Gracias por acompañarme en esta historia, adoro cuando me dejan comentarios, eso me incentiva a seguir escribiendo. las espero en otra emocionante historia.
Odiaba las sesiones de fotos al aire libre, especialmente cuando se llevaban a cabo en bosques. Los zancudos y otros insectos eran repugnantes, y me hacían sentir incómoda. Mi asistente y yo íbamos rumbo a la ubicación en su coche, ya que el mío se había descompuesto hace un par de días.—Después de esto, quiero darme un descanso —le dije a mi asistente. Ella solo asintió con la cabeza, sin hacer comentarios.Como modelo bastante famosa, todas las marcas querían tenerme como imagen de sus productos, y me encantaba. Nací para ser el centro de atención, pero eso no significaba que disfrutara de los ambientes como este.Miré por la ventanilla y observé cómo nos alejábamos cada vez más de la ciudad. Ahora solo se veían árboles y más árboles.—¿El lugar es muy lejos? —le pregunté, con una nota de impaciencia en mi voz.Ella me miró y, aunque no lo dijo, pude notar lo molesta que estaba. Me encantaba molestarla.—Solo son un par de metros. Ya todos están listos, solo faltamos nosotras —me di
Mire a mi madrastra que llegaba al tribunal donde me darían una sentencia. Había sido detenida por la policía por conducir en estado de ebriedad y, no contenta con eso, le di un puñetazo a uno de los oficiales. Fue bastante malo lo que hice, pero siendo sincera no me arrepiento.— Pudiste morir, ¿acaso estás loca? — me regañó ella.Aparté la mirada, consciente de la gravedad de lo que había hecho, pero me daba igual. Ya no tenía a nadie. Mi padre había muerto hace un mes y mi madre el día en que nací. Así que, nada me importaba.— Tiana, por favor, sé que puedes tener una buena vida, solo debes dejar que te ayude — me dijo ella con voz suave.— Déjame en paz, es mi vida y tú solo estorbas en ella — le respondí, con frialdad.Pero en realidad la quería; ella había sido como una madre para mí, o al menos lo había intentado durante años. Tenía un lugar especial en mi corazón.El juez dictó la sentencia. Por no tener antecedentes, me sentenció a ochenta horas de servicio comunitario. ana,
Me tiraron al rústico suelo de piedra, como si yo fuese una bolsa de basura. Me levanté de inmediato y miré a los hombres allí presentes; todos eran tan desagradables. Vestidos con pieles de animales. ¿Donde m****a estaba? Yo no deseo estar aquí.— ¡La bruja quiere embrujarme! — gritó uno de ellos.Yo puse los ojos en blanco. Y me di media vuelta para no verle, pero alguien volvió a poner su espada en mi cuello. ¿Acaso estaban locos? Y si iban a matarme, que lo hagan de una buena vez.—Te mueves y te corto el cuello — me dijo uno de ellos.La puerta del salón se abrió y entró un enorme lobo color blanco. El tipo que me estaba apuntando con la espada se apartó de inmediato.— ¡Pero qué haces! Has algo con esa cosa, o nos va a matar — le grité al vikingo estúpido.El lobo, frente a mí, empezó a hacer movimientos raros, hasta que un hombre quedó a la vista. Yo miré a mi alrededor, tal vez, estaba alucinando, definitivamente estaba en coma por la caída y mi cerebro estaba construyendo una
Estaba boca abajo, amarrada a un tronco, esperando el inminente momento en el cual me prendieran fuego y morir de la peor manera.—¡Bruja! —dijo una de las mujeres que estaban acomodando los troncos y la paja para que el fuego fuera más vivaz.—Te voy a convertir en un cerdo y luego te comeré —le dije.La mujer empezó a gritar y muchas personas se acercaron.—¡Ha dicho que me convertirá en cerdo! —gritó.Yo puse los ojos en blanco. Era tan estúpido que ellos creyeran que yo fuese una bruja. ¿Una bruja? ¿Es jodidamente en serio? Toda esta gente está loca.—¡Quémenla o nos convertirá en cerdos a todos! —gritó alguien más.Yo empecé a llorar; nunca pensé que moriría tan rápido en mi otra vida y de una manera tan horrible. El tipo rubio y peligroso se acercó a mí.—Ahora no pareces tan valiente —dijo con una voz gruesa y rasposa.Yo lo miré. El bastardo venía con una antorcha prendida. Tragué en seco y miré a otro lado, pero fue peor; las miradas de esas personas eran más aterradoras que
Me lanzaron al frío suelo como si no fuera nada. Todos estos hombres eran unos animales. El tipo de cabello negro, al cual detestaba con toda el alma, me quedó mirando, casi de forma irónica.—¿Se te ha perdido una igual que yo? —le pregunté con enojo.Él se veía molesto.—No voy a arruinar mis planes por tu culpa, así que dame lo que quiero y te mandaré lejos —me dijo con frialdad.Lo miré sin comprender.—Pues jódete, porque no te daré nada —le respondí, furiosa.Me levanté y lo encaré. O al menos lo intenté, ya que el tipo medía como dos metros.—No me cabrees, y dame lo que quiero —insistió, su voz cargada de amenaza.Me crucé de brazos y me reí. ¿Qué carajos era lo que él quería? Y si yo podía dárselo, haría todo lo posible para no hacerlo.—Pues no te daré nada —le repetí.En un movimiento rápido, él agarró mi mandíbula. No apretó con fuerza, pero podía sentir la firmeza de su mano. Tragué en seco al sentir la calidez de su piel contra la mía. Lo miré a los ojos y algo dentro de
Los ronquidos del hombre a mi lado, que sostenía con fuerza la soga con la que tenía mis manos atadas, no me dejaron dormir. El frío también contribuía a mi miseria. Jamás había pasado una noche tan mala.—Buenos dias, bruja —dijo una voz burlona.Miré a un lado y allí estaba él, resplandeciente como una mañana de verano. Su cabello largo, atado, acentuaba su virilidad.—No me llamo bruja —le contesté con firmeza.El hombre a mi lado dio un espantoso ronquido. Le di un golpe y se despertó de inmediato, levantándome a mí en el proceso.—Quiero darme un baño —le exigí.Él se acercó al otro hombre y le quitó la cuerda.—Vamos —me dijo con una sonrisa burlona.Esto debe ser una maldita broma de mal gusto.—Solo dime dónde ir —le respondí, tratando de mantener la calma.Él soltó una carcajada. Cerré los ojos por un momento, tratando de calmarme.—¿Y arriesgarme a que te escapes? Me costó mucho raptarte, y no hablo solo de tiempo; perdí hombres por ti —me dijo.—Entonces llévame tú mismo —l
El camino se extendía interminablemente ante nosotros, y el cansancio se apoderaba de cada fibra de mi cuerpo. Anhelaba sentarme, aunque fuera por un momento, y descansar mis piernas agotadas.—¿Falta mucho? —pregunté, tratando de mantener la compostura, a Eirik, que caminaba a mi lado.—Sí, pararemos cuando el sol esté a punto de ocultarse —contestó con indiferencia.Respiré hondo y observé mis manos aún atadas.—Suéltame, quiero caminar bien, no estar tropezando todo el tiempo —exigí, tratando de sonar firme.Eirik se detuvo bruscamente, obligándome a hacer lo mismo.—Estás atada de las manos, no de los pies —respondió, con una sonrisa burlona en su rostro.La ira me hervía por dentro; quería lanzarme sobre él y golpear esa enorme cabeza sin cerebro.—¿A dónde vamos? —pregunté, intentando cambiar el tema y aliviar la tensión.—A casa —dijo, y una sonrisa se dibujó en sus labios—. Te va a encantar, es hermosa. — me dijo con una sonrisa.—¿Está muy lejos? — le pregunte.—Un poco, pero
Nos detuvimos y todos los hombres allí comenzaron a desempacar algunas cosas. Miré a Eirik esperando algún signo de preocupación por mi bienestar, pero me ignoró por completo. Para este momento, ya no tenía las manos atadas. De hecho, le daba igual si salía corriendo; era consciente de que moriría si trataba de escapar.— Tengo hambre — le dije con mal genio.Él volteó a verme y se encogió de hombros.— Está en ti comer o no lo que se te dará — me dijo como si nada.Me acerqué a él y pasé mi mano por su pecho, mirándolo a los ojos y batiendo mis pestañas.— Tengo hambre, Eirik, mucha hambre — repetí, intentando un tono más seductor.El sonrió de medio lado, para volverse a encoger de hombros.— O comes lo que se te da o te mueres de hambre — respondió de nuevo, sin inmutarse.Me senté y miré hacia otro lado. Era obvio que en este lugar mis exigencias no serían escuchadas, y si seguía así, iba a morir de inanición. Así que, con todo el dolor en mi alma, tenía que ceder, al menos hasta