Francisco retuvo el aliento cuando dejo de escuchar los pasos de Julián, si en realidad él era Juliano Salazar, estaba en un gran problema, porque en comparación con él, Francisco no podía ganar, Julián era el hijo de un narco y él solo era un político corrupto que bien o mal había tocado muy pocas veces un arma, por supuesto, solo para tomarse alguna fotografía con algún equipo táctico que el gobierno había adquirido para la policía o el ejército.Estaba perdido, pero su orgullo y por su puesto su rencor lo mantenían en pie y con esperanza de sobrevivir, tan solo debia tener buen pulso para poder darle a su cabeza, pero sus manos temblaban de miedo mientras que las de Julián sostenían el arma con firmeza.—Sabes, antes de que publicaras esa estúpida fotografía, estaba pensando en renunciar, por un breve instante comencé a creer que la política no era lo mío—revelo Julián pensando en lo que Camila le había dicho, iba a ser padre y aunque por su cabeza pasaron mil y un pensamientos, su
Francisco vio con satisfacción como aquella figura caía al suelo en medio de la oscuridad y posteriormente el peso de su cuerpo lo hizo chocar contra el suelo, por un breve instante se sintió aliviano y libre, no podía creer que había vencido a Julián o mejor dicho a Juliano Salazar.Las manos le temblaban y el corazón le latía a mil por hora, se sentía extraño, pero entre esa mezcla de emociones en su interior no sintió culpa y mucho menos remordimiento, quería saltar de alegría o incluso gritar, pero algo en su interior le advertía que no debia fiarse, no cuando los hombres de Julián podían entrar en cualquier momento a verificar que había sucedido después de aquel único disparo.Camino, esta vez ya sin ninguna precaución, pero al llegar, la oscuridad no le permitió ver con claridad el rostro de aquel que había caído, por lo que se inclinó un poco sobre suelo y lo que vio lo dejo perplejo, sintió un escalofrío que comenzó a recorrer su cuerpo, era una sensación que erizaba su piel y
Julián salió del sitio con una cosa en mente, salvar a Camila, pero justo al abrir la puerta, lo primero que vio fue el rostro de Angélica, no la odiaba, por supuesto, pero el cómo se comportaba con él, era exasperante. Ella sonrió al verlo y se apresuró a ir a su lado, no solo para darle mimos y felicitarlo por haber logrado su objetivo, sino también para preguntarle si había disfrutado asesinar a Francisco, aunque aquello le había parecido muy rápido, ella esperaba que la tortura se llevara a cabo; sin embargo, no fue así. Cuando ella se aproximó y lo toco, Julián torció los labios instintivamente, pero intento ignorarla y comenzó a caminar, sin dar explicaciones, solo avanzo por el pasillo con la intención de irse de ahí. Tanto Angélica como sus hombres, lo miraron alejarse con prisa, eso le llamo la atención por lo que corrió para intentar detenerlo y pedirle alguna explicación del porqué parecía estar enfadado. —Espera—alzo la voz, pero lo único que logro fue que él apresurara e
—Koíta mamá—dijo la voz de una pequeña. Su cabello era castaño y ondulado, tenía unos preciosos ojos marrones y su piel lucia un hermoso bronceado, prueba de que vivía en una hermosa zona cerca de una playa a las orillas de Creta, Grecia.Estaba muy interesada en comer un cono de helado de fresa que le había visto a un niño a lo lejos y es que si de algo se conocía el helado griego, era por su exceso de azúcar que a los niños les fascinaba y los volvía adictos a su sabor.—Thélo—dijo haciendo pucheros con sus labios expresándose en el idioma local, pero su madre le negó con la cabeza, puesto que no habían comido y el cono griego podían matarle el hambre, era tan solo una pequeña que estaba por cumplir los dos años por lo que un helado era mucho para ella.La tomo de la palma de la mano y ambas caminaron siguiendo su camino, pero la niña siguió observando al hombre que vendía helado por montón, quería, pero en su naturaleza no estaba el hacer berrinche, en Creta jamás había visto a ni
En medio de una calle solitaria, a mitad de la noche, se estacionó un auto, oscuro como las intenciones del propietario. En su interior se encontraban dos hombres, uno que había estudiado finanzas, pero por azares del destino había terminado trabajando como chofer, pero lo había hecho porque la paga no era tan mala, de hecho, era muy buena y su trabajo era muy simple, sin embargo, aquel empleo tenía sus inconvenientes, como mantener silencio de todo lo que observaba y las cosas que había visto desde que había comenzado a trabajar habían sido horrores.El otro hombre, el que venia en el asiento del pasajero, miro a su alrededor con recelo. Aquel sujeto, a diferencia de su chofer había tenido buenas oportunidades y una de ellas lo había llevado a la política, gozaba de fama y fortuna, pero eso no le bastaba para ser feliz, lo que él deseaba era poder, pero sabia que mientras tuviera adversarios
Julián sintió como un escalofrío recorrió toda su espinal dorsal al entender que seria padre. Miro a Camila un tanto perplejo e instintivamente su mirada bajó hacia su vientre, en apariencia no había nada ahí que realmente le advirtiera que ella estaba embarazada, tenía una excelente figura, pero dentro crecía el producto de la pasión.—¿Qué es esto?—logro decir, pero su voz sonó severa, estaba molesto y su ira comenzaba acrecentarse mientras los segundos pasaban y Camila permanecía en silencio.—Y-yo estoy... embarazada—confirmo, pero debido al comportamiento de Julián ella supuso que la idea de ser padre no era de su agrado, ninguno de los dos lo había contemplado, no estaba en los planes de ninguno, pero Camila ya lo había asimilado y por un instante había mantenido la esperanza de que la reacción de Juliá
Colgó la llamada llevándose un puño hacia la frente, suspiro con dolor y arrepentimiento, sintió miedo, últimamente desde que había conocido a Camila había sufrido bastante y se estaba cansando de eso, de tener que ser presa de sus sentimientos. Soltó un sonoro suspiro, trato de ser fuerte y olvidar lo que su corazón estaba sintiendo, estaba seguro de que era lo mejor porque no quería que la utilizaran a ella y a su hijo para llegar a él, así que era la única opción viable para mantenerla a salvo. Marco un número privado, no tenía otra alternativa más que recurrir a Cecilio, alguien allá afuera ya sabia su verdadero nombre, así que de otras más que enfrentar aquel que le había hecho una declaración de guerra. —¿Diga?—escucho la voz de Cecilio. —¿Cómo va todo por allá?—cuestiono Julián tratando de tomar el control, la ansiedad lo estaba matando. —Ahora que lo tenemos a usted, mucho mejor—le respondió Cecilio orgulloso de aquel muchacho el cual
—¿Cómo mierdas me vienes de decir todo eso después de todo lo que pase por tu culpa?—expresó, acercándose al escritorio de Julián, colocando las manos contra la superficie con fiereza.—Sabias muy bien que tipo de hombre era al conocerme, sabias que yo solo quería sexo y nada más, todo lo que sucedió después fue pasión y el hecho de que fuera a rescatarte fue tan solo mi orgullo pisoteado. No eras más que una posesión que me habían robado, así que para conseguir respeto tuve que ir, pero entiéndelo muy bien, no fue porque estuviera remotamente enamorado, ni siquiera una pizca, todo lo que te dije fue mentira, para conseguir que vinieras conmigo en lugar de ir con la policía, sabias demasiado para dejarte ir, pero ahora que llevas a mi hijo en tu vientre no me quedas más que dejarte viva—escupió apretando aún m&aacu