Isabel de Sefarad

Isabel de SefaradES

Romántica
Kendall Maison  En proceso
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Resumen
Índice

Unan joven hija de un noble, es destinada a casarse con otro de su rango, joven poderoso, de bella apariencia y marqués, pero ella ama a un judío que ha de irse expulsado por Fernando el católico de España y tramará como seguirle para cponseguir estar con él y casarse con quien ama. Una aventura con todo tipo de dificulktades en el mediterráneo que concluirá...

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Yo soy Isabel
ISABEL DE SEFARADUn viento árido se abate sobre la España del renacimiento, en la que se está dotando de identidad propia, y los vientos de la intolerancia, harán que se divida entre mente y corazón, quedando así hasta que una brisa sople desde el este, barriéndola de una vez para siempre.En la torre del espolón del castillo de “La Concepción”, los ojos tristes de una doncella, miran al mar que se traga a su joven enamorado, dejándola tan sola…tan sola…Sus cabellos rubios flotan agitados por el viento cálido que se levanta por las tardes, arrastrando arena proveniente de los riscos que jalonan la fortaleza. Como la representación sorda de un sentimiento no comprendido, su corazón late de forma acelerada, y su mente cavila como reunirse con el, aunque eso le cueste la cordura a su padre, don Rodrigo de Pechuán, noble descendiente del hidalgo que cabalgó a las órdenes del rey don Jaime I el conquistador, arrogándose los méritos propios de un guerrero. Que alcanzó el título de conde,
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Las naves de la diáspora
LAS NAVES DE LA DIASPORALas velas de los navíos que transportan hacinados a los judíos sefarditas, en las bodegas en las cubiertas, y hasta en las bordas, se hinchan con el viento de poniente. Surcan en cuarenta y una carracas y trece galeras, que manda el Sultán Bayaceto II, fletadas para tal fin, las aguas del mar que conduce a Estambul. Lejos les siguen cuarenta y siete galeras de Castilla, y trece de Aragón, más como prevención que como escolta. El cielo está parcialmente cubierto de nubes, que anuncian buenos vientos, y los marineros se afanan en sus labores, a pesar de los quejidos de los barcos, que crujen de viejos. Desde unos se saludan y felicitan los más jóvenes, mientras los más ancianos, se acurrucan en un rincón, llorando el destierro injusto a que los someten los reyes de su patria. Pronto verán los inexpertos, hijos de Abraham, como se les trata en Torgarmáh, y que nada si no extraños serán allí. Echarán de menos los colores de Andalucía, los olivos salpicando el pais
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Entrenamiento de caballero
ENTRENAMIENTO DE CABALLERODurante los siguientes días aprovecha doña Isabel de Pechuán, para aprender a sostener una espada en alto, y hendir el aire con ella, golpeando trozos de madera que no sienten el toque de su acero bien templado. El viento se ríe de su afán y el sol recalienta su piel que suda por vez primera bajo la cota de malla que le cubre, causándole rozaduras que le atormentan el cuerpo.-Alzad el brazo, que no el antebrazo, y echadlo hacia atrás con la espada misma, para dejarlo caer sobre quien deseéis atacar. Que así romperéis la defensa de cualquier escudo, y quebraréis su resistencia. Y si no os son suficientes dos golpes, repetid hasta que lo consigáis. ¡Vamos!¡alzad y dejad caer, alzad y dejad caer todo vuestro poder.Se retrasa la galera de don Felipe de Leizo, que cumple con una nueva ruta, aun más larga y tardará en atracar en la ensenada en la que ha de embarcarla a ella y a su aya, y a al sacerdote, que en su testarudez, insiste en seguirles allí a donde vay
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La galera de Leizo
LA GALERA DE FELIPE DE LEIZOLa galera amarra en los postes de madera del puerto y los remos se almacenan en su interior, como brazos que se guarecen del frío. Las maderas crujen agradecidas y toda la quilla parece enroscarse en sí misma para dejarse mecer. Los estandartes se enrollan y se pliegan en las jarcias, y una hilera de triste aspecto sale de la nave. Son los piratas berberiscos que serán en el mejor d los casos canjeados por los cristianos raptados por sus correligionarios. Amarrados por cuello y muñecas avanzan penosamente hasta pararse a una voz autoritaria en medio de la playa que otrora saquearan y cubriesen de sangre fiel. Soldados cansados de la lucha les escoltan a cada lado, y tras ellos viene don Felipe de Leizo, que luce al cinto espada larga y ropajes lujosos de noble de Castilla. El señor don Rodrigo le abraza como se hace con amigo fiel, que es él quien del peligro le libra para vivir adorando en paz, y no es en vano.-Sed bienvenido amigo mío, que veo venís tri
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Rumbo a Sicilia
RUMBO A SICILIA La galera se hunde en el Mediterráneo para siempre, y la de Leizo prosigue su curso a salvo de la primera amenaza. Las dos velas se despliegan y el viento agradecido empuja la galera que ayudada de los remos, surca el mare nostrum en busca de un hebreo que la reina de los dos reinos, expulsara de Sefarad. La meta siguiente es la isla de Sicilia que se halla bajo la corona del rey don Fernando.Sin más incidentes dignos de mención, la galera de don Felipe de Leizo, atraca en puerto de Sicilia sin estorbo, y desembarcan los heridos acompañados de un escuadrón de soldados que buscan la protección de su señor en aquellas tierras, y reponer así sus provisiones y el agua potable, que necesitarán para la travesía que han de emprender. La galera queda en el puerto y se concentran los curiosos para ver en qué se pueden beneficiar sus faltriqueras. Las calles estrechas y sombrías, apenas iluminadas por el sol que radiante se derrama en sus plazas a él abiertas, les conducen h
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TRES VELAS CONTRA EL TURCO
TRES VELAS CONTRA EL TURCO Tres velas parten dejando al gobernador satisfecho, perdiéndose en la lejanía, como figura de belén que no tiene más importancia que aquella que se le da. Los remos baten el agua, como armas finas, que en él penetran a modo de fintas de espada, para castigar al infiel. Calma chicha, y vientos favorables se suceden, para dejar en medio de las aguas azuladas y frías, que dejan que se deslicen como delfines sus naves, surcándolas con amante suavidad. Que mandan las otras dos naves el hijo del gobernador don Martín de Santoñán, Ramiro de Santoñán,y el hijo segundón de don Marcos de Amaya,que ostenta el nombre de su padre, que busca su lugar en el mundo a base de espada y sangre, que con ellas ha de halar el botín de un feudo, por el rey concedido, a aquellos que bien le sirven. En la proa dirigen a quienes a sus órdenes van, y los cañones que apuntan a delante, como anunciando el objetivo, lucen de negro, que así no se les ve, antes de la muerte servir en bande
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LA DERROTA DE LEIZO
LA DERROTA DE LEIZOAl abrir los ojos Leizo atado al palo mayor de la galera de Abdulá el Hassán, veía como se terminaba de sumergir la galera en que combatiese a los berberiscos entre un mar de llamas provocadas por los asaltantes que habían vencido y les conducían sin duda a la esclavitud. Una mancha roja le decía que a algunos de sus hombres ya no les volvería a ver…compañeros de sufrimientos y penurias en pos de turcos y piratas que asolan las tierras de los reyes, y que no verán más la luz del sol. Una hilera corta de trece hombres cubiertos de sangre y suciedad a causa de la terrible lucha mantenida, se sentaban tras una cruel sarta de latigazos que les obligó a cubrirse con las manos cara y cuerpo. Semidesnudos y harapientos, en nada recordaban a los aguerridos varones que subieran a bordo de la galera Tritón, a su mando. Abdulá se le acercó y pudo oler su aliento tan cerca que le repugnó.-Así que ibais a Esmirna, ¿eh? Yo más bien creo que sois cristianos que espiáis a favor d
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LA RAZZIA
LA RAZIA DE MOHAMMED EL FASSIN AL FAD En el camarín de la galera del turco que dijo llamarse Mohammed el Fassín al Fad, y se proclamó señor de aquella isla y sus aguas en nombre del sultán, éste les mostró desplegando un enorme pergamino, las costas de la tierra amada, donde figuraban los detalles de las aldeas de pescadores, y las fortalezas de antigua construcción. Su segundo Abdulá el Hassán, escucha tras de él. Las que los reyes católicos habían mandado edificar y cuya ubicación desconocían eran las que les interesaban para evitar así el peligro de ser atacados y destruidos sin remedio. Leizo vio la oportunidad de que aquello le sirviese para desbaratar los planes del turco, claro que para ello debería darles algo que les obligase a confiar en su lealtad, de lo contrario todos morirían y no serviría de nada. Una vez en la biblioteca del conde don Rodrigo, padre de Isabel, leyó algo de Vitrubius, el general de Julio César que creó la teoría de la perfecta proporción del cuerpo del
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Las galeras de santoñán
LAS GALERAS DE SANTOÑÁNLa galera crujía como si la torturasen, y la tablazón semejaba ir a partirse en dos en cualquier momento. Las jarcias se combaban bajo el peso de las velas completamente empapadas, y los cabos a duras penas resistían en sus amarres. Desde la galera que comanda Ramiro de Santoñán, se divisa la cubierta barrida por las embravecidas aguas, de la del de Amaya, que en la proa de la nave da órdenes para tratar de salvar la galera que se estrena contra el mar, y no contra el turco.Los remos se cruzan en la cubierta, y a ellos se agarran los que allí sirven, que de ellos dependen sus vidas en momentos tales. No ven la galera de Leizo que el mar simula haberse tragado, y sus almas suspiran por saber de su destino. Se bandean las naves y se encrespan las olas que los hacen trepar sobre sus crestas como cascarones de nuez. Caen en picado y les parece que es llegado su fin, cuando la galera sube de nuevo una y otra vez en medio de la más absoluta oscuridad, que el averno
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LAS GALERAS DE SANTOÑÁNLa galera crujía como si la torturasen, y la tablazón semejaba ir a partirse en dos en cualquier momento. Las jarcias se combaban bajo el peso de las velas completamente empapadas, y los cabos a duras penas resistían en sus amarres. Desde la galera que comanda Ramiro de Santoñán, se divisa la cubierta barrida por las embravecidas aguas, de la del de Amaya, que en la proa de la nave da órdenes para tratar de salvar la galera que se estrena contra el mar, y no contra el turco.Los remos se cruzan en la cubierta, y a ellos se agarran los que allí sirven, que de ellos dependen sus vidas en momentos tales. No ven la galera de Leizo que el mar simula haberse tragado, y sus almas suspiran por saber de su destino. Se bandean las naves y se encrespan las olas que los hacen trepar sobre sus crestas como cascarones de nuez. Caen en picado y les parece que es llegado su fin, cuando la galera sube de nuevo una y otra vez en medio de la más absoluta oscuridad, que el averno
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