Un auto se estacionó frente a la casa de Julián, el dueño del auto bajo un tanto perplejo, había visto la cabeza de una pequeña escultura en su camino y curiosamente la había reconocido, se trataba de una pieza que había comprado Julián en una subasta ilegal en New York.
Se trataba de Roberto, su amigo y socio, no había logrado charlar con Julián respecto a sus negocios pendientes, por supuesto, todo por causa de la chica que vivía en su casa, así que había decidido visitarlo para ponerse al corriente de lo que sucedía respecto a sus negocios, solo que no esperaba aquel escenario.,
Bajo y camino con recelo hasta la entrada, la puerta estaba abierta, imagino que tal vez Julián había sido víctima del crimen organizado y le habían robado pertenencias valiosas, pero al echar un ojo al interior descubrió que a su amigo no lo había robado, sino todo lo contrario, sus pertenencias seguían ahí, pero todas y cada una de las piezas de colección que él habia reunido estaban destrozadas.
Estuvo a punto de maldecir cuando recordó que ese lugar no le pertenecía, por suerte para él, pero mientras observaba como había quedado el lugar vio a su amigo sentado sobre un peldaño en las escaleras, al percatarse de su presencia camino hasta él esquivando los escombros de lo que habían sido valiosas obras de arte.
—¿Qué mierdas paso?—se atrevió a preguntarle mientras se acercaba, pero Julián no respondió o al menos no quiso hacerlo, estaba sumido en sus pensamientos y también estaba disfrutando de un último momento de paz mientras sostenía en sus manos un zapatito de bebe.
Julián se preguntaba si él tenía la capacidad para tener un hijo, no solo económicamente, sino que si realmente estaba preparado mentalmente para afrontar un reto así. Meses atrás su mente había estado funcionando como una máquina, pues a él lo único que le interesaba eran sus objetivos y no le importaban las personas que tenía que pisar para lograrlo, sin embargo, ahora estaba ahí, sentado sobre la escalera de su casa, observando un zapatito de bebe mientras su recibidor estaba totalmente destruido.
—¿Me escuchaste?—volvió a insistir Roberto algo frustrado de ser ignorado, fue en ese momento que Julián volvió a sus cabales, levanto la vista y miro a su socio.
—¿Qué haces aquí?—cuestiono levantándose de su sitio, tomo el pequeño zapatito y lo estrujo en su mano para evitar que Roberto lo viera, pero su acción ya era demasiado tarde. Su amigo había visto aquel objeto en su mano, pero conocía a Julián, él sabia más que cualquier otra persona que Julián no podría siquiera tener en cuenta la idea de tener un bebe, tenía un gran historial de chicas que habían pasado por su departamento, pero había sido demasiado cuidadoso para evitar un incidente como ese.
—Has estado ausente durante mucho tiempo, es hora de que nos pongamos al día con nuestros asuntos—se excusó Roberto siguiendo a su amigo escaleras arriba.
—¿Acaso no pensaste que tendría algo que hacer esta noche?—replico Julián conteniendo su ira en aquel zapatito
—No veo que estés haciendo algo importante—dijo el otro manteniendo su distancia—¿O acaso estás esperando a la policía?
—No estoy esperando a nadie—respondió Julián mientras comenzaba a quitarse la ropa, a Roberto le pareció poco común de su parte, pero no dijo nada, sabia como era el carácter de su amigo, el cómo de un momento a otro su humor podía cambiar y de un comportamiento tranquilo podía aparecer un hombre completamente diferente
—¿Oye y no vas a hacer algo respecto a tu recibidor?
—¿Solo viniste a eso? ¿Arreglar nuestros asuntos?
—Si, pero ya veo que no tienes tiempo, volveré en otro momento—menciono Roberto un tanto asustado, como si a la vuelta de la esquina se fuese a encontrar un cadáver pues la actitud de Julián no era normal.
—No tengo otra cosa que hacer, quédate—insistió Julián con voz sombría. Roberto presintió que debia largarse de ahí cuanto antes, pero su cuerpo no respondió como a él le hubiese gustado, en vez de eso lo siguió hasta su habitación y por si fuera poco hasta su baño, donde Julián comenzó a llenar un espectacular jacuzzi.
—¿Qué es exactamente lo que me quieres decir? ¿Perdiste dinero? ¿Ganamos dinero?—cuestiono Julián mientras se desvestía.
Roberto no pudo responder a su interrogatorio, al menos no enseguida porque había tenido que desviar la mirada de su cuerpo, se sintió extraño, como si estuviera invadiendo su privacidad o más bien Julián se estuviera pasando de la línea que formaba su amistad.
—Los negocios están bien, no dudes de mí y de mi capacidad como empresario.
—Yo no pongo en tela de juicio tu trabajo, eres tú quien quiere hablar de ello y vanagloriarte a ti mismo como siempre lo haces.
—¿Disculpa?—volvió la mirada hacia Julián, pero este ya se encontraba dentro del Jacuzzi, el agua había cubierto la mitad de su cuerpo lo suficiente para que Roberto pudiese mantener una conversación con él sin tenerle que ver el miembro.
—Ya no haré más negocios contigo Roberto, se acabaron—le anuncio Julián mientras reposaba su cabeza sobre la orilla del Jacuzzi, aquella inusual noticia dejo a Roberto perplejo.
—¿Pero de qué diablos estás hablando?—dijo con voz nerviosa—hemos trabajado durante mucho tiempo, hemos tenido negocios exitosos, has ganado el suficiente dinero como para poder vivir de ellos cuando te retires de la política. Por favor, hermano, no puedes hacerme esto.
—Por suerte para ti, no somos hermanos—corrigió Julián mientras vertía un líquido rosa de un pequeño frasco de cristal, eran burbujas de baño para poder relajarse del largo día que había tenido que soportar y que aparentemente aún no terminaba— es cierto que nuestros negocios funcionaron bien durante un tiempo, pero eso termino, ya no es viable continuar trabajando juntos.
—Pero que mentiras dices, soy el mejor Julián y lo sabes ¿Acaso algún imbécil te vino con una sarta de mentiras para que inviertas en estupideces?
—Que más quisiera yo que así fuera, pero muy pronto escucharas mi nombre por todos lados y no querrás que te liguen a mi si eso sucede, podrian descubrir todos tus trapos sucios.
—¿A qué diablos te refieres Julián?—bramo Roberto un tanto nervioso al ver la expresión seria de Julián, para él eso significaba que su amigo hablaba en serio—¿Todo esto es por la chica? ¿Vas a abandonar todos nuestros negocios por un culo más?—Si vas a escupir tu veneno, solo te voy a pedir una sola cosa. No te atrevas a insultarla porque ella no tiene nada que ver con esto—advirtió Julián—y si vas a perder la razón solo por dinero será mejor que te vayas de aquí, tengo problemas mucho más grandes que hablar de negocios en estos momentos.—Entonces ten la decencia de explicarme que coño está pasando porque si no es por ella entonces por quien—exigió caminando de aquí para allá con una expresión de furia en el rostro. Julián torció los labios ante esa petici&oacu
Cuando Silvia llevo a Camila a su casa, se sintió un poco avergonzada por el estado en que se encontraba su departamento, ella era una persona muy ocupada que tenía prioridades y en esa lista no estaba el hacer el aseo de su casa. Tenía periódicos por montones, no solo de la ciudad de México, sino también de otros estados de la república en los que, en sus primeros años, había estado buscando desesperadamente una pista de aquel maldito que había asesinado al amor de su vida. Por supuesto de eso había pasado mucho tiempo, los periódicos se habían actualizado, pero para recordarse a sí misma lo que tenía que buscar ella no tiro esas tiras de papel. Juliano Salazar había pasado de ser el asesino de su esposo a ser su obsesión, no comía, no dormía, gritaba y lloraba cada noche por no ser capaz de hacer justicia. Todo el tiradero que había en el piso de su casa, era un recordatorio de lo que ella había sido los últimos años. Después de creer haber hecho justicia por su pr
Francisco llegó al juego sintiéndose el dueño, sin Julián, no solo el juego era suyo, sino también el país. Llego tarde, no quería esperar a que terminaran la subastas, no después del fracaso y el enfrentamiento que había tenido en la última subasta contra Julián. Llego al salón, era noche de zorras o al menos esa era la temática de la velada, había chicas por doquier que fungía la tarea de meseras, pero su uniforme consistía en una cola de zorro anal y un vibrador que podía notarse sobre el clítoris de cada chica y los cuales tenían mandos que cualquier caballero podía solicitar para su satisfacción. Francisco caminó por el lugar admirado por la belleza de las chicas, si de algo podía enorgullecerse el juego era poder conseguir a las mujeres más sensuales del país y por supuesto, sus servicios eran bien remunerados. Con el ánimo que llevaba encima, extendió la palma de la mano para golpear el trasero de una de las chicas, por supuesto eso pasó desapercibido para la
—Está bien—dijo Roberto rendido, le decepcionaba darse cuenta de que todos sus negocios se habían esfumado en un parpadeo, mañana dejaría de ser un empresario para volver a lo mismo, ser un simple estafador, pero lo peor de todo es que no podía hacer nada para evitarlo—pero si necesitas la ayuda de un amigo sabes que puedes confiar en mí ¿Verdad?Julián finalmente salió dejando ver su cuerpo desnudo, envolvió una toalla sobre su cintura y camino descalzo hasta la habitación hasta su closet, ahí había de todo tipo de ropa, elegante, fina, costosa, casual, deportiva, pero al entrar, busco un tipo de ropa que le ayudara a pasar desapercibido, debia viajar lo más pronto posible, pero mientras buscaba algo que ponerse el teléfono fijo de su habitación comenzó a sonar.Roberto, al ver que su amigo tenía otras prioridades que co
Silvia suspiró una vez que Camila logro conciliar el sueño, estaba cansada, no físicamente, pero si moralmente. Estaba sumamente enfadada con Julián, no entendía su actuar ni su pensar, pero de alguna manera todo se había ido al diablo, de la noche a la mañana. Silvia camino de su habitación donde había recostado a Camila hasta su cocina, abrió la puerta de su alacena y saco un frasco con café, debido a la ansiedad que sentía su cuerpo pensó en la posibilidad de probar una cucharada de café molido para aliviar la tensión que tenía, pero luego de un segundo considero que no estaba tan loca para hacer algo así. Su cama estaba ocupada por Camila, por lo que no tenía más opción que dormir en el sillón, no le importaba, había dormido muchas veces ahí y no precisamente porque tuviese invitados, sino porque había noches en que el insomnio la había llevado al sillón, hubo noches en que había logrado pegar el ojo, pero otras tantas se las había pasado mirando hacia el televis
—Bien, entonces dime que diablos está sucediendo porque yo no lo comprendo—refuto Silvia colocando la punta de su dedo anular sobre el pecho de Roberto. Él miró a su alrededor, no había nadie, todo estaba oscuro, pero por alguna razón sintió una mirada sobre su hombro, él no creía en asuntos paranormales, pero si creía en la conciencia, la cual le advertía no soltar la lengua o Julián, de alguna forma lo sabría.—Ya te lo dije, solo soy el mensajero, no sé mucho al respecto—explico Roberto un tanto nervioso. Silvia no era tonta, lo supo al ver la duda en su mirar, así que no tuvo más remedio que cerrarle la puerta en la cara, se dio media vuelta decidida a ignorarlo, quizás ponerse un par de auriculares para evitar escuchar el sonido de la puerta, pero mientras recordaba donde diablos los había dejado, la puerta sono.Roberto di
Aún no amanecía cuando Silvia despertó a Camila, encendió las luces y comenzó a buscar entre sus pertenencias un par de maletas. Mientras Camila se tallaba los ojos tratando de entender su comportamiento, Silvia comenzó a meter ropa sin ningún orden dentro de las maletas. —¿Qué sucede?—se atrevió a preguntar. Silvia la miro de reojo, tenía los ojos un poco inflamados después de tanto llorar y su nariz aún tenía tintes rosados, su apariencia era terrible, pero no se detuvo mucho tiempo a observarla, debia sacarla de la ciudad de México antes de que el sol apareciera por el horizonte. —Pensé que la mejor forma de olvidar a un hombre como Julián debia ser con un viaje—manifestó Silvia tratando de aparentar tranquilidad, no quería explicar a Camila la razón del porqué le urgía salir de la ciudad a esas horas. —¿Un viaje?—pregunto Camila frunciendo el ceño, sabia muy bien que después de lo que había pasado, un viaje no era lo que necesitaba, sino regresar con su f
Roberto llegó a un centro nocturno clandestino, eran un poco más de las cuatro de la mañana, pero sabia que en ese lugar encontraría a Francisco. Después de visitar a Silvia y lograr que tomara el cheque, se había dedicado a buscar a ese hombre por toda la ciudad, primero había ido a su residencia, pero después de sobornar a un guardia de seguridad que se encontraba resguardando la zona, descubrió que él no estaba ahí. Francisco tenía muchos lugares favoritos a los cuales ir, pero ese centro nocturno era su favorito, las chicas eran una delicia para la mirada masculina y los tragos solían tener una que otra sustancia que le ayudaban a atener mayor placer a la hora de follar. Pero esa noche en específico se había abstenido de beber alguna gota de alcohol, Francisco no veía la hora de que amaneciera y la noticia que arreglaría toda su vida comenzaría a circular por todos los medios de comunicación del país. De hecho, él estaba seguro de que a esas horas muchas pe