Había salido de la oficina pasada de las once de la noche, el dolor de cabeza se había calmado cuando Benji me pasó más información, pero esta lamentablemente no me servía, solo le pedí el nombre de la persona detrás de todo esto, pero mañana me seguiría preocupando y armaría un plan, hoy no podemos hacer nada.
Necesitaba sacar todo este estrés y tensión. Así que era viernes por la noche. Necesitaba adrenalina.
Me detuve en el lugar donde estuve hace un mes. Lamí mis labios al recordar esa noche que la miré bailando de manera sensual. Solté un suspiro irritado. Ya era hora de que dejara mis alucinaciones.
—Necesitas distraerte de toda lo que ha pasado hoy, Black.
Caminé hasta la puerta VIP y entré. Aflojé mi corbata y el corazón por alguna manera extraña comenzó a latir a toda prisa. Será la ansiedad por querer estar con una mujer.
El sitio era solo para personas de dinero, lo mejor de lo mejor de la ciudad. Y eso siempre me relajaba. No eran cualquiera... todo está verificado.
La música comenzó a sonar, y es una canción de Nelly Furtado «Promiscuos» con Timbaland, y eso llamó mi atención. Entré al reservado VIP que suele tener cuando vengo, me dejé caer en el sillón de cuero, quité mi corbata mientras mi cabeza se movió al ritmo de la música. El mesero entró y tomó mi orden, a sabiendas de que siempre pido lo mismo. Miré por la gran ventana que da al lugar desde lo alto y observé, toda la gente estaba en su propio mundo.
Inspeccioné el sitio, la luz era tenue y los rayos amarillos inundan el sitio. Minuto después, entró el mesero dejando mi pedido en la mesa, se retiró sin esperar un «gracias» o «¿Algo más señor Black?» Se habían acostumbrado a mí. El móvil vibró en el interior de mi americana, al sacarlo, la pantalla me mostró la imagen de mi hermana, deslicé el botón para contestar.
— ¿Qué pasa? —levanté un poco la voz.
— ¿Dónde estás? —Preguntó agitado—He conseguido la información que necesitábamos para...—comenzó a distorsionarse la llamada. Le pedí que me esperara así que salí del reservado con el móvil en mi oído, con la otra mano me cubrí el oído para escuchar a mi hermano. Pero al cruzar para la salida me detuve en seco.
— ¿Joe? —la voz de mi hermano gritó diciendo que la llamada se cortaba. Pero no pude moverme en ese momento.
La mujer que me había traído loco por todo el maldito mes, estaba frente a mí y dentro de un grupo de personas. Reía. Un hombre le susurró algo que la siguió haciendo reír. El nudo en mi estómago se contrajo.
Pasé saliva.
Siguió riendo, supongo que ha sentido que la estaba observando, ya que nos encontramos con la mirada segundos después, a pesar de la poca luz que hay, pude verla. Se mordió el labio y eso mandó un respingo a mi miembro.
Le dijo algo al hombre de su lado y bajó de su silla. Caminó hacia mí... -Dios, viste una falda negra, zapatillas de aguja y una blusa negra con lentejuelas que la hace ver tremendamente sexy, caliente y muy hambrienta de sexo. Bueno, ese último sería para mí al parecer mis ganas han aumentado a falta de acción. Caminó más de cerca...
Sí, es ella.
—Hola.
Dijo terminando de acercarse un poco más a mí, invadiendo mi espacio personal... La observé detenidamente. El olor a jazmín inundó mis fosas nasales. Dios mío, me he puesto duro con su presencia. Agitó su mano delante de mí. Arrugué mi entrecejo... Seguía sin creerlo. ¡Un mes buscando y cuando menos pienso, está frente a mí!
Me aclaré la garganta de inmediato para responderle el saludo.
—Hola.
— ¿Quieres bailar?
Su voz es encantadora y aunque muy familiar. Me regaló una sonrisa haciendo visible unos hoyuelos que me robaron el aire.
—No bailo, disculpa... Yo...— ¿Desde cuándo tartamudeas, Joe? Arrugué mi entrecejo.
¡REPONTE!
— ¿No bailas?
—Yo...—negué. Miré el móvil y seguía Michael en la línea. Agité mi móvil para darle a entender que tenía una llamada. Necesito espacio, necesito reponerme. “Reponernos” lo digo por mi miembro tirando de mis pantalones.
—Oh, bueno... nos vemos.
Se volvió hacia su mesa y pude ver su delicioso trasero. Luego el pensamiento de que su falda es demasiado corta me molestó de inmediato. El hombre a su lado le dijo algo que la volvió a hacer reír. Tomó asiento y desde su lugar me observó...
«Oh, mi Dios.»
Me giré y salí apresurado. ¡Qué patético Black, qué patético!
— ¿Michael?
—Ya te escucho mejor... ¿Escuché un «hola»? ¿Estás en el antro?
—Espera, no te vas a creer... ¡Es la castaña! Ella... Ella se ha acercado a mí y me ha pedido bailar...
— ¡Pero tú no bailas! ¡Debiste tomar las clases conmigo, idiota! —lo escuché emocionado, por fin lo dejaré de molestar.
— ¿Qué me ibas a decir? Quiero regresar a pedir su número...
—Ya tenemos el nombre del que está detrás de esto, se llama Clyde Turner. Y pensamos que es un presto nombre, pero el que está detrás de él, es el que quiere destruirnos. Es seguro...
—Eso jamás pasará, no lo vamos a permitir.
—Anda mañana seguimos averiguando, consigue el maldito número de esa castaña, evítame otro mes escucharte hablar de ella...
Sonreí.
—Gracias, mañana a primera en la oficina.
—Cuídate.
Colgué y cuando estoy a punto de entrar, ella salió casi chocando conmigo mientras se colgó la tira de su pequeño bolso al hombro. Y cuando levantó la mirada nos encontramos frente a frente.
—Oh...—susurró. —Disculpa...
Y me esquivó.
Arqueé una ceja. ¿Eh? ¿Qué ha pasado aquí? ¿Acaso no.…? Me volví hacia ella, pero está distraída con algo.
— ¿Disculpa? —solté irritado.
Ella arrugó su entrecejo y me quedé mudo un momento al ver por completo su rostro.
Piel blanca, pestañas largas, ojos color ¿Marrones? ¿Son lentillas? Tiene unos mechones castaños rebeldes pasar por su frente. Ella siguió observándome...
— ¿Qué pasó?
E hizo un gesto con sus hombros. Recordé lo que iba a hacer y me irrité en segundos.
— ¿Cómo te llamas?
— ¿Para qué quieres saber?
—La última vez... Te vi. Y desapareciste.
— ¿Y?... ¿Acaso tenía que quedarme?
— ¿No me recuerdas?
— ¿Debería? —arqueó una ceja.
Mi rostro se contrajo al escuchar su forma de responder.
— ¿Qué?
— ¿Qué de qué? —preguntó confundida.
— ¿Acaso me estás...? ¿Evadiendo?
—No lo creo, ¿Sabes algo? Llevo prisa...
— ¿Ahora me evitas? —eso me hizo irritarme aún más, al parecer todo lo que uno mira, no lo es.
— ¿Evitarte?
—Deberías recordar este rostro...—hice un movimiento con mi mano hacia mi rostro—Nadie olvida esto.
Ella soltó una risa que me irritó aún más de lo que estaba.
— ¿En serio? —sonó sarcástica.
— ¡Sí!
Nos quedamos callados.
—Bueno, adiós.
Y me dio la espalda para ir por la fila de autos estacionados.
— ¿«Adiós»? ¿Es todo? ¿No vas a pedir mi número? Todas lo piden de hecho mueren por eso.
Se detuvo sin girarse. Y cuando pienso que se girará... No lo hace.
Avanzó unos metros en esas zapatillas de aguja que hacían sus piernas largas y torneadas, extendió su brazo hacia un auto.
Era un Audi A9x. Color negro, vidrios polarizados. Y su placa me la memoricé en instantes. La alarma sonó y abrió la puerta, pero se giró hacia mí antes de subir.
—Creo que... Tu ego es demasiado enfermizo. —dice en un tono irónico, caminé hasta ella, quedando frente a frente.
— ¿Qué has dicho? —pensando que va a encogerse por mi altura y mi intimidante tono, ella alzó la barbilla y su mirada es un marrón desafiante.
— ¿Aparte de eso, estás sordo? —espetó.
— ¿Quién te piensas para hablarme así? —Me enfureció su actitud. Se quedó callada, pero no bajó su mirada.
—Si todo tu drama es porque no te he reconocido, pedido tu número o inclusive ponerme de alfombra como acostumbran al verte el resto del mundo...—Ahí viene su disculpa... Sabía que...—... Seré la primera en aplastar tu mundo de ensueño. No todas somos tontas o sumisas ante un rostro atractivo.
Apareció una sonrisa triunfante en sus labios al ver que me ha dejado sin palabras… ¡Reacciona, Black! —Pero… —balbuceé perplejo aún a sus palabras. Se puso de puntillas y dejó un beso casto contra mis labios y antes de separarse por completo, su mirada se clavó en mis ojos. —Un poco de humildad te vendría bien, Black. Mi mirada la siguió hasta que entró al auto, arrancó y se metió en el tráfico de la noche. Y yo como un idiota embelesado de pie en la acera. Mi pulgar se fue a mi labio inferior y lo acarició, cerré los ojos. Los abrí de golpe con el corazón agitado. — ¿Black? Sin duda ella sabía quién era y yo estaba en desventaja. Pero sus placas me darían la información que necesitaba. ¿Quería jugar? Jugaremos… Pero en mi cama y gritando mi nombre. ****Toulouse empezaba a sonar. “No Running From Me” (No corras de mí). Di una última mirada a mi reloj de marca. Las 2:45 pm. Estaba afuera de un edificio de ladr
El sonido del elevador nos cortó. Nos separamos y somos puro jadeo. Nuestras miradas conectan por segundos. En sus labios aparece una sonrisa y sus dedos se van a la blusa de seda. Desabotona los dos primeros botones lentamente. —Esto es una tortura y pienso cobrármelo—susurré para mí mismo, pero sé que me ha escuchado cuando su sonrisa se ensanchó aún más. Sus labios se han hinchado, y pude sentir mi miembro palpitar cada segundo que me torturó con la escena. —Solamente... Diré...—tomó aire— que «No todo lo que miras, es lo que es.» Tragué saliva. Mi garganta se ha secado completamente cuándo en mi pecho siento una punzada al escuchar esa frase. —No entiendo...—fingí no saber a qué se refería, mi mirada está en sus pezones que resaltan bajo su sostén de encaje negro. Vuelvo a tragar saliva... Se sacó la blusa de la falda y se bajó de sus zapatillas de aguja y puedo ver qué apenas llegó su cabeza a mis hombros. Salió del elevador y mi mirada está en ella,
M*****a sea. ¿Desde cuándo se ha vuelto más lista que yo? Busco rápidamente mis zapatos, y como sea me abrocho mi camisa. Las puertas del elevador se abren y entro a toda prisa. Debí activar el bloqueo del elevador, pero ¿Cómo iba a saber que iba a salir así? Además, ¡Es Ashley! ¡Mi Ashley! ¿Qué se ha hecho que no la he reconocido? ¿Se ha pintado el cabello de castaño? ¡Está más delgada! Por eso Black, serás gilipollas. Ella no sería una mujer por siempre…gordita. Arrugo mi entrecejo mientras el elevador llega hasta el subterráneo. ¿Qué hace en New York? ¡Quiero respuestas, m*****a sea! ¡Por eso esa atracción! ¡Porqué siempre me había atraído! Siempre ha estado esa electricidad entre los dos... Las puertas se abren. Salgo disparado a mi auto y cuando llego a la plaza... — ¡No! ¡No! ¡Alineeeeee! ¡Nomás que...! ¡Agggrrrrrr! —grito a todo pulmón al ver que ha pinchado las cuatro malditas llantas. Pateo la llanta cargado de ira. Me lastimo el pie, pero el dolor no me impo
Ashley cerró los ojos con fuerza al escuchar esa frase. Esa noche cuándo casi lo hacían en el sofá dos años atrás, se había marchado dejando esa frase en el aire. Intentó descifrarlo, pero Ashley se había alejado de él después de esa última noche antes de salir de vacaciones de navidad. Ella había regresado comprometida y después ella lo había evitado. — ¿Entonces qué es, Joe? — ¡No me hagas ir a golpear a ese hijo de puta! —dijo entre dientes. Ashley tragó saliva. Sabía cómo era Joe y su actitud protectora después de dos años sin hablarse la confundía. —Tú no vas a golpear a nadie. — ¡Dime, m*****a sea! ¿Ese hijo de puta te tocó? —se volvió a su espalda para golpear la puerta del cubículo. Ashley se encogió de hombros por su arrebato. — ¡No! ¿Qué vas a ganar con ello? ¿Qué te expulsen antes de graduarte? No. No será por mi culpa. Yo lo voy a solucionar a mi manera. — ¿Cómo? ¿Cuándo termine por matarte? ¿O cuándo te deje tirada por la carretera sin vid
El auto estaba estacionado frente al edificio. Podía ver a la gente entrar y salir de él, estaba debatiéndome entre ir y pedirle respuestas a mis jodidas preguntas que no han hecho más que hacerme trasnochar. Quiero saber por qué ha aparecido de la nada. Muerdo mi pulgar y después mis dientes juegan con la uña. Tomo aire y luego lo suelto. Mi sangre se congela al ver al mismo hombre de la noche anterior salir del edificio y este le abre la puerta caballerosamente para que Ashley saliera. Maldito hijo de… Me inclino hacia atrás para que no me mire. Se quedan de frente al edificio y están hablando de algo. Ella agita sus manos en el aire, y… recuerdo ese gesto. Está cabreada. Él intenta hablar, pero ella no lo deja. Aprieto el puño en señal de victoria. —No te dejes de nadie, Ashley. Ella sigue hablando de algo, y después su mirada se pierde en la calle. Los autos pasan y maldición, su mirada se posa en el auto. Arruga su entrecejo. Regresa
— ¿Y tenemos el nombre de la persona dueña de esta empresa? —pregunté mientras miraba la carpeta con la información que había llevado Connor con ayuda de Benji. —Está a nombre de Clyde Turner. Vive en la ciudad desde hace diez meses. No tenemos la información de su estado civil, estudios, o cuentas. Solo que es el dueño de la empresa que se ha llevado los contratos que tenía Industrias Black. — ¿Vida familiar? ¿O familia lejana? Puede ser un presta-nombres—dijo Michael mientras yo jugaba con el tapón de mi pluma en mis labios. —Lo más extraño es que por más que queremos investigar más allá, no se puede. No hay nada. Solo lo básico. —suelta Benji. Un puño cayó en la mesa llamando la atención del resto de la junta. Jacob Black, nuestro padre, se puso de pie y comenzó a caminar por la oficina. —Quiero que investiguen de donde viene ese tal Turner. Debe de estar relacionado con alguien que nos conoce muy bien. Alguien que ha seguido los pasos no de ahorita, si
Llevaba de pie frente al edificio desde hace tres horas. Seguía repasando una y otra vez lo que diría. Lo que preguntaría con cautela sin alertarla. Si cruzaba con Clyde, le destrozaría la cara. Se estaba metiendo en el negocio de la familia, de mi familia. Pero lo más increíble de creer es que Ashley, o Aline estuviese al tanto de ese plan y participe. Podría ser que ella intentara seducirme para sacarme información de Industrias Black. Recordé por breves instantes: El antro, pareciera que quisiera que me diera cuenta de su presencia en medio de la multitud. Después de un mes, apareció de nuevo. Cuando he ido a la editorial, no se había sorprendido de mi presencia. Cuando me dejó en el departamento desnudo en mi cama mientras ella huía de mí, otra imagen de ella sonriendo satisfecha al verme de pie frente a este edificio. El beso del hombre, después… El niño en brazos. Ella sabía que llegaría. Ella estaba vigilando mis pasos. La lluvia se hizo presente. Miré mi reloj y deduje qu
FLASHBACK● — ¿No has notado como te mira en clase? —Otto Jr. susurraba cerca de Joe mientras este miraba en la dirección de la rubia de ojos azules. —No, y no me interesa las nerds. Tíratela tú si quieres. — ¿Y quieres que mi hermana me corte los huevos y me los meta hasta la garganta? —Joe levantó la mirada hacia su mejor amigo, Otto. — ¿Acaso…? ¿Tienes…? —Joe no pudo evitar sonreír al gesto de Otto y al golpe que este le propinaba en la espalda. —… Pero quieres que a mí me los corte y me los haga comer, ¿No? —Silencio. —ordenó el maestro de la clase de administración. —Sé que le gustas y he notado que la miras—susurró su amigo. Joe y Otto bajaron la mirada a sus libros. Joe intentaba alejar los pensamientos sobre la rubia de ojos azules. La había visto la primera semana de clases cuando recién entraron a la facultad, sus ojos lo habían desnudado, y simplemente podría decirse que se hizo inmune a ella. Había investigado discretamente quien er