Joe Baxter me detiene cuando miro que el padre de Aline la abofetea, he gritado cuando abrí la puerta para ir a defenderla y mandar a la m****a el plan, pero tengo que pensar con la cabeza fría, ocultar mis sentimientos o él se dará cuenta de esta farsa, la vuelve abofetear mientras el de seguridad la sostiene por la cintura, puedo mirar como sus piernas flaquean, la ira hace el doble de ebullición en mi sangre, quiero destrozarlo con mis propias manos. Los dientes me tiemblan. ―No podemos a estas alturas arruinarlo, ella es fuerte, ha sobrevivido, pronto todo esto terminará…―dice Baxter a mis espaldas soltando su agarre de mi brazo. ―Si es que no la mata antes―digo entre dientes cargado de ira, el solo pensar que pueda pasar eso, un dolor se instala en mi pecho. ― ¿Los contratos son los que quedamos que se entregarían? ―Sí, señor Black―está a punto de decir algo más, pero el móvil suena, contesta, al terminar cuelga y me observa―Su familia está en el lugar a salvo.
Ashley Williams (Aline) —Mira como tu bastardo se queda sin padre—susurra mi padre a mi oído, me remuevo como loca, lloro de la desesperación al ver como baja su mano de mi sien en dirección a Joe quien abre sus brazos decidido a recibirlo. ¡¡¿Está loco?!! ¡¡¡Joe muévete!!! ¡¡Por favor!! Levanta su mirada al cielo cuando la lluvia se intensifica y cierra sus ojos, no se va a defender, simplemente ahí está, con los brazos abiertos, baja su mirada y me mira antes de cerrar sus ojos de nuevo, el disparo me hace encogerme y cerrar los ojos del miedo, después de ese otro, después otro, mi padre me suelta y no dudo en tirarme al suelo y cubrir mis manos atadas sobre mi cabeza. Grito de terror, grito del miedo de perder a Joe, cuando cesan los disparos, desde mi misma posición abro los ojos y busco desesperada a Joe, y lo encuentro, está a unos cuantos metros de las escaleras, la lluvia cae sobre él, el dolor se instala en el centro de mi estómago y pecho, grito, pero no me puedo
Joe y Aline llegaban a la casa de los padres de él, la pesadilla había terminado. Aline se sentía mal por el camino que su padre había tomado, ¿Usarla a ella de carnada? ¿Arrebatarle a su propio nieto? Por más que intentaba odiarlo solo encontraba lástima y nostalgia, siempre había sido duro con ella después de que su madre, Elois Williams había desaparecido, y lo único que sabía es que había muerto en un accidente. Muchas veces recordaba a su propia madre, en la forma cuando ladeaba su rostro y sonreía antes de darle un beso de buenas noches y después arroparla para que durmiera, los cuentos de fantasía, las promesas de que un día todo sería diferente. ¿A qué se refería? ¿Acaso sucedía algo a espaldas de ella? Suspiró. — ¿Estás bien? —preguntó Joe al ver a Aline sumergida en silencio mientras caminaban hasta la entrada de la mansión, ella levanta su mirada y afirma en silencio, contemplando sus hermosos ojos grises, prometiendo a sí misma, ser feliz, con su hijo al lado de
Tres años después… La música suena alta, la voz de Sia con Chandelier inunda mis oídos, cruzo mi pierna y doy un sorbo a mi vaso de cristal con el mejor whisky. Miro desde el privado a la gente bailando sensualmente la pieza, ladeo el rostro y mi pie empieza a moverse por la ansiedad. — ¡Bro! —grita Michael y me vuelvo hacia él. La nueva conquista fue conquistada hasta llegar al altar. Una rubia llamada Lennia, la rubia amiga de Ashley, ella me saluda agitando su mano. Le respondo intentando verme igual que ella, pero no puedo. Mis ojos empiezan a buscar mi caza. — ¿No vas a ir a la pista? —grita Michael llamando mi atención. Niego, doy otro sorbo a mi vaso. — ¡Anda, vamos cuñado! ¡Puede que encuentres algo que pescar en medio de la pista en un conjunto de piel en dos piezas con largas piernas! —miro bruscamente a la pista después de escuchar a mi nueva cuñada. Y la encuentro. Una mujer sexy bailando sensualmente en medio de la pista, dejo ansioso mi
New York, Estados Unidos. D I E Z A Ñ O S D E S P U É S… ASHLEY BLACK. —Aquí dice que el traje es para niñas de doce años, Ashley. Debe de quedarle…—Joe me mira preocupado al ver el traje de baño que cuelga de su mano, lo mueve de un lado a otro buscando imaginarse a Lily dentro de él. —Tú eliges, ¿Recuerdas? —arruga su entrecejo preocupado, luego concentrado. Lily nuestra pequeña hija, mañana cumpliría once años, había pedido un traje de baño para su fiesta, pero en esta ocasión se lo ha pedido a “Papi” y no a “Mami” Joe había sonreído feliz, había dicho que no necesitaría mi ayuda, y al final, estamos en una tienda de niñas, escogiendo el mejor traje de baño. — ¿Puedo ir a la biblioteca? —Joshua habla detrás de mí, me vuelvo hacia él y tengo que levantar un poco la mirada, había heredado la altura de Joe, es un joven demasiado atractivo y a su edad, solo le interesaba leer cuánto libro apareciere frente a él, un lector empedernido. Entrecierro los ojos al ver
Día siguiente:Fiesta de Lily Elizabeth Black. —Aquí tienes lo que has pedido de cumpleaños, hija—Joe le extiende la bolsa de regalo, Lily emocionada la toma y busca en el interior. Joe me lanza una mirada emocionado, cuándo miramos a Lily, vemos un gesto nuevo. — ¿Me has comprado un bañador de dos piezas…? —Lily levanta su mirada hacia Joe, quién se cruza de brazos preocupado. —Sí, es lo que…—Lily saca el bañador de dos piezas con colores chillantes, un gorro de nadadora haciendo juego. Lanzo una mirada a Joe, podría decir que empezó a sudar, y es algo cómico de ver. —Papi…—Joe toma aire y lo suelta lentamente. Bueno, sus amigas tienen de dos piezas, es un paso grande el que Joe eligiera dos piezas cuando se había quejado rotundamente a evitar que ella lo luciera ahora que está creciendo más. —La cuestión es…—Pero Lily lo abraza emocionada y feliz. — ¡Me encanta papi! ¡Me encanta! —Joe es feliz. Yo sonrío como tonta al ver que Joe ha dado una con su
Las luces de neón iluminaban el lugar, sonó de fondo una canción de un DJ famoso, agité mi vaso con el líquido ámbar en su interior. Desde donde me encontraba sentado tenía la vista perfecta del sitio. — ¡Hermano! —la voz de Michael apenas podía escucharlo. Giré mi rostro hacia él y observé a la rubia pegada a su cadera. No se podía ver bien su rostro debido a la luz baja del sitio. No esperó a qué dijera algo para lo que estaba deduciendo a simple vista. Michael se perdería hasta el amanecer. Levanté una mano para despedirlo antes de irritarme más de lo que ya estaba, no tenía ni quince minutos que habíamos llegado al reservado VIP. Señal que esta noche «cazaría» solo. Di un sorbo a mi vaso y cerré mis ojos al sentir el ardor que me provocaba al deslizarse por mi garganta. Al abrirlos dirigí mi mirada a la pista y pudo alcanzar a ver algo. Algo fuera de mi rutina. Algo que me hizo detenerme para mirar por más de cinco segundos. «Esto podría ponerse int
Viernes y la noche era joven, llevé a otra mujer a mi departamento para poder «jugar» un rato y así sacar mi frustración por aquella mujer castaña, me había molestado no volverla a ver, quería saborear esos labios color carmín, saber más de ella, aunque me mostraba un aire muy familiar, la intriga había ganado por segunda vez. Me miré en el reflejo de mi espejo del baño, mi cabello alborotado, mis mejillas sonrojadas por lo que acaba de terminar de hacer con mi invitada, finalmente la había sacado de mi departamento sin esperar a que me pidiera mi número o que ella me entregara el suyo, no estaba interesado en nadie desde años atrás cuando me rompieron el corazón en añicos, mi forma de ver a las mujeres había cambiado, no podía confiar en ellas y mucho menos a las que solo me buscaban por conveniencia o fingían que estaban enamoradas de mí a pesar de no darles más que una sola noche, a ellas, las olía desde kilómetros atrás. Había estudiado cada gesto, cada reacción de ellas, cu