VICTORIA—Señor Jackson, déjeme con mi esposo un momento, por favor, tengo algo que hablar con él y los terceros no deben intervenir.Me siento traicionada, no entiendo cómo fue capaz, mira que hacer eso a mis espaldas, soy su esposa, su compañera, su amiga, debió confiar en mí para hacer algo como esto, especialmente con ese tipo que no tiene noción alguna de la diferencia de las equinaceas de los girasoles, un tipo que no tiene nada que ver con mi empresa, con mi negocio, aquel que tanto me costó levantar muy a pesar de esta sociedad machista y muchas veces misógina, pero mi JAMES no es así.—Sé que vas a decir que no debí, que actué de manera ligera, pero todo esto lo hice por ti, piensa como empresaria y no como si no tuvieras noción de lo mal que están las cosas en tu compañía.—Aun así, JAMES, meter a alguien a mi negocio sin mi consentimiento, sin consultarme primero, peor cuando dijiste que no intervendrías porque es MI NEGOCIO. ¿Por qué, JAMES?Su mirada, como si mi decepción
BASTIANMolestarla se ha vuelto mi deporte favorito, luego de un intento de abofetearme supongo que se dio cuenta lo que iba a hacer, porque se queja sí, pero menos, por ese motivo es que me gusta verla rabiar, me gusta sacarla de sus casillas para que entienda que conmigo no juega, porque al hacerlo me hace dar cuenta que solo es una chiquilla esposa de uno de los hombres a quien le debo respeto y agradecimiento absoluto, no importa si la manera en que arruga la cara cuando quiere parecer molesta me parece un acto tan sensual y hace que un deseo torrencial llegue a mí, vamos Bastian no vayas por ese camino, me digo a mí mismo, cada vez que veo sus labios, la manera suave en que murmura las cosas y estos se abren delicadamente, es ¡Basta!—Trabajar contigo es lo peor que me puede haber pasado. No tienes ni una idea de lo que es el paisajismo, no puedo reducir costos en esta área, porque se pierde el concepto.—Entonces usa conceptos más abstractos y económicos, además deberíamos ir a
JAMES—No entiendo a tu esposa, ese hombre la estafó, le robó y aun así ella no quiere hacer la denuncia correspondiente.Entiendo a Bastian, no va a entender que la manera de ser de Victoria es así, despojada, no guarda rencor y seguramente lo está haciendo porque conoce a la esposa de Gaspar y lo que está pasando, pero también tiene que ver que puede perder su empresa y otros se pueden aprovechar.—Hablaré con ella, después de todo tienes razón, ella debería entender que en esta vida no se pueden confundir los negocios con los sentimentalismos baratos. Esa mujer es terca, a veces cansa de verdad que sí, parece que tuviera una hija y no una esposa madura, se porta como niña chiquita y caprichosa.Nunca hablaría de esa manera de mi esposa frente a nadie, pero necesito que piense que me estoy cansando de vivir con alguien tantos años menor, la edad nunca fue impedimento para amar a mi esposa como lo hago, nunca me vi influenciado por nuestras diferencias, ella se ha portado como la muj
VICTORIAJamás había visto u oído una actitud de JAMES de ese tipo, jamás en estos años él se mostró indiferente ante el dolor de las personas. Esa mujer se debate entre la vida y la muerte, esa mujer está en una cama de hospital atenta a morir sin ese dichoso trasplante.—Señora, ¿se siente bien? —me dice Marina, la secretaria de mi esposo.—Sí, claro, tranquila.Quiero llorar de la rabia, porque pensé que esa pequeña etapa en que vi un JAMES diferente había terminado, ahora me muestra que no es así, no entiendo cómo es que él no puede entenderme, hasta me duele la cabeza, le pido que haga algo por alguien más, por alguien que no puede hacerlo y ya no quiero pensar, por primera vez en mi vida haré algo que no acostumbro, siento que me ahogo con sus actitudes, es como si estuviera conociendo un James que nunca antes había visto, nunca me enoje tanto con él, jamás pensé que esto sucedería, ¿Qué alguien me explique donde está mi querido JAMES?…—¿Qué desea tomar? — Nunca he tomado un t
VICTORIA—Permíteme invitarte un trago — Estaba a punto de rechazarlo, porque se supone que él me cae peor que patada en el hígado, pero estoy de un humor como que quisiera quedarme horas y horas y no regresar a casa, como si alguien me hubiera leído los pensamientos mi teléfono empieza a sonar, me alejo para contestar fuera del bullicio hasta salir del bar, al final resultó ser un proveedor pidiendo un pago atrasado, le indique en unas horas se lo trasferiría, al terminar la llamada solo suspiro y quiero llorar, porque ahora estoy tomando de mis ahorros para poder pagarles, porque nunca quise verme en esta situación, porque no me gusta sentirme tan vulnerable, las lágrimas me hacen recordar aquella época en que mi corazón se partió en mil pedazos al perder a mi padre, aquella época en que las lágrimas eran pan de cada día, donde sentía que la vida se me iba, cada lágrima que derramo, es sinónimo de aquella época que hubiera querido que nunca pasara.Un pañuelo se asoma ante mis ojos,
BASTIANMe muevo un poco para que se den cuenta de que es así, con mucho dolor de mi parte, logran ayudarme a salir, el hombre que es casi de mi tamaño, me ayuda a caminar tomándome de un brazo y poniéndolo sobre su hombro, se nota que es un vagabundo de la zona, por los harapos que luce, pero es lo menos importante, necesito pronto un médico, cada vez se me hace más difícil caminar.—Tranquilo, señor, pronto estaremos con un médico amigo mío.—No deberías llevarlo hacia allá, puede ser policía y nos metemos en problemas.Solo quiero que algún médico me vea, discuten cosas que ni escucho, porque siento pequeños zumbidos. Entramos por un callejón muy descuidado, da toques extraños en la puerta. Cuando la abren, veo a un hombre de tez morena alto, mirándome muy serio para luego dejarme sobre una camilla.Me rompe la camisa y con una tijera hace lo mismo con los pantalones. Una inmensa luz me encéguese, luego siento un pinchazo que me hace perder la consciencia.HORAS DESPUÉS—Muy bien,
VICTORIAJAMES finalmente vino a buscarme, no le quise contar lo que paso, porque sería como echarle más leña al fuego o burlarse del árbol caído, cada día que pasa siento como si estuviera cometiendo una injusticia conmigo, tanto que luche por lograr completar mis sueños, un matrimonio con el hombre de mis sueños sin importar lo que la sociedad diga, un negocio por el que he luchado desde abajo uno que ahora se está cayendo por pedazos, tal vez el señor Estiércol tenga razón.—Acabo de pagar las cuentas de la casa, solo faltan las de la empresa. Victoria, por favor, toma el asunto de la empresa con la seriedad que se necesita. Bastian no viene hace dos días porque se siente bastante mal, deberías por lo menos ver qué necesita. No pongas esa cara, además no creas que no sé qué usaste de tu patrimonio para pagar las cuentas de tu empresa.No podía creer que me estuviera echando en cara lo que hice por mi propia empresa, pero no dice nada más y se marcha, no hay un beso de despedida, no
BASTIANSus ojos, sus hermosos ojos cafés, no sé, si es producto del sedante, pero me tienen como hipnotizado, embelesado, por un segundo de estupidez, acerco más mi rostro a ella y como si fuera una llamada de atención del destino, la sopa caliente cae sobre mi pecho, lanzo un pequeño quejido y ella corre a traer algo, intenta tocarme, pero no la dejo, si hago eso hará que mis ideas vuelen a un más. La noto nerviosa.—Bueno, veo que ya te sientes mejor, mandaré a alguien para que ayude.Toma su bolso y simplemente se va, en el camino escucha como si tropezara, pareciera que los nervios la sobrepasaron, podrá ella haberse puesto así porque me acerque demasiado, vamos Bastian es una mujer casada se supone que ellas no permiten que otros tipos que no sean sus maridos se acerquen como tú lo hiciste, la verdad no sé qué estaba pensando, pero verla tan cerca me quito la poca cordura que tenía, puedo echarle la culpa a los medicamentos, a los sedantes si eso haré, no creo que ella piense qu