Julián sintió como un escalofrío recorrió toda su espinal dorsal al entender que seria padre. Miro a Camila un tanto perplejo e instintivamente su mirada bajó hacia su vientre, en apariencia no había nada ahí que realmente le advirtiera que ella estaba embarazada, tenía una excelente figura, pero dentro crecía el producto de la pasión.
—¿Qué es esto?—logro decir, pero su voz sonó severa, estaba molesto y su ira comenzaba acrecentarse mientras los segundos pasaban y Camila permanecía en silencio.
—Y-yo estoy... embarazada—confirmo, pero debido al comportamiento de Julián ella supuso que la idea de ser padre no era de su agrado, ninguno de los dos lo había contemplado, no estaba en los planes de ninguno, pero Camila ya lo había asimilado y por un instante había mantenido la esperanza de que la reacción de Julián no fuera aquella.
—¿Cómo mierdas paso?—bramo, pero no lo hizo con la intención de reclamarle sobre el bebe que esperaban, sino por el hecho de que alguien sabia que él era Juliano Salazar y ahora el jefe del cartel Xibalba. Esa fotografía le había quitado la esperanza de poder tener una vida con Camila y no solo eso, la ponía en riesgo a ella y también a su futuro hijo.
Camila sintió como un nudo en su garganta comenzaba a formarse, se le había cerrado a tal grado que pasar su propia saliva le era doloroso.
—¿Por qué me preguntas eso?— cuestiono tratando de darse valor para enfrentarlo—sabes muy bien que paso.
Julián comenzó a caminar desesperado de aquí para allá tratando de pensar, pero el rostro de Camila, la fotografía y el hecho de que no sabia que hacer para resolver todo eso lo estaba volviendo loco.
—Debo salir—dijo tratando de controlarse a sí mismo, la ira en su interior. Camino a zancadas dejando sola a Camila, su figura avanzo rápidamente por los pasillos hasta que estuvo frente a él la puerta de entrada.
Camila lo siguió hasta donde pudo, pero una vez que él salió de la casa, ella se detuvo y miro con desilusión lo que acababa de ocurrir, Julián sin querer la había abandonado o al menos eso era lo que Camila había percibido de aquel desastre, se llevó la mano a la boca para evitar que un grito saliera de sus labios, se dejó caer sobre sus rodillas y solo en esa posición lamentable logro llorar.
Mientras tanto Julián había tomado su auto, lo había arrancado y comenzó a conducir lo más rápido que pudo, las primeras calles que había cruzado afortunadamente estaban vacías, pero conforme su ira aumentaba, la presión que ejercía sobre el acelerado era igual.
Tomo su teléfono móvil y el primer número que tenía agendado era el de Silvia, aquella pobre chica que había estado engañando todos esos años, pero ella era la última persona con la que debia comunicarse esa noche, se suponía que había asesinado a Juliano Salazar, pero esa fotografía era prueba de que él no era más que un bastardo mentiroso.
Aunque sus nervios le indicaban que no debia hacerlo, la llamo y con cada tono que ella no respondía, su más grande temor le hacía pensar lo peor, que alguien ya le había dicho la verdad y que para intentar guardar su secreto tendría que deshacerse de ella.
Sabia muy bien que estaba sacando conclusiones apresuradamente, había hecho mucho para mantener a Silvia a su lado y no solo porque le era de utilidad sino porque le tenía aprecio y también porque quería pagar todo lo que él le había arrebatado, sin embargo, también en la otra cara de la moneda estaba Camila y su futuro hijo, debia pensar en ellos, debia procurarlos y protegerlos, Camila ya había sufrido demasiado para tener que soportar otra guerra a la que solo sería arrastrada por estar con él, no sabia que hacer.
Continuo conduciendo hasta llegar a una carretera que lo condujo hasta un camino aglomerado de autos, pero con el suficiente espacio entre cada auto para poder esquivarlos con tal imprudencia que podía ocasionar un accidente.
—¿Diga?—dijo silvia contestando la llamada. Julián colocó su teléfono sobre el soporte y luego mantuvo ambas manos sobre el volante.
—H-hola...mmm ¿Qué tal va tu noche?—dijo un tanto nervioso sin apartar la vista de los autos, realmente no tenía un lugar al cual ir, pero necesitaba distraer su mente para poder pensar que hacer.
—Excelente, estoy en la bañera con una copa de vino y luz de velas a mi alrededor—respondió, por como había dicho tal cosa Julián intuyo que Silvia no sabia nada, de saberlo seguramente ya lo habría maldecido y se encontraría de camino a su casa para asesinarlo o hacerle daño a Camila solo para dañarlo.
—Vaya, no pareces ser la misma persona—dijo Julián para desviar la atención de Silvia, que ella sospechara que algo andaba mal no era para nada bueno.
—No me lo vas a creer, pero siento como si me hubiese quitado un gran peso de encima—expresó Silvia soltando un suspiro.
Julián sabia que Silvia estaba dispuesta a renunciar a muchas cosas con tal de lograr su venganza, aun si eso significaba ir a la cárcel o morir en el intento, así que después de lograrlo, era evidente que su vida cambiaria, quizás no para bien o para mal, eso dependería de ella.
—Después de muchos años finalmente lo lograste—menciono Julián con cierto aire de melancolía, entonces por su mente cruzo la posibilidad de colocar un arma en su cabeza solo para proteger a Camila. Ciertamente, no quería llegar a esos extremos, por lo que debia hacer algo con Silvia, sacarla de la ciudad de México al menos por un tiempo, mientras investigaba que hacer respecto al imbécil que lo había descubierto.
—Querrás decir, lo logramos—le corrigió Silvia—por cierto. ¿Por qué me llamaste? ¿No se suponía que esta noche estarías con Camila?
Julián sintió que el peso que había estado en la espalda de Silvia ahora recaía en la suya al recordar el rostro de Camila, no le había podido explicar nada, no le había logrado decir que lo estaba chantajeando y no había podido hablar con ella sobre la pequeña criatura que crecía dentro de su vientre.
—Tuve que salir repentinamente—respondió sin dar muchas explicaciones.
—¿Algo urgente?—cuestiono Silvia levantando su espalda de la tina, comenzando a preocuparse por que algo hubiese ocurrido.
—No, es solo que...—se detuvo por un instante y luego de eso soltó un suspiro.
—¿Aún no lo puedes asimilar?—le interrumpió Silvia.
—¿Disculpa?—dijo él sin entender.
—Que pronto te convertirás en padre—dijo Silvia más animada, pero después de un segundo reacciono e intuyo que tal vez Camila no le había logrado decir nada sobre la noticia—¿Camila no te dijo nada? ¿Arruine la sorpresa?
—No—respondió Julián sonriendo, pero fue evidente en su tono de voz que no estaba feliz—ella me lo dijo, pero creo que no reaccione de la mejor manera.
—¿Qué fue lo que paso?—cuestiono Silvia levantándose de la tina de agua, con tan solo escuchar la voz de Julián supo que las cosas no estaban ocurriendo como ella lo había pensado.
No respondió enseguida, pensó en algo que decirle para después basarse en esa mentira para armar un plan que la protegiera a ella y también a Camila.
—La verdad es que—respiro hondo aceptando que a partir de ese momento perdería la estimación de Silvia y tal vez el amor de Camila, pero sabiendo en el peligro en el que podía meterlas al estar a su lado, prefirió mil veces eso que verlas morir o en el caso de Silvia, que le apuntara con un arma deseando su muerte—no estoy preparado para un hijo en estos momentos, acabo de enfrentarme al cartel Xibalba y un hijo solo representaría una carga para mí.
—¿Qué m****a estás diciendo Julián?—replico Silvia buscando una toalla para envolver su cuerpo, su noche de relajación había terminado siendo una porquería gracias él.
Julián fue disminuyendo la velocidad hasta estacionarse sobre una avenida que no conocía, pero que desgraciadamente era famosa por ser en cierto modo peligrosa para autos como el suyo, pero tal y como estaba Julián, que alguien se acercara a su auto únicamente le iba a servir como saco del boxeo.
—Que no necesito una mujer en estos momentos y mucho menos un bebe—insistió por el bien de Camila y también el de Silvia, necesitaba sacarlas de la ciudad de México a como de lugar.
—¿Y todo lo que hiciste para estar con ella?—le recriminó—¿Acaso ya lo olvidaste?
—Lo hice por mi imagen, me vieron con ella en público, así que no quería que me ligaran a ella.
—¿Entonces la vas a echar como si no fuera más que una perra cargada?—Silvia arrojo la toalla al suelo molesta con Julián y con la m****a que decía.
—Por supuesto que no, cobraré algunos favores para que ella vuelva a su casa sana y salva, en cuanto al hijo que espera es obvio que me haré cargo de que a ninguno de los dos les falte algo, pero no voy a reconocerlo como mío y por supuesto le dejaré a Camila claro nuestra relación a partir de este momento, ella fue solo un instante de mi vida que ya paso y que no quiero volver a recordar.
—Eres una m****a ¿Escuchaste? ¿Un maldito hijo de p**a que nunca la mereció?—le grito al auricular de su teléfono móvil.
—No me importa lo que digas sobre mí y mis decisiones, pero si realmente te importa esa chica tendrás que ayudarme a que su situación se resuelva como antes—indico Julián exasperado por tener que aguantar sus insultos, tenía un límite para permitir que alguien le gritara en cara sus errores.
—¿Por qué mejor no le dices que aborte?—soltó Silvia irritada con su actitud, por lo que le pareció que era mejor mencionar eso, si tan m****a era quizás ni siquiera le importaría la vida de su propio hijo—sería mucho más sencillo para ti y para ella deshacerse de ese niño, de ese modo ni tus planes ni los de ella se verán afectados, no es justo que ella tenga que sufrir por tus estupideces. ¿Acaso no llevabas condones cuando te acostaste con ella? ¿Tanto te costaba una m*****a pastilla de emergencia?
—¡Basta!—grito Julián exasperado, no porque le reprochara sobre los inconvenientes que Camila tendría que soportar por su causa, sino porque la idea de atentar contra la vida de su propio hijo le resultaba asquerosa, él amaba a Camila y tambien al pequeño que crecia en su vientre, sin embargo, ya no se podia permitir estar a su lado, no cuando toda su fachada de politico se veia en peligro y posiblemnte su vida—¿Acaso crees que Camila estara dispuesta a sacrificar la vida de ese niño solo por mi causa? ¿Porque me odie? Tu no las conoces, asi que mejor no decidas por ella.
—Hablas como si realmente estuvieras preocupado por ella y su bienestar.
—No soy un barbaro insensible, asi que te propongo algo...
—¿Acaso crees que estare de tu lado despues de todo lo que me has dicho?
—Puede que no, pero un viaje de chicas es lo que ella necesita para poder soportar la verdad, asi ella no estara sola cuando le exprese mi deseo de separarnos.
—Eres un maldito pendejo, pero tampoco tengo el corazon de piedra para dejar a Camila sola en esta situacion, asi que aceptare el viaje que nos ofreces, dile tus planes y me encargare de endurecer su corazon para que no vuelva a mezclarse con basura como tu—ordeno Silvia compadeciendose de Camila, no podia sacar de su mente una imagen de ella en lagrimas, era deprimente incluso en su imaginacion.
—Cuando vuelvan me encargare de que su familia sepa todo lo que ocurrio, todo sera con suma cautela para evitar que los de la prensa se enteren y la acosen.
—¿Y asi protejas tu imagen? ¡Maldito hijo de m****a!
—No importa, digas lo que digas igual te agradezco que te hagas cargo de ella.
Colgó la llamada llevándose un puño hacia la frente, suspiro con dolor y arrepentimiento, sintió miedo, últimamente desde que había conocido a Camila había sufrido bastante y se estaba cansando de eso, de tener que ser presa de sus sentimientos. Soltó un sonoro suspiro, trato de ser fuerte y olvidar lo que su corazón estaba sintiendo, estaba seguro de que era lo mejor porque no quería que la utilizaran a ella y a su hijo para llegar a él, así que era la única opción viable para mantenerla a salvo. Marco un número privado, no tenía otra alternativa más que recurrir a Cecilio, alguien allá afuera ya sabia su verdadero nombre, así que de otras más que enfrentar aquel que le había hecho una declaración de guerra. —¿Diga?—escucho la voz de Cecilio. —¿Cómo va todo por allá?—cuestiono Julián tratando de tomar el control, la ansiedad lo estaba matando. —Ahora que lo tenemos a usted, mucho mejor—le respondió Cecilio orgulloso de aquel muchacho el cual
—¿Cómo mierdas me vienes de decir todo eso después de todo lo que pase por tu culpa?—expresó, acercándose al escritorio de Julián, colocando las manos contra la superficie con fiereza.—Sabias muy bien que tipo de hombre era al conocerme, sabias que yo solo quería sexo y nada más, todo lo que sucedió después fue pasión y el hecho de que fuera a rescatarte fue tan solo mi orgullo pisoteado. No eras más que una posesión que me habían robado, así que para conseguir respeto tuve que ir, pero entiéndelo muy bien, no fue porque estuviera remotamente enamorado, ni siquiera una pizca, todo lo que te dije fue mentira, para conseguir que vinieras conmigo en lugar de ir con la policía, sabias demasiado para dejarte ir, pero ahora que llevas a mi hijo en tu vientre no me quedas más que dejarte viva—escupió apretando aún m&aacu
Camila camino por varios minutos sin percatarse del lugar en donde se encontraba, aunque realmente no le importaba, su mente estaba sumida en la tristeza y también en la ira y la desesperación. En apariencia, ella permanecía serena, mientras el agua corría por su cuerpo y la misma agua de lluvia se llevaba las lágrimas que derramaba en silencio, pero dentro de sí se estaba llevando a cabo una guerra entre sus sentimientos y sus pensamientos, todo lo que estaba sucediendo dentro de su cabeza le estaban ayudando a perder la razón.De pronto un sonoro sonido le hizo volver a la realidad, un auto había sonado su claxon al pasar muy cerca de ella y es que Camila había caminado en línea recta por la acera, sin embargo, había llegado a una zona en donde esa acera había desaparecido y únicamente quedaba la carretera por donde seguían transitando auto tras auto.Se hizo hacia un la
Un auto se estacionó frente a la casa de Julián, el dueño del auto bajo un tanto perplejo, había visto la cabeza de una pequeña escultura en su camino y curiosamente la había reconocido, se trataba de una pieza que había comprado Julián en una subasta ilegal en New York. Se trataba de Roberto, su amigo y socio, no había logrado charlar con Julián respecto a sus negocios pendientes, por supuesto, todo por causa de la chica que vivía en su casa, así que había decidido visitarlo para ponerse al corriente de lo que sucedía respecto a sus negocios, solo que no esperaba aquel escenario., Bajo y camino con recelo hasta la entrada, la puerta estaba abierta, imagino que tal vez Julián había sido víctima del crimen organizado y le habían robado pertenencias valiosas, pero al echar un ojo al interior descubrió que a su amigo no lo había robado, sino todo lo contrario, sus pertenencias seguían ahí, pero todas y cada una de las piezas de colección que él habia reunido estaban destrozadas. Estuvo
—¿A qué diablos te refieres Julián?—bramo Roberto un tanto nervioso al ver la expresión seria de Julián, para él eso significaba que su amigo hablaba en serio—¿Todo esto es por la chica? ¿Vas a abandonar todos nuestros negocios por un culo más?—Si vas a escupir tu veneno, solo te voy a pedir una sola cosa. No te atrevas a insultarla porque ella no tiene nada que ver con esto—advirtió Julián—y si vas a perder la razón solo por dinero será mejor que te vayas de aquí, tengo problemas mucho más grandes que hablar de negocios en estos momentos.—Entonces ten la decencia de explicarme que coño está pasando porque si no es por ella entonces por quien—exigió caminando de aquí para allá con una expresión de furia en el rostro. Julián torció los labios ante esa petici&oacu
Cuando Silvia llevo a Camila a su casa, se sintió un poco avergonzada por el estado en que se encontraba su departamento, ella era una persona muy ocupada que tenía prioridades y en esa lista no estaba el hacer el aseo de su casa. Tenía periódicos por montones, no solo de la ciudad de México, sino también de otros estados de la república en los que, en sus primeros años, había estado buscando desesperadamente una pista de aquel maldito que había asesinado al amor de su vida. Por supuesto de eso había pasado mucho tiempo, los periódicos se habían actualizado, pero para recordarse a sí misma lo que tenía que buscar ella no tiro esas tiras de papel. Juliano Salazar había pasado de ser el asesino de su esposo a ser su obsesión, no comía, no dormía, gritaba y lloraba cada noche por no ser capaz de hacer justicia. Todo el tiradero que había en el piso de su casa, era un recordatorio de lo que ella había sido los últimos años. Después de creer haber hecho justicia por su pr
Francisco llegó al juego sintiéndose el dueño, sin Julián, no solo el juego era suyo, sino también el país. Llego tarde, no quería esperar a que terminaran la subastas, no después del fracaso y el enfrentamiento que había tenido en la última subasta contra Julián. Llego al salón, era noche de zorras o al menos esa era la temática de la velada, había chicas por doquier que fungía la tarea de meseras, pero su uniforme consistía en una cola de zorro anal y un vibrador que podía notarse sobre el clítoris de cada chica y los cuales tenían mandos que cualquier caballero podía solicitar para su satisfacción. Francisco caminó por el lugar admirado por la belleza de las chicas, si de algo podía enorgullecerse el juego era poder conseguir a las mujeres más sensuales del país y por supuesto, sus servicios eran bien remunerados. Con el ánimo que llevaba encima, extendió la palma de la mano para golpear el trasero de una de las chicas, por supuesto eso pasó desapercibido para la
—Está bien—dijo Roberto rendido, le decepcionaba darse cuenta de que todos sus negocios se habían esfumado en un parpadeo, mañana dejaría de ser un empresario para volver a lo mismo, ser un simple estafador, pero lo peor de todo es que no podía hacer nada para evitarlo—pero si necesitas la ayuda de un amigo sabes que puedes confiar en mí ¿Verdad?Julián finalmente salió dejando ver su cuerpo desnudo, envolvió una toalla sobre su cintura y camino descalzo hasta la habitación hasta su closet, ahí había de todo tipo de ropa, elegante, fina, costosa, casual, deportiva, pero al entrar, busco un tipo de ropa que le ayudara a pasar desapercibido, debia viajar lo más pronto posible, pero mientras buscaba algo que ponerse el teléfono fijo de su habitación comenzó a sonar.Roberto, al ver que su amigo tenía otras prioridades que co