Capítulo 1: Habitación VIP.
El chofer sujetó a Meylin, la subió al auto a la fuerza, dió vuelta subiendo a toda prisa y encendió el motor para luego acelerar.
De camino por las calles, la chica mordió su labio inferior aguantando la incomodidad que tenía entre sus piernas.
El hombre que iba a su lado dándose cuenta de esto esbozo una sonrisa, se frotó las manos mientras miraba a la niña con deseo y dijo: —Soy Ben Gordon, y desde ahora serás mi chica, mi mujer o como quieras llamarlo —la sujetó por el antebrazo y la acercó a él, obligándola a mirarlo. —¿Entendiste bien? —su aliento apestaba, e hizo que la chica sintiera náuseas.
El hombre ejerció más fuerza para que ella le respondiera, pero la niña al sentir el dolor solo asintió con la cabeza. —Ahora bésame —ordenó con desdén, pero ella se negó a hacerlo, y como pudo se soltó de su agarre, sus rápidos movimientos hicieron reír al hombre una vez más.
—Déjame, no me toques —farfulló débilmente.
—Así me gustan, difíciles, a los hombres nos gustan las chicas así, ya verás lo que voy a hacer contigo—. musitó e intentó subirse sobre ella.
El chofer que todo lo estaba observando por el espejo retrovisor, frunció el ceño al ver tal escena, una chica linda y pequeña; con un hombre tan asqueroso como ese. —¿Señor al hotel de siempre? —preguntó interrumpiendolo.
Eso había funcionado, Gordon se sentó pesadamente y enderezó su cuerpo con rabia. —¡Si, si ya lo sabes, por qué preguntas! —Grito con arrogancia.
—Lo siento señor —dijo el hombre mientras miraba por el espejo retrovisor.
La niña aturdida y débil susurro llamando la atención del hombre: —Quiero agua.
—¿Qué quieres que? —preguntó de mal humor.
—Agua, por favor —replicó un poco más fuerte, necesitaba agua para mantenerse despierta.
—Está bien, te daré agua —contestó, mientras buscaba una botella. —Ten —dijo, entregandole la botella de mala gana.
La hermosa chica estaba desesperada y como pudo, la abrió y la bebió de un solo trago.
—La pasaremos bien ya lo verás —expresó el hombre, mientras se reclinaba en la silla del auto, esperando a llegar al hotel.
La niña se estaba impacientando. Tristemente se dedicó a ver por la ventana, no podía creer que hubieran hecho esto con ella, sus lágrimas brotaron sin previo aviso. "Mamá, si me ayudas a salir de esta, te prometo que iré a visitarte más seguido al cementerio" se dijo a sí misma.
El auto se detuvo después de un rato. —Señor, hemos llegado —dijo el chofer, despertando los sentidos de Mey, y poniéndose en alerta.
—Al fin —expresó el hombre con voz ronca mientras se acomodaba en su silla, volvió para ver a la chica a su lado y dijo: —Ahora escúchame bien niñita, entraremos allí, y no intentes nada o tu padre, tu madre o tu hermana, van a pagarlo muy caro —la amenazó y se acercó a ella sujetándola por el cuello con fuerza.
La pequeña chica al verlo tan de cerca, dedujo que podría tener unos sesenta y tantos, su aliento apestaba a huevo podrido, y tal vez era eso lo que no dejaba que su cuerpo reaccionara más rápido a la droga, la mantenía despierta.
Gordon la sujetó por la mano y la sacudió para preguntarle: —¿Escuchaste? —la niña al sentir la sacudida, quedó atónita porque no había escuchado nada de lo que él le había dicho.
Así que con miedo balbuceó: —No.
Él frunció el ceño. —¿Estás en este planeta? —le preguntó ejerciendo fuerza una vez más en su antebrazo, lo que hizo que ella frunciera el ceño soportando el dolor.
—Si… sí señor —murmuró.
—Bien, entraremos allí a ese hotel, yo no entro a cualquier hotel niñita, este es uno de 5 estrellas, es magnífico por dentro, solo gente de clase alta viene aquí, tu entraras como mi hija y me llamarás papá allí dentro, es simple, con eso no llamaremos la atención —el hombre expuso su plan—. ¿Ahora si entendiste bien? —le pregunto mientras le daba dos palmaditas en las mejillas.
Su plan dejó atónita a la chica, pero se obligó a asentir con la cabeza repetidas veces. —Si, entiendo, entiendo.
—Bien vamos, ha… y te recuerdo una vez más, no intentes nada, no intentes escapar, porque si escapas, tu familia la pasara mal; muy mal —volvió a amenazarla, y ella solo asintió una vez más, por ahora solo podía hacer lo que él le decía.
El chofer negaba con su cabeza sintiéndose impotente, no podía hacer nada, a su edad nadie contrataba personal tan viejo y necesitaba alimentar a su familia.
El señor Gordon, salió primero del auto, dio la vuelta y luego le abrió la puerta a su acompañante, aún sintiéndose mareada por poco cae al salir del auto. —Ten cuidado niña tonta, no vayas a llamar la atención allí dentro o la pasarás mal, no seré suave contigo —masculló, al oír eso, se arregló el vestido y acomodó sus tacones. —Arréglate también el cabello, por el amor de Dios ¿que eres? —la regaño.
La chica se acomodó el cabello y secó el sudor con su antebrazo, sentía que la temperatura estaba subiendo gradualmente, al ver esto; él soltó una risilla burlándose de ella.
—Ya está haciendo efecto en ti, mejor movámonos —susurró cerca de su oído, mientras sostenía la mano de la mujer que luchaba con su propio cuerpo.
Mey, frunció su ceño al escucharlo. "¿Efecto en mí, que m*****a m****a me dieron?", se preguntó a sí misma, entraron al hotel y lo que no esperaba el señor Gordon, era que Meylin, llamara tanto la atención, en ese momento ella sintió que el hombre le apretó la mano, sabía que debía hacer.
—Papá, este hotel es muy hermoso —expresó ella, con un poco de dificultad.
—Hija, siempre lo mejor para ti —dijo el hombre, para dejar de llamar la atención de los presentes, mientras disimulaba estar sorprendida por lo bello que era la recepción del hotel, buscaba la manera de escapar de las garras de este hombre.
Se acercaron a la recepción y enseguida ordenó una habitación VIP, con dos camas, obviamente el hombre tenía todo bajo control.
Mey, de un momento a otro, se sintió más incómoda que antes, se sintió aún más caliente, se mordió con fuerza el labio inferior logrando así desviar sus sentidos al dolor.
—Ya está, vamos cariño —aun sosteniendo a la chica de la mano con fuerza, esbozo una sonrisa y la miró triunfante.
—¿Papá qué habitación pediste? —inquirió, delante de la recepcionista mientras seguía pensando en una manera de huir, aun no podía hacerlo, pero se obligaba a sí misma a seguir con este plan, no permitiría que le arruinaran la vida de esta manera.
Pronto las palabras del hombre hicieron eco en su cabeza. "Si, escapas tu familia la pasara mal, muy mal". sonó el timbre del ascensor volviendo a la chica a su realidad.
—Estamos cerca —sin recordar en qué momento subió al ascensor, quedó atónita al entrar al piso de habitaciones, su cabeza estaba hecha un caos. "¿Por qué pensaría en el bienestar de ellos, si me vendieron?" pensó. "No puedo dejar que me hagan esto, mi vida será un completo desastre, no lo haré; debo escapar". se dijo a sí misma dándose fuerzas.
—Busca la habitación 554 VIP —ordenó con desdén llamando la atención de la chica.
Al escucharlo pensó en una forma de escapar, volvió a sentir algo entre sus piernas, y contrajo esa zona con fuerza, bastante incómoda y sin que el hombre se diera cuenta, se volvió a morder el labio inferior, mientras observaba los números de las habitaciones rogando, que aun no la encontrasen.
—Habitación 554—susurro.
Sintiendo que su corazón se saldría y que su tiempo se estaba agotando, rogó desde lo más profundo de su corazón que latía sin control. "Mami ayúdame"
Capítulo 2: Vístete y lárgate. —Aquí estás —manifestó Gordon, y al decir eso la pequeña niña recobró todos sus sentidos, se soltó con todas sus fuerzas del agarre del hombre y corrió sin detenerse, pero aun así sentía que su debilidad no la dejaba correr como quisiera, se retiró sus tacones de 8 Cm, los recogió, y enterró sus uñas en las manos para mantenerse y seguir corriendo. El hombre quedó aturdido al ver que su víctima se había soltado de su agarre. —¡Eres una M*****a! —gruño, al mismo tiempo salió corriendo detrás de ella, pero para él, era imposible alcanzarla ya que su peso no se lo permitía. No muy lejos la niña, visualizo a un joven camarero saliendo de una de las habitaciones, la puerta estaba a punto de cerrarse, ella volvió para ver hacia atrás y estando segura que aun no la alcanzó, sin más, entró; cerrando la puerta detrás de ella, con un profundo suspiro se apoyó en esta, sintiéndose a salvo. Mientras tanto del otro lado, Ben, se acercaba, pero no vio a la chica
Capítulo 3: Yo, no merezco esto. —No, señor Waltón. Pensando en cómo cancelar el servició, miró al taxista un poco avergonzada, debía llamar a su mejor amiga, sería la única que podría ayudarla en estos momentos; observo por la ventanilla y se mordió el labio inferior pensativa, luego volvió a mirar al hombre e incómoda y decidida le preguntó al anciano: —¿Señor, podría por favor prestarme su celular? —el hombre miró a la chica por el espejo retrovisor, recogió el celular y se lo entregó. —Gracias. Sin perder tiempo marcó el número de su mejor amiga, Helena. —¡Amiga! ¿cómo te fue en la… —Lena, ayudame por favor, estoy llegando al apartamento, voy en un taxi, pero deje el bolso en la villa, ¿podrías prestarme dinero y cancelarle al señor, por el servicio de taxi? —preguntó a su amiga interrumpiendola, su voz temblaba pero
Capítulo 4: ¿Fuiste a la guarida del lobo? La mujer se movió incómoda al escucharla, sin saber como explicar lo que estaba sucediendo, pronto las risas en la sala de estar, llegaron a los oídos de Meylin. —¿Sonia, quien es? —[...] inquirió Liz, desde adentro. —Señorita vayase —susurró la mujer mayor mirando a la chica que tenía enfrente. La joven mujer al no obtener respuesta había salido de la sala de estar, al ver a su hermanastra, ladeo un poco su cabeza y esbozó una sonrisa. —¡Mamá, mira quién está aquí! —exclamó llamando a su madre que enseguida, salió de la sala. Karla, al ver a la chica allí, apretó su mandíbula y se acercó a toda prisa. —Eres una estupida, ¿Sabes en lo que nos has metido? — inquirió mientras caminaba hacia ella, con una mirada malvada, en un segundo, levantó su mano con la intención de golpearla, pero el golpe nunca llegó, ella había sujetado la mano de la mujer en el aire, la tensión se podía sentir en el ambiente. Mey, la miró con desdén y mascull
Capítulo 5: ¿Quién crees que eres?. "[Son tal para cual]" "[Son la pareja perfecta, la segunda dama de la familia Jones, es hermosa, realmente se merece un príncipe azul como Adrian]". "[Le deseo a la hermosa pareja una feliz vida]" —Bueno, nadie sabe lo que realmente sucede —murmuró Lena, mientras acariciaba con cariño la mano de su amiga. La hermosa joven soltó un suspiró, mirando a su amiga expresó: —Si, tienes razón. —Señoritas sus platillos están listos y el mejor vino del restaurante —las interrumpió el camarero mientras organizaba cada plato en la mesa, recogió la botella de vino y la destapó como todo un profesional, para luego servirles a cada copa. —Guarda eso por favor, me da nauseas de solo verlo —susurró con su mirada en el plato, se veía apetecible, pero no sentía ganas de comerlo. —Si, está bien —guardó su móvil, para luego comenzar a cenar—. De verdad que está delicioso —expresó mientras degustaba la comida en su boca. —Buen provecho —musitó con una s
Capítulo 6: Suéltame quiero bajarme. Y lo había logrado, con estas palabras se subió al auto, dejando a una Helena completamente atónita. —¿Martín Walton?... ¿De dónde rayos mi amiga conoció a este hombre? —se preguntó a sí misma, sin darse cuenta que el auto ya había acelerado por todo el camino, decidió investigarlo. Al ver que se habían alejado, tuvo un sentimiento de abandono, como si algo le faltara, ella quería tanto a su amiga, que eran como hermanas, se dió vuelta y se subió al auto, pensativa se dijo a sí misma que su hermana estaría bien con este hombre, al menos ya tiene quien la proteja. En el auto, Meylin, sujeto la manija de la puerta, al mismo tiempo el seguro, lo levantó y abrió la puerta al detenerse en un semáforo. Pero el hombre hizo un rápido movimiento y la cerró de nuevo. —¿Estás loca? —le preguntó con su entrecejo fruncido y sosteniéndola por los hombros c
Capítulo 7: La información ha llegado. —¿Podrías por favor, por favor entregarme el celular? —Ah, ahora si puedes hablarme bien, ¿Para qué lo quieres? —inquirió. La niña volcó sus ojos, molesta, pero aun así dijo: —Es para revisar algo que tengo pendiente, yo… estoy por renunciar a la empresa donde trabajo. —Bien, ya que estas por renunciar a tu trabajo, no te molestes en buscar uno —masculló, dejándola con la boca abierta. —Señor Waltón, no se quien… La pequeña mujer no terminó de hablar, en ese instante el asistente entró a la oficina con una carpeta en sus manos, dirigiéndose a su jefe, directamente. —Señor, la información que pidió esta mañana, ha llegado. El hombre volvió para ver a la niña que se encontraba inmovil en la mitad de la oficina, recibió la carpeta y espero a que Paul, saliera. Respiró hondo y abrió la carpeta en sus manos. —Meylin Jones, 23 años, graduada en la prestigiosa universidad del país con honores —arqueo una ceja y prosiguió —. Diseñadora de Joy
Capítulo 8: Fragmentos. —¿Qué estás haciendo aquí? —inquirió él, con suavidad. Mey, al escuchar sus palabras frunció el ceño expectante. —Martí, tú… —no pudo articular palabra alguna, se detuvo y sintió como sus ojos se inundaban y su cuerpo temblaba. La joven niña aun allí, al escucharla como llamó al hombre, lo repitió en su cabeza. “Martí” —Jenn, por favor esperame afuera, saldré enseguida —susurró, acercándose a ella cuidadosamente, la chica una vez le había salvado la vida, sintiéndose agradecido, él le prometió protegerla y siempre cuidar de ella, dándole todo lo que ella quisiera. Sin saber que lo que ella más quería era su amor, él nunca logró enamorarse de ella, porque la veía como a una hermana menor. Esto tenía a la chica muy inquieta, aunque él cuidaba de ella, y siempre fue su prioridad, ella quería a este hombre como su esposo. La mujer solo asintió con la cabeza
Capítulo 9: Quiero decirte que ella es muy importante para mí. Sorprendida miró el celular, lo devolvió y subió a la habitación, para hacerse limpieza en las heridas, podrían ser pequeñas pero dolían demasiado. se sentó en el sofá, observando por la ventana, y 30 minutos después, el golpeteo en la puerta llamó su atención, se levantó para abrir, era la mujer mayor con una bandeja y platos de comida en sus manos. —Niña, le traje el desayuno. —No debiste molestarte, me hubieras llamado. —musito amablemente, mientras recibía la bandeja en sus manos y la depositaba sobre la mesa que se encontraba a un lado del sofá. —No, no es ninguna molestia y esas pequeñas cortadas también duelen. —Si, la verdad es que si duelen —se detuvo por un momento pensativa y luego volvió para verla—. Antes no me había presentado, soy Meylin, pero llamame Mey. —Soy, Agata —dijo la mujer con una sonrisa—. Y llevó muchos años trabajando para la familia Waltón, Mey, siento que eres una mujer pura y muy