M*****a sea. ¿Desde cuándo se ha vuelto más lista que yo? Busco rápidamente mis zapatos, y como sea me abrocho mi camisa. Las puertas del elevador se abren y entro a toda prisa. Debí activar el bloqueo del elevador, pero ¿Cómo iba a saber que iba a salir así? Además, ¡Es Ashley! ¡Mi Ashley! ¿Qué se ha hecho que no la he reconocido? ¿Se ha pintado el cabello de castaño? ¡Está más delgada! Por eso Black, serás gilipollas. Ella no sería una mujer por siempre…gordita. Arrugo mi entrecejo mientras el elevador llega hasta el subterráneo. ¿Qué hace en New York? ¡Quiero respuestas, m*****a sea! ¡Por eso esa atracción! ¡Porqué siempre me había atraído! Siempre ha estado esa electricidad entre los dos...
Las puertas se abren. Salgo disparado a mi auto y cuando llego a la plaza...
— ¡No! ¡No! ¡Alineeeeee! ¡Nomás que...! ¡Agggrrrrrr! —grito a todo pulmón al ver que ha pinchado las cuatro malditas llantas.
Pateo la llanta cargado de ira. Me lastimo el pie, pero el dolor no me importa. Ella me ha dejado botado en una cama con tremenda erección. ¿Por qué lo ha hecho? ¿Por qué no me ha dicho que es ella? ¿Por qué sigo haciéndome preguntas cuando no tengo las malditas respuestas? ¿Qué es lo que ganaba venir hasta acá y pincharme las llantas? Caigo sentado a un lado de la puerta de mi auto. Me tomo el rostro con ambas manos y al minuto se escucha las puertas abrirse. Me levanto cojeando de mi pie y veo el auto de mi seguridad llegar. Baxter mi jefe de seguridad y uno de mis guardaespaldas, Bennie, bajan a toda prisa alertados.
— ¿Se encuentra bien señor Black? —están a punto de desenfundar sus armas al verme, les hago un gesto brusco señalando las puñeteras llantas pinchadas.
Estoy que ardo de la ira, no son por las llantas, si no por evitar que la alcanzara.
—Viene los de servicio a reponerle las llantas. —suelta Bennie al colgar su móvil.
— ¡Quiero todos los putos detalles de Ashley Williams! ¡Por eso no encontraron mucho de Aline Farrow! La hija de...—Tomo aire para calmarme, pero es imposible, y lo siguiente sale cargado aún de ira— ¡Se ha cambiado el nombre y apellido! ¡Llama a Charles y que investiguen TODO! ¡No quiero ningún detalle fuera de mis manos!
—Sí, señor Black.
—Dame las llaves. —Baxter parece confundido— ¡Que me des las llaves del puto auto, joder! — ¡Qué esta me las cobro!
Sin dudar más me entrega las llaves. Al cabo mi departamento oficial está cruzando la calle. Me subo al auto y arranco en reversa.
Manejo rápido entre el tráfico y pongo la dirección que me dieron en el reporte. Está a diez minutos de mi ubicación. Aprieto el agarre del volante con tremenda fuerza que hasta los nudillos se ponen blancos.
Recuerdo perfectamente a esa Ashley. La típica nerd de clases, piel pálida, unos hermosos hoyuelos. Y eso me hace sonreír. Era una hermosa rubia, ojos azules, su voz era melodiosa, cálida, confortable. Era como si te relajara y te llevara a otro lugar. Llegué a un semáforo en rojo y me recargué en el respaldo del asiento. Los pensamientos a aquellos tiempos antes de ser un gilipollas hijo de puta como el que soy ahora, me lanzaron como un torpedo furioso. La había observado en silencio durante clases, sentía una atracción, la había convencido de salir conmigo para descubrir que era solo una follada, pero no. El ver como otros hombres la miraban me provocaba hervir de ira, no quería que nadie la mirase más que yo, esa misma noche cuando estuvimos a punto de hacerlo en el sofá y de casi haberme corrido sin llegar a quitarnos la ropa, me hizo descubrir que era algo más, los besos robados me comenzaron hacer que la deseara muchísimo más para mi sorpresa, hasta que ese regreso de vacaciones navideñas llegó comprometida, puso distancia entre los dos, hasta una semana antes de graduarnos, el día que golpeé al tipo hasta casi desfigurarle la cara al descubrir que la había maltratado. Dos años sin hablarnos, sin dirigirnos miradas, había sacado algo en mí que se aferraba a protegerla. Luego esa noche las cosas aumentaron de calor, hasta que descubrí que era virgen. Y cuando por fin decidí dejar al gilipolla que era, de centrarme y luchar por ella, desapareció. Dos meses sin saber de ella... todo cambió. Me encerré en mi mundo y me juré no volver a dejar que nadie pudiese siquiera acercarse como ella lo había hecho...y cuando volvió aparecer... se desató un infierno. Había vengado una parte de su ausencia para luego dejarla marchar sin pedirle más explicaciones.
El ruido del claxon me sacó de mis pensamientos. Arranqué un poco más calmado, pero la ira aún seguía.
Di la vuelta y encontré el edificio de veinte plantas. Todo de cristal. Era elegante. Ahora me preguntaba ¿Qué había hecho de su vida? ¿Por qué hasta ahora nos habíamos cruzado? ¿Por qué no años antes? ¿Y cómo se atrevió a.…? La vergüenza me embargó por segundos. Mi amigo había estado dentro de su boca, la forma en la que dijo que llamara a las putas para que terminaran la "mamada" se hizo irritante escucharla hablar así. Algo en mi me enfureció. ¿Acaso no es lo que ibas hacer, Black? Otro sentimiento de vergüenza. Golpeo de nuevo el volante.
—Maldición.
¿Cómo voy a subir a su departamento a exigir respuestas? A lo mejor me lo merezco. A la mejor fue una jugada para cobrarse lo de hace años. ¿Pero...? Esa vena curiosa, Black. Calma. Calma...
Hago un mohín de irritación. Tengo que encontrar esas respuestas a mis preguntas y así poder avanzar. No quiero volverme un acosador. O un obsesivo con ella ahora que soy poderoso y sexualmente...dejemos en poderoso e intimidante. Lo sexualmente creo que ella debe de saberlo de sobra.
Casi una hora después, su auto se estaciona en la acera del edificio. Sonrió malévolamente. Esta de mi lado la suerte y eso me inyecta un poco de adrenalina. Bajo del auto y estoy a punto de cruzar. Giro a un lado para ver si viene un auto, pero no viene. Así que cuando estoy a punto de cruzar, me quedo congelado ante tal escena:
Un hombre le ha abierto la puerta del auto, le besa los labios y le sonríe animadamente. Cuando abre la puerta trasera, sacan en brazos a un pequeño niño. El hombre se gira para entrar y es cuando Aline se da cuenta de mi presencia.
— ¿Qué demonios...? —no termino la frase.
Estoy desconcertado. ¿Es casada? ¿Tiene un hijo? ¿Tiene un hombre quien le calienta la cama todas las noches? Eso me enfurece de alguna manera. Odio esa escena y el odio que tenía en contra de ella en algún rincón dentro de mi pecho, sale a la superficie. Odio por hacerme creer...no. No. Black.
Ella no dice nada, escucha que la llaman y se gira para alcanzar al hombre que carga al niño que parece estar dormido en sus brazos. Él le pasa el brazo por sus hombros y deja un beso en su coronilla cuando se detienen a esperar el ascensor. Ella mira hacia mí dirección a través del gran ventanal del lobby.
Apenas puedo tragar saliva. Las puertas se abren y ella se detiene antes de entrar. Su rostro no muestra nada. Pero un segundo después es cuando sonríe antes de desaparecer... y es cuando entiendo algo o es lo que creo entender...
Es su venganza:
Enseñarme lo que un día pudimos tener.
(Flashback son recuerdos del pasado)
Faltaban dos semanas para finalizar el último semestre de la universidad. Joe había decido ir a New York a pasar unos días antes de devanarse los sesos en la empresa familiar. Ya de regreso en la facultad solo esperando el día para graduarse e ir de regreso a manejar la empresa de su familia, se daba el festín, estaba en uno de los cubículos del servicio de las mujeres, tenía a una rubia contra la puerta, podía ver como sus voluptuosos pechos se restregaban contra el suyo en cada embestida impecable que daba dentro de ella. La rubia mordía la palma de su mano para evitar gritar, Joe la había desafiado y ella había aceptado. El ruido de la puerta abrirse hizo inyectar más adrenalina a su cuerpo y se detuvieron unos breves segundos antes de volverla contra la pared, y seguir embistiendo.
—Deberías de contarle unas cuantas verdades, Ashley. —era la voz chillona de Lennia. Era inevitable no reconocerla en toda la facultad.
«¿Ashley?»
El nombre de «Ashley» se quedó en algún rincón de su mente. Él sabía que Lennia era la mejor amiga de Ashley, su Ashley. Las imágenes de ella lo hicieron detenerse poco a poco.
«Supongo que un tipo la está molestando» Y eso le irritó.
—Podría decirle, solo que ya estamos a dos semanas de graduarnos y no quiero tener problemas, Lennia.
—Como quieras. No me meteré en esa relación tóxica. No entiendo por qué sigues con él. ¿Cómo podrás ocultar esos golpes?
Esas últimas palabras le hicieron salir de su momento carnal con la secretaría de la directora. Le hizo señas que se arreglara y saliera sin decir nada. La erección había disminuido y lo había reemplazado la furia.
«¿Golpes?»
Ashley Williams era para él alguien especial. Habían sido compañeros de clase hace dos años, él sentía cierta atracción por ella y ella por él, pero las cosas no se dieron. Intrigas por las personas que los rodeaban los hizo alejarse, tomando un camino muy diferente. Estaban a dos semanas de graduarse y a pesar de la distancia que Joe había marcado desde esa noche, podía seguir escuchando de ella por otras personas.
Joe tenía ambas palmas sobre la puerta, apretaba su mandíbula y la respiración era inestable.
—Los cubriré con un poco de maquillaje—soltó Lennia una maldición entre dientes al ver que su mejor amiga no entraba en cabeza.
—Ashley…
—Lennia, por favor.
—No dejes que vuelva hacer eso, eres una…
No pudo más, Joe empujó la puerta donde estaba oculto y con ambas manos hizo que la puerta golpeara con el otro cubículo. Ambas mujeres brincaron en su lugar y Joe pudo notar en segundos como Ashley palidecía.
—… Una tonta. ¡Eso es lo que eres, Ashley! —Joe terminó la frase que había interrumpido de Lennia. El pecho de Joe subía y bajaba. Estaba terminando de decepcionarse de ella, decepcionado de dejar que otra persona marcara su cuerpo.
—Joe…—susurró Ashley. Joe posó sus brazos en jarras, sin dejar de mirar a Ashley.
—Lennia, cubre la puerta—Lennia arqueó una ceja irónica. Joe lentamente e intimidante giró su rostro hacia ella.
Lennia levantó ambas manos en rendición. Miró a Ashley en espera de alguna señal, y esta movió en afirmación con su barbilla. Salió Lennia y susurró algo de que no se quería perder el drama.
Joe giró su rostro hacia Ashley que estaba cubriendo con sus manos el cuello, intentando ocultar los golpes.
— ¿Interrumpimos tu follada? —Soltó sarcástica evitando su mirada. Joe abrió sus ojos de la sorpresa a su pregunta. Él se repitió que él no era el tema. Si no, ella.
— ¡¿Quién mierdas te ha provocado esos putos golpes?!—espetó furioso, intentando contenerse.
Ashley suspiró.
—No es de tu incumbencia, Black.
—¡¡Es de mi PUTA incumbencia!!—Ashley levantó la mirada furiosa.
Y levantó su dedo índice hacia él.
— ¡Tú eres el menos indicado para exigirme una respuesta! ¿Acaso es que el señor ha perdido la memoria?
Joe se quedó callado. Maldijo entre dientes.
— ¿El jugador de hockey? —Ashley soltó una risa irónica.
—Es increíble. —Arrugó su entrecejo— ¿Me has estado vigilando?
—No todo lo que miras es lo que es, Ashley.
Ashley cerró los ojos con fuerza al escuchar esa frase. Esa noche cuándo casi lo hacían en el sofá dos años atrás, se había marchado dejando esa frase en el aire. Intentó descifrarlo, pero Ashley se había alejado de él después de esa última noche antes de salir de vacaciones de navidad. Ella había regresado comprometida y después ella lo había evitado. — ¿Entonces qué es, Joe? — ¡No me hagas ir a golpear a ese hijo de puta! —dijo entre dientes. Ashley tragó saliva. Sabía cómo era Joe y su actitud protectora después de dos años sin hablarse la confundía. —Tú no vas a golpear a nadie. — ¡Dime, m*****a sea! ¿Ese hijo de puta te tocó? —se volvió a su espalda para golpear la puerta del cubículo. Ashley se encogió de hombros por su arrebato. — ¡No! ¿Qué vas a ganar con ello? ¿Qué te expulsen antes de graduarte? No. No será por mi culpa. Yo lo voy a solucionar a mi manera. — ¿Cómo? ¿Cuándo termine por matarte? ¿O cuándo te deje tirada por la carretera sin vid
El auto estaba estacionado frente al edificio. Podía ver a la gente entrar y salir de él, estaba debatiéndome entre ir y pedirle respuestas a mis jodidas preguntas que no han hecho más que hacerme trasnochar. Quiero saber por qué ha aparecido de la nada. Muerdo mi pulgar y después mis dientes juegan con la uña. Tomo aire y luego lo suelto. Mi sangre se congela al ver al mismo hombre de la noche anterior salir del edificio y este le abre la puerta caballerosamente para que Ashley saliera. Maldito hijo de… Me inclino hacia atrás para que no me mire. Se quedan de frente al edificio y están hablando de algo. Ella agita sus manos en el aire, y… recuerdo ese gesto. Está cabreada. Él intenta hablar, pero ella no lo deja. Aprieto el puño en señal de victoria. —No te dejes de nadie, Ashley. Ella sigue hablando de algo, y después su mirada se pierde en la calle. Los autos pasan y maldición, su mirada se posa en el auto. Arruga su entrecejo. Regresa
— ¿Y tenemos el nombre de la persona dueña de esta empresa? —pregunté mientras miraba la carpeta con la información que había llevado Connor con ayuda de Benji. —Está a nombre de Clyde Turner. Vive en la ciudad desde hace diez meses. No tenemos la información de su estado civil, estudios, o cuentas. Solo que es el dueño de la empresa que se ha llevado los contratos que tenía Industrias Black. — ¿Vida familiar? ¿O familia lejana? Puede ser un presta-nombres—dijo Michael mientras yo jugaba con el tapón de mi pluma en mis labios. —Lo más extraño es que por más que queremos investigar más allá, no se puede. No hay nada. Solo lo básico. —suelta Benji. Un puño cayó en la mesa llamando la atención del resto de la junta. Jacob Black, nuestro padre, se puso de pie y comenzó a caminar por la oficina. —Quiero que investiguen de donde viene ese tal Turner. Debe de estar relacionado con alguien que nos conoce muy bien. Alguien que ha seguido los pasos no de ahorita, si
Llevaba de pie frente al edificio desde hace tres horas. Seguía repasando una y otra vez lo que diría. Lo que preguntaría con cautela sin alertarla. Si cruzaba con Clyde, le destrozaría la cara. Se estaba metiendo en el negocio de la familia, de mi familia. Pero lo más increíble de creer es que Ashley, o Aline estuviese al tanto de ese plan y participe. Podría ser que ella intentara seducirme para sacarme información de Industrias Black. Recordé por breves instantes: El antro, pareciera que quisiera que me diera cuenta de su presencia en medio de la multitud. Después de un mes, apareció de nuevo. Cuando he ido a la editorial, no se había sorprendido de mi presencia. Cuando me dejó en el departamento desnudo en mi cama mientras ella huía de mí, otra imagen de ella sonriendo satisfecha al verme de pie frente a este edificio. El beso del hombre, después… El niño en brazos. Ella sabía que llegaría. Ella estaba vigilando mis pasos. La lluvia se hizo presente. Miré mi reloj y deduje qu
FLASHBACK● — ¿No has notado como te mira en clase? —Otto Jr. susurraba cerca de Joe mientras este miraba en la dirección de la rubia de ojos azules. —No, y no me interesa las nerds. Tíratela tú si quieres. — ¿Y quieres que mi hermana me corte los huevos y me los meta hasta la garganta? —Joe levantó la mirada hacia su mejor amigo, Otto. — ¿Acaso…? ¿Tienes…? —Joe no pudo evitar sonreír al gesto de Otto y al golpe que este le propinaba en la espalda. —… Pero quieres que a mí me los corte y me los haga comer, ¿No? —Silencio. —ordenó el maestro de la clase de administración. —Sé que le gustas y he notado que la miras—susurró su amigo. Joe y Otto bajaron la mirada a sus libros. Joe intentaba alejar los pensamientos sobre la rubia de ojos azules. La había visto la primera semana de clases cuando recién entraron a la facultad, sus ojos lo habían desnudado, y simplemente podría decirse que se hizo inmune a ella. Había investigado discretamente quien er
Ashley Williams (Aline) ACTUALIDAD● Mi mejilla se giró del golpe provocando que me tambaleara de mi lugar. Mi mano cubrió mi mejilla, con la otra me retiré el cabello que cubrió mi rostro, apreté mis dientes con toda mi fuerza, la ira había despertado a la fiera que estaba dormida en mi interior, hacía años que Clyde no me había tocado, solo en una ocasión, pero juró que no lo volvería hacer. Pero hoy ha roto esa promesa. Me giré para encararlo, pude ver a Clyde rojo de la ira. —Vaya, ahora tenemos muy cerca de Joe Black, ¿Acaso…? —Intenté concentrarme en lo que tenía que decir, había sido demasiado cuidadosa en esquivar a la gente de Clyde, pero el bajar del auto y acercarme a Joe espontáneamente y sin planearlo mientras este se empapaba con la lluvia, me hizo salirme del camino que había trazado. —No. Solo esa palabra salió de mis labios, no pude decir más. Me repuse y elegantemente lo esquivé encaminándome al mueble de los licores, no era de beber, pero nec
Aline palideció cuando dije esas palabras, teníamos que aclarar muchas cosas, y la más importante: La empresa que estaba atacando a la de mi familia, a mi empresa. Pero es como si nuestros cuerpos fueran imanes, su cuerpo fue lentamente atraído hacia el mío, y yo automáticamente correspondí, ansioso, deseoso y extrañando esa piel pálida y sus caricias. Había un pasado entre los dos y todavía no podía superarlo. Simplemente, no podía, ¿Cómo arrancarla de mi piel cuando ha despertado cada recuerdo de esa última noche que estuvimos juntos? Sus labios recorriendo tímidamente cada parte de mi cuerpo. La rodeé fuerte contra mi pecho, un sollozo salió de su boca e intentó callarlo, comenzó a temblar bajo mi agarre. Ella necesitaba de mí como yo de ella, solo que teníamos orgullo como para poder gritarlo. — ¿Te ha tocado? —susurré contra su coronilla. No se movió, ni afirmó. Podría deducir que no era necesario una palabra, su cuerpo tenso lo decía por ella. Cerré los o
Ashley Williams (Aline) El corazón palpitaba a gran velocidad al escuchar esas palabras. Mi piel había sido erizada al grado de sentir un dolor y placer a la vez. Su satisfacción fue obvia al verme reaccionar. Él me había hecho el amor loca y repetitivamente durante horas hace cinco años en mi departamento a las afueras de la facultad. —Oh…—solté un jadeo de excitación cuando sus labios se acercaron a mi monte de Venus. Dejó sus labios de nuevo y con su lengua se deslizó hasta mi sexo húmedo, me dejé caer a espaldas sobre las almohadas disfrutando su caricia y movimientos. Comenzó a juguetear lentamente, y yo me aferraba a la tela que cubría la cama, mis manos soltaban y tiraban de ella. Mi garganta se había secado, un gemido salió de mi boca demasiado tarde. Su lengua había empezado a jugar con mi clítoris y a chupar, me retorcí tanto que él tuvo que detenerse y tomar mis manos cuando se fueron a su cabello para dejar de tirar de él. —Quieta, o voy a empezar a tortur