Veinte minutos después llegamos a Industrias Black y Celina estaba esperando en la entrada, caminó de un lado a otro y puedo ver que está preocupada. No dejé que Baxter me abriera la puerta y bajé.
—Joe...—dice Celina.
— ¿Qué ha pasado?
—Tenemos graves problemas. «Graves» se queda corto.
—No me asustes. ¿Qué ha pasado?
—Subamos a tu oficina y te pongo al tanto.
Subimos al piso de presidencia y cuando íbamos a pasar por el escritorio de mi asistente personal, me detuve.
—Luisa, no me pases llamadas a menos que sea urgente de mi familia y no estoy para nadie más. Celina camina...
Le hice señas de que camine por el pasillo que nos lleva a mi oficina.
Entramos y me quité el saco de mi traje y desabotoné la camisa de mis muñecas y me remangué hasta los codos.
—El trato con Sudáfrica nos lo han cancelado y… —la interrumpí cuando solté un golpe con mi mano en la superficie del escritorio de cristal.
— ¡No! ¡Ese trato me llevó meses conseguirlo! ¿Cómo pudo pasar?
—Espera, no solamente de Sudáfrica, Reino Unido y Australia...—me separé del escritorio maldiciendo. ¿Qué está pasando?
—... No puede ser. —murmuré.
—Y lo de Canadá...—me vuelvo hacia ella casi palideciendo—... Esta en veremos. Michael está en su oficina averiguando el motivo de la cancelación de todos estos tratos. Está peor que tú...
Cuando rodeé el escritorio para ir a su oficina, Michael entró como tornado a mi oficina.
— ¡Qué bueno que estás aquí! ¿Lo pusiste al tanto? —dijo mirando a Celina.
Celina afirmó y comenzó a caminar por la sala que estaba dentro de la oficina mientras intentaba no morderse las uñas.
— ¿Cómo puede pasar esto? ¡El trato de Sudáfrica sabes lo que me ha costado!
— ¡Meses! —decimos al mismo tiempo en tono furioso. Puso sus manos en su cintura y negó preocupado.
—Sigo investigando... pero todo arroja que es una empresa extranjera.
Maldije entre dientes. Sonó el móvil de Michael y me mostró la pantalla en el aire, puedo ver que es Benji—Michael Black. ¿Qué pasa Benji? —dice a nuestro hacker informático.
Por la ansiedad, le arrebaté el móvil.
—Soy yo, dime.
Mi frente se arrugó y escuché atentamente.
—Mis fuentes dicen que las empresas que han cancelado se han pasado a Industrias Turner.
— ¿Industrias Turner...? ¿Y esa empresa...? —detuve mis palabras para seguir escuchando.
—La empresa es el próximo líder global en tecnologías de la comunicación, economía sostenible y soluciones para de la próxima generación en Europa y ha emergido en estos últimos seis.
— ¿Qué pasa? —preguntó ansioso Michael por escuchar. Y le detuve con una mano en el aire para que espere.
—...es la empresa que su padre borró del mapa hace años. Parece ser que ha salido de las cenizas hace los seis meses y se ha dado a conocer en todo Europa, Oriente como espuma y esta vez intenta hacer lo mismo con Industrias Black. Seguiré investigando más a fondo señor Black.
—Gracias Benji.
Colgué la llamada y le entregué el móvil a Michael.
Michael comenzó murmurar algo, pero no presté atención. La sangre me hirvió de la ira.
— ¿Joe? —Michael esperó que dijera algo y puede ver la ira en mis ojos grises.
— ¿Recuerdas la empresa que destruyó nuestro abuelo en su juventud? ¿La misma que le arrebató todos los contratos, la llevó a la quiebra, la compró por una miseria y la destajó parte por parte y la vendió al mejor postor, y de ahí se hizo más poderosa nuestra empresa familiar? —caminé por la oficina hasta quedar de espalda a la pared, me recargué pasándome ambas manos por mi rostro.
Asintió en espera de que venga algo más y responda la pregunta que se está formulando mentalmente.
—Sí. Sé cuál...
Solté un puño en la pared furioso.
—Joe calma...
— ¡No me pidas que me calme cuando el hijo de.! Nos está regresando la jugada! ¡Esa empresa se lo merecía por lo que le hizo a nuestro abuelo!
Michael sé queda callado. Atónito.
— ¿Estás seguro qué es la misma empresa? —apenas pudo contenerse.
—Sí...
— ¿Y sabes quién está al mando de la empresa?
Negué furioso.
—Esperaré más información...
«Solo necesito el nombre... El nombre para borrarlo del mapa»
—Hay que armar un plan...—soltó de repente Celina. Me había olvidado de su presencia.
—Enlista todos los contratos que tenemos, aquellos los que son prospecto y envíala a mi correo. Voy a estudiar y averiguar su siguiente paso...—dije intentando controlarme.
Michael salió de la oficina para hacer llamadas y convencer de que se queden con nosotros. Celina se encargó de hacer lo que le dije.
La cabeza me comenzó a doler como nunca ha dolido. Maldije de nuevo entre dientes.
—Nunca en mi mando ha pasado tal cosa. Nunca... Y así seguirá siendo o me dejo de llamar…
Joe Black.
Había salido de la oficina pasada de las once de la noche, el dolor de cabeza se había calmado cuando Benji me pasó más información, pero esta lamentablemente no me servía, solo le pedí el nombre de la persona detrás de todo esto, pero mañana me seguiría preocupando y armaría un plan, hoy no podemos hacer nada. Necesitaba sacar todo este estrés y tensión. Así que era viernes por la noche. Necesitaba adrenalina. Me detuve en el lugar donde estuve hace un mes. Lamí mis labios al recordar esa noche que la miré bailando de manera sensual. Solté un suspiro irritado. Ya era hora de que dejara mis alucinaciones. —Necesitas distraerte de toda lo que ha pasado hoy, Black. Caminé hasta la puerta VIP y entré. Aflojé mi corbata y el corazón por alguna manera extraña comenzó a latir a toda prisa. Será la ansiedad por querer estar con una mujer. El sitio era solo para personas de dinero, lo mejor de lo mejor de la ciudad. Y eso siempre me relajaba. No eran cualquiera...
Apareció una sonrisa triunfante en sus labios al ver que me ha dejado sin palabras… ¡Reacciona, Black! —Pero… —balbuceé perplejo aún a sus palabras. Se puso de puntillas y dejó un beso casto contra mis labios y antes de separarse por completo, su mirada se clavó en mis ojos. —Un poco de humildad te vendría bien, Black. Mi mirada la siguió hasta que entró al auto, arrancó y se metió en el tráfico de la noche. Y yo como un idiota embelesado de pie en la acera. Mi pulgar se fue a mi labio inferior y lo acarició, cerré los ojos. Los abrí de golpe con el corazón agitado. — ¿Black? Sin duda ella sabía quién era y yo estaba en desventaja. Pero sus placas me darían la información que necesitaba. ¿Quería jugar? Jugaremos… Pero en mi cama y gritando mi nombre. ****Toulouse empezaba a sonar. “No Running From Me” (No corras de mí). Di una última mirada a mi reloj de marca. Las 2:45 pm. Estaba afuera de un edificio de ladr
El sonido del elevador nos cortó. Nos separamos y somos puro jadeo. Nuestras miradas conectan por segundos. En sus labios aparece una sonrisa y sus dedos se van a la blusa de seda. Desabotona los dos primeros botones lentamente. —Esto es una tortura y pienso cobrármelo—susurré para mí mismo, pero sé que me ha escuchado cuando su sonrisa se ensanchó aún más. Sus labios se han hinchado, y pude sentir mi miembro palpitar cada segundo que me torturó con la escena. —Solamente... Diré...—tomó aire— que «No todo lo que miras, es lo que es.» Tragué saliva. Mi garganta se ha secado completamente cuándo en mi pecho siento una punzada al escuchar esa frase. —No entiendo...—fingí no saber a qué se refería, mi mirada está en sus pezones que resaltan bajo su sostén de encaje negro. Vuelvo a tragar saliva... Se sacó la blusa de la falda y se bajó de sus zapatillas de aguja y puedo ver qué apenas llegó su cabeza a mis hombros. Salió del elevador y mi mirada está en ella,
M*****a sea. ¿Desde cuándo se ha vuelto más lista que yo? Busco rápidamente mis zapatos, y como sea me abrocho mi camisa. Las puertas del elevador se abren y entro a toda prisa. Debí activar el bloqueo del elevador, pero ¿Cómo iba a saber que iba a salir así? Además, ¡Es Ashley! ¡Mi Ashley! ¿Qué se ha hecho que no la he reconocido? ¿Se ha pintado el cabello de castaño? ¡Está más delgada! Por eso Black, serás gilipollas. Ella no sería una mujer por siempre…gordita. Arrugo mi entrecejo mientras el elevador llega hasta el subterráneo. ¿Qué hace en New York? ¡Quiero respuestas, m*****a sea! ¡Por eso esa atracción! ¡Porqué siempre me había atraído! Siempre ha estado esa electricidad entre los dos... Las puertas se abren. Salgo disparado a mi auto y cuando llego a la plaza... — ¡No! ¡No! ¡Alineeeeee! ¡Nomás que...! ¡Agggrrrrrr! —grito a todo pulmón al ver que ha pinchado las cuatro malditas llantas. Pateo la llanta cargado de ira. Me lastimo el pie, pero el dolor no me impo
Ashley cerró los ojos con fuerza al escuchar esa frase. Esa noche cuándo casi lo hacían en el sofá dos años atrás, se había marchado dejando esa frase en el aire. Intentó descifrarlo, pero Ashley se había alejado de él después de esa última noche antes de salir de vacaciones de navidad. Ella había regresado comprometida y después ella lo había evitado. — ¿Entonces qué es, Joe? — ¡No me hagas ir a golpear a ese hijo de puta! —dijo entre dientes. Ashley tragó saliva. Sabía cómo era Joe y su actitud protectora después de dos años sin hablarse la confundía. —Tú no vas a golpear a nadie. — ¡Dime, m*****a sea! ¿Ese hijo de puta te tocó? —se volvió a su espalda para golpear la puerta del cubículo. Ashley se encogió de hombros por su arrebato. — ¡No! ¿Qué vas a ganar con ello? ¿Qué te expulsen antes de graduarte? No. No será por mi culpa. Yo lo voy a solucionar a mi manera. — ¿Cómo? ¿Cuándo termine por matarte? ¿O cuándo te deje tirada por la carretera sin vid
El auto estaba estacionado frente al edificio. Podía ver a la gente entrar y salir de él, estaba debatiéndome entre ir y pedirle respuestas a mis jodidas preguntas que no han hecho más que hacerme trasnochar. Quiero saber por qué ha aparecido de la nada. Muerdo mi pulgar y después mis dientes juegan con la uña. Tomo aire y luego lo suelto. Mi sangre se congela al ver al mismo hombre de la noche anterior salir del edificio y este le abre la puerta caballerosamente para que Ashley saliera. Maldito hijo de… Me inclino hacia atrás para que no me mire. Se quedan de frente al edificio y están hablando de algo. Ella agita sus manos en el aire, y… recuerdo ese gesto. Está cabreada. Él intenta hablar, pero ella no lo deja. Aprieto el puño en señal de victoria. —No te dejes de nadie, Ashley. Ella sigue hablando de algo, y después su mirada se pierde en la calle. Los autos pasan y maldición, su mirada se posa en el auto. Arruga su entrecejo. Regresa
— ¿Y tenemos el nombre de la persona dueña de esta empresa? —pregunté mientras miraba la carpeta con la información que había llevado Connor con ayuda de Benji. —Está a nombre de Clyde Turner. Vive en la ciudad desde hace diez meses. No tenemos la información de su estado civil, estudios, o cuentas. Solo que es el dueño de la empresa que se ha llevado los contratos que tenía Industrias Black. — ¿Vida familiar? ¿O familia lejana? Puede ser un presta-nombres—dijo Michael mientras yo jugaba con el tapón de mi pluma en mis labios. —Lo más extraño es que por más que queremos investigar más allá, no se puede. No hay nada. Solo lo básico. —suelta Benji. Un puño cayó en la mesa llamando la atención del resto de la junta. Jacob Black, nuestro padre, se puso de pie y comenzó a caminar por la oficina. —Quiero que investiguen de donde viene ese tal Turner. Debe de estar relacionado con alguien que nos conoce muy bien. Alguien que ha seguido los pasos no de ahorita, si
Llevaba de pie frente al edificio desde hace tres horas. Seguía repasando una y otra vez lo que diría. Lo que preguntaría con cautela sin alertarla. Si cruzaba con Clyde, le destrozaría la cara. Se estaba metiendo en el negocio de la familia, de mi familia. Pero lo más increíble de creer es que Ashley, o Aline estuviese al tanto de ese plan y participe. Podría ser que ella intentara seducirme para sacarme información de Industrias Black. Recordé por breves instantes: El antro, pareciera que quisiera que me diera cuenta de su presencia en medio de la multitud. Después de un mes, apareció de nuevo. Cuando he ido a la editorial, no se había sorprendido de mi presencia. Cuando me dejó en el departamento desnudo en mi cama mientras ella huía de mí, otra imagen de ella sonriendo satisfecha al verme de pie frente a este edificio. El beso del hombre, después… El niño en brazos. Ella sabía que llegaría. Ella estaba vigilando mis pasos. La lluvia se hizo presente. Miré mi reloj y deduje qu