había tenido en este tiempo, el deseo y el amor que sentía por ella, porque era eso, amor, si fuera netamente deseo ya me hubiera aprovechado tiempo atrás en tantas ocasiones que tuve a lo largo de los años, pero no lo hice, pero ella fue la primera en tomar la iniciativa en perder el miedo que siempre yo tuve, una chiquilla de menos de veinte años me estaba dando la lección de valentía.
—James, toda mi vida soñé con perder el miedo y confesarte mis sentimientos. ¿Estoy haciendo mal? Debería irme y nunca más mirarte a la cara por semejante atrevimiento de mi parte; sin embargo, dolía verte y no hacer nada, mi corazón se partía en pedazos, cuando tú me tratabas con tanta delicadeza como si me fuera a romper, cuando yo quería otra cosa.
Recuerdo que no resistí ni un segundo más, veía sus labios y la mente se me nublo, la bese con tanta vehemencia, esa boca, esa dulce y motivo principal de mis fantasías, finalmente supe cuál era su sabor, era a gloria, cómo un oasis en el desierto y ella me tenía así muerto de sed por algún día probarlos como lo estaba haciendo, sentía nuestros cuerpos rozarse, ella correspondió a aquel beso con la misma pasión que yo, tocaba su espalda, sentía que en cualquier momento explotaría al poder saborear sus labios, pero algo no estaba bien, algo me decía detente, pero fue otra vez ella como leyendo mis pensamientos, que se detuvo mientras nuestras respiraciones se controlaban.
—Quiero que me digas si estás segura de esto, yo te amo, no lo niego, también te deseo como un hombre desea a una mujer, quiero que me digas que estás segura, ten en cuenta que — Otra vez no me dejó hablar más, me besó tomándome de las mejillas, fue un beso profundo como queriendo decir ¡Sí! Con eso y yo finalmente caí rendido a sus pies, como siempre había sido.
—James, yo nunca dudé, solo ten en cuenta que no tengo experiencia y si quiero que alguien me enseñe, quiero que ese alguien seas tú, eres mi amor y quiero que seas el primero en todo.
Aquella noche la hice mía, de la manera en que una mujer como ella se merecía. Entre pétalos de rosas de muchos colores, entre sabanas de seda y música que hablaban del amor, nunca fui un hombre romántico, pero por ella habían cambiado muchas cosas y ese era solo al principio de nuestra historia.
Dos años después y solo en el lecho de muerte de su padre nos confesó que siempre supo de nuestro amor a escondidas o creíamos que lo era, pero que nos daba su bendición porque sabía que en mejores manos no estaría, ahí empezó en mi mente el pensamiento que el amor debe ser desinteresado y dejar los egoísmos a un lado por un bien mayor, tal como lo estaba haciendo Manuel comprendiendo que yo era la felicidad de su hija, sin pensar que ocho años después estaría en su lugar recibiendo la peor noticia que un hombre puede recibir.
—Lo siento mucho, James, pero los resultados lo confirman. De verdad que lo lamento mucho, lo he repetido una y otra vez, por el gran aprecio que te tengo, pero lastimosamente solo te queda aproximadamente un año de vida. Te sugiero que hables con tu familia lo antes posible.
Esas palabras al oírlas sentí que el mundo se me acababa, sentía como un disparo al directo al pecho y sentía que habría otro en mi corazón para darle la estocada final, pero aun en un momento como ese pensé en ella, en mi esposa, en mi Victoria, recordé su dolor con el cáncer de su padre, no podía dejar que ella volviera a pasar algo como eso, esa perdida marco su vida para siempre y también la mía, la amaba demasiado para dejar que eso le sucediera, sabía de todo el sacrificio que hizo por su padre a quien cuido y velo hasta su último aliento y latido, ella cayó en depresión por casi un año, una que casi la vuelve loca, si no hubiera estado a su lado y hecho todo lo humanamente posible para no dejarla hundir no sé qué hubiera sido de ella, me costó tanto sacarla de este letargo, de ese hoyo lleno de oscuridad donde se había hundido por voluntad propia, la había visto llorar, sufrir, y desgarrarse hasta el alma, cuando se dio cuenta de que él ya se había pasado a mejor vida como muchos le dicen, me rompió el corazón verla así a tal punto que no sería capaz de hacerla pasar por lo mismo nuevamente, la amo demasiado para ser capaz de hacer o pedirle algo como eso,
Por el amor que le tengo y le entre hasta que mis ojos se cierren para siempre, por lo que entendí que debía aplicar lo que Manuel me enseño sin darse cuenta, la última lección de mi mejor amigo aquella que significaba amor sin egoísmos y desprendido, uno que aunque no te guste anteponía su felicidad a la tuya, aunque esto me destrozara los últimos días de mi vida y fuera una agonía más lenta y profunda que la idea de la muerte rondándome. Tenía y debía buscarle la felicidad que yo le iba a arrebatar con mi muerte.
VICTORIAMuchas veces me siento afortunada, casarme con mi primer y único amor es algo que no se da todos los días o que todas puedan hacerlo, pero realmente sí soy afortunada.Hace cinco años nos casamos, aunque mi felicidad no fue completa porque me hubiera gustado que mi padre estuviera ahí para compartirla conmigo, pero sabía que siempre supo la verdad y nunca la objeto, porque era consciente de la clase de hombre con quien yo estaba, así de increíble era mi padre por eso el aceptar su partida ha sido uno de los dolores más profundos que he padecido y uno que casi acaba conmigo si no fuera por el apoyo de James, sin él a mi lado me hubiera entregado a los brazos de la muerte si con eso el dolor terminaba. Por eso, amo a mi esposo y por muchas cosas más, no me importa la diferencia de edad, a las carreras tan distintas una de otra riña que tenemos, no importa que la gente murmure a nuestro alrededor, dejando de lado a esas personas y nuestras diferencias soy inmensamente feliz y n
SEMANAS DESPUÉSBASTIANOtra vez despierto con un fuerte dolor de cabeza, trato de abrir los ojos, pero la luz de la ventana me ciega. ¿Dónde se supone que estoy? Haz memoria, Bastián. Claro, ayer el club, los tragos, la pelea, las gemelas. Seguramente llamé a Darío para que limpiara mi desastre. A rastras me levanto de la cama, necesito una ducha, tomo mi Rolex y me fijo la hora. ¡Carajo! Mi padre me va a matar, hoy había junta, es lunes.En cinco minutos me bañé o menos batí mi propio récord, me pongo una de mis tantas camisas que siempre están planchadas y todo en perfecto orden gracias a Ruth, mi ama de llaves más bien de mi padre. Bajo las escaleras mientras me pongo el corbatín y veo a mi padre con una taza de café como si nada del otro mundo—¡¿Qué haces aquí?! Pensé que estarías ya en la oficina, me quedé viendo unos papeles hasta tarde y se me pegaron las sábanas.Soy un cínico de primera, le miento en la cara a mi propio padre.—¿Sabes que vivo en la misma casa que tú? Ademá
JAMES—¡No puedo creer que hayas cometido un error como ese! ¿En qué estabas pensando? — Me duele ser tajante e intransigente con Victoria, mucho más cuando no se lo merece, porque sé la clase de animal que es ese sujeto, pero debo hacerlo. Si no lo hago, sufrirá el día en que yo parta. No se esperaba mi grito o que por lo menos yo le alzara la voz, siempre hemos llevado una relación de respeto y admiración uno por el otro, claro además del inmenso amor que sentimos, pero, aunque mi alma se desgarre, no puedo flaquear, tengo un propósito en esta vida o lo que me queda de ella, que la mujer que amo sea feliz.—James, ¿Me gritaste? ¿Qué pasó? En los años que llevamos juntos solo lo has hecho una vez y ese cerdo de Albert no vale que hagas algo como esto. Si se me fue un poco la mano con la manera en que le hablé, es que, mi cielo, tú no estabas ahí cuando ese hombre.—Nada justifica tu accionar, Victoria, una mujer decente y con educación, no se rebaja a discutir con un hombre como Roge
—Lo siento, pero no puedo.—¿De qué hablas? Eres mi esposo, no puedes estar hablando en serio. — No quiero decirle que yo lo he apoyado en todo momento y lo mínimo que esperaba de él es que estuviera de mi lado. La verdad es que no entiendo lo que está pasando con mi vida, mi negocio y sobre todo mi familia. Cuando le dije que haría de mi parte para controlarme aquella noche que luego me hizo el amor, pensé que todo estaba bien, pero a la mañana siguiente empezó con esa frialdad que no es parte de mi esposo, no digo que él sea el hombre más romántico del mundo, pero no es frío, se despide con un beso en mis labios al regresar me cuenta su día y sus planes, cuando se puede almorzamos juntos y un fin de semana al mes nos escapamos a algún hotel alejado a amarnos como sabemos hacerlo.—Te dije, Victoria, que ese negocio era tu responsabilidad, que ahí nunca me metería porque era parte de su crecimiento como persona, como adulto. Ahora, sin importar en qué situación estés, debes salir de
BASTIAN.Llegar a esta ciudad es algo extraño, no es que sea un robot o tenga complejos de esquimal como diría mi nana, pero el frío es mi hogar.—Bienvenido señor Jackson — Es Darío, quien llego hace unas semanas para aclimatarse, no entiendo el afán de mi padre, después de todo le estoy haciendo un favor y él me sigue tratando como un niño pequeño mandando a Darío a que me cuide el trasero, le prometí que me voy a portar bien o por lo menos trataré uno nunca sabe con quién se topara en una ciudad nueva, un nuevo país, bueno se supone que es mi país así que tan nuevo no es.Recorremos con el auto algunos lugares que mi mente recuerda: los grandes edificios y la gente vestida con ropas ligeras, un grupo de tres chicas en prendas realmente pequeñas. En Rusia no se ve eso, tal vez regresar no sea tan malo después de todo.Una vez instalado en el departamento que ocuparé por los próximos seis meses, me tomo el tiempo para desempacar la maleta que traje, siempre he sido independiente, no
JAMESCuando le pedí ayuda al viejo Jackson, no le envié la documentación, en ningún momento. Imagina lo que estoy viendo; sin embargo, los ojos de Bastian la observan de una manera, aunque me llena de rabia puede que sea aquella oportunidad que tanto he necesitado, no sé cómo soy capaz de andar pensando en si Bastian Jackson es lo suficiente para mi esposa, no puedo creer que busque que otro hombre la haga suya, cuando Victoria es mía, solo mía, pero no debo dejar que mi egoísmo mal sano me domine, me ciegue, el amor no debe ser así, debo entender que aunque me parta el corazón y el alma, debo hacer que mi esposa se enamore de alguien más antes de dar mi último aliento, quisiera cambiar mi vida, quisiera despertar un día y todo esto fuera una pesadilla, pero finalmente es la realidad, uno donde debo intervenir para evitarle mayores sufrimientos a una mujer como es ella, una que no merece tal dolor.—No puedo creer que de verdad estés aquí, ven muchacho y dale un abrazo a este viejo
VICTORIA—Señor Jackson, déjeme con mi esposo un momento, por favor, tengo algo que hablar con él y los terceros no deben intervenir.Me siento traicionada, no entiendo cómo fue capaz, mira que hacer eso a mis espaldas, soy su esposa, su compañera, su amiga, debió confiar en mí para hacer algo como esto, especialmente con ese tipo que no tiene noción alguna de la diferencia de las equinaceas de los girasoles, un tipo que no tiene nada que ver con mi empresa, con mi negocio, aquel que tanto me costó levantar muy a pesar de esta sociedad machista y muchas veces misógina, pero mi JAMES no es así.—Sé que vas a decir que no debí, que actué de manera ligera, pero todo esto lo hice por ti, piensa como empresaria y no como si no tuvieras noción de lo mal que están las cosas en tu compañía.—Aun así, JAMES, meter a alguien a mi negocio sin mi consentimiento, sin consultarme primero, peor cuando dijiste que no intervendrías porque es MI NEGOCIO. ¿Por qué, JAMES?Su mirada, como si mi decepción
BASTIANMolestarla se ha vuelto mi deporte favorito, luego de un intento de abofetearme supongo que se dio cuenta lo que iba a hacer, porque se queja sí, pero menos, por ese motivo es que me gusta verla rabiar, me gusta sacarla de sus casillas para que entienda que conmigo no juega, porque al hacerlo me hace dar cuenta que solo es una chiquilla esposa de uno de los hombres a quien le debo respeto y agradecimiento absoluto, no importa si la manera en que arruga la cara cuando quiere parecer molesta me parece un acto tan sensual y hace que un deseo torrencial llegue a mí, vamos Bastian no vayas por ese camino, me digo a mí mismo, cada vez que veo sus labios, la manera suave en que murmura las cosas y estos se abren delicadamente, es ¡Basta!—Trabajar contigo es lo peor que me puede haber pasado. No tienes ni una idea de lo que es el paisajismo, no puedo reducir costos en esta área, porque se pierde el concepto.—Entonces usa conceptos más abstractos y económicos, además deberíamos ir a